El gobierno de Peña Nieto continúa avanzando en la aplicación del programa del gran capital, pese a que los maestros están dando una heroica batalla y Morena está retomando las calles. Es evidente que este gobierno no está dispuesto a dar un paso atrás y que métodos que son necesarios en el transcurso de una lucha como las marchas, movilizaciones en el DF con contingentes estatales, mítines, plantones, bloqueos, cierre de escuelas, consultas, etc. no serán suficientes. Incluso ser derrotados luchando es un paso adelante porque de esto se sacan lecciones y fuerzas para futuras batallas, pero no queremos ser derrotados en batallas tan claves como las que estamos librando, queremos ante todo vencer. Para ello no es suficiente la disposición de la lucha, sino también de una estrategia, tácticas y direcciones adecuadas a las tareas que la historia nos pone frente a nosotros.
Lenin decía: fíjate un punto, traza una línea y síguela. Morena se ha propuesto transformar profundamente al país, si éste es el objetivo principal debemos trazar el camino necesario para hacerlo. La transformación social no es posible sin una serie de luchas cotidianas, donde las masas adquieran la experiencia, confianza y conclusiones necesarias para avanzar en este camino. La lucha contra la reforma energética, palanca clave de la economía, será trascendental.
Hemos visto movilizaciones muy continuas, que para el caso de Morena representan un desgaste importante, sobre todo para la capa de activistas. En otros periodos hemos visto acciones de gran vertiginosidad, en 2006, por ejemplo, fueron semanas de intensas luchas, con marchas continuas, el mantenimiento del plantón y asambleas diarias, pero la gente estaba dispuesta hacer muchos sacrificios porque la unidad del pueblo nos daba fortaleza y había una perspectiva clara de que podíamos vencer.
Si como ahora se convoca a una marcha para informar que lo siguiente es hacer otra marcha y cuando finalmente se llega al plan de acción ni siquiera se ponen a consideración acciones como el Paro Nacional, el resultado es el escepticismo y desánimo, por lo menos para el sector más activo. El pasado mitin de Morena del 27 de octubre da una muestra de esto, nos congregamos decenas de miles, pero no conseguimos llenar el Zócalo. No fue una movilización menor y nos muestra que tenemos el potencial de dar una respuesta firme a los ataques del régimen, pero también se escucharon críticas y ya a estas alturas hay cansancio. La gente está dispuesta a hacer sacrificios por algo que valga la pena, por eso es importante que el plan de acción deje en claro que estamos dispuestos a vencer y no solo a resistir.
Otro elemento a destacar en el último mitin de Morena es la enorme movilización policial, donde compañeros fueron agredidos cuando se dirigían al Zócalo, se quitaron mantas, palos para cargarlas y hasta compañeras de la tercera edad fueron despojadas de sus sombrillas porque según los cuerpos policiacos son potenciales armas. Eso refleja que aun cuando demos señales de buen comportamiento la debilidad solo anima a la agresión y si damos un paso atrás el régimen nos trata de hacer retroceder dos o tres pasos más. También nos muestra que ellos tienen toda la disposición de seguir avanzando y se preparan para enfrentar la protesta social, nuestra respuesta no puede ser menor. Frente al panorama que se abre es importante analizar la estrategia de lucha y revisar si vamos por el camino adecuado.
El sectarismo el mejor aliado del reformismo
En este momento donde la unidad es vital y necesaria, vemos por un lado que Morena no ha dado el apoyo necesario a la lucha magisterial. Sólo después del desalojo del Zócalo AMLO comenzó a pronunciarse a favor de esta lucha, por otro lado dirigentes de la CNTE han asumido algunas posiciones de carácter sectario, por ejemplo, cuando se dio la primera concentración nacional en defensa de los energéticos convocada por Morena, la dirección negó la posibilidad de que se hiciera en el Zócalo. Es verdad que había el peligro del desalojo, pero se pudo haber hecho un plan para que la base de Morena protegiéramos a los maestros para reinstalar el plantón antes de terminar el acto. No solo eso, a la misma hora del mitin se hizo una marcha de los maestros, algo que impedía que los profesores que querían asistir al mitin de Morena se unieran.
