La significación política de la marcha del 12 de diciembre

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marchanota1.jpgLa marcha a Plaza de Mayo del pasado 12 de diciembre, convocada por la CTA y el movimiento Chicos del Pueblo, tuvo una gran significación política porque fue la primera gran movilización de la CTA por demandas netamente políticas. La marcha tuvo un claro e inequívoco contenido combativo contra las políticas hambreadoras de los 90 y de la derecha, pero también contra la política del gobierno kirchnerista, y representa un jalón más en el proceso de construcción de un nuevo movimiento político de los trabajadores y el pueblo pobre.

marchanota1.jpgLa marcha a Plaza de Mayo del pasado 12 de diciembre, convocada por la CTA y el movimiento Chicos del Pueblo, tuvo una gran significación política porque fue la primera gran movilización de la CTA, más allá de que adhirieran formalmente a la misma decenas de organizaciones populares más, por demandas netamente políticas, y representa un jalón más en el proceso de construcción de un nuevo movimiento político de los trabajadores y el pueblo pobre.

Una marcha masiva con un contenido anticapitalista y de crítica al gobierno

 

Las demandas planteadas: contra el hambre infantil, que la crisis no la paguen los trabajadores y un subsidio universal para familias con hijos menores, son progresivas y merecen el apoyo de todos los luchadores obreros y populares.

La marcha fue numerosa, con la participación de varias decenas de miles de personas, y estaba poblada de militantes de la CTA y trabajadores de base, así como de numerosos militantes sociales y políticos de organizaciones populares y de izquierda. La participación anunciada de sectores vinculados al kirchnerismo (Frente Transversal, Libres del Sur, y otras), aunque se dio, no fue relevante y ocupó un espacio muy pequeño en el conjunto de la movilización.

En realidad, la marcha tuvo un claro e inequívoco contenido combativo contra las políticas hambreadoras de los 90 y de la derecha, pero también contra la política del gobierno kirchnerista.

Abrieron la marcha los motoqueros de SIMECA, y a lo largo de la manifestación se podían visualizar columnas y delegaciones de trabajadores de diferentes sindicatos, provincias y regionales de la CTA, trabajadores de hospitales, de industrias públicas, docentes, del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, etc.

Los discursos de los dirigentes de la CTA estuvieron cargados de mucho contenido político y de críticas al gobierno.

Pablo Micheli, Secretario General de ATE, refiriéndose a los recientes anuncios del gobierno para escapar de la crisis, dijo: "¿Con qué plata vamos a comprar autos si no tenemos trabajo? Se necesitan políticas universales, no parches". Y añadió: "Con un tercio de lo que se paga por los intereses de la deuda externa, se eliminaría el hambre de nuestros pibes. El responsable es el Gobierno, que no quiere distribuir la riqueza. La deuda que hay que pagar es la del hambre, la pobreza y el desempleo".

También explicó: "El hambre es inherente a este sistema capitalista, y tiene responsables, que tienen nombre y apellido. Esos son los verdaderos criminales". Y en otra referencia directa al gobierno, añadió: "Y también están los responsables, los que no aplican políticas universales que terminen con el hambre. Los responsables son los gobiernos que no quieren distribuir equitativamente la riqueza que generamos entre todos".

Incluso el Secretario General de la CTA, Hugo Yaski, a quien se atribuye una cercanía política con el gobierno tuvo que emplear un discurso bastante radicalizado: "Esta plaza está llena hoy no sólo por el presente de nuestra CTA, sino por todos estos años de lucha en los que la clase trabajadora dijo que no va a ser furgón de cola de las decisiones de la burguesía". E indicó: "No estalló una burbuja financiera, sino que lo que estalló es el sistema capitalista. Se rompió la economía de esos países que nos querían dar lecciones a nosotros. Dicen que los trabajadores nos tenemos que guardar las demandas salariales para otro momento, pero la crisis la generan esos países capitalistas y no la vamos a pagar los trabajadores".

Y, en referencia directa al gobierno, afirmó: "Ahora se anuncian subsidios para las empresas y nos quieren hacer creer que esos subsidios derramarán hacia los más necesitados, pero sabemos que eso nunca ocurre. Lo que hay que subsidiar son los bolsillos de los trabajadores, los bolsillos de los jubilados y de los pibes más desprotegidos, con una asignación universal que le llegue a cada familia de este país por cada hijo menor de 18 años".

