Crisis en EEUU: Por qué deberías preocuparte por Fannie y Freddie

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Fannie Mae y Freddie Mac suenan como dos personales del viejo Oeste, ella con su vestido de algodón y él con su camisa a cuadros. Pero Fannie Mae es el Federal National Mortgage Association y Freddie Mac es el Federal Home Mortagage Corporation, las dos entidades hipotecarias más importantes de EEUU. Las dos están en problemas.

Fannie Mae y Freddie Mac suenan como dos personales del viejo Oeste, ella con su vestido de algodón y él con su camisa a cuadros. Pero Fannie Mae es el Federal National Mortgage Association y Freddie Mac es el Federal Home Mortagage Corporation, las dos entidades hipotecarias más importantes de EEUU. Las dos están en problemas.

Fannie Mae fue creado en 1938 por el presidente Roosevelt como parte de su programa New Deal para garantizar las hipotecas, prestando dinero a los bancos privados que habían colapsado como resultado de la Gran Depresión. Fue privatizado en 1968. Freddie Mac fue creado en 1970 como otro grupo de garantía hipotecaria.

La semana pasada las acciones de Fannie cayeron un 38 por ciento en pocos días, desatando el pánico. Las acciones de Freddie al mismo tiempo perdían un 45 por ciento de su valor. Las acciones de Fannie han perdido un 80 por ciento de su valor durante el último año y las de Freddie un 86 por ciento. Una tercera empresa, IndyMac, ha sido nacionalizada en la práctica  por el Secretario del Tesoro, Hank Paulson. El destino de Fannie y Freddie actualmente está en el aire.

Fannie y Freddie son, o eran, enormes. Los préstamos inmobiliarios suponen en EEUU aproximadamente 12 billones de dólares y más de cuatro quintas partes habían sido garantizadas recientemente por Fannie y Freddie. A los accionistas se les había animado a cambiarse a las dos grandes porque su garantía estaba a prueba de bala. Como resultado, los dos adquirieron todas las hipotecas emitidas en los apasionantes años del pico de la burbuja inmobiliaria, hasta que estalló. Fannie y Freddie son consideradas demasiado grandes para fracasar. El gobierno simplemente no dejará que se estrellen contra el muro. Independientemente de las palabras que utilicen o del enrevesado plan que anuncie (una nueva palabra, conservatorship -bajo custodia legal-, se ha acuñado para la ocasión), pero en la práctica serán nacionalizadas. Después será oficial, sus acciones no valen nada.

El establishment financiero lleva un año alarmado por la crisis de las hipotecas basura (subprime). Son conscientes de que las hipotecas de riesgo se las vendieron a personas que posiblemente no podían permitírselo cuando la burbuja inmobiliaria estaba inflada. Esperan que pudieran aislar esta basura tóxica y con el tiempo ocuparse de ellas. Está bastante claro por el alcance de la crisis que el veneno ha entrado en el torrente sanguíneo del sistema capitalista.

Aparte del propietario inmobiliario ¿a quién le afecta cuando caen los precios inmobiliarios? A las empresas de garantía hipotecaria. Si tu empresa vive de garantizar hipotecas y millones de personas son incapaces de hacer frente a los pagos, como ha ocurrido en EEUU el año pasado, entonces las acciones empiezan a bajar. Cuando los activos hipotecarios se evaporan y el pasivo (deudas) se acumula, entonces a la empresa le irá fatal. Fannie y Freddie han perdido 11.000 millones de dólares en los últimos meses.

En condiciones de liquidez negativa una garantía hipotecaria de 300.000 dólares podría valer sólo 200.000 dólares. Merrill Lynch está pronosticando una caída del 30 por ciento para los precios inmobiliarios norteamericanos este año. La crisis hace que las casas valgan menos pero no hace más fácil su adquisición. Los prestadores hipotecarios, que se han quemado los dedos en el mercado subprime, tienen más dificultades para encontrar nuevos compradores. Los tipos de interés se han disparado debido a la crisis crediticia.

Cuando el banco británico Northern Rock experimentó una avalancha en sus sucursales el pasado mes de septiembre, el gobierno de Brown and Darling lanzó 55.000 millones de libras de nuestro dinero al banco antes de que finalmente tuviese que nacionalizarlo. En IndyMac también vimos a los depositarios corriendo a sacar su dinero, y provocaron un déficit de 4-8 billones de libras antes de que Paulson pudiera hacer algo. Esta cantidad está entre 2 y 4 veces las pérdidas del quinto banco más grande de Gran Bretaña. Pero IndyMac es un pececillo comparado con Fannie y Freddie. ¿Cómo será el tamaño del agujero provocado por su colapso en el sistema financiero?

