Hoy 16 de febrero se cumplen 70 años del asesinato del hijo mayor de Trotsky, León Sedov, a manos de agentes de la policía secreta estalinista, la GPU. Tenía treinta y dos años. Este crimen formó parte del acoso y asesinato de los seguidores clave yfamiliares de Trotsky, cuyo único “crimen” fue defender el genuino marxismo frente a Stalin y los crímenes de la burocracia rusa. Hoy, 16 de febrero, se cumplen 70 años del asesinato del hijo mayor de Trotsky, León Sedov, a manos de agentes de la policía secreta estalinista, la GPU. Tenía treinta y dos años. Este crimen formó parte del acoso y asesinato de los seguidores clave y familiares de Trotsky, cuyo único "crimen" fue defender el genuino marxismo frente a Stalin y los crímenes de la burocracia rusa.
El asesinato de León Sedov el 16 de febrero de 1938 en una clínica parisina, fue un golpe personal e inmenso para Trotsky y el movimiento que él creó. Sedov era un dirigente clave del movimiento internacional y, como consecuencia, fue elegido por la maquinaria asesina estalinista.
"León entró en la revolución siendo un niño", escribía su madre Natalia Sedova, "y no la abandonó hasta el final de su vida". Cuando era un niño de doce años, León, conocido cariñosamente como Lyova, fue testigo de la revolución rusa de 1917. Había asistido a todas las manifestaciones, participado en las luchas en la escuela por cuestiones políticas, incluido con el hijo de Kerensky. Parece que la lucha era algo cotidiano. Había visitado a su padre en prisión después de la caza de brujas de julio contra los Bolcheviques. Estos acontecimientos determinarían su futuro. Como muchos de la nueva generación, rápidamente entró en las Juventudes Comunistas y dedicó sus energías al movimiento comunista y la defensa del joven Estado soviético. En 1923, era un revolucionario plenamente consciente, y dedicó sus esfuerzos a la construcción de la Oposición de Izquierda. No tuvo tiempo para privilegios burocráticos y abrazó enérgicamente las ideas de la Oposición en las filas de la juventud comunista.
Como estudiante Sedov desarrolló una capacidad excepcional para las matemáticas y estudió en la Academia Técnica Superior. Sin embargo, su corazón y su alma estaban con la revolución.
En 1927, con la represión y expulsión de la Oposición de Izquierda, Trotsky fue proscrito por Stalin. El destino de León Sedov estaba atado al de Trotsky. Por esa razón, decidió abandonar a su joven familia en Moscú y unirse a su madre y a su padre en el Asia Central soviética. Aquí, en Alma Ata, la principal ciudad de Kazajistán, ayudó intensamente a Trotsky en su trabajo de mantener los lazos clandestinos con la Oposición en Moscú. "Con veintidós años de edad", decía Trotsky, "era nuestro ministro de asuntos exteriores, ministro de policía y de comunicaciones". La familia de Trotsky estaba constantemente vigilada por la policía secreta y León era el responsable de atravesar el cordón.
Para empezar, se ocupaba de la enorme correspondencia que llegaba de todas partes. Entre abril y octubre de 1928 recibió unas 1.000 cartas políticas y documentos, unos 700 telegramas que necesitaban respuesta. Sin el trabajo de Sedov, ni la mitad de esta tarea se podría haber realizado. Sin embargo, la policía secreta de Stalin prácticamente destruyó estos vínculos en 1932. En febrero de 1929, Trotsky, Natalia y León Sedov se tuvieron que exiliar de nuevo, en esta ocasión a Prinkipo (Turquía).
Estos años fueron excepcionalmente difíciles y hubo tensiones en las relaciones, como admite Trotsky: "Las personas más cercanas a mí con frecuencia pasaban momentos muy duros. Y como el más cercano de todos los jóvenes a mí era mi hijo, con frecuencia él pasaba los momentos peores". Sin embargo, Trotsky explicaba que a pesar de las inevitables fricciones existían lazos inseparables. "Debajo de la superficie existía un cariño mutuo profundo basado en algo mucho más inmenso que los lazos de sangre, la solidaridad de las ideas y las apreciaciones, de simpatías y antipatías, de alegrías y tristezas experimentadas juntos, de grandes esperanzas comunes".
Fue un período de aprendizaje de lenguas extranjeras y estrecha colaboración literaria con su padre. Los archivos y biblioteca de Trotsky estaban en manos de León. Trabajó de manera incansable en las bibliotecas, primero en Turquía, después en Berlín y más tarde en París, investigando y recopilando citas y estadísticas para la monumental Historia de la Revolución Rusa, de León Trotsky. Hizo lo mismo con La revolución traicionada. Trotsky llegó a decir: "El nombre de mi hijo debería estar junto al mío en casi todas mis obras escritas desde 1928".
