Gobierno y oposición: dos caras de la misma moneda

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Parece evidente que los sectores decisivos de la clase dominante de nuestro país decidieron soltarle la mano al kirchnerismo, una vez que el conflicto del campo desnudó la fragilidad de su base social. Su táctica es acelerar el desgaste social del gobierno para que llegue lo más debilitado posible a las elecciones legislativas del año que viene y pierda la mayoría precaria que aún goza en el Congreso.

Parece evidente que los sectores decisivos de la clase dominante de nuestro país decidieron soltarle la mano al kirchnerismo, una vez que el conflicto del campo desnudó la fragilidad de su base social. Su táctica es acelerar el desgaste social del gobierno para que llegue lo más debilitado posible a las elecciones legislativas del año que viene y pierda la mayoría precaria que aún goza en el Congreso.

De esta manera confían en derrotar con ciertas garantías a Cristina o Néstor en las elecciones presidenciales del 2011, y colocar en la Casa Rosada a un candidato más manejable para sus intereses ¿Quién será el candidato? Ese es una incógnita que aún debe despejar la burguesía argentina.

Esto explica que todos los diarios patronales (Clarín, La Nación, Perfil, Crítica, etc.) estén dedicando páginas y páginas al tema de la valija de Antonini Wilson y sus famosos 800.000 dólares, un montaje grosero y escandaloso de la CIA que trata de debilitar a Chávez pero, también, al gobierno kirchnerista.

Por su parte, el espectáculo que ofrece el gabinete no puede ser más lamentable. Si ya resulta escandaloso que el Vicepresidente Cobos, vinculado clamorosamente con la oposición de derecha, conspire públicamente contra su propio gobierno, hasta el punto de preparar su propio sello electoral para enfrentar el año que viene a los candidatos oficialistas; no lo es menos que la Presidente siga sin pedirle la renuncia.

Pese a todo, el gobierno de Cristina goza de una ventaja. Y es que al no sentir ninguna oposición por izquierda puede permitirse el lujo de adoptar posiciones antiobreras, propatronales y proimperialistas sin miedo a ser atacada por la oposición a su derecha (Macri, Carrió, Binner) lo que explica las dificultades que tiene esta última para emerger claramente como una alternativa de gobierno. Es lo que sucedió con el anuncio de los pagos de la deuda externa al Club de París y la reapertura del canje a los bonistas que no aceptaron el acuerdo del 2005. Con más o menos entusiasmo, Macri, Carrió, la UCR y Binner tuvieron que salir a los medios para anunciar su apoyo a tales medidas reaccionarias.

Esta gente representa la perpetuación de un modelo incluso más entreguista y propatronal que el kichnerista.

De lo que se trata es que los trabajadores pongamos en pie nuestra propia alternativa política. A esa tarea debemos orientar los esfuerzos del activismo obrero y popular.