Nuevamente, estamos frente a una trampa donde nuestros dirigentes nos hacen creer que son los mejores paritarios y que saben meterle presión al gobierno para conseguir, en este caso, un aumento salarial. Debemos realizar asambleas por escuelas, llevando las propuestas a las asambleas de delegados, discutiendo cada punto o ampliando la agenda si lo consideramos necesario. Somos los trabajadores de la educación los que definimos los reclamos salariales y no nuestros dirigentes. El año 2007 finalizó para los docentes de la provincia de Buenos Aires con un alto grado de conflictividad y lucha por el salario, arrojando pobres resultados por el accionar condescendiente de la dirección gremial con los gobernantes; a diferencia de las luchas de los compañeros del sur que sí consiguieron mejoras importantes. En Santa Cruz el básico pasó de 140$ a 780$, Neuquén sufrió el asesinato del compañero Carlos Fuentealba cuando reclamaban por el salario, pero eso no permitió silenciarlos; al contrario, continuaron luchando con más organización.
El año 2008 se inició con el tratamiento de paritarias, donde la dirigencia de los distintos sindicatos (CTERA, CEA, UDA, AMET, SADOP), mantuvo discusiones con funcionarios del gobierno para arribar a un acuerdo en torno a la suba del ingreso mínimo para el cargo de maestro de grado.
Los paritarios (que no fueron elegidos por la base docente), exigieron en primera instancia que el cargo de referencia pasara de un sueldo de $1.040 a $1.400 a partir de marzo (34% de aumento), pero luego terminaron acordando en $1.290 (un 24% de aumento). De incrementar el salario básico nada se habló, justificando de esta manera la política de este gobierno que legaliza pagos en negro. Y salvo este aumento del sueldo inicial, tampoco hubo compromisos de recomposición salarial para los docentes, teniendo en cuenta que la mayoría cobra por encima de este salario inicial. La excusa es que eso corresponde negociarlo a las provincias. Pero en la provincia de Buenos Aires, las subas acordadas con los sindicatos SUTEBA y FEB son una burla. El básico pasó de $580 a $690 y la recomposición salarial fue de apenas unas monedas.
Nuevamente, estamos frente a una trampa donde nuestros dirigentes nos hacen creer que son los mejores paritarios y que saben meterle presión al gobierno para conseguir, en este caso, un aumento salarial. Pero esto no es un indicador de confianza, pues ni siquiera tuvimos la posibilidad de elegir a los paritarios que estuvieron en la mesa de negociaciones. Como aspecto fundamental nuestros paritarios se reunieron con el gobierno cuando los docentes todavía nos encontrábamos de vacaciones y en ningún momento se nos preguntó cuánto considerábamos ganar.
Es sabido los valores que ha escalado la canasta familiar; por lo tanto, estas propuestas son insuficientes y están alejadas de la realidad, siendo el incremento acordado inferior al aumento del costo de vida de los últimos ocho meses.
Además, lo que se da a conocer por los medios es sólo la negociación salarial y no la letra chica de este acuerdo que implica un acta donde los paritarios firmaron y se comprometieron a :la renovación de la carrera del magisterio y la puesta en marcha de una Comisión Federal que mediará en conflictos entre maestros y las provincias.
Esto implicaría una nueva carrera docente con salarios diferenciados por productividad y que sea el propio gobierno el que podría mediar en los conflictos para limitar el reclamo y coartar el derecho de huelga.
Igualmente, es intolerable la cláusula acordada de garantizar 180 días de clases como un chantaje para impedir las luchas. Los docentes somos los más interesados en garantizar todos los días de clases, pero no al precio de renunciar a nuestros derechos. La responsabilidad por los días perdidos de clases es de los gobiernos de la Nación y las provincias que se niegan a aceptar los reclamos justos y modestos de los trabajadores docentes.
No confiamos en el método de consulta empleado por los sindicatos para conocer la opinión de los docentes sobre los acuerdos suscriptos. Como en otras ocasiones, las preguntas fueron totalmente dirigidas para evitar la discusión y confrontación de ideas entre los maestros, siendo éstas importantes para la construcción de alternativas.
Debemos realizar asambleas por escuelas, llevando las propuestas a las asambleas de delegados, discutiendo cada punto o ampliando la agenda si lo consideramos necesario. Somos los trabajadores de la educación los que definimos los reclamos salariales y no nuestros dirigentes.
En respuesta, ya hubo una primera jornada de protesta el 27 de febrero, en rechazo al acuerdo paritario nacional, cuando activistas y representantes de sindicatos docentes combativos de la Capital y de las provincias (Santa Cruz, Neuquén, Tierra del Fuego, Santa Fe, Entre Ríos, Formosa, Salta, La Rioja, Chubut, así como seccionales opositoras del SUTEBA) se dirigieron al Ministerio de Educación. Estos sindicatos acordaron una nueva Jornada Nacional de Protesta para el lunes 3 de marzo.
Coincidimos además, con todos los reclamos que llevarán los SUTEBAS opositores para ser votados en las asambleas en la primera semana de clases:
-Rechazo al Acta-Acuerdo de piso salarial de $1.290 (que no es el básico) entre el gobierno y la CTERA.
-Aumento del salario básico unificado, hasta alcanzar la canasta familiar. Ninguna suma en negro. Pase del incentivo y todos los adicionales al básico. No al pago en tickets, vale alimentario ni presentismo.
-82% móvil y jubilación con 25 años de servicio sin límite de edad.
-Defensa de las conquistas del Estatuto.
-Aumento del presupuesto, acorde a las necesidades de la comunidad y la defensa de la escuela pública.
-Ningún condicionamiento al derecho de huelga. No a la Comisión Federal que cercena ese derecho.
-Exigir a CTERA y los gremios el no inicio como parte de un plan de lucha progresivo que incluya además un paro nacional el 4 de abril por Fuentealba, en apoyo a los distritos que entren en conflicto.