Pese a los discursos grandilocuentes y ciertos gestos significativos aunque simbólicos (cuadro de Videla, ESMA) sólo un puñado de comandantes fue condenado (y luego indultados) y la anulación de las leyes de impunidad no ha significado más que el procesamiento algunas decenas de represores cuyas causas se hallan estancadas en la maraña judicial, manteniéndose los indultos decretados por Menem.
Hoy, con la excusa del terrorismo, se recortan los derechos democráticos
Este 24 de marzo se cumple un nuevo aniversario del golpe de 1976, y la impunidad continúa. Más de dos mil represores, culpables de asesinatos, torturas, desapariciones, violaciones, apropiaciones de niños y de bienes, etc. se pasean en libertad por las calles y concurren a los mismos lugares que visitamos cotidianamente.
Pese a los discursos grandilocuentes y ciertos gestos significativos aunque simbólicos (cuadro de Videla, ESMA) sólo un puñado de comandantes fue condenado (y luego indultados) y la anulación de las leyes de impunidad no ha significado más que el procesamiento algunas decenas de represores cuyas causas se hallan estancadas en la maraña judicial, manteniéndose los indultos decretados por Menem.
No es ninguna casualidad que los sucesivos gobiernos, como representantes de la oligarquía, los empresarios "nacionales" y los intereses transnacionales, no se muestren dispuestos a juzgar y condenar a los genocidas. El golpe y la represión contra los luchadores, los trabajadores y la juventud fueron planificados para aplastar el proceso revolucionario que estaba en marcha y profundizar la explotación y la concentración económica. Igual sucede con los crímenes cometidos el 19 y 20 de diciembre y en el Puente Pueyrredón. La impunidad en estos casos también muestra que la represión fue funcional a la recomposición y profundización del dominio de los capitalistas y por el miedo a nuestras ansias de emancipación social. Hoy vemos cómo se triplicó la pobreza, se les volvió a licuar deudas a las empresas, mediante la devaluación y la pesificación, se mantuvieron salarios congelados mientras los productos de primera necesidad duplicaban su precio, etc.
Hoy, con la excusa de la guerra contra el terrorismo se están desmantelando derechos democráticos básicos. Así, el Congreso argentino quiere aprobar una ley promovida por el gobierno de EEUU, que elimina la figura del delito político como una razón para denegar un pedido de extradición, también elimina la condición de refugiado político y se introducen serias limitaciones al derecho de asilo.
Los miles de caídos no son sólo victimas, debemos reivindicarlos como compañeros en la lucha contra este sistema explotador y criminal, y están presentes en cada huelga, en cada piquete, en cada lucha. Debemos continuar movilizados en la exigencia de justicia pero sin engañarnos sobre la naturaleza del estado capitalista, de sus gobiernos, legisladores y jueces.
Por todo lo dicho hacer justicia también significaría avanzar en la construcción de una sociedad igualitaria, sin explotación, sin privilegios. O avanzamos hacia el socialismo o el círculo de ajustes, crímenes y explotación de la barbarie capitalista seguirá reproduciéndose. Al mismo tiempo que debemos impulsar la lucha por:
Desprocesamiento de todos los luchadores populares.
Juicio y castigo ejemplar para todos los miembros del aparato del Estado implicados en prácticas de "terrorismo de estado" en los últimos 30 años
Juicio y castigo ejemplar a los responsables de la represión y asesinatos de los luchadores caídos el 19 y 20 de diciembre del 2001 y de Kosteki y Santillán.
Depuración de los elementos reaccionarios y fascistas del aparato del Estado. Control por parte de las organizaciones populares de las academias militares y de policía.
Buenos Aires, 24 de marzo 2005