El miércoles 28 de octubre la Presidenta anunció el envío al parlamento de un proyecto de reforma política. En un primer análisis se puede observar que detrás de algunos elementos que se venden como mejoras en la democratización del sistema político y electoral asoma el interés por reconstruir el tradicional bipartidismo PJ-UCR.
El miércoles 28 de octubre la Presidenta anunció el envío al parlamento de un proyecto de reforma política. En un primer análisis se puede observar que detrás de algunos elementos que se venden como mejoras en la democratización del sistema político y electoral asoma el interés por reconstruir el tradicional bipartidismo PJ-UCR.
El anteproyecto contempla tres planos fundamentales: un sistema de elecciones primarias, abiertas, obligatorias y simultáneas, donde todos los electores (no sólo los afiliados) deben elegir el mismo día uno de los precandidatos a cada cargo en la interna de alguno de los partidos habilitados. Ya no se podrán presentar listas colectoras ni en espejo en las elecciones generales como viene sucediendo en los últimos años. Además, se aplicaría el sistema D´Hont en las elecciones generales, que privilegia a los partidos más grandes en la obtención de cargos.
Otro plano es el del financiamiento de las campañas electorales a través de los medios audiovisuales, y que estará en manos del Estado: será mediante espacios cedidos gratuitos, la mitad en partes iguales y la otra en proporción a los votos obtenidos. Esto impediría la publicidad electoral privada paga (no así en medios gráficos donde los que más recursos tengan pueden publicitar sin límites).
El tercer plano son las restricciones a la existencia de partidos mediante nuevas exigencias. Se elevan los requisitos para mantener la legalidad de los partidos: se debe tener un piso de afiliados de 5 por mil del padrón cuando hasta ahora bastaba con el 3 por mil en simples adhesiones, Y el piso de votos pasa del 2% al 3%, por debajo del cual no se puede presentar candidato en las generales y, si sucede en dos elecciones consecutivas, se pierde la personería.
Mediante estas maniobras el kirchnerismo espera controlar el aparato del PJ y evitar las fugas hacia nuevas formaciones, conservando el apoyo de los distintos punteros regionales. Por otro lado, el gran beneficiario sería el radicalismo que resucitaría a partir de su extendido aparato nacional y dentro del cual la oposición gorila debería conformarse con competir.
Coincidimos con las declaraciones del compañero Pino Solanas: "Lo que es inaceptable es lo que esconde esta iniciativa, que es eliminar a todas las fuerzas jóvenes para restablecer un sistema bipartidista. Esta reforma no es democrática, es una trampa mortal".
La elección de candidatos debe ser competencia exclusiva de los afiliados y adherentes a las diferentes fuerzas políticas, por eso nos parece inaceptable que en las elecciones primarias participen personas ajenas a las mismas, ya que eso abre la puerta a fraudes y al accionar malévolo de punteros políticos de las fuerzas del sistema que tratarán de inmiscuirse en la vida interna de las organizaciones de izquierda y populares.
Desde la Corriente Socialista El Militante rechazamos toda limitación a los derechos democráticos y políticos de la clase trabajadora. Pero sabemos que cualquier traba que pongan en el camino no podrá detener el proceso de participación y autoorganización en marcha. La experiencia de Proyecto Sur, el paso decidido a la política de amplios sectores de la CTA, las organizaciones sociales y comunitarias y su confluencia evidenciada en el proceso de la Constituyente Social, barrerán con todas estas maniobras. Igualmente coincidimos con la observación de Pino de que esta reforma "será un estímulo más para que todas las fuerzas surgentes acrecienten su unidad. Toda medida perversa termina como un boomerang contra el que la lanza".