Crisis en el movimiento de izquierda ruso

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En el próximo período los trabajadores más avanzados llegarán a la conclusión de que necesitan un partido, que necesitan una fuerza de masas como lo es el PCFR, pero armado con un programa y perspectivas revolucionarias, y con una dirección que pueda hacerlos realidad. Si Zyuganov y la dirección de PCFR se basaran en la clase obrera en vez de suplicarle al régimen, no habría maniobras de Putin suficientes para alcanzar los objetivos del régimen. Sería el principio de una nueva situación. La tarea esa es transformar la dirección de la clase obrera rusa. Con la dirección adecuada nadie podría detener a los trabajadores rusos cuando contraataquen.

Escisión en el Partido Comunista de la Federación Rusa

En las últimas semanas los medios occidentales han montado una histérica campaña sobre la supuesta “persecución” del hombre más rico de Rusia, Michail Khodorkovsky. Se han escrito muchas palabras sobre “la vuelta a la era soviética”, “el final de la Democracia”, “medidas represivas contra hombres de negocios” y cosas por el estilo. Ésta es la verdadera cara de los supuestos “medios democráticos”. Cuándo uno de su misma clase acaba en la cárcel -un corrupto oligarca que hizo su dinero saqueando los recursos que habían sido producidos por los trabajadores rusos-, entonces dedican páginas y páginas denunciando estos acontecimientos. Pero estos mismos medios no se preocuparon mucho cuando Yeltsin y sus secuaces mataron a cientos de sus conciudadanos rusos en 1993. De hecho ocultaron deliberadamente al público la magnitud de lo que sucedió entonces.

Desde esa época han descrito la primera guerra Chechena, que comenzó en 1995, como un “asunto interno de Rusia” y también hicieron la vista gorda frente al masivo fraude durante las elecciones presidenciales de 1996. ¡Pero cuando fue arrestado y mandaron a la cárcel al hombre más rico de Rusia entonces cantaron y gritaron denunciando la “amenaza a la democracia”!

Lo que no están dispuestos a reconocer es que la evolución de Rusia hacia el Bonapartismo comenzó no bajo el gobierno de Putin sino bajo el de Yeltsin. En ese entonces lo justificaron con la idea que era necesario para “luchar contra la amenaza comunista”. Por supuesto que las jugadas de Putin de hoy no representan una amenaza al sistema capitalista en Rusia. Khodorkovsky no es el único multimillonario en Rusia, y la mayoría de ésos se sienten bastante cómodos bajo el mandato de Putin.

Lo que Putin está haciendo es moverse en dirección al Bonapartismo, pero sería Bonapartismo burgués, es decir, un régimen político modelado para defender el desarrollo del sistema capitalista en su totalidad. Parte de este proceso puede implicar tener que asestar un golpe contra algunos de los oligarcas más poderosos, pero de ninguna manera representa una vuelta a algún tipo de economía soviética centralizada.

En los últimos 13 años, el PCFR (Partido Comunista de la Federación Rusa) ha sido la única fuerza opositora de masas en el país, e incluso el único verdadero partido en Rusia. Los otros “partidos” rusos han sido organizaciones temporales, de corta duración, creadas por distintos grupos empresariales u organizaciones de la burocracia dominante, tales como el “Rusia Unida” de hoy en día o su precursor “Rusia Nuestro Hogar” (que es más una ficción producida por la imaginación de la burocracia que un verdadero partido).

Sin embargo, en el período reciente el PCFR sufrió una escisión. Un grupo de dirigentes burócratas del PCFR desconoció al dirigente del PCFR Gennady Zyuganov y organizó un congreso alternativo del partido donde eligieron a otro líder, el gobernador del distrito de Ivanvsk, Vladimir Tikhonov.

Está claro para todos los observadores rusos que el Kremlin y Putin están detrás de esta escisión. Los medios estatales apoyaron a los partícipes de la escisión de muchas maneras. El partido estaba bajo presión de las autoridades, y la dirección se vio comprometida. Por supuesto que los partícipes de la escisión no son verdaderos comunistas con críticas genuinas al revisionismo de Zyuganov. Tikhonov es presentado como un supuesto “Gobernador Rojo”. En realidad él es un reconocido patrocinante del capitalismo en su forma más brutal, en su propio distrito.

