Antecedentes
El nacimiento de la Alternativa Popular Revolucionaria (APR), en 2020, resultó del reagrupamiento político entre diversos partidos y movimientos de izquierda que decidieron romper con la política entreguista, anti-obrera y anti-popular del gobierno Maduro.
Desde el 2018, Lucha de Clases –Corriente Marxista Internacional– venía planteando la necesidad de construir una alternativa revolucionaria y una nueva referencia de izquierda para los trabajadores de la ciudad y del campo, frente a la aceleración del viraje pro-capitalista del gobierno, el desplome en los niveles de vida del pueblo trabajador y ante la necesidad de mantener limpias las banderas del socialismo. Para entonces, tal propuesta no fue tomada en cuenta por los partidos y agrupaciones de izquierda, quienes decidieron mantener su apoyo a Maduro para las elecciones presidenciales del 2018.
Posteriormente, el incumplimiento de los respectivos acuerdos firmados por Maduro y el PSUV a petición del Partido Comunista de Venezuela (PCV) y Patria Para Todos (PPT), sumado a la profundización de la política pro-capitalista gubernamental y la criminalización y judicialización de las luchas sociales, propiciaron, dos años después, la ruptura de varias organizaciones con el Gran Polo Patriótico (GPP) y el surgimiento de la APR, a partir de un grupo de partidos y organizaciones que decidieron trascender el Frente Anti-fascista y Anti-imperialista (FPAA). Luego de múltiples esfuerzos y reuniones, vio la luz la declaración política del 11 de agosto del 2020 (1), que sería la partida de nacimiento de esta nueva alianza de izquierda.
Como establecimos las organizaciones firmantes del Comunicado de la Alternativa Popular Revolucionaria, del 11 de agosto del 2020: “Esta iniciativa surge de la necesidad de orientar una expresión y una respuesta política a las demandas, reivindicaciones y luchas diversas que encaran la clase trabajadora venezolana, las campesinas y campesinos, las comuneras y comuneros, los estudiantes y todos los sectores populares, ante la carestía de la vida, los bajos salarios, la especulación comercial sin freno, la corrupción, la desidia institucional, el irrespeto sistemático a los derechos fundamentales del pueblo, la criminalización y judialización de las luchas, la terrofagia terrateniente, y la adopción de políticas regresivas por parte del gobierno nacional. En suma, todas las calamidades que padecen las grandes mayorías nacionales responden a la crisis estructural del capitalismo venezolano, a la asfixia económica del imperialismo estadounidense –que rechazamos de manera contundente– y la aplicación, por parte del ejecutivo nacional, de una política de ajuste macro-económico burgués” (1).
Asumiendo el reto electoral de las parlamentarias del 2020, la APR, que a posteriori no dejaría de recibir múltiples ataques provenientes del PSUV y la institucionalidad, trazó su rumbo sin definir un programa unitario, a nuestro entender necesario para definir una propuesta que solidificara la alianza mediante la delimitación de principios y objetivos de lucha, y que conectara con el sentir de la clase obrera y todos los sectores oprimidos.
Superado el evento electoral parlamentario, la ocasión era propicia para iniciar un proceso de discusión, construcción subjetiva y de llamado a los sectores populares para el fortalecimiento orgánico de la alianza y para acumular mayores fuerzas. Surgió así la propuesta de convocar a un Congreso Fundacional, para el cual se realizó un llamamiento público el 19 de abril del presente año.
La importancia del Congreso Fundacional de la APR
Para Lucha de Clases, la realización del Congreso Fundacional de la APR, y con él la conformación de Núcleos de discusión y organización territorial y sectorial en todo el país, constituyó durante todo el año la prioridad estratégica que la alianza debía atender. Concebimos tal postura ante una iniciativa que podía agrupar y organizar a los sectores avanzados que se identifican con la alianza, atraer mediante el debate a múltiples sectores a los que estamos llamados a ganar y construir desde las bases los cimientos políticos y programáticos de un nuevo movimiento presto a orientar una salida revolucionaria a la crisis del sistema capitalista.
