Después de que el Parlamento de Madrid rechazase el pasado 1º de febrero el Plan Ibarretxe el Ejecutivo vasco convocó inmediatamente las elecciones autonómicas para el próximo 17 de abril, un mes antes de lo previsto. Tras la ilegalización de la izquierda abertzale y la prohibición por el Tribunal Supremo de la llamada candidatura blanca Aukera Guztiak, el resto de los partidos se han apresurado a hacer sus cálculos electorales. Así, una primera consideración es que las elecciones autonómicas del 17l 17 de abril van a dar lugar a una cámara no representativa
Luchar por el socialismo, el único camino para poner fin a la opresión nacional y de clase
Después de que el Parlamento de Madrid rechazase el pasado 1º de febrero el Plan Ibarretxe el Ejecutivo vasco convocó inmediatamente las elecciones autonómicas para el próximo 17 de abril, un mes antes de lo previsto. Tras la ilegalización de la izquierda abertzale con la Ley de Partidos y la prohibición por el Tribunal Supremo de la llamada candidatura blanca Aukera Guztiak, alegando que es un complemento y legitimador de ETA, el resto de los partidos se han apresurado a hacer sus cálculos electorales. Así, una primera consideración es que las elecciones autonómicas del 17 de abril van a dar lugar a una cámara no representativa.
Como analizamos los marxistas, el PNV presentó el Plan Ibarretxe para evitar que la ilegalización de la izquierda abertzale se convirtiese en el epicentro político en Euskal Herria. De hecho le ha permitido aparecer como víctima del centralismo y de los jueces y del Tribunal Constitucional y como el abanderado del derecho a decidir de los vascos mientras en el terreno social llevaba recortes drásticos y privatizaciones, como con el decreto educativo 0-3.
A pesar de la insistencia de Ibarretxe en que Batasuna debería ser legalizada para poder presentarse a los comicios y de recibir a Aukera Guztiak diciendo que se anula por una decisión política de PP y PSOE, la realidad es que en estas elecciones el PNV trata de atraer los votos de la izquierda abertzale y lograr la mayoría absoluta, al desaparecer los 7 escaños que ocupaba la ilegalizada formación en el Parlamento Vasco. De esta manera el PNV podría negociar en una posición de fuerza una nuevo estatuto -con el que sacar más ventajas para la burguesía vasca- y atacar a la clase trabajadora.
Divisiones en la izquierda
La derecha derrotada en elecciones generales hace ya un año no ha dejado de trasladar las presiones al Partido Socialista para que continúe su política en todos los terrenos, también en el de la cuestión nacional.
El intento del PP de impedir el debate del Plan Ibarretxe en el Parlamento y de ofrecer un pacto al PSE-PSOE en Euskadi para gobernar, intentando polarizar más aún la situación, de momento no ha dado todos los resultados que quisiera la derecha española.
La experiencia del PSOE en las anteriores elecciones, con un identificación tan clara con el PP, no le reportaron buenos resultados electorales, llegando incluso a perder alcaldías en la Margen Izquierda (tradicional granero socialista) a favor del PNV, como fue el caso de Sestao.
El va a ser que no de Patxi López, como respuesta a María San Gil sobre posibles pactos en Euskadi con el PP tras los comicios, y el anuncio de la reforma del estatuto por consenso responden a un intento de desmarcarse de la derecha en estas elecciones. La presión social que derrotó al PP en las pasadas elecciones también tiene que ver con este giro, fortaleciendo a los sectores encabezados por Patxi López frente los dirigentes más a la derecha dentro del PSOE como Bono, que acaba de dar un ascenso póstumo a Ynestrillas.
No obstante, ese cambio, que de momento afecta más a las formas que al fondo, está tremendamente lastrado por años de colaboración con la derecha y compromiso con la burguesía con relación a la cuestión nacional.
Por su parte, el coordinador general de Ezker Batua, Madrazo, ha dicho que no reeditará un Gobierno tripartito con PNV y EA en el caso de que la coalición nacionalista alcance la mayoría absoluta y que sí entrarían si los votos de EB son determinantes y pueden influir en ese Gobierno. Aunque ha acusado al PSOE de estar subordinado al PP por el Pacto Antiterrorista lo cierto es que su participación en la última legislatura no ha hecho que el Gobierno Vasco girase a la izquierda, ni siquiera que se haya solucionado el problema de la vivienda, que era el departamento que ocupaban. Su participación en el Gobierno vasco sólo ha servido para dar un aire progresista a la política de derecha del PNV, comprometiendo al EB en los ataques sociales desatados por la burguesía vasca.
