Irán: Jamenei sufre un gran golpe mientras las masas levantan la cabeza de nuevo

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thumb rouhani-victoryEn el momento de escribir estas líneas (15 de junio) cientos de miles de iraníes invaden las calles para celebrar la victoria de Hassan Rouhani, en las elecciones presidenciales. Fotos de celebraciones de masas en todo Irán están circulando en internet. Este es un desafío abierto a Jamenei y a todo el aparato de seguridad del régimen que recibió una derrota humillante en las elecciones.

Con el 52,49% de los votos, 18,6 millones de votos, Rouhani consiguió una mayoría absoluta en la primera vuelta de las elecciones. El Alcalde de Teherán, Mohammad Baqer Qalibaf, quedó en segundo lugar con 16.56%. Said Jalili, jefe negociador nuclear de Irán y el candidato del líder supremo, Ali Jamenei, y del establishment militar y de seguridad, sólo logró obtener el 11,35% de los votos totales, apenas más que MohseQn Rezaei que obtuvo 10,58%. Al final de la lista encontramos al asesor de Asuntos Exteriores de Jamenei, Ali Akbar Velayati, con el 6,18% y al candidato de broma, Mohamad Gharazi, que consiguió el 1,21%.

Después de que los resultados de las elecciones se conocieron la gente comenzó salir en masa, bloqueando muchas calles principales en todo el país. El ambiente era eléctrico, con cientos de miles saliendo en celebración. En la mayoría de los lugares, las celebraciones tomaron la forma de protestas y manifestaciones y los cánticos de “Todos los presos políticos deben ser liberados”, “Ya Hossein, Mir Hossein!” (Refiriéndose al líder reformista Mir Hossein Mousavi, que se encuentra bajo arresto domiciliario) y “Ahmadi, adiós, adiós!” resonaban en las principales ciudades del país.

“Teherán ha estallado de alegría. Nunca he visto tanta gente tan feliz en mi vida”, dijo a Ahram Online un fotógrafo de 29 años de edad. Informes similares se veían en muchos perfiles de Facebook y Twitter.

Una fuente que nos informa desde Mashhad -la segunda ciudad más grande de Irán- dijo lo siguiente:

“Yo estuve fuera hasta las 2.30 de la mañana de ayer y todo estaba hirviendo. Nunca he visto nada como esto, excepto después del partido de fútbol entre Irán y Australia. La gente llenó las calles de la ciudad. Había quizás un millón de personas. Mashhad tiene tres millones de habitantes, pero donde quiera que fuera, estaba lleno de gente y de coches. También había gente de las zonas pobres de la ciudad. No había ni ningún guardia ni ningún policía o Basij. En Ahmadabad y Taghiabad que son distritos más céntricos y de clase media había cantos políticos, como llamamientos para liberar a los presos políticos, pero el resto de la ciudad era más como un carnaval y con gente que estaba feliz.

 “Lo que más me impresionó fue lo tranquila que estaba la gente en ese tráfico. Normalmente, todo el mundo está nervioso y enojado, pero ayer todo el mundo se estaba riendo y bromeando. No había peleas y la gente se llevaba bien. Esta gente que siempre está gruñendo uno al otro, todos se llevaban bien ayer”.

Hace cuatro años la insurrección que estalló a raíz del fraude en las elecciones presidenciales fue aplastada por el régimen. El ambiente entre las masas se había vuelto pesimista y resignado. Pero hoy podían volver a sentir su propia fuerza colectiva.  Sabían que habían infligido un duro golpe al régimen que ahora se encuentra en estado de shock. A pesar del desafío abierto del pueblo en las calles las fuerzas de seguridad no estaban por ningún lado.

¿Un voto a favor de quién?

Como hemos informado anteriormente, la última semana de la campaña electoral tomó un giro brusco cuando Rouhani logró cristalizar el voto de la oposición alrededor suya. En todas las ciudades de Irán, sus mítines se convirtieron en un punto focal para los miles de jóvenes. Las consignas coreadas en sus mítines se hicieron cada vez más radicales, conforme crecían las multitudes. Lea también: Elecciones de Irán: crisis del régimen profundiza – La juventud vuelve a entrar en escena

El mismo Rouhani había declarado desde el principio que él no estaba en la oposición al régimen. Ni siquiera reclamaba ser un reformista. Pero una fuente dijo al Financial Times: “En el resto del mundo la gente vota por un candidato, aquí todos votamos para que un candidato no gane”. Esta es la verdadera razón detrás del voto a Rouhani.

