El peor enemigo de la espontaneidad es la fatiga. Se cuela entre las articulaciones del movimiento hasta dejarlas inertes o torpes, propensas al error. El entumecimiento provoca la desazón y con esta llegan los oportunistas y avanza la reacción.
La incertidumbre nacida de allí se vuelve desesperante y se contagia fácilmente con derrotismo, decepción y miedo. El enemigo engrandece y se refuerza con el efecto de su propia violencia irracional, que enluta. El poder estatal le sustenta, por eso infla el pecho y se muestra triunfante. Sin embargo, el daño estructural en su interior ya está hecho. Sigue siendo una alimaña pequeña y cobarde, acorralada por los extraordinarios golpes de las heroicas mayorías.
Ninguna es una sensación agradable, pero son síntomas previsibles de un movimiento en proceso de aprendizaje. No obstante, sería injusto reducir todo lo acontecido en este último mes exclusivamente a eso. El movimiento, a pesar de lo instintivo, se ha movido con tal velocidad y decisión que removió la tierra hasta sus cimientos, exponiendo fallas y provocando un despertar de consciencia sin igual.
Es a partir de allí que se nutre la conciencia de clase. Cuando hay un programa por el cual luchar, así sea moderado, las fuerzas pueden mantenerse, pues su motor se vuelve la organización y la cohesión.
El porvenir nos pide posiciones y la naturaleza detesta el vacío, ante la perspectiva de “empate” algo debe salir a flote para dar solución a las peticiones. El reformismo se presenta como posible salvador, a pesar de ser, en el fondo, una nueva enfermedad que debemos sufrir, no obstante, puede representar un avance. Pero, los opuestos seguirán inmersos en las contradicciones, expresando sus conflictos naturales. Podrá parecer el fin, pero no es sino el comienzo de algo más grande.
La lucha sigue
Las últimas semanas han sido un carrusel de emociones, el cumplimiento de un mes de paro dejó claro que el movimiento no está muerto y que la violencia estatal tiene siempre un nuevo escalón de crueldad al cual descender. La audacia de las mayorías les ha llevado, acertadamente, a hacer un llamado para conformar la Asamblea Nacional Popular, haciendo frente al vacío de liderazgo dentro del paro. Esta decisión representa un desafío de las bases a todos los oportunismos, incluido el del CNP (Comité Nacional de Paro) que al ver su poca influencia se ha pronunciado con nuevas movilizaciones para el próximo 9 de junio, a pesar de que hace unos días se mostraba con los brazos abajo ante las exigencias del gobierno.
Sin embargo, se ha reducido el número de marchantes con el paso de los días, por ejemplo ,en la capital, se ha pasado de 24.000 personas, número conseguido durante la conmemoración del mes de paro, a 2500 el pasado 2 de junio. Otro sin sabor ha sido el triunfo en Senado y en el Congreso del Ministro de Defensa Diego Molano después de la moción de censura. Ahora que la fe de muchos descansa sobre el reformismo este acontecimiento se ha sentido como una fuerte derrota. Se le suman las irregularidades alrededor de la inscripción de cédulas para las elecciones del próximo año y las intimidaciones a políticos de izquierda a través de investigaciones.
Esta es una muestra de envalentonamiento del gobierno y de varios de sus cuadros que con el nuevo calendario electoral han comenzado a moverse en todas las direcciones legales e ilegales para asegurarse el poder. Por supuesto todas estas son lecturas erradas y sesgadas que repiten de manera mecánica, asumiendo que todo en el país sigue igual. Detrás no hay ningún proyecto político ni económico y siguen basando todo en el terror y la soberbia.
En la jornada del 28 de mayo hubo al menos 13 personas muertas, en Cali exclusivamente, con la participación de civiles fuertemente armados arremetiendo contra los marchantes y bajo la complicidad de la Fuerza Pública. La cifra no para de crecer en relación a las víctimas inocentes como consecuencia del accionar del estado. Según reporta la ONG Temblores, desde que comenzó el paro hasta la fecha van 3789 casos de violencia por parte de la Fuerza Pública, 1248 víctimas de violencia física, 45 casos de homicidio y 25 víctimas de violencia sexual, sin contar los 356 desaparecidos que han ido apareciendo en ríos, basureros y campos con claros signos de tortura.
