LA CAPTURA DE SADAM HUSSEIN

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Sadam Hussein ha sido atrapado. El domingo 14 de diciembre las tropas estadounidenses finalmente capturaron al hombre que los había esquivado durante meses. Su último escondite era un agujero miserable en una granja del Tigris próxima al pueblo de Ad-Dawr. Cansado y desorientado, el antiguo dictador de Iraq tenía en su poder armas y 750.000 dólares en efectivo.

Iraq

Sadam Hussein ha sido atrapado. El domingo 14 de diciembre las tropas estadounidenses finalmente capturaron al hombre que los había esquivado durante meses. Su último escondite era un agujero miserable en una granja del Tigris próxima al pueblo de Ad-Dawr. Cansado y desorientado, el antiguo dictador de Iraq tenía en su poder armas y 750.000 dólares en efectivo.

Como si fuera un prisionero de la antigua Roma lo encadenaron y lo arrastraron por las calles como si fuera un trofeo, Sadam apareció ante las cámaras de televisión, despeinado y con una barba descuidada. En un intento de humillar a su enemigo caído, los nuevos romanos mostraron las imágenes de Sadam cuando era examinado por un médico. En Bagdad las autoridades de la ocupación repitieron una y otra vez estas imágenes.

Los estadounidenses no podían ocultar su euforia. Paul Bremer, el proconsul imperial a cargo del Iraq ocupado empezó la rueda de prensa con las siguientes palabras: “Señoras y señores, lo tenemos. (…) Es un gran día para la historia de Iraq. Durante décadas, cientos de miles de ustedes sufrieron a manos de este hombre despiadado. Durante décadas este hombre cruel causó división entre ustedes. Durante décadas amenazó con atacar a sus vecinos. Esos días se han ido para siempre (…) el tirano es hoy un prisionero”.

Tony Blair apresuradamente se unió al coro: “Sadam está fuera del poder y no volverá. Eso lo saben hoy los iraquíes, y ellos decidirán su destino”.

Los marxistas no tenemos simpatías hacia el hombre que gobernó Iraq con puño de hierro, que asesinó a comunistas y sindicalistas, que gaseó a los iraníes y los kurdos, que masacró a los chiítas y asesinó a prisioneros políticos después de una tortura atroz. Pero las palabras de los imperialistas británicos y estadounidenses destilan hipocresía.

Durante años este mismo hombre fue uno de los mejores amigos de occidente en Oriente Medio. Los sucesivos gobiernos británicos y estadounidenses lo financiaron y armaron. El gas venenoso que utilizó contra los kurdos se lo vendieron las empresas estadounidenses en un momento en que eran bien conocidos sus crímenes contra los kurdos. Entre la larga lista de líderes occidentales que visitaron Bagdad para adular a Sadam se encuentra Donald Rumsfeld, que fue enviado a Bagdad por el presidente Ronald Reagan, un gran admirador suyo.

Robert Fisk recordaba las excelentes relaciones que existieron en el pasado entre Sadam Hussein y occidente: “Este fue el hombre que tuvo el honor de ser invitado a la ciudad de París cuando Chirac era alcalde y cuando los franceses querían ver a los jacobinos en su régimen sangriento. Este fue el hombre que negoció con los secretarios generales de la ONU, Pérez de Cuellar y Kofi Annan, el que había charlado tomando café con el ahora secretario de defensa de EEUU, Donald Rumsfeld, el que se había reunido con Ted Heath y Tony Benn y toda una serie de políticos europeos”. ¡Entonces no hablaban de los crímenes diabólicos de este sangriento dictador!

Los estadounidenses ahora están cacareando pero lo que resulta sorprendente no es el hecho de que hayan capturado a Sadam, sino que hayan tardado tanto en conseguir esta hazaña. Nuestra memoria no es tan pobre como para no recordar las numerosas ocasiones en que las noticias de la CNN solemnemente nos aseguraban que la fuerza aérea estadounidense, con su tremenda tecnología y armas de precisión, había asesinado a Sadam. Al final se comprobó que sólo eran mentiras y propaganda, como el resto de las mentiras lanzadas por la maquinaria propagandística de Washington y Londres.

Para responder a los ataques de la guerrilla los invasores han intensificado su actividad militar, bombardeando el país indiscriminadamente.

Al final no fue la alta tecnología sino el viejo método pasado de moda del soborno y la corrupción lo que ha conseguido arrestar a Sadam. Al ejército estadounidense con todos sus recursos tecnológicos les costado ocho meses capturar al hombre que andaban buscando desesperadamente. Con toda probabilidad es el resultado de las grandes sumas de dinero que ha ofrecido Washington a aquel que estuviera dispuesto a traicionarle.

Dada la naturaleza corrupta y descompuesta del régimen y su elite dominante esta posibilidad no está descartada. Más de uno de los que anteriormente eran seguidores incondicionales de Sadam mientras éste detentaba el poder absoluto ahora están ofreciendo sus servicios a Bremer y Bush. Estas personas no tienen principios excepto conseguir poder y hacer carrera.

