Los resultados electorales del domingo 22 de octubre pusieron nuevamente en carrera a Unión por la Patria (UxP), en un proceso electoral marcado por la crisis capitalista, el desgaste de los partidos mayoritarios del régimen capitalista, la acumulación de malestar entre la clase obrera –que aún no se expresa en las calles con sus demandas y banderas propias– y la crisis histórica de dirección del proletariado.
Los resultados
Según los resultados de la Cámara Nacional Electoral, con el 93,70% de las mesas escrutadas, Sergio Massa obtuvo 9.127.071 de votos, contra los 6.719.042 obtenidos en las PASO.
Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio (JxC), perdió 628.789 votos desde el 13 de agosto hasta el domingo, sin lograr retener la totalidad de los 6.895.941 que junto a Horacio Larreta obtuvo su coalición en las PASO.
La Libertad Avanza (LLA), encabezada por Javier Milei, alcanzó los 7.738.332 de sufragios, contra los 7.116.352, por lo que mantuvo prácticamente su volumen de votación.
Juan Schiaretti, candidato de Hacemos por Nuestro País, finalizó cuarto. En las PASO había sacado 914.812 votos, mientras que en las generales obtuvo 1.784.315.
Por su parte, el FIT-U obtuvo 709.932 votos, obteniendo así, su quinto diputado con unos 67.159 mil votos más que en las PASO.
A su vez estás elecciones se dan en un contexto muy particular. Por un lado, el peronismo alineado con Massa logró revertir la situación respecto a las primarias de agosto, pero por otro, entre la elección que impulsó la candidatura de Alberto Fernández en 2019 y la de Massa, ayer, el peronismo perdió más de 3,8 millones de votos.
Otro dato a tener en cuenta es que, a pesar de un leve repunte en la participación respecto a las PASO, estás elecciones fueron la segunda con más baja participación desde 1983.
Con estos resultados el panorama político se dibujó de otra manera a las perspectivas que los medios de comunicación vaticinaban para el día después de las elecciones, ¡según los cuales Milei arrasaba! El candidato mediático por excelencia durante los últimos meses, pero despreciado sobre el final para beneficiar a Bullrich, fue impuesto con una lógica que el empresariado aprovechó para avanzar en la destrucción de derechos y condiciones laborales. Sin embargo, contrario a lo que cacareaban los medios, Milei no logró aumentar su caudal de votos de manera contundente. De todas formas, tampoco es como se presenta ahora en los mismos medios de comunicación, según los cuales Javier Milei es el otro “perdedor”. En realidad, su corriente ha conservado un 30% del electorado. Y cuenta, ahora, con el apoyo de una parte de la dirigencia del PRO.
Los reales perdedores son Patricia Bullrich y Juntos por el Cambio. En parte, fueron perjudicados por Mauricio Macri, que primero bombardeó a Horacio Larreta para luego soltarle la mano a Bullrich. Evidentemente, la predilección e identificación de Macri con Milei, no solo lo hace explícito, sino que públicamente anunció su apoyo en el ballotage.
Con el antecedente de un grupo de dirigentes radicales que dieron un apoyo a Massa en la primera vuelta, después del 22 de octubre, hay una fuerte decisión de un sector del Radicalismo en dar un apoyo al candidato del peronismo.
Massa supo revertir la situación adversa después de los resultados de las PASO con una serie de gastos y subsidios orientados a la base peronista obrera y popular. Estas medidas económicas, aunque claramente limitadas e insuficientes a largo o medio plazo, tuvieron un impacto sobre las masas trabajadoras: devolución del IVA, eliminación de la cuarta categoría o impuesto al salario, aumento de presupuesto educativo, aumento en las tarjetas de Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), aumento a jubilados etc., etc., etc.
Por otro lado, el instinto de clase de las masas de parar a la locura de la ultra derecha –un criterio sano y lógico desde el punto de vista de la clase obrera– impulsó –a muchos de los trabajadores que no votaron en los PASO– a votar contra Milei.
Otro factor a tomar en cuenta ha sido la preocupación de la burguesía, o por lo menos de gran parte de ella que se veía perjudicada con las medidas económicas planteadas por el candidato de LLA, sino también una preocupación en torno a la política de estallido de Milei –plan motosierra, dolarización vía eliminación del Banco Central, etc.–, ya que, cualquiera de las medidas propuestas en su campaña, podrían jugar como un acicate de la derecha y abrir un canal de lucha incontenible de los de abajo.
Massa supo además blandir la bandera del gobierno de unidad nacional. Ello fue visto como un acierto por amplios sectores de la población, acierto en el sentido que de esta crisis se sale con todos y entre todos. Pero, lamentablemente una cosa es cómo ven y entienden al gobierno de unidad nacional los de abajo y otra cómo lo ven y lo entienden las clases dominantes. En realidad, el gobierno de unidad nacional no es más que un frente de los explotadores contra la clase obrera y los sectores populares. Un frente para imponer el ajuste que el Fondo Monetario demanda.
