El avance de las luchas del movimiento obrero, lenta pero inconteniblemente, están ocupando un lugar cada vez más destacado en la escena social. Al calor de este proceso están obteniendo un protagonismo creciente una nueva camada de dirigentes y luchadores que no tienen nada que ver con la vieja generación de dirigentes burocráticos que entregaban las luchas a la primera ocasión. En conflictos como el Subte, telefónicos, docentes, LAFSA, alimentación, frigoríficos, ferroviarios, hospitales se han desn destacado estos nuevos dirigentes y luchadores, muchos de los cuales militan con la izquierda, o lo hicieron en el pasado. El avance de las luchas del movimiento obrero, lenta pero inconteniblemente, están ocupando un lugar cada vez más destacado en la escena social. Al calor de este proceso están obteniendo un protagonismo creciente una nueva camada de dirigentes y luchadores que no tienen nada que ver con la vieja generación de dirigentes burocráticos que entregaban las luchas a la primera ocasión. En conflictos como el Subte, telefónicos, docentes, LAFSA, alimentación, frigoríficos, ferroviarios, hospitales se han destacado estos nuevos dirigentes y luchadores, muchos de los cuales militan con la izquierda, o lo hicieron en el pasado.
Se necesita una corriente sindical opositora
Desde El Militante llevamos meses insistiendo en la necesidad de que los gremialistas combativos y de izquierda avancen en la constitución de un organismo de frente único dentro de los sindicatos que, interviniendo cotidianamente en todas las luchas que se den, sea capaz de transformarse en un poderoso imán que atraiga, organice y unifique a los activistas sindicales y a los trabajadores individuales más avanzados dentro de cada empresa y sector en la perspectiva de ganar para los intereses de los trabajadores la mayor cantidad posible de sindicatos, comisiones internas y cuerpos de delegados con el objetivo de avanzar en mejores condiciones de vida para los trabajadores.
Como socialistas, creemos además que este trabajo es fundamental para avanzar en la construcción de una organización política enraizada en la base de los sindicatos y otras organizaciones populares, que se plantee como objetivo la efectiva emancipación social de la clase obrera en la perspectiva del socialismo.
Entendemos que de lo que se trata es de constituir una Corriente Sindical clasista, antiburocrática y democrática en la que pueda participar cualquier trabajador y activista obrero honesto y luchador.
Los objetivos de esta corriente sindical deberían ser luchar por la recuperación de instancias democráticas (asambleas de base) en los sindicatos y las empresas, en la organización y la toma de decisiones de toda lucha, por la elección y revocabilidad inmediata de cualquier dirigente o cargo sindical por las bases, que ningún dirigente sindical perciba un sueldo superior al salario medio de un obrero calificado, que se abran los libros de contabilidad de cada sindicato a los afiliados para controlar los recursos que manejan nuestras organizaciones, congresos anuales en cada sindicato y confederación sindical con delegados democráticamente elegidos por los afiliados en el ámbito correspondiente (empresa y territorio).
En lo que se refiere a las demandas obreras y sociales, creemos que esta corriente sindical debería defender, entre otras, las siguientes: ningún pacto social UIA-CGT para frenar la lucha por el salario y el empleo digno; salarios equivalentes a la canasta familiar de $1.600, con un piso salarial mínimo en el básico de $800; reparto del trabajo en cada rubro de producción sin afectar el salario para acabar con la desocupación; contra el empleo precario y "en negro", y por la efectivización inmediata de todos los trabajadores bajo convenio; por la introduciendo en todos los convenciones de trabajo de la escala móvil precios-salarios con la indexación automática de los salarios con los precios cada 6 meses; un subsidio mínimo de $500 para todos los desocupados mayores de 16 años hasta que encuentren trabajo y sin obligación a contraprestación; jubilación con el 100% con un mínimo de $500; reestatización sin indemnización de las empresas privatizadas bajo el control de los trabajadores; desconocimiento de la deuda externa, y nacionalización de la banca, los monopolios y los latifundios sin indemnización y bajo control obrero para planificar la economía en base a las necesidades de la mayoría y no de un puñado de parásitos como ocurre ahora.
Las Asambleas de trabajadores Autoconvocados
La experiencia nos está diciendo la manera concreta en que se va a dar la recomposición al interior de los sindicatos. No va a ser un proceso gradual, sino a saltos; no de una manera armónica sino sobre la base de luchas extraordinarias que van a quebrar la férrea disciplina que intentan oponer las cúpulas sindicales en los centros de trabajo. Vemos que, cuando la estructura sindical se convierte en un obstáculo para la lucha, los trabajadores se organizan en Comités de Lucha o Asambleas de Autoconvocados al margen del control de los viejos dirigentes, como sucedió con la lucha docente en Salta, en Lafsa o en las extraordinarias luchas que vemos en los trabajadores de la salud de capital y provincia de Buenos Aires.
Algunos compañeros, influidos por este ambiente, sacan conclusiones desproporcionados y creen que este es un buen atajo para dejar de lado el trabajo en los sindicatos o crear organizaciones "de nuevo tipo".
Esto es un error. En primer lugar, los Comités de Huelga o Asambleas de trabajadores deberían ser la norma para dirigir cualquier lucha seria que pretenda dar un cauce a la participación a los trabajadores implicados en la lucha y para garantizar el control democrático de la misma, independientemente de que los dirigentes sindicales sean burocráticos o luchadores. En segundo lugar, no podemos desconocer que estas experiencias que se están dando están limitadas a algunos sectores y empresas y no se trata de un fenómeno generalizado.
