Las fuertes lluvias han provocado graves inundaciones en varias regiones de Europa Central. Decenas de personas han muerto, muchas han resultado heridas y muchas más han perdido sus pertenencias. Se necesitarán años para reparar el desastre. El cambio climático ha aumentado la probabilidad de que se produzcan fenómenos meteorológicos extremos como este, lo que a su vez expone la mala gestión de la sociedad.
Los patrones y los políticos burgueses –que no se prepararon para este desastre a pesar de las advertencias– y quienes socavaron los servicios de emergencia a través de la austeridad son los culpables.
El 14 de julio, un sistema frío y de baja presión (apodado “Bernd” por los científicos) arrojó enormes cantidades de agua sobre partes del oeste de Alemania. En Renania-Palatinado (RLP), las áreas alrededor del valle de Ahr, la cordillera de Eifel y la ciudad de Tréveris se vieron particularmente afectadas.
En Renania del Norte-Westfalia (NRW), las ciudades de Hagen y Wuppertal, así como el distrito de Euskirchen, el distrito Rin-Sieg, el distrito Rin-Erft, el distrito Rin -Bergisch y partes de Tierras de Bergisches también se inundaron.
El 17 de julio, fuertes lluvias causaron inundaciones en el este de Baviera, desde Berchtesgadener Land hasta Passau y la Suiza Sajona. Los ríos también se desbordaron en los países del Benelux, así como en Austria, abriendo una franja destructiva por todos los distritos urbanos.
Inundaciones imparables
Dondequiera que las masas marrones de agua se abrían paso, dejaban lodo, árboles arrancados de raíz, fachadas de casas dañadas, casas derrumbadas, puentes barridos, autos volcados e incluso carreteras desgastadas.
En Erftstadt-Blessem, la inundación arrasó un enorme cráter en un pozo de grava. La tierra arenosa se deslizó varios metros, dejando al descubierto el sistema de alcantarillado. En la carretera principal cercana B265, el agua se elevó hasta 12 metros de altura en un punto bajo de la carretera, cubriendo muchos automóviles. La aldea de Schuld en el valle de Ahr se enfrenta a una destrucción que podría llevar años reparar.
En varios lugares, las presas se desbordaron o sufrieron daños. Además, más de 100.000 personas se quedaron sin agua potable, sin electricidad, sin teléfonos o redes de telefonía móvil durante días. Para algunos, estos servicios recién están siendo restaurados.
Muchos están de luto por la pérdida de sus familiares, amigos y colegas. En el momento de redactar este informe, han muerto más de 160 personas. Hubo al menos 117 víctimas solo en el distrito de Ahrweiler, donde más de 740 personas también resultaron heridas. Aún no está claro cuántos de los desaparecidos informados han fallecido.
Muchos tuvieron que ser evacuados. Los afectados por este desastre de inundaciones se encuentran en estado de shock, aturdidos por los daños en sus casas y apartamentos. Desde el miércoles, decenas de miles del personal de emergencia del cuerpo de bomberos, el servicio de socorro técnico, los servicios de rescate, la policía y otras fuerzas han estado en constante operación. Además, el Ministerio de Defensa emitió una alerta de desastre militar para Alemania occidental. Las fuerzas de la Bundeswehr se despliegan con tanques de limpieza y otro equipo pesado para operaciones de rescate y evacuación. Sobre el terreno, los afectados y los ayudantes han comenzado el trabajo de limpieza: quitar el barro con una pala antes de que se endurezca; bombeo de sótanos; y eliminación de escombros y enseres domésticos rotos.
No está claro cuán extenso es el daño y qué costos y esfuerzos implicará la reconstrucción. Las políticas de austeridad y privatización de las últimas décadas han provocado la falta de ingenieros, ingenieros de estructuras, trabajadores de la construcción y otras profesiones importantes para el mantenimiento y construcción de la infraestructura en las instituciones estatales.
¿Cómo ha podido suceder esto?
El periódico británico The Times informó el 18 de julio que el Sistema Europeo de Alerta de Inundaciones (EFAS) había emitido advertencias a las autoridades alemanas cuatro días antes (el 10 de julio) de la devastadora tormenta. Los investigadores de esta oficina de la UE habían determinado con mucha precisión que Renania, especialmente a lo largo de los ríos Erft y Ahr y en ciudades como Hagen y Altena, sufriría inundaciones “extremas”.
Hannah Cloke, que co-desarrolló el EFAS, habló con el Times de un “fallo monumental del sistema”. El 16 de julio, ZDF informó que el Servicio Meteorológico Alemán (DWD) había advertido a los municipios con anticipación sobre cantidades de lluvia de hasta 200 litros por metro cuadrado. En el sistema federal de Alemania, la responsabilidad del control de desastres recae en los distritos, las ciudades independientes y los municipios. Aparentemente, en muchos casos hubo muy poca y muy débil advertencia sobre el clima extremo, e incluso los esfuerzos de evacuación llegaron demasiado tarde.