Tal posición la manifestamos de forma recurrente en todas las reuniones de la Comisión Política Nacional (CPN) y de manera pública a través de nuestra declaración ¡Desafíos y potencialidades del Congreso Fundacional de la APR: ¡Construyamos una herramienta de lucha! (2): “Para Lucha de Clases es vital la clarificación política de dicha unidad, la cual debe partir de un balance y una lectura unitaria de las tendencias generales de la situación nacional e internacional, que derive en el acuerdo de un programa revolucionario, que no es más que una declaración de intenciones y objetivos de cara a la lucha inmediata del pueblo trabajador y oprimido, y sus alcances más profundos en torno a las tareas históricas de transformación socialista de la sociedad. El definir un programa unitario revolucionario, del cual se desprenda la estrategia y las tácticas de lucha, se promuevan liderazgos acordes al mismo y que conecte con las aspiraciones de la clase obrera y el pueblo –sobretodo con su capa de activistas y liderazgos avanzados–, es el mejor antídoto contra el oportunismo y el arribismo”.
Lo anterior, no implicaba, desde nuestra apreciación, desatender el tema electoral, sino más bien fortalecer la coalición para encarar de manera más organizada no solo los procesos comiciales, sino también las diversas luchas obreras y populares que la alianza debía acompañar.
Después de un gran esfuerzo, la alianza acordó publicar un Llamamiento público al Congreso Fundacional (3) –a partir del acto realizado el 19 de abril–, crear una comisión preparatoria de todo el proceso congresual y distribuir las responsabilidades de elaboración de los borradores de documentos, a discutir en los Núcleos APR que debían crearse a nivel nacional.
El Llamamiento al Congreso Fundacional de la alianza señalaba: “Este Congreso debe convertirse en un espacio de encuentro e intercambio, de solidaridad y debate fecundo entre quienes estamos luchando; servirá para caracterizar la crisis capitalista mundial y nacional que se agrava con la pandemia por la covid-19; permitirá que las y los iguales nos escuchemos, tracemos rumbos de acción común para la liberación nacional y social, que se sostenga en una salida revolucionaria y no en favor de la burguesía, de la crisis del capitalismo dependiente y rentista venezolano y organizarnos para luchar y triunfar; además de servirnos para discutir un manifiesto político, unas líneas programáticas y de lucha, y unas normas de funcionamiento que cohesionen y fortalezcan la APR”.
Durante el proceso, elevamos una propuesta de borrador de Instructivo para la constitución de los Núcleos APR, para ir registrando los mismos mientras nos preparábamos para el Congreso Fundacional. Dicho texto no fue aprobado de forma unánime y por lo tanto no se presentó ni en el Lanzamiento del Congreso Fundacional el 19 de abril, ni posteriormente, a pesar de haber sido modificado en varias oportunidades.
Sin embargo, en varias regiones de Venezuela militantes y simpatizantes de algunas organizaciones de la APR –entre ellas la nuestra–, comenzaron a constituir sus Núcleos sin mayores orientaciones de la CPN, y hoy día dicho proceso continúa tomando como referencia que el Llamamiento de abril expresaba lo siguiente: “(…) Les invitamos a participar en el Congreso Fundacional de la Alternativa Popular Revolucionaria (APR), y a conformar a nivel local, gremial y sectorial núcleos de la APR para luchar mejor y triunfar”.
Lamentablemente, las tendencias electoralistas de la APR volcaron las agendas y las prioridades de la coalición al tema puramente comicial, a expensas de un plan de protesta y lucha mucho más activo y del necesario fortalecimiento interno y hacia afuera, que hubiese sido posible con la realización del Congreso Fundacional. Esto ya lo alertamos en su momento y lamentamos la consumación de dicho escenario: “(…) no solo existen dificultades en cuanto al contexto en el que se desarrolla el trabajo político de la APR. También pueden surgir escollos al interior del frente, como los peligros a ceder ante las presiones electoralistas, las cuales, sino se asumen de manera mesurada, pueden distraer nuestra atención hacia la consolidación de la alianza mediante el Congreso Fundacional (…)”.
Aún hoy no se ha definido una fecha para la realización del Congreso Fundacional, lo cual consideramos debe establecerse en la mayor brevedad posible.
