A medida que SYRIZA se acerca al poder, sus dirigentes viven bajo una enorme presión. Por un lado, los capitalistas exigen más ataques contra los trabajadores, por el otro lado, la clase obrera espera que SYRIZA defienda sus intereses. Pero no se puede servir a dos amos, Tsipras tendrá que elegir.
En la elaboración de los presupuestos para 2014, el gobierno griego anunció en octubre que esperaba un crecimiento del 0,6% para el año que viene, atisbando al fin la salida de una larga recesión de 6 años. Sin embargo, que esto se materialice, es otro asunto. Según las predicciones de la OCDE, el PIB griego sufrirá una contracción de más del 0,4% en 2014, siendo el séptimo año consecutivo de declive económico.
Desde que comenzó la crisis en 2008, el PIB global se ha contraído en un 25%; 1 millón de trabajadores han perdido sus puestos de trabajo; el desempleo representa oficialmente el 28%; 2,5 millones no tienen cobertura de seguridad social; a 1 millón de trabajadores aún se les debe algunos de sus salarios y miles se han suicidado. Entre 2008 y 2010, más de 2.500 personas se quitaron la vida, un aumento de un tercio de los niveles anteriores de suicidios. Desde entonces, la tasa de suicidios ha seguido creciendo.
Grecia ha logrado evitar una situación de impago, únicamente, porque ha pedido más préstamos a la Troika (la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI). Desde 2010, los préstamos recibidos se elevan a 240 mil millones de euros. A cambio, la troika ha mantenido una estrecha vigilancia sobre las políticas económicas del gobierno griego, presionando a través de severas medidas de austeridad, que han logrado finalmente el tan deseado superávit en el presupuesto primario, es decir, antes del pago de los intereses de la deuda total. En 2013, este superávit se situó en unos 800 millones de euros (el 0.4% del PIB), lo que hace que pueda seguir rescatándose la deuda griega. El gobierno pretende repetir un superávit similar en 2014. El gobierno declaró que pretende reducir la deuda total desde el 176% actual al 124% del PIB para el año 2020. Pero la OCDE ha publicado unas cifras que demuestran que en las tendencias actuales, la deuda pública se mantendrá en un 157%, es decir, prácticamente el mismo nivel que en 2012.
Aunque, por primera vez desde que estalló la crisis en 2008, Grecia logró un superávit en su presupuesto primario anual, los pagos de intereses globales representaron el 3,8% del PIB en 2013 y se estima que aumentarán al 4,4% este año. Es justamente la deuda lo que hace que el pequeño superávit carezca de sentido, ya que tras pagar los intereses de la deuda, las finanzas del Estado terminan en déficit de todos modos.
El gobierno, como se explicó anteriormente, en la elaboración de su presupuesto para el año 2014 cuenta con un crecimiento económico, con la esperanza de que los signos de “recuperación” en otras partes de Europa pueden dar algún respiro a Grecia. Pero mientras que la OCDE espera una contracción del 0,4%, otros observadores económicos esperan, en realidad, que la economía de Grecia se contraiga hasta un 1%. Por lo tanto, su economía sigue en declive.
La presión constante sobre los ingresos reales de la gente está teniendo un efecto amortiguador en el mercado interno. Cuanta más austeridad imponen, más puestos de trabajo se pierden, cuanto más se recortan los salarios reales, más se reduce el consumo en una espiral descendente. Hoy, alrededor del 20% de la fuerza laboral gana 500 € al mes, o menos, mientras que otro 43% gana 800 € al mes, o menos. Según algunos informes, jóvenes trabajadores que trabajan legalmente 40 horas a la semana, ganan 320 € con contratos mensuales!
Desde el punto de vista de la patronal, no hay otra alternativa que seguir presionando a la clase obrera. Para ser más competitivos en el mercado mundial y europeo, tienen que reducir sus costos de mano de obra. Y como los niveles de inversión son bajos, su única opción es atacar los salarios. De hecho, en los últimos años los salarios se han reducido dramáticamente.