Hassan Rouhani En ausencia de verdaderas organizaciones nacionales, las masas usarán cualquier herramienta que encuentren disponible con el fin de expresar sus objetivos y aspiraciones. El apoyo masivo a Rouhani no se debió a él ni a su línea política. Él simplemente se convirtió en un punto focal alrededor del cual una gran parte de las masas se reunieron con el fin de expresarse y de oponerse al régimen. Más que nada el apoyo de Rouhani debe ser visto como una protesta contra la dictadura y la falta de democracia, la pobreza, la inseguridad y la corrupción, contra Jamenei, la Guardia Revolucionaria y el conjunto del establishment dominante.

Jamenei desacreditado y aislado

Jamenei había esperado purgar el Estado de toda oposición y concentrar el poder en sus manos con estas elecciones, pero el resultado fue todo lo contrario. Como informamos el viernes, las demás facciones del régimen salieron en oposición a sus candidatos. Lo más importante quizás fue la crítica que recibió de Ahmad Tavakoli, que es un diputado conservador del Majlis cercano a la muy influyente familia Larijani . Esto significa que el futuro gobierno tendrá un equilibrio muy difícil entre los deseos del gobierno, la Asamblea Consultiva (el Majlis) y el Líder Supremo (Jamenei). Lea también: Irán Elecciones: Jamenei y Rafsanjani Bloques Mashaei – La crisis del régimen continúa

Pero el principal candidato de Jamenei, Said Jalili, no sólo fue atacado directamente y humillado por los otros candidatos en las elecciones. El golpe más severo le fue dado por las masas en las urnas. Al llegar a las elecciones Jalili tenía tras de sí el apoyo activo de Jamenei, el aparato de inteligencia y seguridad del Estado, la Guardia Revolucionaria y la milicia Basij. Combinadas, estas fuerzas constituyen no sólo de lejos la mayor entidad económica del país, sino también la mayor fuerza organizada para votar. A través de los últimos 10-12 años han desarrollado una red muy avanzada, especialmente a través de los Basij, que se movilizan para votar. El hecho de que sólo lograron reunir a 6-7 millones de votos (¡en datos oficiales!), es una indicación de su debilidad.

Este hecho fue aún más destacado por el nivel de participación que se situó en el 72,7% -muy por encima de cualquiera que los analistas habían anticipado. Esta vez, a diferencia de las elecciones anteriores, gran parte de los trabajadores y de los pobres también apoyaron a Rouhani. Muchas fuentes nos han informado que Rouhani tuvo un amplio seguimiento en los barrios pobres del sur de Teherán, algo que Mousavi no tuvo en las elecciones anteriores.

El alcance de la derrota de los candidatos de Jamenei, y el carácter explosivo de las sesiones públicas de Rouhani, fueron tales que ni cabía hablar de manipular las elecciones. Jamenei humillado y desacreditado sólo podía aceptar el resultado y su ahora depreciada autoridad.

Jalili no sólo era representante directo de Jamenei, sino que es también el jefe negociador nuclear y por lo tanto una de las caras externas más importantes del régimen. Al mismo tiempo, el período pre-electoral puso de manifiesto una profunda división dentro de la misma oficina de Jamenei. Ali Akbar Velayati, que también es el asesor de asuntos extranjeros de Jamenei, criticó duramente la estrategia de negociación de Jalili (Leer de Jamenei) durante los debates televisados ​​en la campaña electoral. Está claro que ni Jalili ni Velayati, que son los hombres clave en la oficina de Jamenei, pueden apenas seguir como hasta ahora en sus posiciones. Esto también pone un gran signo de interrogación sobre toda la política exterior de Irán y muestra que las masas ya no son tan receptivas a la mentalidad de asedio que el régimen estaba cultivando con el fin de alejar a los trabajadores y los pobres de la revuelta.

El movimiento de masas levanta su cabeza de nuevo

La entrada de las masas en la escena desbarata por completo los planes de la clase dominante. Rouhani por cierto, a pesar de que hizo un llamamiento de la manera más populista a la juventud, hizo todo lo posible para no poner en marcha un movimiento de masas.