¿Política estratégica o política electoral como un fin en sí mismo?
En la medida que se acercaba el proceso electoral, las reuniones preparatorias del Congreso Fundacional fueron relegadas por encuentros con un marcado énfasis comicial, lo que retrasó la aprobación, por parte de la CPN, de los borradores de los documentos preparatorios, de los cuales se aprobaron finalmente dos de los tres previstos: el Manifiesto Político (4) y las Líneas Programáticas, quedando pendiente las Normas de Funcionamiento de la APR (una suerte de estatutos).
El hecho de que una cuestión coyuntural como las elecciones haya anulado una necesidad estratégica, como el Congreso Fundacional, nos resultó bastante preocupante, hecho que no dejamos de alertar durante la mayor parte del año.
Con esto no buscamos señalar que la APR debía desvincularse de la contienda electoral, adoptando una postura abstencionista o de boicot a las elecciones. Nada más alejado de la realidad. Los marxistas, siguiendo las lecciones de Lenin en La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo, entendemos los procesos electorales como oportunidades tácticas para difundir las ideas y el programa revolucionario, así como también para la acumulación de fuerzas. Hasta que la clase obrera no constituya sus órganos de poder lo suficientemente maduros y capaces para derrocar a las clases dominantes y emprender la toma del control de la sociedad, los comunistas no podemos renunciar a cualquier posibilidad táctica de extender la influencia del programa revolucionario.
Precisamente, por la necesidad de difundir el programa, era más que necesario acordar, en el seno de la APR, una propuesta devenida de una discusión congresual que involucrara a todos los sectores de base dispuestos a acompañar a la alianza y con miras a conectar con más segmentos de las clases trabajadoras. Nuevamente, la APR como coalición, más allá de los programas particulares de cada candidato u organización, decidió asistir al proceso electoral sin las municiones argumentales y propositivas propias de un programa unitario, que le hubiese dado cohesión nacional a sus candidatos y un norte político bien definido.
El nuevo desafío electoral ha sido encarado por la Alternativa no sin enfrentar la incesante censura mediática, arbitrariedades y atropellos institucionales, como la inhabilitación de Eduardo Samán a postularse como candidato a la Alcaldía del municipio Libertador de Caracas, así como el bloqueo de casi una veintena de candidatos presentados en varias regiones del país. No podemos más que rechazar tales acciones que demuestran el temor del gobierno por el potencial desarrollo que pudiera tomar la APR en el futuro. Desde un principio hemos dicho que la Alternativa cuenta con posibilidades de convertirse en una gran referencia obrera y popular, solo a condición de que adopte una política revolucionaria correcta al calor de las distintas luchas sociales y mediante un claro programa revolucionario.
Sin embargo, estas elecciones regionales del venidero 21 de noviembre han aflorado, en algunas organizaciones de la APR, muchos de los vicios que suelen manifestarse en medio de tales procesos y que desde Lucha de Clases rechazamos.
Candidaturas, candidaturitis y el método de selección
Con el inicio de las discusiones sobre el proceso de selección de candidatos, y ante el poco interés de las demás organizaciones por decantar las candidaturas con base a perfiles que se adecuarán al borrador de Líneas Programáticas acordado por la alianza, desde Lucha de Clases hicimos un fuerte énfasis por el establecimiento de criterios generales mínimos que permitieran facilitar la escogencia, más allá de los nombres y apellidos. Entre estos criterios, destacamos: solvencia moral revolucionaria, defensa de las ideas de izquierda en general y del proyecto de programa de la APR en particular, ninguna vinculación con sectores de derechas y clara oposición a la integralidad de políticas pro-capitalistas del gobierno.
La alianza acordó debatir las candidaturas a gobernadores y alcaldes de varias capitales priorizadas en la Comisión Política Nacional. Pero luego se propuso que cada comisión regional presentara sus propuestas y si no se lograban consensos, entonces intervendría la CPN. Esta política de selección generó que, en algunos Estados, varias organizaciones no asistieran a las reuniones regionales para obstaculizar el consenso, y de este modo llevar el debate a la CPN, donde tal vez pensaban tener mejores condiciones de negociación. Este fue el caso de la Corriente Uzcátegui (antiguo PPT, intervenido de manera arbitraria por el TSJ) en el Estado Lara.