A petición de sus padres, León reanudó sus estudios científicos y se fue a vivir a Berlín a principios de 1931. Por supuesto, León Sedov estaba inmerso en el trabajo de la Oposición de Izquierda Internacional y pronto se convirtió en el representante ruso en el Secretariado Internacional. De hecho se había convertido en el editor del Biulletien Oppozitsii en Prinkipo, pero se hizo totalmente cargo a su llegada a Berlín, tarea que continuó hasta su muerte. Cada número era considerado un triunfo importante, que él supervisaba meticulosamente, que intentaba introducir de distintas formas en Rusia.
Stalin estaba decidido a silenciar a Trotsky y la Oposición. León Sedov estaba en un lugar destacado de su lista. Según Ignace Reiss, que era un agente secreto que rompió con Stalin y se acercó a Trotsky (y lo pagó con su vida), la GPU estalinista en muchas ocasiones dijo: "El chico [León] hace su trabajo de un modo inteligente. El Viejo [Trotsky] tendría dificultades sin él". Era verdad. Esa fue la razón por la cual los estalinistas rodearon a León Sedov de agentes, títeres que se infiltraban en la Oposición.
Con la llegada al poder de Hitler, el Biulleten fue prohibido y León tuvo que trasladarse a París. Aquí continuó su trabajo revolucionario, aunque también consiguió aprobar sus exámenes científicos. Sin embargo, la red estalinista estaba cerca. Abría sus cartas, escuchaba sus cintas y los agentes de la GPU vivían en departamentos próximos al suyo. Incluso cuando se tomaba un corto descanso lo seguían. Eran los mismos agentes que asesinaron a Ignace Reiss. Sin embargo, se negaba a tomar demasiadas precauciones, sobre todo si interferían en su trabajo. Como explicaba Trotsky: "Como un verdadero revolucionario su vida sólo valía en la medida que servía a la lucha por la liberación del proletariado".
En 1933, Trotsky se vio obligado a buscar refugio en Francia, lo que lo acercó a León Sedov. León le llevaba libros desde París, especialmente rusos. Trotsky también hacía viajes a París. En diciembre de 1934 fue cuando un trotskista sudafricano de veintiún años de edad, Ted Grant, llegó a parís y mantuvo discusiones con León Sedov antes de proseguir su viaje a Inglaterra. Ted recordaría más tarde cómo "León Sedov discutió varias cosas con nosotros, incluido el giro francés" y la situación en Francia e Inglaterra".
En 1935, Trotsky, bajo la presión del gobierno francés, se trasladó a Noruega donde el Partido Laborista Noruego había ganado las elecciones. En agosto de 1936, comenzaron los Juicios de Moscú, en ellos se acusaban a viejos bolcheviques como Zinoviev y Kámenev, junto a Trotsky y su hijo, de actividad contrarrevolucionaria, de ser agentes de Hitler y otras cosas por el estilo. El juicio era una farsa basada en acusaciones falsas sacadas por la fuerza a los acusados. Había que responder rápidamente a estas calumnias. Pero el gobierno noruego impedía trabajar a Trotsky. León Sedov fue quien respondió en esa ocasión a las acusaciones grotescas del régimen estalinista. Mientras que Trotsky estaba aislado en Noruega, paralizado y amordazado por el "gobierno socialista", León denunció los juicios como fraudes horribles en un libro excelente: El libro rojo de los Juicios de Moscú. Era la primera exposición rigurosa de los montajes y se publicó en muchos idiomas. Trotsky lo describió como un "regalo inestimable… la primera respuesta contundente a los falsificadores del Kremlin". A los pocos meses, Trotsky consiguió asilo en México y temporalmente salió del alcance de los agentes de Stalin.
Estos años fueron un torrente de calumnias, mentiras y difamaciones contra el movimiento trotskista. Fueron años de pesadilla. Tanto Trotsky como León Sedov eran los principales acusados ausentes en los Juicios de Moscú, acusados de todo tipo de crímenes horribles. Estos espectáculos macabros fueron utilizados para asesinar a todos los que tenían algún vínculo con la Revolución de Octubre. Millones murieron en los campos de concentración y en los gulags. Muchos fueron ejecutados sin juicio, o simplemente desaparecieron. La hermana de León, Zina, fue empujada al suicidio por los estalinistas y él tuvo que hacerse cargo de su hijo, el niño de seis años de edad, Estaban Volkov. Su hermano más pequeño, Sergei, fue detenido en Rusia y acusado de "envenenar a los trabajadores", fue ejecutado en un campo de trabajo.
John Dewey, el conocido pedagogo liberal norteamericano, organizó un contra-juicio para investigar las acusaciones hechas en los Juicios de Moscú. Después de entrevistas e investigaciones, incluido a Trotsky, sus deliberaciones concluían así: "Así, encontramos que los Juicios de Moscú son un montaje. Por lo tanto, encontramos a Trotsky y Sedov no culpables". Pero sólo era un débil rayo de luz en medio de los horrores del holocausto de Stalin.
