Una tercera moción de vacancia [moción de censura] se había presentado contra Pedro Castillo y se discutiría el día 7 de diciembre, ante el Congreso. Sin embargo, a las 11:45 am Castillo dio un mensaje a la nación anunciando la disolución del parlamento, como respuesta ante los múltiples ataques y trabas que han puesto a su mandato desde el inicio.
Como habíamos advertido en artículos anteriores, la derecha reaccionaria y la oligarquía peruana harían todo lo posible por deshacerse de este ente extraño que se atrevió a ocupar un lugar en su aparato estatal. A pesar de que Castillo en todo momento se comprometió a mantener el régimen constitucional burgués, la burguesía simplemente no soporta a alguien que no pertenece a su clase, a alguien que viene del pueblo plebeyo.
Ante esta situación de confrontación y de parálisis política, Pedro Castillo hizo un llamado a la OEA hace unas semanas para que interviniera. Desde la CMI Perú expusimos que no estamos de acuerdo en la participación de la OEA dado que es un organismo del imperialismo americano para intervenir en todos los países de América Latina para hacer valer sus intereses contra cualquier intento del pueblo por su emancipación, incluyendo a los reformistas tímidos que no plantean una lucha seria contra el capital, el día de hoy, los acontecimientos nos han dado la razón, pues ante la convulsión política que ha causado el anuncio de Castillo, la OEA ha declarado que hubo un agravio a la constitucionalidad del Perú por parte del presidente, ha reconocido su vacancia y la presidencia de Dina Boluarte.
Después del anuncio del presidente la situación política se ha vuelto caótica, la burguesía empezó a movilizar a su Estado, a los medios de comunicación, las redes sociales y a las fuerzas armadas del Perú, anunciando un supuesto “Golpe de Estado”, un atentado al orden constitucional y a la democracia, enarbolando la necesidad de defender la institucionalidad del acto “dictatorial” de Castillo. Han reunido al congreso, han votado su vacancia y han nombrado a Dina Boluarte nueva presidenta. En esta situación no podemos dejar de mencionar que tanto la bancada magisterial como la de Perú Libre han votado, en su mayoría, por la vacancia de Castillo, lo cual nos parece un acto bajo y cobarde, pues como representantes de la “izquierda” peruana, saben muy bien que la ingobernabilidad y las purgas en los ministerios provenían del congreso mayoritariamente de derecha. Son inadmisibles las declaraciones de gente que se hace llamar “marxista, leninista mariateguista” justificando su voto o abstención por la vacancia ante la necesidad “de defender la democracia, la constitución”. Un verdadero marxista nunca caería en la trampa de la defensa abstracta de la “democracia” ni la “constitucionalidad” burguesa. Hay que ver más allá de las formas y esclarecer el auténtico carácter de clase de los procesos. Hoy hemos asistido a un golpe de la CONFIEP, el aparato del estado burgués, el fujimorismo, las multinacionales mineras y la embajada de EE. UU. contra un presidente al que nunca aceptaron.
Lo acontecido el día de hoy da nuevamente un ejemplo al reformismo latinoamericano, se puede estar en el gobierno pero eso no significa tener el poder. Mientras la burguesía ha actuado al unísono movilizando sus fuerzas para lograr su objetivo, Pedro Castillo simplemente desapareció, pues hizo su anuncio sin un llamado a las masas a defender su decreto, decreto que además era muy popular entre los sectores en lucha, no ha habido una marcha en el último periodo en el Perú que no haga el llamado al cierre del congreso. A pesar de las medidas tibias y las negociaciones del presidente con la derecha, las masas han mostrado siempre su apoyo incondicional al gobierno que asumen como suyo, pero el error más grande de Castillo ha sido buscar alianzas y apoyo en las instituciones burguesas y no en las masas obreras y campesinas del Perú que lo pusieron en la presidencia.
En este momento hay mucho en juego para la clase oprimida del Perú, ya no se trata de si Castillo sí o no, se trata de impedir que la derecha ascienda en un proceso de contrarrevolución, la cual es la base fundamental sobre la cual le gusta dominar a la derecha ya que puede aplicar todo su programa con el ejército y la policía en las calles.
Nuestra lucha en estos momentos es contra el golpe burgués-oligárquico, para llevar adelante una lucha revolucionaria para expropiar a la burguesía, terminar con el odiado ejército y la odiada constitución fujimorista. Es necesario levantar y fortalecer una organización popular desde las bases que pueda ofrecer una alternativa socialista a esta crisis política que se ha abierto en el régimen burgués peruano. Esta situación no es algo secundario, se trata de una cuestión urgente, puesto que la vida y el futuro de nuestra clase está en riesgo. Es preciso que las masas obreras y campesinas del Perú salgamos a las calles no solo a defender al presidente, sino a plantear la cuestión de quién manda, si la CONFIEP o las masas obreras y campesinas.
Tenemos que hacer llamados a elegir representantes de las organizaciones sindicales, estudiantiles, organizaciones de mujeres y de campesinos, y estas tienen que llamar a una unidad de la lucha para enfrentar al enemigo que se centra en estos momentos en el Congreso, hacer un llamado serio a luchar contra la oligarquía y contra los altos mandos del ejército burgués.
En las calles suena la consigna: ¡Que se vayan todos, nuevas elecciones! que expresa la oposición a los congresistas que desde un principio sabotearon al presidente Castillo, y además la exigencia de que un nuevo presidente sea electo por el pueblo, no por esa cueva de bandidos. Es una aspiración democrática justa. Sin embargo, debemos sacar todas las conclusiones necesarias de la experiencia de la presidencia de Castillo. Obreros y campesinos pueden elegir a un presidente, pero los que mandan de verdad son los que tienen el poder económico, controlan los medios y el aparato del estado. No basta con cambiar de gobierno, hay que cambiar de sistema. Pero para llegar a eso necesitamos la organización y movilización de las masas oprimidas y una dirección revolucionaria que tenemos que construir.
Insistimos, estas movilizaciones no serán para defender a Castillo, porque él ha demostrado que no ha estado a la altura de los acontecimientos, todo lo que ha sucedido ha sido consecuencia de su actitud tímida y servil, el hecho de que la burguesía ahora este envalentonada y que esté intentando dar este golpe es resultado de su política de conciliación de clases. Estas movilizaciones y esta lucha que tenemos que dar es fundamentalmente por nosotros, por la clase obrera y por los pobres de este país, que a final de cuentas seremos los que pagaremos caro el hecho de que la burguesía vuelva tomar pleno control de su Estado, donde no habrá nadie que les impida aplicar sus anhelados planes de ataques a los intereses de la clase obrera derivados de la crisis del sistema capitalista.
En estos momentos, Pedro Castillo y su ex premier Aníbal Torres han sido apresados, y Dina Boluarte ha juramentado en la presidencia, con un discurso llamando a la tregua, a formar un gobierno de unidad nacional con todas las fuerzas políticas del Perú, solicitando un plazo para rescatar al país de la corrupción y el desgobierno. Pero nada cambiará, el Estado burgués es la herramienta de la burguesía para salvaguardar sus intereses. Con la derecha no se negocia, a la derecha se le combate, con organización y en las calles.
La situación política del Perú es muy crítica y desde la CMI-Perú hacemos un llamado a todas las organizaciones en lucha a salir juntos a las calles, a demostrar que el verdadero poder viene del puño de la clase obrera y los campesinos pobres organizados y revolucionarios.