Lo correcto sería aprovechar estas experiencias para llamar a la organización de los trabajadores y exigir la dimisión de los delegados sindicales que obstaculizan la lucha, forzando elecciones en los sectores y empresas afectadas para ganar la mayoría de los Cuerpos de Delegados y las Comisiones Internas para las posiciones combativas.
El sindicato unifica a los trabajadores geográficamente y por sector. Aumentar nuestros puntos de apoyo al interior de los mismos ayuda a extender la influencia de los activistas obreros y combativos entre el resto de trabajadores del sector y a nivel nacional.
Toda la experiencia histórica demuestra que los trabajadores no abandonan fácilmente sus organizaciones tradicionales de masas. Sería un grave error separar en organismos diferentes a los sectores más luchadores de los más retrasados, que siempre tardan algo más en sacar conclusiones avanzadas.
Balance del Encuentro del 2 de abril
Para avanzar hacia una efectiva coordinación y agrupamiento de los activistas obreros, se organizó el pasado 2 de abril en Buenos Aires un encuentro amplio de activistas obreros y de izquierda, convocado por los principales referentes de las luchas obreras de los últimos meses y las organizaciones de izquierda.
A pesar de que fue un paso adelante positivo que permitió por primera vez en mucho tiempo juntar a gran parte de los sectores más avanzados de la clase obrera argentina, sin embargo este Encuentro dejó una sensación agridulce a gran parte de los participantes. En primer lugar, se demostró una pésima organización por la demora de unas 3 horas en el comienzo del acto. Esto luego se pagó caro porque el desarrollo de los debates en las 6 comisiones establecidas quedaron limitados por la falta de tiempo e imposibilitó una efectiva reunión del plenario general para debatir democráticamente las conclusiones y avanzar en los objetivos del Encuentro.
Sólo se aprobaron varias resoluciones previamente acordadas de apoyo a diferentes luchas, participar en un acto común el 1º de Mayo y el compromiso de organizar un nuevo encuentro.
Los problemas surgieron porque se presentaron más compañeros de los que previamente se habían acordado para ser acreditados, dándose lugar a acusaciones cruzadas entre grupos de izquierda y activistas sindicales no organizados por la responsabilidad de la situación y a favor o en contra de acreditar a todos los asistentes.
El problema del sectarismo
Independientemente de estas falencias organizativas, a nadie se le oculta que, desgraciadamente, fueron los representantes de algunos grupos de izquierda relevantes (PO, PCR, MST) quienes pusieron los mayores obstáculos para avanzar en la articulación de una genuina corriente sindical clasista y antiburocrática unitaria. Es muy lamentable que, dadas las extraordinarias posibilidades de desarrollo que se abrirían para una corriente sindical de este tipo, algunos compañeros hagan pesar más sus pequeños intereses de aparato que el interés general del movimiento, y que descalifiquen a organismos de frente único de este tipo por el miedo a que escapen a su control.
Tampoco es aceptable que dejaran un manto de sospecha, acusando a un sector de los activistas presentes de no posicionarse abiertamente contra el gobierno de Kirchner ni contra las direcciones sindicales, particularmente de la CTA. Más injusto es hacer estos reproches a una parte del Cuerpo de Delegados del Subte, como se puede leer en declaraciones publicadas por algunos de estos grupos después del evento.
El Cuerpo de Delegados del Subte dirigió una de las luchas exitosas más importantes del movimiento obrero argentino de los últimos 20 años y tiene una autoridad política y moral reconocida en la vanguardia de los trabajadores de nuestro país e internacionalmente. Se pronunció y movilizó por el desprocesamiento y la libertad de los luchadores sociales, y acompañan solidariamente cuanta lucha obrera se declara, incluidas las últimas marchas piqueteras convocadas por la ANT, la CCC y otros grupos el pasado 19 de abril ¿Qué más se les puede pedir?
Pero estas acusaciones irresponsables hechas contra luchadores intachables no sólo maleducan a la militancia de estos grupos en el sectarismo, sino que ayudan a ensuciar y desacreditar el rol de la izquierda y del genuino marxismo, que estas organizaciones dicen defender, ante el conjunto de los trabajadores más activos.
Un método correcto
Incluso en la hipótesis de que hubiese compañeros luchadores que mostraran ilusiones en el gobierno de Kirchner y con alguna de sus políticas, como ocurre efectivamente con gran parte de la clase obrera argentina ¿sería permisible para una organización socialista, en esas circunstancias, mantener un trato despectivo y negarse a trabajar en un frente común con ellos? No, de ninguna manera. Una organización socialista revolucionaria seria haría todos los esfuerzos posibles por intentar atraerse a estos luchadores, acompañándolos en sus luchas, instándolos a un frente único contra el enemigo común, manteniendo una actitud amistosa en la confianza de que con la explicación paciente y con la experiencia de los hechos poder ganarlos políticamente para sus posiciones. Este es el verdadero método marxista de aproximación a la clase.
Debemos aprender de la experiencia para no caer en errores sectarios y ultimatistas que tanto daño hacen al movimiento obrero, evitando sembrar divisiones injustificables en la vanguardia de nuestra clase que aislan a los activistas de izquierda y empujan, en muchos casos, a los luchadores confusos pero honestos en brazos de la burocracia sindical o de las ideas semianarquistas "anti-partido".