Las dos grandes tienen un pasivo pendiente de cobrar de 5,3 billones de dólares. Esta cantidad es tan grande como la deuda nacional de EEUU, que se ha inflado con la administración Bush. Si el Estado se hace cargo de Fannie y Freddie la deuda nacional se duplicaría.

IndyMac ahora tiene un pasivo mayor que sus activos, es insolvente. Por eso han tenido que intervenir. A los economistas les gusta hacer una distinción entre los problemas de liquidez y la insolvencia. La falta de liquidez es vista como un problema temporal de efectivo y como algo totalmente diferente a la insolvencia, cuando la empresa cierra entonces se preocupan. En cuanto a la crisis del crédito, ha sido definida como un problema de liquidez de los bancos (sólo se ha terminado el préstamo) en lugar de un problema de insolvencia (no se presta porque no tienen nada). Fannie y Freddie son casi insolventes y también son una parte considerable del sistema financiero.

La crisis llega a pesar de la naturaleza híbrida de los garantes hipotecarios. Aunque en privado poseen y emiten acciones (hasta hace poco), y dan beneficios, Fannie y Freddie son empresas avaladas por el gobierno (GSE). El gobierno ha garantizado que, independientemente de lo que les ocurra a las dos empresas, las hipotecas que ellos respaldan no se hundirán en el abismo. Así que Fannie y Freddie podían hacer negocios con activos que sólo cubren el 2 por ciento de su exposición hipotecaria. En épocas normales no hay problema, pero no vivimos un período normal.

Las dos han sido empujadas a las profundidades por los reguladores. Richard Iley, economista de BNP Paribas, pronosticó lo siguiente sobre Fannie y Freddie: "Han jugado un papel clave en el mantenimiento a flote del mercado inmobiliario, llenando el vacío creado por el colapso del mercado de securitización privada, pero todo ha desaparecido. Lo preocupante es que, si continúan metiendo dinero en efectivo al mercado, minarán cada vez más su salud financiera y les dejará necesitando cada vez más capital, que probablemente cada vez será más difícil de encontrar".

¿Cuánto capital más? El profesor Kyle de la Universidad de Maryland dice: "probablemente cada uno necesite aproximadamente 100.000 millones de dólares que no tienen. Así que las autoridades apuestan a que, si se hacen cargo de toda la presión de la crisis inmobiliaria sobre Fannie y Freddie, y si las cosas no empeoran más, poco a poco serán capaces de sacar a la economía del agujero en el que se encuentran. Pero han perdido".

Como dijo Alan Greenspan, antiguo responsable del banco central norteamericano: "El rescate de Bear Stearns ha eliminado cualquier incertidumbre sobre si el gobierno estadounidense se haría cargo de la deuda de Fannie Mae y Freddie Mac". Su sucesor en la Fed, Ben Bernanke, no dará las gracias a Greenspan por este tipo de comentarios, pero tiene razón. Bernanke al principio tuvo que salir al rescate del hundido banco Bear Stearns. Los garantes y el dinero de los contribuyentes le dieron Bear a su rival JP Morgan-Chase por nada.

"Este [plan de rescate] subraya el continuado riesgo en un sistema financiero ya frágil y llega en un momento en que existía el optimismo en que había desaparecido la crisis del crédito, que ocurrió en el pasado trimestre, cuando se pensaba que esa crisis fue exagera", estas son las palabras de Glenn Maguire, economista jefe para Asia de la Societe Generale en Hong Kong. "La crisis del crédito es como una boa constrictor, es un proceso muy lento que va chupando la vida del mercado". Ruth Sutherland añade en The Observer (13/07/2008): "Aquí tenemos un recodo tóxico donde el agarrotamiento del sistema financiero ha llevado a un hundimiento de los precios inmobiliarios y una recesión en la construcción; esto se traducirá en más deudas incobrables y más tensión sobre los bancos".

Cuando la crisis hipotecaria subprime estalló el año pasado, Socialist Appeal avisó que esa crisis era más que una "pequeña dificultad local", era el comienzo de una crisis general del capitalismo. Cuando la Fed se dio tanta prisa en rescatar Bear Stearns en primavera, el establishment financiero se abrazó clamando: "lo peor ha pasado". Esta es una etapa nueva, una etapa más profunda de una crisis en curso. El escándalo de las hipotecas basura llevó a la contracción del crédito. La crisis subprime y la del crédito pincharon la burbuja de los precios inmobiliarios. Cuando comenzaron a caer los precios de las viviendas el sector de la construcción colapsó. Ahora el mercado de acciones se está calentando y una institución financiera tras otra está asediada. Parece que el final aún no está a la vista.

Hasta hace un año, el capital financiero y los prodigios de la City se presentaban ante  nosotros como los años del universo, los "creadores de riqueza". Ahora parecen desesperados pidiendo una limosna. Es momento de nacionalizar los bancos.