Si los estadounidenses cumplen lo que dicen, Sadam será sometido a juicio en Iraq acusado de crímenes de guerra. Están preparando un juicio similar al de Nuremberg. El objetivo es conmocionar a la opinión pública y a la población iraquí para justificar la criminal ocupación estadounidense de Iraq. ¿Lo conseguirán?

Su objetivo será desacreditar a Sadam y así encontrar una excusa para su saqueo de Iraq. Está claro que él no ha presentado resistencia a pesar de que estuviera armado. Puede que lo hayan tomado por sorpresa y que no tuviera tiempo de reaccionar, puede que estuviera desmoralizado y que simplemente perdiera las ganas de luchar. En su cara había cierta expresión de alivio. El alivio de un criminal que finalmente es capturado por la policía. Pero Sadam es un hombre bastante impredecible y todavía puede hacer mucho daño a los estadounidenses, incluso con cadenas.

Hay bastante problemas para hacer un gran juicio, principalmente porque el prisionero presumiblemente tendrá el derecho a hablar. Los estadounidenses obviamente asumen que, una vez en su poder, Sadam simplemente se hundirá y dirá lo que le dicten. Después de su captura los estadounidenses han dicho que estaba “hablador y cooperativo”. Pero al día siguiente cambiaron el tono pare decir que ya no estaba cooperando.

El efecto de un juicio público en Iraq -si se llega a celebrar- puede convertirse en una sorpresa nada agradable para los estadounidenses. Podría significar que el papel de los imperialistas quedara en evidencia para todo el mundo. Sadam Hussein podría utilizar este juicio para “destapar la olla” sobre sus acuerdos en el pasado con los imperialistas. Depende de Sadam Hussein, pero si decide ir por este camino el juicio público se podría convertir en una bola de fuego para los imperialistas.

Blair y Straw han añadido rápidamente que desean que el juicio se celebre en Iraq y “por parte de los iraquíes”. Son palabras huecas porque si el juicio se celebra en Iraq no será la población iraquí la que decida. Los iraquíes no tienen el poder para elegir su propio gobierno. Si no pueden decidir nada de lo que ocurre con la economía cómo podemos creer que tendrán la última palabra sobre el destino de Sadam Hussein. Los ocupantes estadounidenses tienen el dominio completo de la fuerza policial, el sistema judicial, etc. Los jueces iraquíes simplemente obedecerán lo que digan los imperialistas estadounidenses.

Lo que está en juego no es la justicia sino una venganza de lo más primitiva. Quieren un juicio en Iraq y de este modo enfriar a la opinión pública mundial. Si el juicio se celebra en algún “tribunal internacional” EEUU tendría menos que decir en el resultado final. Si se celebra dentro de Iraq podrán controlar el resultado. Además de eso, en Iraq se puede aplicar la pena de muerte, algo que sería muy difícil de justificar fuera de Iraq. Así que es una cuestión de venganza. Lo quieren ejecutar pero no quieren que el odio recaiga sobre ellos. Quieren lavarse las manos en esta decisión, como Poncio Pilatos, quieren dejar que las “masas” decidan. La hipocresía de estas personas se puede ver en la declaración del ministro del exterior británico Straw. Dice que éticamente se opone a la pena de muerte pero, no obstante, si los tribunales iraquíes llevan a cabo esta sentencia la aceptaría. Vemos como pretenden que cualquier sentencia aparezca como la “voluntad” del “pueblo iraquí”. Todo es una farsa.

El ambiente entre las masas es contradictorio. Mientras que muchas personas sienten cierto alivio porque el viejo dictador se ha ido para siempre, esto también está provocando resentimiento ante la arrogancia de los invasores. Robert Fisk informaba de las escenas en las calles de Bagdad cuando llegaron las noticias del arresto de Sadam:
“Yo me encontraba entre las chozas de Ciudad Sadr -alguna vez Ciudad Saddam- cuando una cascada de fuego de fusil barrió las calles. Estaba sentado en el piso de hormigón de la casa de un clérigo chiíta que fue arrollado y muerto por un tanque estadounidense, entre iraquíes que no sienten amor por los invasores, cuando el fuego arreció. Un chico salió corriendo de una habitación con la noticia de que la radio iraquí anunciaba la captura de Sadam. Y los rostros que habían estado transidos de dolor, que no habían sonreído en una semana, resplandecían de placer.

El fuego creció en intensidad, hasta que racimos de balas subieron al cielo entre estallidos de granadas. En la calle principal, los autos chocaban en el caos. Pero fue un rapto de júbilo, no una celebración. No hubo multitudes en los bulevares de Bagdad, ni fiesta en las calles, ni expresiones de alegría de la gente común y corriente en la capital”. (The Independent, 15/12/2003).

