Repudiamos la represión policial contra los trabajadores de Terrabusi

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La Corriente Socialista El Militante repudia la brutal represión policial contra los trabajadores de Kraft-Terrabusi y el desalojo violento de la fábrica, que se encontraba tomada por trabajadores de la planta despedidos y por miembros de la Comisión Gremial Interna. Igualmente repudiamos la represión desatada contra decenas de activistas obreros y populares que se encontraban en las inmediaciones de la fábrica apoyando a los trabajadores en su reclamo. Exigimos la inmediata puesta en libertad y sin cargos de los compañeros detenidos durante la represión policial.

La Corriente Socialista El Militante repudia la brutal represión policial contra los trabajadores de Kraft-Terrabusi y el desalojo violento de la fábrica, que se encontraba tomada por trabajadores de la planta despedidos y por miembros de la Comisión Gremial Interna. Igualmente repudiamos la represión desatada contra decenas de activistas obreros y populares que se encontraban en las inmediaciones de la fábrica apoyando a los trabajadores en su reclamo. Exigimos la inmediata puesta en libertad y sin cargos de los compañeros detenidos durante la represión policial.

El conflicto de Terrabusi desnuda cómo funciona la "democracia" bajo el sistema capitalista. Pese a que el Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria, dispuso el reingreso de los 160 despedidos y el pago del 100% de los salarios a todos los trabajadores, la empresa no hizo ni una cosa ni la otra, Y NO PASÓ NADA. Ni el gobierno, ni tampoco ningún juez, intimaron a la policía a que se llevara presos a los directivos de Kraft-Terrabusi por violar las propias leyes que el sistema se da a sí mismo;  en cambio, no hubo que esforzarse mucho para encontrar un juez reaccionario que mandara a la policía a reprimir, golpear y detener a trabajadores que defienden el pan para sus familias y denuncian los abusos patronales.

No hay que dejarse engañar. La empresa Kraft-Terrabusi no actuó de manera impune por ser de capitales estadounidenses, sino porque son patrones, capitalistas. Hay que decirlo bien alto: la propia patronal argentina, la Unión Industrial Argentina, además de solidarizarse con sus hermanos de clase, los dueños yanquis de Kraft-Terrabusi,  exigió pública y reiteradamente el desalojo policial de la fábrica.

Ni el gobierno "nacional y popular" de Cristina Fernández, ni la burocracia sindical "peronista" de la CGT han permanecido neutrales en este conflicto. Vergonzosamente, han apoyado a quienes consideran los rectores naturales en esta sociedad: los patrones, los empresarios. En este caso, la multinacional Kraft Foods.

En las reuniones de negociación, todos ellos exigieron la cabeza de la Comisión Gremial Interna como paso previo para negociar la incorporación de los despedidos, porque estos compañeros eran de "extrema izquierda", según sus propias palabras. Una confesión expresa de que estamos ante un acontecimiento de carácter político y que hubo una confabulación de patrones, gobierno y burócratas sindicales para fabricar un conflicto con el fin de desembarazarse a una Comisión Gremial Interna que defiende a los trabajadores y no se vende. Es el mismo trasfondo que existe detrás del conflicto del Subte, y de los que hubo el año pasado en Sancor Rosario, la autopartista Dana, la textil Mafissa, o el Casino de Buenos Aires.

El activismo clasista también tiene que sacar lecciones de éste y los anteriores conflictos. No es suficiente con luchar empresa a empresa, cuando la patronal, el gobierno y la burocracia sindical dejaron muy claro que forman una entente perfectamente coordinada. Es necesario establecer corrientes sindicales opositoras, de ámbito nacional, en cada gremio, que tengan un carácter amplio y democrático. Esto ayudaría a crear las condiciones que permitan una respuesta unificada de la mayor cantidad posible de trabajadores, en cada rama o sector, cada vez que se ataque a los compañeros de una fábrica o empresa determinada.

Es necesario poner en pie una campaña nacional para exigir la readmisión de todos los despedidos y oponerse a los intentos de destruir la actual Comisión Gremial Interna. ¡Un ataque contra uno es un ataque contra todos! Todo el activismo clasista, la CTA que estuvo mediando en el conflicto a favor de los trabajadores, Proyecto Sur que se solidarizó públcamente con los compañeros de Terrabusi, así como las organizaciones de izquierda, estudiantiles y populares que sostuvieron a los compañeros despedidos con sus apoyo militante en estas semanas, deberían unificar sus esfuerzos para llevar a cabo esta tarea.

¡Solidaridad con los trabajadores de Kraft-Terrabusi!
¡Por la liberación inmediata y sin cargos de los detenidos!
¡Por la readmisión inmediata e incondicional de los 160 trabajadores de Kraft-Terrabusi despedidos!
¡Nacionalización sin indemnización, y bajo el control de los trabajadores, de Kraft-Terrabusi si la empresa persiste con los despidos!
¡Fuera la burocracia sindical! ¡Por sindicatos obreros democráticos controlados por los trabajadores!