¿Qué significación tienen estos discursos? Los sectarios dirán que sólo son palabras para engañar a las masas. Pero esas palabras fueron pronunciadas antes decenas de miles de trabajadores que las contrastarán con su propia experiencia y sacarán las conclusiones correspondientes. Nosotros estamos completamente de acuerdo con todas estas frases pronunciadas, como lo estarán la inmensa mayoría de los trabajadores. Lo que el activismo sindical clasista debe exigir a estos dirigentes es que lleven a la práctica lo que dicen y sean consecuentes con ello. Si es verdad que estos dirigentes tratan de engañar a las bases, esa será la mejor manera de acelerar la experiencia de éstas con aquéllos, para que, si fuera el caso, los obliguen a ir más allá de sus intenciones, o se arriesguen a quedar  desacreditados y a ser rebasados desde abajo.

Los discursos y la propia movilización son la expresión de la nueva etapa que se abre ante la clase trabajadora argentina. Los límites del kirchnerismo están quedando claros. Su margen para aparecer por encima de las clases también. Las medidas anunciadas para escapar de la crisis tienden a favorecer a los grandes empresarios y a fortalecer a la burocracia sindical de la CGT para que actúe de policía contra las luchas de los trabajadores, como quedó demostrado recientemente en el conflicto de los trabajadores lecheros de Rosario y en el  Subterráneo de Buenos Aires.

En ese sentido, la CTA puede jugar un papel muy importante al aparecer como un referente para miles de trabajadores que quieren organizarse y luchar, lo que podría ayudar también al proceso de diferenciación interna por izquierda dentro de los propios sindicatos cegetistas.

 

Una táctica equivocada

 

Un conjunto de organizaciones populares convocaron también a confluir en la Plaza de Mayo con la marcha de la CTA, pero movilizando en un lugar diferente. Entre estas organizaciones destaca el espacio llamado "Otro Camino", que engloba al Frente Popular Darío Santillán, a ex-dirigentes del Movimiento Intersindical Clasista reagrupados en la Corriente político-sindical "Rompiendo Cadenas", o a grupos estudiantiles como la Corriente "Julio Antonio Mella", que emergió fuertemente en las últimas elecciones a centros de estudiantes de la UBA.

Estos compañeros decidieron marchar aparte esgrimiendo la presencia de sectores kirchneristas en la marcha de la CTA y como un gesto de desconfianza política hacia la actual dirección de la central.

Desde la Corriente Socialista El Militante compartimos la inquietud planteada por estas organizaciones. Pero, desde nuestro punto de vista, estos compañeros, a quienes estimamos y respetamos como luchadores populares honestos, adoptaron una posición equivocada.

La CTA es una organización de la clase y por lo tanto nos pertenece, independientemente de quiénes sean sus dirigentes accidentales. Y sus convocatorias y movilizaciones también nos pertenecen, más aún cuando el objetivo de la movilización era protestar contra el hambre de los pibes y para que la crisis no la paguen los trabajadores.

En la práctica, ni siquiera estos compañeros pudieron sustraerse al gran influjo social de la CTA y tuvieron que convocar una marcha paralela con el mismo reclamo y en el mismo horario para confluir en el mismo lugar. La diferencia es que mientras que la marcha de la CTA contó con la participación de decenas de miles de trabajadores, la columna de estos compañeros apenas aglutinó un millar de personas.

Si de lo que se trataba era de advertir que no puede depositarse una confianza ciega en los dirigentes actuales de la CTA, de delimitar con los sectores kirchneristas que acudieron a la marcha, o de agitar por una propuesta programática propia sobre cómo terminar con el hambre en el país o cómo hacer para que la crisis no la paguemos los trabajadores, lo correcto hubiera sido integrarse en la marcha de la CTA con sus banderas, volantes y publicaciones para explicar todo esto. De esta manera podrían haber entablado un diálogo con decenas de miles de trabajadores que asistieron a la marcha para tratar de convencerlos de la justedad de sus posiciones. Al no hacerlo, estos compañeros se automarginaron del escenario real de disputa con las direcciones reformistas.

Como suele ocurrir, la "intransigencia" puramente formal desemboca en la pasividad en la lucha de clases real, independientemente de la buena voluntad de quienes la practican.

La actitud de la Corriente Socialista El Militante fue otra. Adherimos y participamos en la marcha de la CTA. Repartimos miles de volantes a lo largo de la marcha con nuestras posiciones, y vendimos nuestra prensa y demás materiales políticos.

