En vísperas a las venideras elecciones presidenciales, a celebrarse el 20 de mayo, nuestro país se adentra en un nuevo periodo marcado por la incertidumbre. La profunda depresión económica, la hiperinflación, el colapso generalizado de los servicios públicos, y como consecuencia, el auge en las luchas obreras y populares; enmarcan el explosivo contexto político nacional, donde la derecha se halla atomizada, el imperialismo norteamericano en plan ofensivo, y la dirección bolivariana cada vez mas divorciada de los intereses de la clase trabajadora y el pueblo en general.
Resulta necesario analizar los movimientos de los actores en pugna, para clarificar el desarrollo futuro de la lucha de clases, y en este sentido, establecer nuestro posicionamiento sobre la base de los intereses históricos de la clase obrera y demás capas oprimidas de la sociedad.
Recientemente, la administración Trump ha promulgado una orden de prohibición de transacciones con petros, dirigida a ciudadanos de EEUU, y residentes en dicho país. Esta medida viene a sumarse al conjunto de sanciones financieras, firmadas en agosto del 2017, que han restringido al gobierno venezolano la adquisición de nuevas fuentes de financiamiento internacional (endeudamiento), así como también la realización efectiva de numerosos intercambios comerciales. Todo esto, mientras aumenta el ruido sobre un posible bloqueo petrolero, el cual no ha sido implementado hasta ahora dada la evaluación de los imperialistas sobre los impactos contraproducentes que tendrían que afrontar las industrias de crudo norteamericanas.
Claramente, el imperialismo estadounidense busca estrangular financieramente al gobierno de Maduro, para acrecentar los ya muy graves problemas económicos que atraviesa el país, condimentando el caldo de inestabilidad social, y así precipitar un golpe de Estado.
Entretanto, la candidatura de Henri Falcón de AP, apoyada por los partidos MAS y COPEI, hasta el momento se muestra flácida y débil, debido a la negativa del grueso de la oposición reaccionaria a participar en los próximos comicios presidenciales. Mientras el minoritario sector extremista, conformado por VV de María Machado y ABP de Antonio Ledezma, se aíslan del resto de fuerzas opositoras al denunciarlas por su falta de determinación para la lucha; con el lanzamiento del Frente Amplio Venezuela Libre, los sectores más numerosos e influyentes de la derecha nacional tratan de recomponer sus ímpetus para preparar una nueva ofensiva insurreccional en el mediano plazo, esperando capitalizar el terrible deterioro de la situación económica, que deriva de las presiones imperialistas, el evidente sabotaje de la burguesía, como también de la política implementada por el gobierno (por acción y omisión).
Desde Lucha de Clases repudiamos todas las maniobras desestabilizadoras, golpistas e injerencistas, que, tanto la oligarquía como sus amos imperialistas, preparan en base a sus nefastos intereses. De lograr sus objetivos, aplicarían una política de recortes brutales al gasto público, eliminarían las misiones, y promoverían un asalto a las libertades democráticas del pueblo trabajador, acompañado de una ola de persecución a líderes comunitarios y sindicales.
Mientras tanto, la burocracia bolivariana trata de equilibrarse entre los antagonismos de clase existentes, por un lado, otorgando nuevas concesiones a la burguesía y el imperialismo, mediante la relajación de los controles en la economía (desmonte absoluto del control de precios, eliminación de la tasa de cambio Dipro y nuevas devaluaciones a través del Dicom), y la sanción de la Ley de Inversión Extranjera en Venezuela; mientras emplea, de forma descarada, una marcada política clientelar destinada a fidelizar votos entre las capas más humildes, ahora a través del recién creado partido Somos Venezuela. Resulta evidente que para el gobierno solo existe la necesidad de seguir controlando el poder como un fin en sí mismo.
El lanzamiento del Petro y la nueva reconversión monetaria, constituyen medidas limitadas y meramente coyunturales, que no plantean soluciones reales al drama económico que atraviesa el país, además de mostrar el agotamiento de las posibilidades de seguir administrando la crisis capitalista bajo términos burgueses. La venta de Petros se trata, en última instancia, de una maniobra financiera desesperada que respalda nuevas operaciones de endeudamiento con barriles de crudo no extraídos, a los fines de obtener divisas, y así poder cancelar los bonos de deuda externa y de PDVSA, en lugar de importar mayor cantidad de alimentos y medicinas.
Con base en lo anterior, la Corriente Marxista Internacional Lucha de Clases estuvimos agitando para que el PCV presentara, junto a otras organizaciones de la izquierda revolucionaria del chavismo, un candidato propio a las elecciones presidenciales con un programa clasista. Lamentablemente los camaradas firmaron un pacto con el PSUV que no resuelve nada. Esta posición irresponsable deja a los revolucionarios sin opción en estos comicios, y retrasa la necesaria construcción de una alternativa revolucionaria, demandada por las capas más avanzadas del movimiento. Obviamente no podemos votar por la oposición reaccionaria, pero votar por Maduro significa apoyar la continuación de las políticas que nos han llevado a este desastroso panorama actual. Para nosotros, la única salida a la crisis, en favor de los trabajadores y pobres, se halla con la aplicación de un genuino programa revolucionario: creación de consejos de trabajadores socialistas en cada fábrica y centro de trabajo, como órganos del nuevo poder a establecer; expropiación de las grandes industrias, bajo control obrero; monopolio estatal sobre el comercio exterior, bajo control obrero y popular; expropiación de los latifundios, bajo control campesino; nacionalización de la banca y aseguradoras, para poner sus recursos a disposición de un plan nacional de inversión productiva, en empresas estatales y bajo control obrero; contraloría obrera y popular sobre el transporte y abastecimiento de alimentos y medicamentos; impago de la deuda externa; y llamamiento internacionalista a los obreros de Latinoamérica y el mundo. La tarea crucial pues, es la de construir una alternativa revolucionaria lo suficientemente consecuente y tenaz como para impulsar las tareas históricas antes referidas, y enfrente la amenaza de la reacción con medios revolucionarios.
Desde Lucha de Clases, invitamos a los sectores combativos del chavismo a que se sumen a esta necesaria labor.