La heroica huelga del metal de Cádiz dura ya 11 días: ¡máxima solidaridad y apoyo!

Miles de trabajadores del sector del metal de la provincia de Cádiz llevan ya 11 días de huelga indefinida contra sus condiciones de trabajo, en la que es la lucha más larga en este sector que se recuerda en esta provincia. La anterior huelga indefinida en noviembre de 2021, centrada en los  aumentos salariales, duró 9 días.

El epicentro de la huelga se desarrolla en industria auxiliar del metal, las pequeñas empresas subcontratistas que trabajan para las grandes empresas ubicadas en la provincia de Cádiz, como son los astilleros públicos de Navantia (San Fernando, Puerto Real y Cádiz), la empresa Dragados Offshore, Airbus y la siderúrgica Acerinox. La huelga afecta a 26.000 trabajadores repartidos en 3.000 empresas.

Los trabajadores se están enfrentando a una dura represión. Hay 19 detenidos, decenas de heridos y muchos están recibiendo multas por concentrarse y manifestarse de manera “ilegal”. Esto es gracias a la llamada “Ley Mordaza”, una ley represiva aprobada por el anterior gobierno de la derecha en 2015, y que el gobierno “progresista” de PSOE-SUMAR no ha derogado, pese a que se comprometió hacerlo cuando asumió el poder en enero de 2020.

La traición de las direcciones de UGT y CCOO

Lo más destacable es que la huelga se está desarrollando con la oposición de los dos principales sindicatos del sector, UGT y CCOO, cuyos dirigentes han traicionado abiertamente la lucha de los trabajadores. UGT firmó un acuerdo infame con la patronal que fue rechazado abrumadoramente en las asambleas de trabajadores el pasado 27 de junio. CCOO, aunque no firmó el acuerdo con la patronal, llamó igualmente a abandonar la huelga, que se había iniciado el 23 de junio, a través de una comunicación distribuida a sus delegados sindicales donde dice que hay que ser “consecuentes, legales y responsables”, añadiendo que: “La Anarquía nunca es buen camino, y aún menos con utopías que se saben perfectamente que no se pueden conseguir».

Esta es la concepción de la lucha de clases para estos burócratas: cuando los trabajadores despliegan un heroísmo descomunal dispuestos al mayor de los sacrificios por su causa, eso es calificado como “anarquía”, y cuando los trabajadores no se conforman con migajas sino que denuncian su opresión como clase, y exigen la plena satisfacción de sus reivindicaciones, eso es descrito como “utopías que no se pueden conseguir”. Vemos aquí la enorme distancia de estos “dirigentes” con los trabajadores a los que supuestamente están obligados a defender. No es de extrañar, por tanto, que las capas más explotadas de la clase, los trabajadores agrupados en las empresas auxiliares, desprecien a estos sindicatos y permanezcan sin afiliar. Esto explica que los otros dos sindicatos más pequeños, la CGT y la Central de Trabajadores del Metal (CTM), firmemente comprometidos con los trabajadores, se hayan puesto a la cabeza de la lucha.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

El sector vive ahora un momento dorado, con carga de trabajo asegurada para los próximos años. La patronal del metal de Cádiz anunció hace poco más de un mes que se necesitarán otros 6.000 trabajadores a lo largo de los próximos 5 años. Así, que los burgueses gaditanos del metal, grandes y pequeños, están ganando dinero como nunca. El gran negocio del sector descansa en la explotación brutal de los trabajadores de la industria auxiliar. No tienen trabajo fijo asegurado durante todo el año y son sometidos cotidianamente a todo tipo de chantajes. Sus salarios son bajos y necesitan echar horas extras para llegar a fin de mes. Recientemente, fue denunciada públicamente una oferta de trabajo como calderero que ofrecía un salario diario de 60€ por 12 horas de trabajo, 7 días a la semana, sin descanso laboral.

El nuevo convenio colectivo de trabajo, firmado por UGT a espaldas de los trabajadores, va a tener una vigencia ¡de 8 años! y establece una nueva categoría laboral para los nuevos trabajadores contratados que recibirán solamente el 75% del salario establecido en el convenio de trabajo. Una demanda sentida por los trabajadores es el plus de toxicidad, un complemento en el salario por los materiales contaminantes con los que trabajan. Este plus de toxicidad fue eliminado del convenio colectivo del metal de Cádiz en 2012, con la excusa de la crisis que atravesaba el sector en aquel momento, y el acuerdo firmado por UGT sólo lo recuperará ¡en 2030! En el acuerdo no se garantiza la estabilidad laboral de los trabajadores que trabajan de manera discontinua a lo largo del año. También exigen la eliminación de las “listas negras” que discriminan a los trabajadores destacados por luchar y que mejore el salario recibido cuando hay baja laboral, así como la indexación de los salarios a la inflación con fecha retroactiva del 1 de enero de 2024 a 2026. Y, sobre todo, los trabajadores denuncian que el convenio colectivo de trabajo nunca se cumple. Por eso se exige la creación de un comité de seguimiento obrero-patronal.