Vale referir que la orientación general del Partido Comunista de Venezuela (PCV) de intentar posicionar en la mayoría de Estados el primero en la lista para los Consejos Legislativos, generó fuertes fricciones con varias organizaciones, sobre todo con la Corriente Uzcátegui. El escenario más plausible era que, a partir de la realidad objetiva de las organizaciones en cada región y también de los objetivos de crecimiento la alianza, se determinaran las posiciones, pero la objetividad en materia electoral es muy compleja para algunas organizaciones que suelen sobredimensionar su situación concreta para justificar la solicitud de “puestos salidores” y candidaturas.
Desde nuestra organización tuvimos desacuerdos a la idea presente en la mayoría de agrupaciones de buscar alianzas con “figuras” ajenas a la APR, para tratar de obtener mayor cantidad de votos, como lo fue en el caso de Antonia Muñoz en Portuguesa, quien luego de acordar su postulación a través de la tarjeta del PCV, posteriormente fue asumida como dirigente nacional de UPP89, partido que hasta julio del presente año formó parte de la coalición de derecha moderada Alianza Democrática, la misma donde hacen vida los séquitos de Claudio Fermín y Timoteo Zambrano, ciertas directivas de partidos como AD y VP intervenidos por el TSJ para dividir al G4 pro-imperialista, y nuevos partidos surgidos de la llamada “Operación Alacrán”.
Desde luego, consideramos necesario partir del proceso de selección de candidatos para tratar de generar alianzas con sectores y organizaciones de base obreras, campesinas y populares, capaces de fortalecer la propuesta electoral de la coalición, con liderazgos genuinamente revolucionarios y prestos a incorporarse a la Alternativa de forma definitiva. Esto en varios casos se alcanzó. Pero lo que reprochamos es que en otros casos el cálculo puramente electoral llevó al apoyo de candidaturas que tributan muy poco (o nada) a la necesidad estratégica de acumular fuerzas entre los sectores avanzados del pueblo trabajador.
En algunos Estados se presentaron situaciones complejas por la designación de candidaturas a gobernadores o por los primeros en las listas regionales. En la mayoría de los Estados, se lograron resolver dichas problemáticas y en otros hubo fuertes diferencias, como en el caso de Carabobo, donde organizaciones como el PRT y CRP decidieron apoyar a Acosta Carles, mientras que Izquierda Unida respaldó a Ivonne Telles. El resto de organizaciones de la APR como PCV y Lucha de Clases decidimos apoyar a Ricardo Adrián, proveniente de la Corriente Revolucionaria del Poder Popular. En los casos de Lara y Miranda, la Corriente Uzcátegui aspiraba los primeros en las listas regionales, y al no conseguirlo, optó por postular a sus activistas en la tarjeta de UPP89.
Merece la pena destacar el caso particular del Estado Miranda donde Izquierda Unida, que también ha formado parte de la APR, postuló sus cuadros en la tarjeta de Bandera Roja, organización que aunque sus orígenes provienen de la izquierda radical, su legado quedó marcado tras apoyar numerosas embestidas golpistas y desestabilizadoras de la derecha en el pasado. Esta es la razón por la que Lucha de Clases se ha desmarcado totalmente de la candidatura de Félix Velásquez a la gobernación del Estado Miranda.
En esta misma región, la tarjeta de UPP89, donde se postularon los activistas de la Corriente Rafael Uzcátegui, apoya la candidatura a gobernador del reaccionario David Uzcátegui, proveniente de la derecha pro-imperialista y sectores empresariales del Estado, que han inyectado enormes recursos a su campaña. Recientemente, el G4 de la reacción declinó la postulación de Carlos Ocariz a la gobernación de Miranda para apoyar a David Uzcátegui, con lo que ahora tenemos, de manera vergonzosa, a una de las organizaciones fundadoras de la APR, la Corriente Uzcátegui, tras la cola de la derecha pro-imperialista. De manera contundente repudiamos tal situación.