La dirección de Batasuna, viendo la estrategia de usurpación del PNV, ha tratado de entablar un contacto directo con el Estado, a través de la carta dirigida a Zapatero, para dar una solución al conflicto. Su actividad está ahora centrada en el llamado Acuerdo Democrático de Base, estableciendo una Mesa donde participen todos los agentes sociales en torno a la construcción nacional. El problema de buscar acuerdos con el PNV o negociar con el Estado reside en que la dirección de Batasuna siente una profunda desconfianza en la capacidad de la clase trabajadora para transformar la sociedad y conquistar los derechos democráticos, incluido el derecho de autodeterminación para las nacionalidades históricas. Las acciones de ETA y el sectarismo tan sólo han posibilitado que el Partido Popular creciese y que pudiesen impulsar todo tipo de leyes regresivas y recortes de los derechos democráticos que han conducido finalmente a la ilegalización de la izquierda abertzale, una medida impensable hace dos o tres décadas. Pero la alternativa a los métodos de ETA no puede ser la capitulación ante la burguesía sino la lucha revolucionaria, basada en la acción consciente y organizada de las masas trabajadoras.
Recorte drástico de los derechos democráticos
En medio de este proceso contra la izquierda abertzale la burguesía está aprovechando para recortar derechos democráticos a los jóvenes y a la clase trabajadora, atacando derechos fundamentales como el derecho de asociación, reunión, manifestación y expresión.
Los casi 600 años de cárcel que se piden a 40 jóvenes de Jarrai-Haika-Segi por parte de la Audiencia Nacional forman parte de esta campaña de criminalización contra la izquierda abertzale. No se juzga a estos jóvenes por su participación en acciones de violencia callejera sino por su pertenencia a estas organizaciones, por haber participado en reuniones o haber hablado en ruedas de prensa. Para ilustrar como se están pisoteando los derechos jurídicos de los detenidos el proceso está saturado de irregularidades, traducciones al euskera incorrectas y bases acusatorias que no tienen cabida en el código penal.
De la misma forma, la candidatura Aukera Guztiak, con el aval de 30.000 firmas, se ha tratado de vincular con ETA utilizando los argumentos más increíbles por parte del fiscal del supremo, Conde Pumpido; por ejemplo que fuese asesorada por Iñigo Iruin y Jone Goirizelaia, antiguos abogados de Batasuna o que para la presentación de dicha plataforma se hubiese utilizado el correo electrónico de la antigua organización ilegalizada. La candidata por el PP, Maria San Gil, llegó a decir que incumplía la cuota femenina y el PSOE que tenía que condenar expresamente a ETA. Han utilizado todo tipo de pruebas obtenidas ilegalmente y cotejado policialmente a los 30.000 firmantes para decir que tiene apoyo de sindicalistas de LAB o accionistas de Gara, o que algunas de ellas en alguna ocasión han participado en una charla de HB, incluso que había firmado Jon Idígoras, que en ese momento estaba hospitalizado. Con el ahínco y la arbitrariedad con el que el Estado cercena los derechos democráticos más elementales la derecha ya se ha apresurado a exigir que se ilegalice la candidatura del Partido Comunista de las Tierras Vascas en plena campaña electoral, a pesar de haber pasado todos los filtros y no haber encontrado ninguna prueba para invalidarla. De ilegalizarse estaríamos ante un nuevo y sangrante atropello a los derechos democráticos.
La alternativa pasa por la movilización de masas
Los marxistas defendemos incondicionalmente el derecho de autodeterminación para Euskal Herria, si bien la defensa de este derecho no implica el apoyo a la separación. Creemos que la independencia en un marco capitalista sería más formal que real, y desventajosa para los intereses de la clase obrera. La alternativa pasa por conseguir la unidad de la clase trabajadora por encima de fronteras nacionales para luchar por una Federación Socialista de Nacionalidades Ibéricas como un primer paso hacia una Federación Socialista de Europa y Mundial que ponga en el primer punto del orden del día el progreso y el desarrollo del género humano en toda su potencialidad, sin guerras, estados, violencia, opresión nacional y de clase, hambre y explotación.
Como ante cualquier consulta electoral, la clase trabajadora y la juventud debemos cerrar el paso a la derecha no dando ni un solo voto al PP o al PNV-EA. Pero la idea de que votar a los partidos de izquierda no basta, que hay que luchar por la transformación socialista de la sociedad, se revela más verdadera que nunca.
El imperialismo y la burguesía de todos los países tratan de hacer retroceder la rueda de la historia, quieren hacer que la clase trabajadora del mundo entero vuelva a las condiciones de explotación de los albores de un sistema, el capitalista, que está ya completamente caduco y degenerado. Las masas en Venezuela ya han abrazado el camino de la revolución, y son conscientes de que para triunfar hay que extenderla al resto de América Latina y del mundo. Los cambios sucedidos tras el 11-M colocan a la clase obrera y a la juventud en Europa, en el Estado Español y muy en particular en Euskal Herria en la línea de salida de un proceso similar, en un futuro no muy lejano. Es preciso dotarlas de un programa revolucionario para transformar la actual sociedad en una sociedad socialista. Esa es la tarea que nos marcamos los marxistas internacionalistas, agrupados en Ezker Marxista y El Militante.
Visita la web del periódico marxista vasco: www.ezkermarxista.org y lee el especial sobre las elecciones.