La crisis energética que afecta al país vuelve a poner en cuestión los “beneficios” de la privatización del sector energético. El gobierno afirma que el sistema energético nacional está funcionando al límite de su capacidad operativa, con un déficit diario de 5 millones de metros cúbicos de gas que puede alcanzar los 14 millones durante el invierno.
Nacionalización bajo control obrero de las petroleras y las compañías eléctricas
La crisis energética que afecta al país vuelve a poner en cuestión los "beneficios" de la privatización del sector energético.
El gobierno afirma que el sistema energético nacional está funcionando al límite de su capacidad operativa, con un déficit diario de 5 millones de metros cúbicos de gas que puede alcanzar los 14 millones durante el invierno.
Se intenta justificar esta situación por la supuesta disminución en las reservas de gas y por la carencia de lluvias que impiden el funcionamiento pleno de las centrales hidroeléctricas.
¿Cómo se llegó a esta situación?
La producción de gas natural en la Argentina en el 2003 alcanzó los 51.000 millones, una cifra récord. Según las propias compañías petroleras las reservas conocidas garantizan gas para 13 años, pese a que desde 1996 apenas invirtieron en prospecciones para aumentar el nivel de reservas y la cantidad de perforaciones nuevas está en el nivel más bajo en 30 años.
Las compañías justifican sus bajas inversiones por el congelamiento de las tarifas desde hace dos años y medio, que no les dejan plata suficiente para acometerlas. Sin embargo, desde la privatización del gas a favor de multinacionales como Repsol y otras compañías, las petroleras obtuvieron utilidades valoradas en miles de millones de dólares que repatriaron a sus respectivas metrópolis y repartieron entre sus accionistas, dedicando muy poca plata a la inversión.
Desde la recesión económica de 1998 dedicaron el excedente del gas producido a la exportación, donde lo venden un 155% más caro que en el mercado argentino, obteniendo millones de dólares de beneficios.
Por lo tanto, es falso que falte gas y que no hayan obtenido beneficios suficientes para aumentar sus inversiones.
También justifican la escasez del gas por el aumento de la demanda del último año. Esto es una falsedad evidente. Aunque hubo un aumento importante de la actividad económica y de la demanda de gas, el nivel de la actividad económica actual está al nivel del 2001, en plena recesión, cuando la producción de gas natural argentino era inferior a la actual, y sin embargo no existían entonces problemas con el suministro.
Lo que hay detrás de todo esto es la avidez desmesurada por los beneficios de estas compañías que utilizan la amenaza del recorte en el suministro del gas como un chantaje al gobierno y al conjunto de la sociedad para forzar aumentos de tarifas y engordar todavía más sus escandalosos beneficios.
Por eso no nos creemos la demagogia ni las mentiras de las compañías petroleras. Los trabajadores debemos exigir la apertura pública de los libros de contabilidad de estas compañías para conocer qué hicieron con los miles de millones de dólares de beneficios obtenidos en los últimos años. Si estas compañías no están en condiciones de prestar un servicio decente y digno en un tema tan básico y fundamental como es el suministro energético, entonces deben ser expropiadas y estatizadas sin indemnización, bajo el control democrático de los trabajadores, para diseñar una planificación adecuada del suministro de gas y electricidad en base a los intereses y las necesidades de la mayoría de la sociedad.
El gobierno se rinde al chantaje y sube las tarifas
La primera medida del gobierno fue limitar la exportación energética para asegurar un mayor abastecimiento del mercado interno. Esto afectó a Chile y Uruguay, recortando el suministro de gas y de electricidad a estos países.
Otra de las medidas del gobierno fue comprar electricidad e hidrocarburos a Brasil, Bolivia y Venezuela. Es decir, la escasez de gas y electricidad, cuya responsabilidad es de las compañías petroleras, se va a mitigar a cambio de un gasto de miles de millones de pesos del Estado que bien podrían dedicarse a aumentar los salarios de los trabajadores estatales o a obras de infraestructura que podrían paliar la desocupación general. Es, por lo tanto, un verdadero escándalo que para salvar el negocio del gas de las petroleras, el Estado argentino tenga que gastar sus limitados recursos en importar gas, fuel oil y electricidad del extranjero.
A este gasto extra, el Estado argentino debe sumar otros $200 millones mensuales desde el mes de abril para mantener en funcionamiento las usinas eléctricas que, ante la falta de gas, deben funcionar con fuel oil y gas oil, que son más caros.
También se anuncia una reducción de la oferta de GNC para los automovilistas y el aumento del precio un 30% para obligarlos a que consuman nafta, más cara. Además, el gobierno de Kirchner acordó con las petroleras un aumento del 40% del precio del gas para los medianos y grandes consumidores (industrias, centros comerciales, etc) cifra que aumentará hasta un 170% en julio del 2005. Lógicamente, los empresarios para mantener su nivel de beneficios trasladarán este aumento de costos a los precios de sus mercaderías, lo que disparará el aumento de los precios, perjudicando a las familias trabajadoras. Pero esto no es todo. Para las familias trabajadoras, el precio del gas residencial subirá gradualmente a partir de julio hasta llegar a una suba del 40% en diciembre del 2006. Y ahora está negociando con las eléctricas subas similares en la electricidad. Es decir, las principales medidas del gobierno de Kirchner fueron aumentar salvajemente las tarifas para que las petroleras y eléctricas ganen miles de millones más, y que sean los trabajadores los que carguen con el peso de la crisis energética.
Kirchner nos tiene acostumbrados a declaraciones "grandilocuentes" contra la presión de las multinacionales, del FMI y demás. Pero a la hora de la verdad, siempre termina cediendo a sus presiones .
Si el gobierno de Kirchner realmente quisiera atender a las necesidades de la mayoría de la sociedad acordaría en nacionalizar recursos tan valiosos como el gas, el petróleo y la electricidad. Pero no lo hace. Igual que tampoco reestatizó ninguna de las principales empresas privatizadas durante la era menemista. La cuestión es que Kirchner no cuestiona el dominio de la sociedad por los capitalistas y patrones. Y él no quiere asustar a los capitalistas con un plan de nacionalizaciones.
Una alternativa socialista
¿Es que no hay otra alternativa? Sí que la hay. Una alternativa socialista. La alternativa que demandan millones de trabajadores argentinos: que la riqueza nacional, que los recursos naturales del país, sean propiedad común del pueblo trabajador. Que se utilice esa riqueza que nosotros hemos producido y sacado de las entrañas de la tierra durante generaciones para el beneficio de la mayoría de la sociedad y no de un puñado de multinacionales y grandes capitalistas. Lo que se necesita es la nacionalización sin indemnización del petróleo, el gas y las compañías eléctricas, bajo el control democrático de los trabajadores para evitar el despilfarro y la burocratización del servicio, lo que permitiría la planificación de estos recursos y los miles de millones de dólares de beneficios que traen aparejados para satisfacer las necesidades sociales.
Desde el militante exigimos:
-Apertura pública de los libros de contabilidad de las compañías petroleras para investigar qué se hizo con los beneficios multimillonarios obtenidos en los últimos años.
-Frente al negociado exportador de las petroleras que se garantice en primer lugar el suministro interno.
-Ninguna suba de tarifas y derogación de todas las subas acordadas por el gobierno de Kirchner con las empresas de gas y electricidad.
-Control obrero del sistema energético.
-Frente al chantaje y la extorsión de las petroleras y las compañías eléctricas: expropiación y estatización de las mismas, sin indemnización, y bajo el control democrático de los trabajadores.