Los agentes y asesinos estalinistas estaban cerca y rodeaban a Trotsky y su familia. El agente de la GPU, Krivitsky, avisó a Sedov de que había un agente provocador en el centro de París, pero no sabía el hombre. Sin embargo, sí fue capaz de hacer una descripción. Su nombre resultó ser Mark Zborowski, un agente de la policía estalinista que se había infiltrado en el movimiento trotskista y había entablado amistad con León.
León rechazó el consejo de irse con su padre a México, decía que el trabajo en París era demasiado importante. En esta época, sufría una tremenda presión y padecía episodios de depresión e insomnio. A principios de febrero de 1938, León, sufrió un dolor abdominal, Zborowski (conocido como Etienne) le aconsejó ingresar en una clínica rusa de París. Dejó una nota a su esposa que sólo debía abrir si ocurría algún "accidente". León tenía que someterse a una operación rutinaria de apendicitis y fue un éxito. Comenzó a recuperarse. Después comenzó a sufrir dolores y pérdidas de conciencia, finalmente murió el 16 de febrero.
Resulta que el hospital era propiedad del doctor Boris Girmounski, que había servido en la policía secreta rusa. Zborowski, que había trabajado en la célebre Sociedad para la Repatriación de los Emigrados Rusos, también era agente del la GPU desde 1934, lo que confesó después de la guerra. Se encontró con los funcionarios de la embajada soviética e informaba de las actividades de Sedov y Trotsky. Hay pocas dudas de que Sedov fue asesinado por los estalinistas, probablemente fue envenenado. El siguiente paso en el plan era el asesinato de Trotsky.
León Sedov era el segundo, después de su padre, en importancia como organizador del movimiento revolucionario internacional. Demostró un tremendo coraje personal frente a las tragedias que se sucedían a su alrededor. Estaba preparado para hacer cualquier sacrificio necesario para desarrollar el movimiento revolucionario capaz de conseguir la emancipación de la clase obrera, lo único por lo que merece la pena vivir y luchar. Su obra, sacrificio y coraje siguen siendo un ejemplo excepcional para la juventud revolucionaria de nuestra época.
Trotsky, escribió lo siguiente en el obituario de su hijo y camarada muerto (León Sedov: hijo, amigo, luchador):
"De aquella generación más vieja, en cuyas filas ingresamos… camino a la revolución, todos, sin excepción, han sido barridos de la faz de la tierra. Aquello que no lograron las condenas a trabajos forzados y los duros exilios zaristas, las penurias de la emigración, la Guerra Civil y la peste, en los últimos años lo ha logrado Stalin, el peor azote que castigó jamás a la revolución. Después de haber destruido a la generación más vieja, se destruyó también al mejor sector de la siguiente, o sea, la generación que despertó en 1917 y que se fogueó en los veinticuatro ejércitos del frente revolucionario. También se pisoteó y anuló a lo mejor de la juventud, los contemporáneos de León. Él mismo sobrevivió por un milagro, debido a que nos acompañó al exilio y luego a Turquía. Durante los años de nuestra última emigración hicimos nuevos amigos, muchos de los cuales han penetrado íntimamente en nuestras vidas, convirtiéndose prácticamente en miembros de nuestra familia. Pero a todos ellos los conocimos por primera vez en estos últimos años, cuando ya la vejez se nos venía encima. León era el único que nos conoció cuando éramos jóvenes; él formó parte de nuestras vidas desde el primerísimo momento de su nacimiento. A pesar de su juventud parecía nuestro contemporáneo.
"Adiós, León, adiós querido e incomparable amigo. Tu madre y yo nunca pensamos, nunca esperamos que el destino nos fuera a imponer esta terrible tarea de escribir tu obituario. Vivíamos firmemente convencidos de que mucho tiempo después de que nos hubiéramos ido serías tú el continuador de nuestra causa común. ¡Pero no pudimos protegerte! Adiós, León. Legamos tu recuerdo irreprochable a las generaciones más jóvenes de los obreros del mundo. Con justicia tú vivirás en los corazones de todos aquellos que trabajan, sufren y luchan por un mundo mejor. ¡Jóvenes revolucionarios de todos los países! ¡Acepten de nosotros el recuerdo de nuestro León, adóptenlo como su hijo -es digno de ello- y dejen que, a partir de ahora, participe invisible de sus batallas, ya que el destino le ha negado la dicha de participar de vuestra victoria final!".
Cada año, el 20 de agosto, se celebrado un acto ante la tumba de León Sedov para conmemorar el asesinato de León Trotsky. Hoy recordamos a estos dos mártires y prestamos tributo a su coraje, sacrificio e inspiración revolucionaria.