El Sr. Zyuganov está pagando un precio por su política. Está pagando el precio de su duradera colaboración con las autoridades. Y su revisionismo y nacionalismo lo han llevado a perder el contacto con las masas. Zyuganov siempre ha querido desempeñar el papel de “la oposición de Su Majestad” y nunca ha organizado realmente alguna lucha seria contra naciente orden capitalista en Rusia. Pero la clase dominante rusa tiene una memoria muy corta. Su opinión es que es bueno tener una oposición al estilo de la de Zyuganov, pero es incluso mejor no tener absolutamente ninguna oposición de izquierda.

Éste es especialmente el caso hoy en día cuando el régimen está planeando uno de los más serios ataques contra la clase obrera rusa. El plan del gobierno de eliminar los subsidios sociales para 20 millones de pensionistas rusos, lisiados y veteranos de guerra así como recortar dramáticamente la pensión social. Incluso ahora miles y miles de personas están saliendo a protestar por toda Rusia contra estas “reformas”. ¡Esto explica por qué la burguesía rusa desea eliminar al PCFR ya mismo!

¿Qué podría hacer Zyuganov? Podría apelar a las masas del partido, podría apelar a la clase obrera. Pero rechaza hacer esto. Zyuganov es un burócrata y solamente cree en la burocracia. Prefiere apelar a Lucifer contra Belcebú. ¡Le ha pedido al Ministerio de Justicia ruso (es decir, a Putin) que decida cuál de los dos congresos era el legítimo! ¡Así que tenemos el ridículo espectáculo de Putin maniobrando para fragmentar al PCFR y a los líderes del PCFR pidiéndole a Putin que haga algo al respecto!

Algunos en la izquierda rusa de hoy en día están dispuestos a celebrar este vuelco en los acontecimientos. Su posición es: “¡El monstruo del revisionismo, que por años desacreditó el nombre del comunismo, está muerto y las masas vendrán a nosotros!” Oímos la misma clase de sentencias cuando se derrumbó la Unión Soviética. Pero no resultó ser un triunfo para la izquierda. Por el contrario, resultó ser una catástrofe para la izquierda y para millones de personas alrededor del mundo.

El PCFR es una verdadera organización de masas para millones de trabajadores rusos y ahora hay un intento de Putin de eliminarlo. Ésta es la verdadera amenaza a la democracia genuina. Es un intento de sofocar a la clase obrera. Como en cada fractura, muchos activistas quedarán confundidos y puede que abandonen la política y serán una perdida para el movimiento de izquierda. Éste es tanto más el caso cuando la escisión no está basada en diferencias de principios, cuando es difícil decir la diferencia entre ambos lados.

Putin sabe que la clase obrera rusa está despertando nuevamente. Su intento de debilitar al PCFR tiene como objetivo desorientar a los trabajadores rusos. Él desea eliminar lo que es un punto de referencia para la clase obrera. Por supuesto va a fallar en esto. La fuerza del PCFR no yace en su actual dirección o en su programa. Por el contrario, el PCFR es fuerte muy a pesar de éstos. Su fuerza yace en el hecho de que los trabajadores necesitan un partido. Esta necesidad fundamental implica que Putin no podrá destruir al PCFR.

Sin embargo, las crisis como ésta también proporcionan algunas lecciones importantes. La lección que se está aprendiendo ahora es que la colaboración con la clase dominante y el revisionismo tienen un precio. Ese precio va a ser pagado no sólo por la dirección sino también por las masas. A las puertas de un rudo ataque contra los trabajadores por parte del régimen, el PCFR no estará listo. No tiene el programa revolucionario que se requiere para contestar este ataque.

En el próximo período los trabajadores más avanzados llegarán a la conclusión de que necesitan un partido, que necesitan una fuerza de masas como lo es el PCFR, pero armado con un programa y perspectivas revolucionarias, y con una dirección que pueda hacerlos realidad. Si Zyuganov y la dirección de PCFR se basaran en la clase obrera en vez de suplicarle al régimen, no habría maniobras de Putin suficientes para alcanzar los objetivos del régimen. Sería el principio de una nueva situación. La tarea es transformar la dirección de la clase obrera rusa. Con la dirección adecuada nadie podría detener a los trabajadores rusos cuando contraataquen.

7 de Julio de 2004