A nuestros lectores, a las compañeras y compañeros con quienes compartimos los frentes de masas, a nuestras compañeras y compañeros que con sus aportes mensuales ayudan a construir la organización revolucionaria que necesitamos los trabajadores:
Como todos los años, cerramos un ciclo de la vida y en esto va, por cierto, la vida política de los millones de mujeres y hombre de a pie, comenzamos un nuevo año con un enorme desafío, superar al capitalismo.
El año que estamos cerrando, fue un año de frustraciones, un año de apretar los dientes por la miseria y el hambre que castiga de manera flagrante las mesas obreras y de los trabajadores. Se va un año que consagró en el altar de la sacrosanta democracia parlamentaria, la enajenación de derechos laborales y civiles, de derechos democráticos y de derechos básicos para la subsistencia de las mayorías en el país.
Los millones de mujeres y hombres que caminamos las calles para llevar el pan, brindar salud y educación a nuestras familias estamos siendo sacudidos por las imposiciones de un grupo de capitalistas que se erigen como directores de la sociedad y que con sus múltiples mecanismos intentan consensuar sus políticas de ajuste para tan solo saciar su voracidad de ganancia.
El año que dejamos fue un año que estuvo precedido por un 2018 de luchas y movilizaciones, de tomas de fábricas y paros parciales y paros generales. El movimiento de manera instintiva colocaba su agenda, pero careció y carece de una organización de masas que represente de manera genuina los intereses de los millones que producimos la riqueza.
En agosto, los millones que respiramos el aire de la carestía y del sufrimiento asestamos un golpe gigante a quienes, en estos últimos 4 años, descaradamente mantuvieron una ofensiva en todos los frentes contra los de abajo.
Hoy nuevamente, estamos frente a un gobierno que asumió no hace más de 10 días, Alberto Fernández y Cristina Fernández que intentan ponerle reglas al capitalismo “más rancio”, al capitalismo “más voraz”, diciendo “basta de neoliberalismo”. La diferencia se encuentra a la vista, ya que, en 2003, asumido Néstor Kirchener a la Presidencia, se encontró con las commodities o bienes primarios con precios altísimos a nivel internacional, que posibilitó un crecimiento de la economía, con un re surgimiento del mercado interno y así recompuso la gobernabilidad y la credibilidad en las instituciones seriamente dañadas por la crisis de 2001.
Se profundiza la recesión, galopa vertiginosamente una crisis regional y mundial del capitalismo que impone depredación al planeta, miseria y guerras en el mundo, la crisis económica y social deviene en una crisis política mundial.
Los nuevos y auspiciosos vientos de la lucha de las masas es la contracorriente de los explotados, es la reacción a la acción devastadora de los capitalistas.
Surge el Octubre Rojo latinoamericano, la lucha en Francia, y en el Líbano, los enfrentamientos en Hong Kong e Irak, Ecuador, Haití y Colombia, Chile y también el golpe de estado que desalojó de Evo Morales en Bolivia.
¡Tenemos todo por ganar y nada que perder! Debemos romper las cadenas y formar nuestro propio partido que avance hacia un gobierno de los trabajadores y cree así las condiciones de una nueva legalidad, que venza el atraso capitalista, destierre el hambre y la barbarie de la faz de la tierra; que potencie las mejores condiciones humanas al servicio del conjunto de la
sociedad, para que gobierne el conocimiento sobre la ignorancia oscurantista de la propiedad privada de los medios de producción.
¡Que el comunismo reine en el mundo sobre la anarquía del capitalismo!
“Es indudable que, en la situación actual, una de las condiciones más importantes para acercar la hora de la revolución y alcanzar el triunfo es nuestro trabajo de preparación. ¡Vayan a las masas! (ha dicho la Internacional Comunista a sus partidos). ¡Penétrenlas amplia y profundamente! ¡Establezcan entre ellas y ustedes una alianza indestructible! ¡Envíen comunistas a todas las masas obreras, a los puestos más responsables y peligrosos! ¡Qué conquisten la confianza de las masas! ¡Que las masas, unidas a ellos, arrojen de sus filas a los jefes oportunistas, vacilantes y arribistas! ¡Aprovechen cada minuto para preparar la revolución! La época nos ayuda. No teman que se les escape la revolución. Organícense reafírmense, y entonces aproximarán la hora del ataque decisivo, verdadero, y entonces el partido les dirá, no solamente “¡Adelante!” sino que llevará la ofensiva hasta la victoria.” (León Trotsky “Una Escuela de Estrategia Revolucionaria!” Primera edición 1921)
Comité Central de la Corriente Socialista Militante