El general Ricardo Sánchez, comandante en jefe del ejército estadounidense en Iraq, describió a Sadam como hablador y cooperativo. Otros oficiales rehusaron sugerir que él había proporcionado información útil inmediatamente después de su captura. Según dijo un comandante estadounidense a Associated Press durante el arresto de Sadam las tropas estadounidenses descubrieron “material descriptivo de valor significativo”. Pero la naturaleza de estos descubrimientos “significativos” no se ha hecho pública.

Lo que resulta muy significativo es lo que no se ha dicho, por ejemplo, nada de las armas de destrucción masiva. Los oficiales estadounidenses admitieron que la cuestión de la existencia de las armas de destrucción masiva, que debemos recordar fue la razón central esgrimida por Bush y Blair para justificar la invasión de Iraq, era una “preocupación secundaria”.

La razón de esta reticencia inesperada es bastante clara. Después de meses buscando no han encontrado rastro alguno de estas armas y dudan si Sadam responderá a estas cuestiones que quedan sin resolver, es decir, las cuestiones relacionadas con la fabricación de armas químicas, biológicas y nucleares o los vínculos de su gobierno con el terrorismo. Estos temas se abordarán con el transcurso del tiempo, quizás cuando los interrogadores tengan un acercamiento a Sadam.

Los interrogadores de Sadam inicialmente se centraron en los lazos del anterior presidente con la guerra de guerrillas, lo presionan para que hable, de este modo quieren evitar los ataques y localizar a los líderes de la resistencia. Esperan que Sadam les de una información valiosa sobre la insurgencia contra la fuerza de ocupación estadounidenses y sus aliados iraquíes. Pero esto sólo demuestra la estupidez de los agentes de inteligencia, generales y políticos estadounidenses. Intentan culpar a Sadam porque no están dispuestos a aceptar que la resistencia es un levantamiento popular contra un invasor extranjero odiado.

Suponer que la captura de Sadam Hussein resolverá todos los problemas es una locura. Para empezar este hombre patético y desastroso, viviendo en un agujero con tres armas y cargado de dólares no estaba dirigiendo la insurgencia iraquí contra los estadounidenses. En todo este episodio la diplomacia y el servicio de inteligencia estadounidenses han demostrado su total incompetencia.

Al final un funcionario estadounidense ha tenido que admitir que teniendo en cuenta la forma y las circunstancias en las que se ha arrestado a Sadam Hussein es poco probable que esté dirigiendo a las fuerzas de resistencia en Iraq. El ejército estadounidense no ha encontrado donde se ocultaba Sadam equipamiento de comunicaciones, mapas ni ninguna otra evidencia de un centro de mando guerrillero.

“Dada la localización y las circunstancias de su captura, está claro que Sadam no estaba dirigiendo la insurgencia, además tenía poco control o influencia. Esto es significativo y preocupante porque significa que los insurgentes no están luchando por Sadam, están luchando contra EEUU”, estas eran las palabras del senador Jay Rockefeller, vicepresidente del Comité de Inteligencia del Senado. Los funcionarios de inteligencia estadounidenses habían dicho previamente que creían que Sadam estaba demasiado preocupado con su supervivencia y con permanecer oculto como para proporcionar otra cosa que no fuera una dirección simbólica.

Lejos de facilitar la vida a las fuerzas ocupantes, los recientes acontecimientos pueden empeorar la situación. Antes de la captura de Sadam muchos iraquíes decían que una de las razones por las que no se unirían a la resistencia contra la ocupación estadounidense era el temor a que si los estadounidenses se retiraban Sadam regresara al poder. Ahora este temor ha desaparecido, la resistencia armada con toda seguridad crecerá. El día después de la captura vimos tres nuevos atentados con bombas contra las fuerzas de la coalición. No hay razón alguna para suponer que éstos cesarán.

A pesar de la captura de Sadam Hussein la guerra de guerrillas en Iraq continuará, con nuevas bombas y asesinatos. Las fuerzas de ocupación son impotentes para tratar con esta situación precisamente porque no existe un único centro operativo, que puedan eliminar asesinando o capturando a sus dirigentes. Se enfrentan con un enemigo con muchas cabezas, como si fuera una hidra. Tan pronto como cortan una de las cabezas dos o tres crecen en su lugar.

La captura de Sadam Hussein puede dar a Bush y Blair un respiro temporal. Podría dar a Bush el impulso que necesita para ganar las elecciones presidenciales, pero ni siquiera esto está claro. Muchas cosas pueden ocurrir antes de las elecciones y desbaratar todos los cálculos de Bush. La lucha continuará como antes, o incluso peor. Habrá una corriente continua de bolsas de cadáveres hacia EEUU y Gran Bretaña. El rencor que crea el conflicto provocará atrocidades y todo tipo de horrores, abonando el terreno para nuevos actos de terrorismo tanto dentro como fuera de Iraq.

Dejemos que los imperialistas disfruten su momento de triunfo. No durará mucho. Comienza otra nueva pesadilla, no sólo para los iraquíes, también para la población de Gran Bretaña, EEUU y los demás países que están apoyando esta pesadilla sangrienta. El imperialismo ha sembrado vientos y recogerá tempestades.

15/12/2003