La llamada de apoyo de Jatami, Rafsanjani y el resto de los líderes reformistas sólo se produjo cuando sólo quedaban dos días de campaña. Además, no se permitió a las organizaciones de la campaña reformista a desarrollarse como lo hicieron en 2009.

A lo largo de su campaña Rouhani se presentó como el candidato de la “moderación” y, en su primer discurso televisado después de las elecciones, él la llamó la “victoria de la sabiduría, la moderación, el progreso, la conciencia, el compromiso y la religiosidad sobre el extremismo y el comportamiento poco ético”.

Pero a pesar de todo esto, las multitudes que sus mítines atrajeron en los últimos dos días de campaña se podían contar por miles y decenas de miles de personas por mitin. Esta es una indicación de la enorme energía revolucionaria que se encuentra por debajo de la superficie de la sociedad.  

Esta presión es la fuerza principal detrás de la división en la elite gobernante. Mientras que uno de los campos hace hincapié en la necesidad de utilizar la fuerza bruta para poder reprimir una revolución en maduración, otro campo está pidiendo reformas desde arriba para evitar una revolución desde abajo. Mientras que el campo de la línea dura, dice que la apertura sólo facilitará una revolución, el campo de los reformistas y moderados (¡en el contexto iraní!) argumenta que es la represión la que conducirá a una reacción revolucionaria. ¡Ambos campos tienen toda la razón! Esta es una expresión del callejón sin salida del régimen que tiene muy poco margen de maniobra.

La entrada de los jóvenes en la escena es una anticipación de los movimientos revolucionarios del futuro. La juventud no es más que un barómetro sensible de un proceso que está teniendo lugar en la sociedad. Ya ha demostrado su determinación y estado de ánimo revolucionario.

Naturalmente, entrarán en acción desde el punto de vista de los reclamos democráticos, ¿Cómo podía ser de otra manera? Con una dictadura sofocante y sin ningún partido revolucionario que merezca el nombre ¿Qué otras opciones existen para la juventud revolucionaria? Las demandas por la libertad de los presos políticos, la libertad de prensa, libertad de organización, etc., son todas demandas revolucionarias en el contexto iraní y como marxistas las apoyamos completamente. Ninguna de ellas, puede lograrse plenamente sin el derrocamiento del régimen.

Por ahora, las masas se han reunido en torno a Rouhani porque no hay otra alternativa, pero esto también significa que van a tener que pasar por la escuela de los reformistas. Rouhani no es el representante del pueblo. Más que nada, él es el representante del Bazar, de los capitalistas privados y de la burguesía liberal. Su proyecto político se basa en la privatización, la liberalización (leer recortes) y la apertura del mercado iraní para las inversiones, es decir, la explotación del capital occidental. Políticamente, su aliado más cercano es Ali Akbar Rafsanjani, que, además de ser uno de los hombres más ricos de Irán, fue uno de los principales arquitectos de la República Islámica y del aplastamiento de la revolución iraní de 1979. Rouhani está completamente entretejido en la trama del podrido régimen, y sus intereses se oponen directamente a los de las masas.

Pero incluso si él quisiera no podría cambiar la situación. Es cierto que las sanciones están teniendo un gran impacto en la economía iraní. Si se relajaran -¡que no está garantizado en absoluto!- eso, sin duda, aliviaría algunas de las tensiones y la daría un poco de espacio para maniobrar, pero esto no significa un retorno a los niveles de crecimiento anteriores a la época de las sanciones y no va a cambiar la trayectoria general de la economía. La economía iraní siempre ha estado enferma y hoy esto está magnificado por la profunda recesión de la economía mundial. Este ha quedado expuesto en los débiles intentos por apoyarse en la economía china para expandir el crecimiento de Irán, pero ha demostrado ser inútil debido a la desaceleración del crecimiento en la propia China.

La crisis continuará

El gobierno de Rouhani no podrá permanecer al margen de este proceso. Ninguno de los problemas fundamentales que hay detrás de la crisis en la sociedad iraní se ha resuelto, por lo que la crisis va a continuar.

En el mejor de los casos, probablemente tratará de aliviar las tensiones llamando a un gobierno de unidad nacional, suavizando la relación con Occidente, así como abriendo un poco la atmósfera permitiendo derechos democráticos limitados. Es evidente que con esto va a comprar un poco de tiempo, pero al final no va a resolver nada.