En Morena hay distintas fuerzas en pugna pero cabría preguntar ¿A quién sirven estos métodos impulsados por la dirección de la CNTE? Esto en realidad no debilita al ala reformista en Morena, sino que le dan los argumentos perfectos para justificar el no dar el apoyo pleno a la lucha magisterial. Ahora estos sectores también señalan que el cambio de ceder de la asamblea Estatal del DF se ha tenido que mover porque los maestros no lo permitieron.
En ambas cámaras del Poder Legislativo todos los dados están cargados a favor de las contra reformas del régimen, solo un masivo movimiento de masas que realice acciones contundentes podrá frenar estos ataques. Una política sectaria es el mejor aliado del reformismo y del régimen puesto que de lo que se requiere hoy es de dar la lucha más grande y unificada posible. Incluso cuando se tengan cuestionamientos a algunos métodos de la dirección de la CNTE eso no debería impedir que nos unamos frente al enemigo común.
Un frente único no significa que se dejen las diferencias de lado, sino que no podamos poner de acuerdo para golpear juntos y de hecho, poner a prueba los diferentes métodos y ganar más adeptos para los mismos.
Morena después de las elecciones se replegó y prosiguió en la dinámica de afiliación y aunque entre los miembros de este partido-movimiento las diversas luchas han despertado las simpatías, el trabajo absorbente en este sentido limitaba la vinculación a luchas importantes. Esto ahora ha cambiado positivamente viendo a Morena nuevamente tomando las calles, lo cual es un importantísimo paso adelante que saludamos, pero que también es insuficiente por sí solo.
Dentro de la base magisterial no significa que haya sectarismo, y así como podemos ver en la base simpatías abiertas también hay elementos sanos que ven con escepticismo a Morena porque no termina de posicionarse de manera firme y sin titubeos a favor de las luchas del pueblo mexicano.
¿No hay condiciones para el Paro Nacional?
El 22 de septiembre Morena se movilizó nuevamente, miles de voces interrumpieron a AMLO en su discurso coreando Paro Nacional. La lucha magisterial iba en franco ascenso, mostrando que la mecha encendida por secciones como Guerrero y después Oaxaca, Michoacán y Chiapas comenzaba a incendiar al país. Distintos paros nacionales ya había cundido efecto. El del 4 de septiembre, fue un punto de inflexión, ese paro nacional fue secundado por miles de maestros de 22 estados del país, de 27 que se han sumado a la lucha.
El desalojo del Zócalo del 13 de septiembre, aun cuando los maestros fueron obligados al repliegue, fue un triunfo político y una muestra del ambiente de unidad desde abajo. Bases de Morena, de otros sindicatos, estudiantes, población en general defendieron junto a los maestros el plantón. Eso fue otro puno de inflexión que terminó de atraer los reflectores, entre otros, del movimiento estudiantil. Para el Paro Nacional del 19 y 20 de septiembre vimos la incorporación de miles de universitarios, es significativo ver las multitudinarias asambleas que en una escuela tras otras se vivieron.
En este contexto decir que no ha habido condiciones para el Paro Nacional es simplemente no comprender la dinámica de la lucha de clases. Si el 22 de Septiembre AMLO y la dirección de la CNTE (no olvidemos que Rubén Nuñez, dirigente de la sección 22 de la CNTE habló en ese mismo mitin) hubieran hecho el llamado a impulsar un Paro Nacional, sin duda que hubiera significado un importantísimo paso al frente para las acciones de protesta y la unidad en la acción y hoy nos encontraríamos en un nivel superior de lucha. ¿Esto significa que se hubiera paralizado la economía y hubiéramos hecho retroceder al régimen? Probablemente no hubiera sido suficiente, pero si hubiera avanzando el movimiento y nos encontraríamos en una mejor correlación de fuerza para avanzar.