Es verdad que un sector de la burguesía juega en lo económico con China y los BRICS, con cierto “perjuicio” hacia el imperialismo estadounidense. Brasil es el primer importador de productos argentinos, y detrás de esto, como señalamos, hay sectores capitalistas “nacionales” que no quisieran ver sus negocios perjudicados en el caso que Milei ganase.
La discusión de estos días sobre que Milei se baje de la segunda vuelta, es una discusión de los empresarios y los representantes políticos que no solo intentan condicionar al falso libertario, sino que, después de los resultados del domingo 22 de octubre, también apuestan a Sergio Massa como el garante de la gobernabilidad.
Es importante no ver espejos de colores que nos cieguen, puesto que no hay enfrentamientos entre el imperialismo y la oligarquía financiera con el resto de la gran burguesía.
Marc Stanley, embajador de EEUU en Argentina, fue el que señaló: “sin importar la ideología o la posición partidaria, formen una coalición”. Un gobierno de consenso para el saqueo de los recursos naturales y en contra de las masas. ¿Acaso no es esto mismo lo que Massa pregona desde hace tiempo?
Massa da garantías a la clase dominante de una continuidad democrática, empleando el velo de la democracia parlamentaria para seguir adelante con el plan de ajuste, tanto sobre los sectores en blanco asalariados como sobre el conjunto de la clase explotada y oprimida.
Aunque Milei es en teoría el campeón del ultra liberalismo, la política de Massa de dejar hacer al mercado financiero –que implica nuevas devaluaciones o detiene la economía “al no haber precios”– está ya empujando a los salarios a seguir el camino devaluatorio.
Debemos prepararnos para enfrentar a la derecha con los métodos de nuestra clase, con la organización, la movilización y la preparación de la huelga general. Debemos construir espacios democráticos dentro de nuestras organizaciones sindicales de primer y segundo grado, los cuerpos de delegados y las juntas internas, espacios de debate en las fábricas y en las escuelas, en las empresas y en las barriadas populares.
Nos encontramos en una etapa preparatoria, y la misma exige, fundamentalmente, la comprensión de la situación política. Los tribunos revolucionarios de nuestra clase deben llevar adelante las tareas de agitación señalando los pasos que debemos dar de conjunto para enfrentar el ajuste con los métodos de lucha de la clase obrera.
Más allá del gobierno que surja del balotaje, sea el que fuere, de manera brutal o dejando hacer y “recomponiendo” el salario, en el actual contexto de crisis y ajuste las condiciones de vida y trabajo seguirán degradándose paulatinamente.
También es importante resaltar que el auge de Milei es la consecuencia directa de la política del Frente de Todos / Unión por la Patria aplicando al ajuste del FMI que le dio continuidad al fenomenal ajuste que ya venía aplicando Juntos por el Cambio desde 2015. Es sobre este malestar, el de un país empobrecido para los de abajo, que Javier Milei pudo cabalgar para crecer.
La burguesía en sus diferentes facciones, sus representantes políticos y el imperialismo, tienen plena conciencia de hacia dónde va la situación. Se encuentran ante gobiernos inestables y cualquier intento de avanzar en lo económico –destruyendo las condiciones de vida de las y los trabajadores– implica un desequilibro en lo político, una desestabilización de la situación política. En esto consiste el delicado equilibrio inestable de la situación actual.
Los sectores más conscientes de la clase trabajadora y la juventud deben prepararse para un futuro marcado por las tormentas sociales y políticas. La independencia política de nuestra clase en relación al Estado, los partidos del régimen y sus gobiernos, es fundamental. Pero esta pelea va de la mano de la construcción del partido revolucionario, que vaya materializando el programa revolucionario en la clase obrera y la juventud.
Estamos presenciando y viviendo momentos históricos en el mundo. La moneda corriente en todos lados es de inestabilidad, de revoluciones y contrarrevoluciones, de guerras y hambrunas. Es el rostro enfermo del capitalismo, es el rostro del horror sin fin.
Los comunistas intervenimos por las reivindicaciones de nuestra clase, pero también establecemos los puentes necesarios hacia una nueva forma de poder obrero. Sin esta vinculación las luchas tarde o temprano entran siempre un callejón sin salida.
Gane quien gane la tarea es enfrentar a la derecha del FMI y al ajuste capitalista, en las calles, con movilización y organización.
Sumate con la Corriente Socialista Militante (CMI Argentina).
Miriam Bregman miente
Massa y Milei son lo mismo
Massa y Milei son Sionistas
No vote al Sionismo, vote en blanco.
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