Balance de las elecciones en SUTEBA

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Para no seguir retrocediendo el clasismo debe replantearse su política sindical

 

El 10 de junio se realizaron elecciones en SUTEBA (sindicato de docentes de la provincia de Buenos Aires). Se eligieron autoridades provinciales y de las 83 seccionales, congresales provinciales y a CTERA (confederación nacional), revisores de cuenta, tribunal de ética, y, por primera vez, delegados paritarios.

Para no seguir retrocediendo el clasismo debe replantearse su política sindical

El 10 de junio se realizaron elecciones en SUTEBA (sindicato de docentes de la provincia de Buenos Aires). Se eligieron autoridades provinciales y de las 83 seccionales, congresales provinciales y a CTERA (confederación nacional), revisores de cuenta, tribunal de ética, y, por primera vez, delegados paritarios.

Si bien la dirigencia provincial continúa demorando los resultados, es evidente el triunfo oficialista, así como la baja participación, votaron unos 42 mil docentes (alrededor de la mitad de los afiliados), y el alto porcentaje de votos en blanco (más del 15% en cargos provinciales). El oficialismo Celeste se atribuye un 70%, y otorga a la lista Lila (ex-MICs, MST, PCR) un 13% y a la Multicolor (PO, IS, PTS, MAS…), un 11%. El oficialismo conseguiría entonces una amplia mayoría de los cargos puestos en juego. En muchos lugares la Celeste infló los padrones y realizó maniobras burocráticas para acrecentar sus porcentajes y recuperar seccionales.

La Celeste obtiene 77 seccionales. La oposición mantiene cuatro a través de variantes de la lista Lila (Bahía Blanca, Marcos Paz, Quilmes, Berazategui) y una a través de la Multicolor (Escobar, ex Lila), y pierde 3: Lomas de Zamora, Gral. Sarmiento y Esteban Echeverría-Ezeiza a manos del oficialismo.

En la seccional restante, La Plata, la lista Celeste ha impugnado por supuestas irregularidades la urna 1, pese a que fue la urna más vigilada de las elecciones, instalada en la sede sindical y con fiscales de todas las listas. Sin contar esa urna, la Celeste derrotaría a la Multicolor por 9 votos (ó 14 según la Celeste), lo que se da vuelta considerándola: ganaría la Multicolor por 24. Con el pretexto de un voto fuera de horario impugnan toda la urna, ignorando la voluntad expresa de 176 docentes platenses. El 3 de julio asumió la Celeste en un nuevo local con apoyo del aparato provincial, mientras la Multicolor, con el apoyo de las demás listas, realizaba un acto en la antigua sede. Ambas partes han apelado al ministerio de Trabajo que deberá decidir sobre la urna impugnada. Pero para lograr que se respeten los votos de la urna 1 se deberá conseguir movilizar a las bases docentes. Además de esta maniobra burocrática la oportunidad para la Celeste fue permitida por la fragmentación de la anterior conducción que se presentó separada en tres listas enfrentadas.

 

Construyamos una oposición clasista unitaria y democrática

 

Además de las numerosas desafiliaciones como respuesta a las traiciones por parte de la Celeste a las grandes luchas de los últimos años, la abstención y el voto en blanco manifiestan el rechazo de los docentes a los manejos del oficialismo. Si bien aún muchos docentes siguen confiando en la Celeste, también es cierto que la suma de los votos a las listas clasistas alcanzaría para derrotarla en las principales seccionales, sin contar que la unidad hubiese ampliado más allá de la suma aritmética el apoyo opositor. Pero la falta de unidad electoral no es el único problema, hace falta que reconozcamos los errores cometidos desde la importante recomposición antiburocrática iniciada en 2001 en el trabajo cotidiano y en la política de construcción de las fuerzas clasistas. 

Entre otros queremos señalar el predominio de los intereses particulares de cada agrupación por sobre el avance del movimiento en su conjunto y la autoproclamación que llevó a privilegiar el cuidado de cada espacio recuperado sin proponer una política más general hacia toda la docencia provincial. Y ante la mínima dificultad una guerra de acusaciones cruzadas entre los distintos grupos (como ahora sucede en los balances electorales).

Desde hace seis años venimos insistiendo sobre la necesidad de construir una oposición provincial clasista unitaria, amplia, ligada a las bases, que no confunda el microclima de las reuniones de activistas con auténticas asambleas de docentes. Y es fundamental implementar un funcionamiento interno democrático que permita la coexistencia de distintas agrupaciones y tendencias. Los grupos que persistan en la autoproclamación y el sectarismo irán perdiendo peso. Además hace falta plantearse una política hacia las bases de la Celeste proponiendo iniciativas a la dirigencia provincial, para obligarla a luchar o quedar desenmascarada, y no generando acciones sólo de las seccionales opositoras.

Por último, las características sociales del trabajo en educación hacen imprescindible coordinar políticas con las agrupaciones de alumnos y padres, para no aislarse de una comunidad muchas veces envenenada por autoridades y sectores del poder a través de los medios de comunicación.