La élite nacional no se siente del todo perdida y por lo menos en el futuro más próximo parece cierto. Es verdad que sus fuerzas están debilitadas, su credibilidad ha sido minada y su base social está perdida, pero aún conservan las fuerzas del aparato estatal y algunos aliados internacionales. El “demócrata” Biden, por ejemplo, solicitó hace unos días 453,8 millones de dólares para ayuda a nuestro país, 41 millones más de lo que dio la administración anterior. Esto alborotó el avispero de la godarria nacional que le da todos los créditos a la nueva canciller y vicepresidenta Marta Lucía Ramírez. La verdad es que el logro, una vez más, ha sido del pueblo colombiano levantado en paro, cuya determinación ha despertado temores más allá de las fronteras.
Pero la lectura vuelve a ser incorrecta ya que, además del obvio uso militar que se le daría a ese dinero, han comenzado ya con una nueva campaña de miedo guerrerista poniendo como antagonistas a Venezuela y Colombia por unos supuesto barcos con armas provenientes de Irán hacia el país vecino. Lo que no entienden es que en la actualidad el pensamiento del proletariado colombiano con relación a nuestros hermanos venezolanos ha cambiado radicalmente, muchos de ellos han peleado codo a codo en las manifestaciones y han sido igualmente golpeados. Cualquier disputa entre las elites de ambos países, una traicionera y la otra asesina, está lejos de interesar al pueblo colombiano. Más allá de eso, en caso de desarrollarse ese escenario sería, sin duda, combustible para acelerar un proceso revolucionario de este lado de la frontera con la adición de lo más humilde las Fuerzas Militares que serían las principales víctimas y quienes ya hoy por hoy han comenzado a mostrarse en descontento.
En todo caso las opciones se le acaban a nuestra burguesía y no tienen mucho que hacer. Además de la fuerte fractura que cada vez se hace más notoria en el interior de su cúpula, con enfrentamientos incluso dentro del gabinete, sus criminalidades quedan al desnudo y con cada mal paso se evidencia la podredumbre de su clase, untada hasta la cabeza del narcotráfico. Con un 76 % de desaprobación del presidente, un 73 % de Álvaro Uribe Vélez y una baja similar en las cifras de todos sus elementos su hegemonía se ve en riesgo y avanzan con desespero. La sin razón les guía.
Por supuesto que su violencia es cruel. No tienen más que ofrecer y sólo han conocido ésta como método, pero sin subestimar su daño, lo cierto es que en unión sería fácil hacerles retroceder y hasta vencerlos. Lo sucedido en el corregimiento de la Paila, municipio Zarzal Valle del Cauca, donde la población entera sacó al ESMAD del pueblo lo demuestra. Y es que con toda la inversión en la fuerza no les alcanza. El paramilitarismo y la unión de elementos reaccionarios ha tomado cierta fuerza, pero no dejan de ser una minoría. El reflujo del movimiento por el agotamiento por supuesto le da oportunidad al narcoestado para avanzar, tienen el dinero y los medios, y su arremetida no será bonito, es un golpe, pero a lo mucho se podrá decir que es el triunfo de una batalla. Están heridos profundamente y de eso no es fácil recuperarse, más porque no parecen aprender de sus errores y por el contrario insisten en volver a caer en ellos.
Su tiempo está contado y ha llegado el momento de tomarse en serio las consignas que la gente arenga en las calles pidiendo el derrocamiento del gobierno. Esta ya no es una idea extraña o extremista, es más se celebra con gusto en cada concentración, marcha o comunicado virtual. Desde cierta ingenuidad hubo alegría por la petición de la Fundación internacional de Derechos Humanos de encarcelar al presidente Duque y su gabinete. Es decir que existe una comprensión de lo inservible que resulta esta clase en el poder. Ya se han comenzado a plantear situaciones de doble poder en la práctica y la mayoría escucha más a la Primera Línea en asuntos de seguridad que a las instituciones del Estado.
Atrás ni para tomar impulso
La unión es la consigna actual, la gente no se cierra a ninguna clase de discurso y recibe con complacencia y mente abierta las propuestas que se les hace. Además, con atinada razón, rechazan las mentiras esgrimidas por la clase dominante o cualquier otro elemento ajeno. Es por eso que conscientemente hacen una búsqueda de liderazgo más allá del CNP y por instinto rechazan a este organismo como uno que no les representa. Frente a los llamados a detenerse para complacer al gobierno la respuesta ha sido la de no parar, la de organizarse.