Parte de la responsabilidad se está transfiriendo a los afectados. Algunas personas “carecen por completo de la comprensión de que tales lluvias persistentes conducen inevitablemente a inundaciones”, dijo Cloke según ZDF. Además, según Cloke, las personas deberían haberse informado de forma independiente a través de las aplicaciones de alerta meteorológica y ponerse a salvo.
Esta manera de escurrir el bulto es un insulto a las víctimas de este desastre. Si bien la responsabilidad personal es importante, los principales culpables de esta secuencia de fallas son las autoridades por no prestar atención adecuada a las advertencias. Mientras tanto, las políticas de austeridad de los gobiernos condujeron a la mala preparación y falta de coordinación de los servicios de emergencia involucrados en los esfuerzos de socorro. Todo esto en el país más rico y poderoso de Europa.
Tampoco es suficiente que la líder de DIE LINKE (Partido de Izquierda), Susanne Hennig-Wellsow, reclame gestos mayormente simbólicos como la renuncia del ministro del Interior, Horst Seehofer (CSU). Si bien Seehofer ciertamente debería irse, esta tragedia fue el resultado de décadas de decisiones políticas atroces por parte del Estado burgués. Esas decisiones seguirán siendo tomadas por quien esté a cargo, a menos que haya un cambio fundamental del sistema.
¿Qué ocurrirá ahora?
Para los afectados, queda la pregunta de quién asumirá el costo de hacer frente a toda esta destrucción. Muchas compañías de seguros especulativas no aceptan seguros en áreas de riesgo, o lo hacen solo a precios inaccesibles. Muchas personas afectadas no están adecuadamente aseguradas por los daños causados. Al mismo tiempo, estas empresas están colocando anuncios de nuevas ofertas en todos los periódicos después de la inundación, en un intento cínico de explotar la conmoción y la preocupación de la gente para concluir miles de nuevos contratos en todo el país.
Para muchas personas, el Estado tendrá que intervenir como asegurador sustituto. Los dos candidatos a canciller, Armin Laschet (CDU) y Olaf Scholz (SPD), así como la canciller saliente Angela Merkel (CDU), han prometido una asistencia rápida. Queda por ver con qué rapidez y en qué medida esta ayuda llegará realmente a los afectados, y hay motivos para dudar después de la experiencia con la ayuda de Coronavirus prometida.
Si bien es correcto que los afectados reciban ayuda rápidamente, el Estado no debe endeudarse por esto. Los llamamientos para recaudar dinero de la población también son absurdos. El gobierno debería desviar el dinero de las grandes corporaciones mediante gravámenes especiales. Después de todo, entre estos peces gordos se encuentran los grandes contaminadores que son los principales responsables del cambio climático que, en primer lugar, aumenta la probabilidad de que se presenten estas y futuras condiciones climáticas extremas ¡Que paguen por las consecuencias!
Oportunismo
Los políticos de la CDU / CSU, el SPD, los Verdes y otros partidos dominantes están utilizando la catástrofe para sus campañas electorales federales. Con botas de goma, los candidatos visitaron pueblos de NRW, RLP y Bavaria. Scholz y Laschet se presentaron cada uno como gestores de crisis, con promesas de ayuda.
Annalena Baerbock (Verdes) contará con que el enfoque en el cambio climático dará un nuevo impulso a los Verdes, como ya lo han hecho a través del movimiento Fridays for Future. Los Verdes volvieron a hundirse por debajo del 20 por ciento en las encuestas después de que su candidato a canciller publicara un libro poco inspirador y pobremente documentado. Están desesperados por un impulso.
Este evento meteorológico extremo y las fallas sistémicas que expuso influirán en las encuestas ya enormemente fluctuantes para las elecciones federales y las encuestas de opinión sobre los temas críticos para las elecciones. Los ciudadanos seguirán y evaluarán más de cerca las acciones y declaraciones de los partidos y sus candidatos. La volatilidad de la opinión pública es un elemento nuevo en la política alemana. Indica una creciente politización y polarización de la sociedad.
Protección climática insuficiente
El ministro-presidente de Renania del Norte-Westfalia, Armin Laschet, metió la pata en WDR-Aktuell, cuando respondió con entusiasmo a una pregunta crítica de la presentadora sobre la política climática del gobierno estatal en NRW: “No, disculpeme señorita. No porque haya ocurrido esto, se debe cambiar de política” ¿Qué ha sido exactamente esta política?