La lucha interna en el régimen por el encogimiento del botín en suelo iraní continuará y las diferentes facciones continuarán dividiéndose internamente.

En cuanto a las masas, se beneficiarían de un ambiente más abierto, donde el movimiento revolucionario podría reorganizarse y consolidarse. Pero tarde o temprano (probablemente más pronto) Rouhani traicionaría a los jóvenes y encontraría la misma fuerza que lo llevó al poder en oposición a él. Recordemos que la presidencia del clérigo reformista Mohammad Jatami en la década de 1990 condujo a un levantamiento masivo de la juventud y a una ola de huelgas y protestas de los trabajadores. Que, por cierto, estaba en un período de crecimiento económico, con reducción del desempleo y caída de la inflación. Eso es exactamente lo contrario de las perspectivas para Irán en el próximo período.

La clase obrera está hoy en una situación terrible. La tasa de inflación es de alrededor de 100%, pero sin embargo, el salario mínimo sólo aumentó 25% este año hasta alrededor de 4,8 millones de Rial, que son unos 390 dólares al mes. Pero incluso para los criterios oficiales esto es un tercio de lo que se considera un salario digno en la capital. Por supuesto, para más del 40 por ciento esto no es relevante, ya que no tienen trabajo. E incluso si se tiene trabajo es muy normal que tarde meses e incluso años sin cobrar salario. ¿Cómo puede Rouhani resolver esta cuestión en el contexto de la actual crisis económica mundial, donde el exceso de capacidad en las principales industrias significa una fuerte caída de las inversiones reales?

A la misma paradoja se enfrenta Rouhani cuando se trata de los derechos democráticos. La cuestión de la democracia a fin de cuentas es una cuestión de pan. ¿Cómo puede conceder Rouhani a los trabajadores, los jóvenes y los pobres, el derecho a organizarse y protestar cuando no puede alimentarlos o darles la perspectiva de un futuro digno? Cada derecho democrático será utilizado por las masas como un arma contra el propio régimen. Esto significa que en algún momento tendrá que volver a reprimir.

Las masas están dándose cuenta gradualmente de que la dictadura, la corrupción, la pobreza y la miseria no son obra de individuos o facciones, sino fenómenos que tienen sus raíces en el sistema capitalista. Es inevitable que el movimiento, en un cierto punto, se convertirá en un movimiento contra el sistema en su conjunto.

El régimen está severamente debilitado por el golpe que ha sufrido en estas elecciones. Las masas son conscientes de este hecho y se sienten confiadas. Este es el factor más importante que se manifestará en el próximo período. Contra todo pronóstico, y sin ayuda, asestaron un duro golpe a Jamenei del que no se recuperará fácilmente. Ésta es una prueba más de que las masas sólo pueden confiar en sus propias fuerzas. Deben permanecer vigilantes, organizadas y preparadas para lo que venga en un futuro próximo.

Para ello deben construirse en todos los barrios, universidades y fábricas, comités de lucha que deben estar conectados a nivel local y nacional con el fin de coordinar los próximos pasos del movimiento. Las masas iraníes tienen grandes y orgullosas tradiciones revolucionarias que reaparecerán en el próximo período. La insurrección de masas de que fuimos testigos durante la semana pasada es sólo un vistazo del futuro revolucionario del país.

Esto enviará ondas de choque por todo el Medio Oriente y el mundo entero. Fortalecerá el movimiento turco y cortará la tregua en la revolución árabe donde la lucha contra el fundamentalismo islámico recibirá un impulso poderoso.

Es la tarea de los marxistas seguir estos acontecimientos y estar hombro con hombro junto a los trabajadores y la juventud. Debemos escuchar a los jóvenes y explicar pacientemente que sólo a través del derrocamiento del sistema podrido del capitalismo podrán alcanzar la libertad que han anhelado durante tanto tiempo.

¡Libertad para todos los presos políticos!

¡Libertad de expresión, prensa y organización para todos!

¡Enjuiciamiento de los verdugos, torturadores y opresores del pueblo!

¡Por un salario digno de 15 millones de Rial!

¡Reposición y aumento de los subsidios para todos los productos de primera necesidad!

¡Abajo el dictador!

¡Vivan los trabajadores y jóvenes iraníes!

¡Viva la revolución socialista en Irán y el Medio Oriente!

 Londres, 15 de junio de 2013