 

Hay que impulsar el movimiento político de la CTA

 

El impulso que la CTA le dio a la marcha del 12 de diciembre estuvo también vinculado a la decisión de la Central, reafirmada en la Constituyente Social de Jujuy, de lanzar próximamente un movimiento político a la izquierda del kirchnerismo.

Es esto, y no otra cosa, lo que está detrás de la lucha interna desatada dentro de la central desde hace unos años entre el ala kirchnerista (minoritaria) y el ala mayoritaria que delimitó políticamente con el kirchnerismo, en la que se encuadran dirigentes de la CTA como Pablo Micheli, dirigente nacional de ATE; Víctor De Gennaro, ex-Secretario General de la Central; o Fabio Basteiro, dirigente de CTA de Capital.

Como afirmó Fabio Basteiro: "Es una marcha alegre, fuerte, convincente y con la expectativa de millones que están mirando cómo se puede construir una nueva experiencia política en nuestro país" (Agencia de Noticias de CTA, 12 diciembre).

Ante el fracaso lamentable, aunque bastante previsible, de los grupos más conocidos de la izquierda en avanzar hacia un frente político único genuino que permitiera agrupar a capas cada vez más amplias de los trabajadores y la juventud, sería un paso adelante enorme que la mayoría de los dirigentes de la CTA transiten a la lucha política e impulsen la formación de un movimiento político propio ¿Por qué? Porque ofrecería un instrumento a los sectores más avanzados de la clase obrera, la juventud y del movimiento popular, al margen del kirchnerismo, capaz de despertar y acercar a la vida política activa a decenas de miles de trabajadores, sacándolos de la rutina y del apoliticismo.

Esto sería tanto más progresivo si el programa político que defendiera, como es el caso, fuera un programa avanzado de reformas radicales y se permitiera además (como fue demandado unánimemente en la Constituyente Social de Jujuy) la participación democrática en su seno de todas las corrientes de izquierda y populares que quieran hacer avanzar el movimiento.

El programa acordado en la Constituyente Social de Jujuy es muy avanzado e incluye la nacionalización de los recursos naturales y de las empresas privatizadas, el no pago de la deuda externa, la derogación de la Ley Antiterrorista y otras leyes represivas, incremento del gasto social (educación, salud, jubilaciones, etc.), aumentos de salarios y jubilaciones, y otras demandas importantes. Es importante recordar que los programas políticos presentados por todas las listas de izquierda en las elecciones del año pasado no iban más allá de estas demandas.

La Corriente Socialista El Militante apoya este programa pero defiende, además, que sea completado con la nacionalización de la banca, de los monopolios y de los latifundios, sin indemnización (salvo a pequeños accionistas y ahorristas sin otros recursos comprobados) y bajo control obrero, para poder manejar las palancas que permitan planificar la economía de manera efectiva, y transformar realmente la sociedad argentina a favor de los intereses del pueblo trabajador.

 

No somos neutrales en la disputa dentro de CTA

 

Es por esto que, en la pelea entre el sector que defiende supeditar la CTA al kirchnerismo y el que defiende la independencia política de la central y delimita por izquierda con el gobierno, no somos neutrales, damos un apoyo crítico a este segundo sector frente al primero.

Y es por eso también que, desde hace más de un año, la Corriente Socialista El Militante está planteando la necesidad de que este sector de la CTA, Proyecto Sur y la izquierda socialista no sectaria agrupen sus fuerzas y esfuerzos para poner en pie una herramienta política de masas, que esté sustentada en los trabajadores y demás sectores populares oprimidos.

Es inevitable que en el proceso de formación de esta alternativa toda una serie de arribistas, políticos reformistas fracasados y aventureros profesionales traten de acercarse al movimiento, como empezamos a ver, para buscar prebendas, cargos y puestos electorales. Hay que impulsar, por lo tanto, mecanismos democráticos de funcionamiento y decisión desde abajo para cuidarse de esta lacra.

Pero el desafío que se abre es apasionante. En Argentina venimos retrasados respecto a la organización política de los trabajadores y los sectores populares con respecto a otros países de la región. Si vemos los procesos de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Paraguay, etc. observamos que ya es hora de pasar de la resistencia a la ofensiva. Debemos construir la herramienta que brinde una dirección consciente a todo el movimiento obrero y popular disperso que viene luchando abnegadamente hace años. Es el momento de que los trabajadores tomemos el futuro en nuestras manos

La aparición de este instrumento político cambiará cualitativamente toda la situación nacional y significará un avance en la conciencia política de los trabajadores de nuestro país.