En 2016, NRW estuvo muy por debajo del promedio nacional en reducciones de CO2 desde 1990. Al menos el 50 por ciento de su electricidad se genera a partir del carbón. Las energías renovables juegan un papel subordinado. El 27 por ciento de las emisiones a nivel nacional se emiten en NRW. La eliminación gradual de la generación de energía fósil y la conversión de la industria a procesos de producción climáticamente neutrales se han retrasado en interés de las corporaciones.
Los otros políticos burgueses no han perdido la oportunidad de afirmar que es necesario centrarse rápida y ampliamente en la protección del clima ahora, pero a nivel federal o estatal, la CDU / CSU, el SPD, el FDP y los Verdes están siguiendo la política opuesta. En Alemania, las empresas reciben directa o indirectamente más de 16.000 millones de euros en subvenciones estatales para la extracción y el uso de combustibles fósiles. En efecto, el gobierno y todos los partidos financian a quienes contaminan.
Viviendo con acontecimientos climáticos extremos
Como se señaló, este desastre por inundaciones en Europa Central es una consecuencia del cambio climático. Durante décadas, los investigadores climáticos y los meteorólogos han advertido que el calentamiento global conducirá a un aumento de los patrones climáticos extremos. Esto ha sido probado estadísticamente; en las últimas décadas, las olas de calor y las fuertes lluvias se han vuelto más frecuentes e intensas.
En Canadá este año, el récord de calor del año anterior se superó en 5 grados centígrados. Los investigadores del clima no pueden descartar que en los próximos años también se midan temperaturas de alrededor de 50 grados centígrados en Europa Central. El calor intenso y la sequía, así como los aguaceros fuertes, serán más comunes.
El problema surge no solo de las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también de las ciudades densamente construidas; pocos espacios verdes y árboles; y la continuación de la construcción de autopistas como la de Dannenröder Forst en Hesse (con el apoyo de los Verdes, donde forman parte de la coalición gubernamental).
No nos oponemos al desarrollo industrial. Pero si queremos controlar el cambio climático, es decir, detener el calentamiento global y reducirlo a largo plazo, tenemos que alejarnos del uso de combustibles fósiles en la producción industrial. Mientras tanto, tenemos que adaptar nuestras ciudades a los extremos climáticos.
Por ejemplo, es necesario alejarse del transporte privado; favorecer el aislamiento de edificios; una nueva planificación urbana y de construcción; los sistemas de alcantarillado deben adaptarse a las lluvias; etc. Esto debería haber comenzado cuando los investigadores del clima ya emitían sus advertencias en los años 70 y 80.
Sin embargo, invertir en este tipo de reforma masiva de la infraestructura no es rentable de inmediato. Por lo tanto, los capitalistas se han olvidado de hacerlo, contentándose en cambio con extraer superbeneficios de la producción de combustibles fósiles y las industrias contaminantes. Bajo una economía planificada, administrada por la clase trabajadora para las necesidades humanas, este tipo de inversiones serían una prioridad absoluta.
¿A quién culpar?
No debemos dejar a la iniciativa de las empresas privadas lucrativas, y los partidos burgueses aliados con ellas, la aplicación de las medidas necesarias en la prevención de desastres y la protección del clima.
Está claro para la clase dominante que ya no pueden seguir operando como antes, como demuestra un informe filtrado de JP Morgan, uno de los mayores financistas de combustibles fósiles. El informe admite que el modo de producción actual, basado principalmente en la producción de energía fósil, está acelerando el cambio climático. Sin embargo, la clase dominante está engañando a la población y saboteando las medidas de protección climática. No es de extrañar que JP Morgan quisiera que este informe se ocultara al público.
Lo que necesitamos es el debate público más amplio posible sobre la ciencia de la investigación climática y los pasos para evitarlo: en lugares de trabajo, vecindarios, universidades y escuelas. Solo si todos los trabajadores participan democráticamente en la planificación y ejecución de las medidas necesarias, se garantizará el apoyo a estas medidas.
Se necesita una economía planificada para garantizar que la lucha contra el cambio climático no se realice a expensas de la clase trabajadora. Los descubrimientos científicos y el conocimiento técnico no deberían beneficiar a las corporaciones privadas con fines de lucro, sino a toda la humanidad. Deberíamos decidir democráticamente la inversión en proyectos de infraestructura y construcción. Para que esto suceda, los bancos, las industrias clave y las instituciones de investigación deben ser nacionalizadas y administradas por los trabajadores como parte de un plan general.
De esta manera, podemos crear una sociedad en la que se proteja el sustento de la humanidad y se satisfagan las necesidades de las generaciones futuras y vivas, y no más familias se vean obligadas a sufrir el dolor y la indigencia a manos de las catástrofes climáticas.