Por si fuera poco, organizaciones como la Red Autónoma de Comuneros y la Corriente Uzcátegui han conformado una plataforma denominada Voluntariado en Defensa de la Democracia, que no es más que un espacio de confluencia con UPP89, Movimiento Centro, entre otras agrupaciones, para denunciar el ventajismo del PSUV, las inhabilitaciones injustificadas a numerosos candidatos y la negativa del CNE a admitir la creación de nuevos partidos. Aunque compartimos las causas que defiende el Voluntariado, diferimos de sus políticas y las alianzas que desarrolla.
Recientemente el Voluntariado sostuvo una reunión con representantes de la Unión Europea, la misma institución que ha impuesto sanciones económicas contra Venezuela y que solo han afectado al pueblo trabajador, en intención de denunciar los casos de arbitrariedad gubernamental contra los derechos políticos de las organizaciones que lo conforman. Por su parte, el PCV presentó un informe sobre las violaciones a sus derechos políticos, a los miembros de la misión de observadores internacionales de la UE. Estamos hablando de que varias organizaciones de la APR, en lugar de exigir a este organismo el levantamiento de la sanciones contra el país, se han presentado ante representantes de una institución del imperialismo europeo, que no tiene el menor interés en solventar los casos de ventajismo y arbitrariedad contra izquierda, pero que seguramente utilizará toda la información suministrada para cuestionar el proceso electoral venezolano que han venido a observar. Lucha de Clases no respalda ninguna de estas iniciativas.
Como vemos, en varias entidades la APR ya se ha dividido en líneas electorales. Lo más lamentable es que varias organizaciones, de manera autónoma, han referido a sus representantes como “los candidatos de la APR”, llamando a votar por tarjetas electorales que no pertenrcen a la alianza (UPP89 o Bandera Roja) y que tienen marcados vínculos con la derecha. De manera innecesaria, se le da argumentos al gobierno que, para confundir a las masas trabajadoras, ha esgrimido mentiras en torno a la APR sobre su falsa pertenencia a la derecha y el financiamiento –nunca probado– de Elliott Abrams a la Alternativa.
La posición pragmática de priorizar un puesto “salidor” postulando candidatos en tarjetas que tienen nexos la oposición de derecha y dividir la votación de la APR, además de las dos recientes reuniones de Rafael Uzcátegui con Antonio Ecarri, fueron los principales argumentos políticos por los que Lucha de Clases decidió retirar su apoyo a la candidatura del primero a la Alcaldía del Municipio Libertador de Caracas. De esto se desprende que no respaldamos ninguna otra postulación realizada en tarjetas electorales ajenas a la APR.
Como vemos, encaramos como coalición una nueva contienda electoral bastante desigual, y peor aún, divididos en algunos Estados. En esta ocasión, para varias organizaciones el cálculo electoral venció al cálculo estratégico.
Las tareas de la APR tras las elecciones
Es necesario abrir el debate sobre todos los aspectos mencionados y también sobre los alcances estratégicos, tácticos y los métodos de lucha que requiere la izquierda y la APR para avanzar. Claramente existen fuertes diferencias que requieren clarificaciones y delimitaciones respecto a qué bases deben sostener la unidad de la izquierda.
Creemos que en buena medida, parte de lo ocurrido derivó del hecho de que hasta hoy la APR haya avanzado muy poco en la clarificación de principios y un programa político rector para orientar su accionar. Tal situación ya fue alertada en nuestra declaración del 6 de agosto del 2020, Nace la Alternativa Popular Revolucionaria: ¡reconstruyamos la esperanza! (5):
“(…) Debemos emplazar a las organizaciones que conforman la alianza a dar una férrea batalla contra el oportunismo corrosivo, avanzando de manera más acelerada en la clarificación y definición de principios políticos y programáticos rectores de toda decisión organizativa y coyuntural (incluyendo las candidaturas). A diferencia de la práctica política acostumbrada –donde el oportunismo y el carrerismo pululan a sus anchas, para los marxistas las ideas, las tradiciones y el programa están en primer lugar, sirviendo como base fundamental sobre lo cual debe definirse toda decisión organizativa o práctica. No puede ser al revés. La práctica ha demostrado con suficiente elocuencia el fracaso de la política de la unidad sin principios o programa, el famoso «vente tu» y sus nefastas consecuencias entre la izquierda”.
