La necesidad de un partido revolucionario de masas en México (o en cualquier otra parte), es cuestión de ABC para los marxistas. Sin embargo, no es suficiente con proclamarlo y pedir a los trabajadores que se nos unan. La cuestión clave es cómo, siendo una pequeña minoría, ganamos el derecho a ser escuchados por la clase obrera, o al menos por sus sectores más avanzados. Nuestra organización internacional, la Corriente Marxista Internacional, representada en Argentina por la Corriente Socialista El Militante, ha sido objeto permanente de críticas por nuestra orientación hacia los movimientos y organizaciones tradicionales de masas de la clase obrera. En Argentina, grupos como PO, PTS, y otros, se han referido a nosotros con desdén por mantener una orientación y desarrollar un trabajo revolucionario, particularmente, dentro del Movimiento Bolivariano, en Venezuela, y del PRD, en México.
Cuestiones de principios y de táctica
Así, en una nota aparecida en la web internacional del PTS, titulada ¨Mexico: Llamado a las organizaciones socialistas y revolucionarias¨ (22/09/06), nos dedican, sobre este aspecto, el siguiente párrafo:
"En el caso de organizaciones como el Militante, llamamos a sus militantes a romper la subordinación a una dirección burguesa como el PRD y salir de ese partido, para discutir, junto a las demás organizaciones que nos reclamamos trotskistas, un programa y una estrategia revolucionaria. Permanecer dentro del PRD, luchando para que el mismo avance "hacia un programa socialista" es negarse en los hechos a construir una herramienta política independiente de los trabajadores, que se prepare para las próximas gestas del movimiento obrero y empalme con lo más avanzado del mismo bajo las banderas de la lucha por el socialismo."
Por supuesto, no es verdad que nuestra organización en México, la Tendencia Marxista Militante, esté subordinada a la dirección del PRD, a la que criticamos sin hacer ninguna concesión de principios, como cualquiera puede comprobar en su web: www.militante.org. Lamentablemente, no pueden decir lo mismo aquellos que, pese a presentar un perfil de "partido independiente", como el PTS o el PO, se presentan a las elecciones con un programa invariablemente reformista de izquierda, eliminando del mismo consignas socialistas fundamentales como la expropiación de los capitalistas y terratenientes, sin indemnización y bajo control obrero.
La necesidad de un partido revolucionario de masas en México (o en cualquier otra parte), es cuestión de ABC para los marxistas. Sin embargo, no es suficiente con proclamarlo y pedir a los trabajadores que se nos unan. La cuestión clave es cómo, siendo una pequeña minoría, ganamos el derecho a ser escuchados por la clase obrera, o al menos por sus sectores más avanzados. En particular, los dirigentes del PTS evaden el debate de cómo ganar a esos trabajadores mexicanos de quienes hablan con tanta elocuencia, que mayoritariamente siguen y votan al PRD, y que el pasado 16 de septiembre salieron masivamente a las calles de México DF (más de 1 millón) contra el fraude electoral, convocados por López Obrador, para proclamarlo como "Presidente legítimo".
En la situación actual de México, proclamar un partido independiente o actuar como una tendencia dentro del movimiento general de masas de la clase obrera, no es una cuestión de principios sino de oportunidades reales en la intervención concreta de la lucha de clases, que debe combinarse con un trabajo político independiente en las demás esferas de intervención de masas: sindicatos, movimiento estudiantil, barrial, etc.
Como explica Trotsky: "Por supuesto, un partido marxista debe aspirar a su plena independencia y a la mayor homogeneidad, pero en su proceso de formación a menudo debe actuar como fracción de un partido centrista o incluso de un partido reformista" (¨Carta a la sección británica¨. Septiembre 1933).
El marxismo y las organizaciones de masas
Las objeciones contra la participación de los marxistas en los movimientos y organizaciones de masas no procedían de Marx, Engels, Lenin y Trotsky, sino de los ultraizquierdistas contra quienes ellos polemizaban. Los grandes maestros del marxismo siempre explicaron que allá donde los marxistas son una minoría pequeña de la clase obrera tienen el derecho y la obligación de participar dentro del movimiento de masas donde esté presente la clase trabajadora, aunque tenga una dirección reformista. Como explicó Engels:
"…Cuando nosotros regresamos a Alemania en la primavera de 1848, nos unimos al Partido Democrático porque éste era el único medio posible de llegar a la clase obrera; fuimos el ala más avanzada de ese partido, pero al fin y al cabo un ala. Cuando Marx fundó la Internacional, redactó el Reglamento de manera que pudieran ingresar todos los obreros socialistas de esa época: proudhonianos, lerouxistas e incluso el sector más avanzado de las Trade Unions inglesas; y fue sólo gracias a esta amplitud que la Internacional llegó a ser lo que fue: el medio para disolver y absorber gradualmente a todas esas sectas secundarias… Si de 1864 a 1873 hubiésemos insistido en trabajar sólo con quienes adoptaban nuestra plataforma ¿dónde estaríamos hoy? Creo que toda nuestra experiencia ha demostrado que es posible trabajar junto con el movimiento general de la clase obrera en cada una de sus etapas sin ceder u ocultar nuestra propia posición, e incluso nuestra organización, y temo que si nuestros camaradas alemanes en Norteamérica eligen una línea distinta cometerán un grave error". (Carta de Engels a Florence K. Wischnewetski).
Los partidos comunistas de masas, después de la revolución rusa, surgieron de las escisiones de masas de los viejos partidos socialistas, a través de fracciones comunistas que trabajaron en su interior durante un tiempo más o menos prolongado. En el II Congreso de la Internacional Comunista se aprobó una Resolución recomendando a los comunistas británicos que ingresaran como fracción dentro del Partido Laborista inglés, cosa que hicieron. Trotsky recomendó a sus partidarios ingresar en los años 30 en los partidos socialdemócratas para hacer un trabajo entrista, en el mismo momento en que se estaban formando en ellos tendencias de izquierda de masas.
Nuestra intervención en el movimiento de masas
Nuestros camaradas en México y Venezuela no renuncian a nada por participar dentro del PRD y del Movimiento Bolivariano. Proclaman abiertamente la necesidad de dotar al movimiento de masas de un programa socialista. Sólo reconocen honestamente que son todavía una fuerza pequeña para jugar un papel independiente en los acontecimientos. En cambio, esta táctica les permite mantener un contacto cotidiano con decenas de miles de trabajadores, ganando su derecho a participar en la lucha y en la discusión sobre los objetivos del movimiento, al mismo tiempo que les da la oportunidad indispensable para probar a diario sus ideas y consignas en las acciones de las masas, atrayendo a los mejores luchadores de la clase obrera y la juventud a sus filas. En el caso de México, el éxito de este trabajo revolucionario ha tenido el reconocimiento incluso de la propia burguesía, que los atacó abiertamente hace semanas en la prensa reaccionaria.
Como explicó Ted Grant sobre las organizaciones de masas: "Desde dentro de sus filas, entre los luchadores de la clase obrera, surgirán las fuerzas del marxismo revolucionario. Fuera de las organizaciones de masas no se creará nada que pueda resistir la fuerza del tiempo".