Resulta paradójico escuchar a compañeros dentro de Morena diciendo que quienes planteamos el Paro Nacional somos esos comunistas que no hacemos nada más que hablar, es verdad que desde los márgenes del movimiento se escuchan esas voces, pero ver solo eso es negar que dentro de Morena muchos compañeros, comunistas o no, defendemos la necesidad de acciones de mayor calado como el Paro Nacional. En vez de debatir abiertamente la estrategia de lucha, rehúyen al debate.
Otro argumento que hay es que no tenemos la fuerza para convocar estas acciones, pero seamos claros, el Magisterio ha demostrado capacidad de movilización, es completamente viable que en un solo día ellos paren centros de trabajo y al mismo tiempo los campesinos cerraran carreteras, los cañeros tomaran los ingenios azucareros, Morena se sumara con marchas, con tomas de alcaldías, apoyando los cierres de centros de trabajo, se realicen brigadas a zonas industriales, escuelas, etc. Eso es un Paro Cívico Nacional ¿En verdad no hay condiciones para esto?
Acciones de este tipo animarían a nuevos sectores a salir a la lucha y podríamos ver la incorporación al movimiento de otros sectores del proletariado y del pueblo. Claro que si se deja que el movimiento se desgaste y no se desaprovechar oportunidades, no habrá condiciones para que el movimiento se desarrolle en líneas de unidad.
La importancia estratégica del proletariado industrial
Pese al heroísmo del magisterio, su limitación se encuentra en que es un sector del proletariado que no afecta de manera directa los intereses del gran capital. Algo distinto seria si el paro lo impulsaran sectores del proletariado industrial, trabajadores de las industrias telefónicas, de los medios de comunicación, etc. Sabemos de las dificultades que hay al respecto, hemos visto un retroceso en la afiliación de los sindicatos, producto de los ataques, cuando el obrero está sindicalizado muchas veces estos son blancos blancos (lo que añade más dificultades a la organización) o bien hay dirigentes charros o burocráticos.
La poca afiliación sindical no es en sí mismo un obstáculo, no olvidemos que en la huelga general más grande de la historia, en Francia de 1968, la afiliación sindical era muy pequeña o en Egipto más recientemente los sindicatos habían sido sepultados por el régimen de Mubarak, lo que no impidió que huelgas salvajes le dieran el tiro de gracia a la dictadura y terminara por derrocarla en febrero de 2011.
Existe una presión continua, la rabia contenida, los ataques continuos, el deterioro de la vida, la ausencia de democracia… que tarde o temprano terminará por tener una expresión en irrupciones en la lucha de clases.
Morena debe de manera consiente hacer mayores esfuerzos para realizar trabajo sectorial entre los estudiantes y la clase obrera, convocando a reuniones de los trabajadores ya afiliados, haciendo brigadas a centros de trabajo y aprovechando la galaxia experiencia de los compañeros que provenimos del movimiento social. Esto significa destinar fuerzas a un trabajo diferente al territorial que en un inicio puede ser lento pero que a la larga dará mayores resultados.
Hace algunas semanas escribimos en las páginas de LIS un artículo elaborado por un profesor democrático, titulado “La insurgencia magisterial debemos convertirla en insurgencia de todo el pueblo”. Eso es lo que tenemos que hacer para frenar las reformas. Morena realizará nuevas acciones como los cercos a las cámaras cuando se discuta la reforma energética, pero también debemos impulsar jornadas nacionales de lucha con otras fuerzas, Paros Nacionales junto al magisterio y el resto de organizaciones de los trabajadores y la juventud que puedan animar la lucha y a nuevos sectores para que el pueblo defienda nuestras históricas conquistas. Solo el pueblo salvará al pueblo.