Es por esta razón que al conocerse el acuerdo firmado por UGT con la patronal FEMCA, la abrumadora mayoría de los trabajadores votaron en contra en las asambleas improvisadas convocadas a las puertas de las factorías, dando continuidad a una huelga indefinida que dura hasta ahora.

Hay que añadir que UGT y CCOO dividieron a los trabajadores desde el primer momento, cuando convocaron una huelga inicial de 2 días el 18 y 20 de junio para forzar una negociación con la patronal. En aquel momento, dejaron fuera de la lucha a los trabajadores de las grandes empresas del metal de Cádiz: Navantia, Airbus, Dragados Offshore y Acerinox, que tienen convenios de empresa propios, con mejores condiciones que el convenio del metal de la provincia de Cádiz, al que se acogen las empresas auxiliares.

La huelga indefinida actual, está convocada por la CGT y la CTM, y ha incluido asambleas diarias para valorar la lucha, piquetes permanentes a la entrada de las grandes factorías, manifestaciones de hasta 3.000 trabajadores, concentraciones, y fuertes enfrentamientos con la policía.

La situación es difícil porque los trabajadores han sido abandonados a su suerte por las grandes centrales sindicales. Ahora, la lucha se ha concentrado en la Bahía de Cádiz, que acoge a los astilleros de Navantia, Dragados Offshore y Airbus. Se ha abierto una caja de resistencia para recolectar dinero para los huelguistas.

El carácter más combativo y determinado de esta lucha respecto a la huelga indefinida de 2021, que también terminó frustrada por las direcciones de UGT y CCOO, es que los trabajadores están más indignados, se sienten más fuertes, saben que las empresas están perdiendo dinero, y sobre todo ya estaban advertidos de la actitud acobardada de unas direcciones de UGT y CCOO que tienen poca autoridad sobre los trabajadores de las empresas auxiliares; de manera que éstos no están dispuestos a abandonar la lucha fácilmente.

Todo nuestro apoyo a la lucha

La lucha del metal de Cádiz es emblemática, en una zona proletaria como es la Bahía de Cádiz con poderosas tradiciones de lucha obrera. Es una condena de las actuales direcciones burocráticas de UGT y CCOO en todo el Estado español que estén aislando las luchas en el sector metalúrgico que se están sucediendo a lo largo y ancho del país. Apenas se iniciaba la lucha en Cádiz, terminaba otra huelga indefinida del sector del metal en Cantabria, que duró una semana, y que también incluyó fuertes enfrentamientos con la policía. Ahora mismo, hay otra huelga indefinida en el sector del metal en Cartagena, que afecta a los trabajadores de las empresas auxiliares de otro gran astillero de la empresa pública Navantia, con más de 2.000 trabajadores implicados por  reivindicaciones similares a las de sus compañeros de Cádiz.

Las conclusiones son claras: hay que unificar la lucha de todos los trabajadores del metal del país. Aislados nos pueden derrotar más fácilmente, pero unidos seríamos invencibles. Otra conclusión es el papel nefasto de las empresas auxiliares que trabajan para las grandes empresas y que juegan el papel de dividir a la clase obrera, con miles de trabajadores que trabajan hombro con hombro en el mismo espacio físico trabajando para decenas de empresas diferentes. Estas pequeñas empresas deben ser absorbidas por las grandes, comenzando por las que trabajan para empresas públicas o semipúblicas como Navantia y Airbus, y que fueron desgajadas de éstas en la década de los 90 del siglo pasado. Entretanto, debe haber un convenio colectivo de trabajo común para todos los trabajadores del metal, con el mismo salario por el mismo trabajo y las mismas condiciones laborales, independientemente de la empresa para la que se trabaje.

Es imposible predecir con exactitud cuánto más va a durar la lucha, tras 11 días de movilizaciones y represión. Pero los trabajadores gaditanos necesitan el máximo apoyo y solidaridad. El tiempo también va en contra de los empresarios que ven cómo están perdiendo dinero y han amenazado, incluso, con un cierre patronal. Esto demuestra que tienen miedo.

La lucha ha entrado ahora en el momento decisivo. Todo nuestro apoyo a la heroica lucha del proletariado metalúrgico gaditano, que están escribiendo una página heroica de la lucha obrera en este sector. Su victoria ejercerá un estímulo muy poderoso en el conjunto de la clase obrera española que también sufre de sobreexplotación, horas extras no pagadas, y salarios que no llegan a final de mes. Sobre todo, acrecentará la conciencia de clase general y la conciencia de la incompatibilidad de tener un futuro digno en esta sociedad mientras a la cabeza de la misma se sitúen los capitalistas y sus gobiernos a sueldo.

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