Sin embargo, vale la pena aclarar que es la dirigencia del comité la que se ha mostrado arrodillada y que su representación, sobre todo del sector sindicalizado, es importante. La participación de estos gremios ha ayudado a despertar los ánimos del movimiento en más de una ocasión, además sus demandas son tan legítimas como las del resto del movimiento y sus bases han demostrado estar en completo acuerdo con el paro generando presión de abajo hacia arriba. Un parón impulsado desde estos sectores que se convierta en una huelga general, aunado a su experiencia de lucha tradicional sin duda podría despertar la revuelta y llevarla a buen puerto. Pero está claro que semejante decisión no provendrá de la rancia dirección.
Es por eso que desde la ANP se le debe hacer un llamado a toda la clase obrera incluida a esa que está organizada para que se una, demostrándole que sus demandas serán efectivas desde allí y que conjuntamente incluso se puede llegar más lejos de lo que estas piden. Seguramente no habrá ningún tipo de oposición. De hecho la convocatoria de conformación de la Asamblea se está haciendo abierta, lo que demuestra un deseo de democracia genuina. Esto es fundamental ya que es este espacio de donde surgirán los verdaderos liderazgos que necesita el país.
Sabemos que este es el comienzo, pero es el mejor lugar desde el cual comenzar. El siguiente paso debe ser el de plantearse temas más allá del paro o de las demandas de este. Muchas peticiones van a llegar a esta mesa y deben tomarse todas con igual seriedad. El aprendizaje del poder popular ha quedado marcado a fuego y será complicado borrarlo así no más. Seguramente llegarán allí ideas de todo tipo queriendo encauzar la situación, pero será sólo la discusión abierta, democrática y constante la que podrá combatir cualquier idea ajena. Aún así la experiencia seguirá siendo la guía y con esta muchos errores diferentes volverán a aparecer. La mejor manera de combatir esto es con la teoría, hoy más necesaria que nunca, ya que es desde allí desde donde se podrán encontrar con más facilidad las mejores estrategias para organizar un programa serio para responder a las necesidades del país. Es necesario, también, que ese programa se plantee ir más allá de los límites del capitalismo pues este está en crisis y bajo sus reglas no existe una solución efectiva. A estas alturas sólo nos ofrece más hambre y miseria.
Una economía planificada fundada sobre la guía del socialismo es la única capaz de superar el hueco fiscal que hoy nos acosa y respira a la nuca. Este problema no va a desaparecer con sólo ignorarlo y los economistas burgueses lo saben, por eso claman por la necesidad de una nueva reforma tributaria. Poner pañitos de agua tibia a este problema demora sus consecuencias pero no las va a desaparecer, es por eso que el problema debe ser solucionado desde su raíz y con una perspectiva nueva y radical.
Desde nuestro grupo les invitamos a leer nuestro programa para discutirlo y plantearlo como parte de esa discusión, entre vecinos, amigos, compañeros y hermanos de lucha. Este programa se asienta en las teorías del marxismo por lo que pretende hacer frente a las problemáticas que nos impone la sociedad capitalista de hoy, en crisis. Igualmente les invitamos a discutir los textos de los grandes teóricos del marxismo como Marx, Engels, Lenin, Trotsky y Rosa Luxemburgo y discutirlos en Círculos de Lectura. En ellos no encontrarán una fórmula, mucho menos una solución instantánea, sino que hallarán una formación teórica que podrá ayudar a responder esas preguntas que hoy flotan en el aire: el Qué y el Cómo.
Es hora de darle alas a ese gigante despierto, no para que se eleve y desaparezca en lo etéreo, sino para que levante vuelo por sobre las fronteras de la podredumbre y la caducidad con dirección al futuro y el cambio. Construirlas costará sudor, dolor y lágrimas, pero si se hacen bien, con paciencia y esmero, sabrán dejar un aprendizaje incomparable en quienes las construyen. No hay duda de que ese logro únicamente será posible bajo la dirección de la clase más laboriosa y honesta de nuestro presente: la trabajadora.
¡Arriba los pueblos en lucha!
¡Arriba las clases oprimidas! ¡Viva la clase trabajadora!
¡Viva el Paro Nacional!
¡Por una Colombia socialista, unidos!
¡Fuera Duque y su clase asesina!