Los trabajadores venezolanos han respondido mayoritariamente al llamado del presidente Chávez a conformar el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). En sólo unos meses más de 5 millones de personas han solicitado su afiliación al nuevo partido. Es lógico que las masas con un nivel de conciencia que ha ido creciendo junto con el proceso estén ansiosas de participar y de ser oídas. Los trabajadores venezolanos han respondido mayoritariamente al llamado del presidente Chávez a conformar el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). En sólo unos meses más de 5 millones de personas han solicitado su afiliación al nuevo partido. Es lógico que las masas con un nivel de conciencia que ha ido creciendo junto con el proceso estén ansiosas de participar y de ser oídas.
La CMR y el PSUV
Desde que el Presidente Chávez lanzó la idea de conformar el PSUV en diciembre del año pasado, la Corriente Marxista Revolucionaria (CMR) no dudó un segundo en que su lugar estaba allí, tratando de aglutinar y trabajar con los sectores más revolucionarios que seguramente iban a confluir en el nuevo partido. Una vez que hicimos pública nuestra declaración de adhesión comenzamos a trabajar con nuestros militantes, en los lugares donde desarrollamos nuestra acción política, a favor de la nueva organización.
Es cierto que en el PSUV están ingresando también reformistas de todo pelaje, oportunistas, burócratas, etc. Es casi inevitable tratándose de una organización de masas donde lo único que se exige para entrar es la cédula de identidad. Es cierto que hay confusión y desorganización. Es cierto que no hay suficientes cuadros revolucionarios organizados para formar los "batallones socialistas" (células del nuevo partido). Todo esto es cierto y se podrían agregar muchas carencias más. Pero también es cierto que allí estarán las grandes masas de trabajadores, de campesinos y de pobres urbanos que apoyan el proceso revolucionario y que decidirán su destino. Entonces allí debemos estar también nosotros difundiendo las ideas del marxismo revolucionario.
Los ultraizquierdistas nos reprochan que ingresemos a un PSUV donde también participan reformistas. Pero como Trotsky explicó por adelantado: "Por supuesto, un partido marxista debe aspirar a su plena independencia y a la mayor homogeneidad, pero en su proceso de formación a menudo debe actuar como fracción de un partido centrista o incluso de un partido reformista. Así, durante muchos años los bolcheviques estuvieron en el mismo partido que los mencheviques. También la Tercera Internacional se formó gradualmente a partir de la Segunda". (Trotsky. Consideraciones de principio sobre el entrismo).
No vamos al PSUV "a defender la democracia burguesa y el parlamentarismo burgués contra el poder soviético" o comunal, como también dijera Lenin, sino a luchar contra el oportunismo y el reformismo, y a contribuir a la creación de un verdadero partido socialista con un programa inspirado en el socialismo científico, con un programa que reivindique la expropiación de los medios de producción, de la banca, y de los latifundios. Para lograr estos objetivos debemos dotarnos de la táctica más adecuada en cada momento. Es indispensable recordar lo que plantearon Marx y luego Lenin: firmeza en los principios y gran flexibilidad en la táctica.
El futuro de la revolución se decidirá en el PSUV
En el debate y en la confrontación ideológica, nuestras ideas, basadas en la verdad científica y revolucionaria, terminarán imponiéndose a las posiciones de los sectores reformistas, y los desenmascararán frente al pueblo.
Debemos luchar por la unidad de los verdaderos revolucionarios dentro del PSUV utilizando las tácticas del frente único, pero sin perder nunca nuestra identidad propia de corriente marxista ya que es nuestra principal fortaleza, y hacer lo recomendaba Lenin: "despertar en todas partes el pensamiento, arrastrar a la masa y dar a conocer al pueblo las ideas del bolchevismo".
He ahí el principal trabajo a realizar en el PSUV: difundir las ideas del marxismo, el programa del marxismo, hacer que se conviertan en las ideas y en el programa de la mayoría de sus militantes para dotarlos de las únicas herramientas que le permitirán al nuevo partido cumplir con su misión histórica de guiar a las masas para acabar con el capitalismo y construir la sociedad socialista.