No habrá una mejor ocasión para debatir y discutir los métodos empleados y sus resultados, que la celebración el Congreso Fundacional de la alianza, que hoy se torna como una necesidad impostergable. Desde Lucha de Clases proponemos que dicho evento se desarrolle durante el primer trimestre del año 2022, una vez sea superado el acostumbrado parón decembrino y dando margen para que las comisiones regionales y municipales de la Alternativa ejecuten una política más decidida en torno a la creación de Núcleos APR.
El Congreso Fundacional de la APR será una tarea estratégica imprescindible en el periodo post-electoral para delimitar, en líneas de clase, cuál es el camino a seguir: si orientar una política de acompañamiento a las luchas concretas de los trabajadores de la ciudad y el campo, si definir un programa que apunte hacia una salida revolucionaria de la crisis capitalista, si tratar de conectar nuestro mensaje con la vanguardia del movimiento; o bien continuar retrasando la necesaria discusión político-programática, diluyendo nuestro mensaje para hacerlo potable a sectores reformistas y de derecha –y tambien del empresariado–, y ahogar en oportunismo el potencial que aún posee la Alternativa. Una vez culmine el proceso electoral, no habrá más excusas para seguir retrasando un evento al cual convocamos el pasado mes de abril.
Por lo pronto, debemos dirigirnos a todos los compañeros y grupos locales y regionales honestos que, movidos por el imperativo de luchar, se han sumado a construir desde sus espacios la APR en dirección a una política revolucionaria. Los errores y contradicciones acumuladas hasta el presente solo pueden superarse mediante un proceso de discusión amplio, desde las bases, que marque una clara línea de clase en cuanto a la orientación futura, como en la definición de posiciones. De la misma manera en que hemos orientado a nuestra militancia a conformar el mayor número de Núcleos APR territoriales y sectoriales, llamamos a toda la colectividad, partidos, movimientos y personalidades agrupadas en la Alternativa, a crear dichas instancias de discusión y activación política concreta en cada barrio, comunidad, comuna o empresa donde tengamos presencia.
Por su parte, invitamos a todos los sectores obreros y populares que resisten los embates de la crisis capitalista –recargada sobre sus espaldas– a votar por los candidatos de la Alternativa Popular Revolucionaria, los cuales se ubican en la tarjeta del PCV (gallo rojo).
En tados los Estados donde Lucha de Clases postuló candidatos en esta oportunidad (Zulia, Lara, Mérida y Miranda), lo hemos hecho en la intención de promover el programa y las ideas que defendemos, las cuales se hallan plasmadas en los borradores de Manifiesto Político y Líneas Programáticas acordados hasta ahora por la alianza. Con un compromiso de cara al objetivo estratégico de edificar una alternativa revolucionaria y una referencia de lucha para los trabajadores, nuestros militantes candidatos no han dejado de encaminar esfuerzos para la conformación y consolidación de los Núcleos de la APR. A nuestro entender, este es el camino a seguir.
¡Construyamos la Alternativa Popular Revolucionaria!
¡Vamos al Congreso Fundacional de la APR!
¡Construir Núcleos APR en todo el país!
¡Por una salida revolucionaria a la crisis capitalista!
Fuentes:
- Comunicado de la Alternativa Popular Revolucionaria, 11 agosto, 2020 https://luchadeclases.org.ve/?p=8618&
- 2. Desafíos y potencialidades del Congreso Fundacional de la APR: ¡Construyamos una herramienta de lucha! https://luchadeclases.org.ve/?p=9524
- 3. Llamamiento ¡Vamos al Congreso Fundacional de la Alternativa Popular Revolucionaria! 21 abril, 2021 https://luchadeclases.org.ve/?p=9495
- 4. Manifiesto Político de la Alternativa Popular Revolucionaria. 11 agosto, 2021 https://luchadeclases.org.ve/?p=9762
- 5. Nace la Alternativa Popular Revolucionaria: ¡reconstruyamos la esperanza! https://luchadeclases.org.ve/?p=8580