Según el Instituto de Finanzas Internacionales, los salarios se han reducido significativamente en Grecia desde 2010. Los costes laborales unitarios relativos se han reducido en torno al 20%. Los salarios por hora en el sector público se han reducido en torno al 33%. Y, sin embargo, el mismo documento concluye que se debe hacer más.
Y mientras los trabajadores se ven obligados a pagar una crisis de la que no son responsables, los empresarios están sacando enormes beneficios. Las empresas griegas que cotizan en la bolsa de Atenas aumentaron en un 150% su tasa de rentabilidad en 2013. Lo que está ocurriendo es claro: al exprimir los salarios de los trabajadores se produce una mayor concentración del capital en manos de unos pocos.
La productividad puede incrementarse de varios modos, invirtiendo en la tecnología más avanzada, recortando los salarios reales, “flexibilizando” el mercado laboral o combinando todo esto. Es lo que ha hecho la burguesía alemana. El caso de Grecia carece de inversión por parte de la burguesía; por lo tanto, el aumento de “la productividad” se ha conseguido únicamente sobre las espaldas de la clase obrera, a través de reducciones de los salarios y despidos.
La evasión fiscal de las grandes empresas es desenfrenada en Grecia. ¡Pero el gobierno, en vez de perseguir a estas compañías para obligarlas a pagar sus impuestos, les ofrece, en realidad, concesiones fiscales, como es el caso de los armadores de buques, al tiempo que sigue presionando a aquellos con menos capacidad para pagar!
Un gobierno débil
Todo esto hace al gobierno muy impopular. El gobierno de Samaras – una coalición compuesta por el partido conservador, Nueva Democracia (ND), el PASOK y DIMAR (una escisión de derechas de Synaspismos, partido que más tarde se convirtió en SYRIZA) – gobierna el país desde las últimas elecciones de 2012, pero ahora sólo cuenta con el apoyo de una minoría del electorado; según los sondeos, los tres partidos juntos obtienen un apoyo del 27-28%, aproximadamente. Uno de estos grupos, DIMAR, ni siquiera saldría reelegido para ocupar su posición actual en el parlamento.
Según las leyes electorales presentes en Grecia, cualquier partido que no consiga más del 3% [de los votos] a escala nacional pierde su representación parlamentaria. La burguesía griega espera usar todos los votos a su alcance para sostener la actual coalición. Esto explica por qué, por ejemplo, se está presionando ahora al PASOK y a DIMAR para que se fusionen en un partido de “centro izquierda”. Podría ocurrir antes de las siguientes elecciones generales. Tal partido se salvaría de la disminución de votos de DIMAR y los aprovecharía en la complicada aritmética de la política de la coalición griega. También se está haciendo presión para dividir a los Griegos Independientes (derecha populista) a fin de usar al menos una parte de este partido para reforzar al gobierno. Todo esto, sin embargo, no será capaz de poner un alto al proceso general de debilitamiento de los partidos que conforman el actual gobierno.
Se acercan las elecciones europeas en mayo y, en Grecia, puede resultar ser la ruina definitiva del gobierno. Más que cualquier sondeo de opinión, estas elecciones revelarán las opiniones reales de los votantes y si los tres socios de la coalición sufren una importante derrota – ND posiblemente caerá por debajo del 19%, el gobierno podría verse presionado a dimitir, abriendo el camino a elecciones anticipadas. De hecho, algunos comentaristas burgueses incluso han sugerido que tal escenario podría justificar la celebración de elecciones generales en Grecia, conjuntamente con las elecciones europeas, evitando así cualquier “dolor”.
El gobierno también ha perdido parte de su mayoría parlamentaria inicial, tras varias deserciones de diputados. Inicialmente tenía una mayoría de 179 diputados de un total de 300, pero ahora ha bajado a 152, muy cerca de convertirse en una minoría. La presión constante para que estos diputados voten severas medidas de austeridad está haciendo pensar a algunos de ellos sobre el futuro de su propia carrera parlamentaria personal, porque saben que podrían no salir reelegidos en las próximas elecciones.
El grupo de diputados del PASOK ya no está bajo el control total de su dirigente, Venizelos, y dentro de ND muchos diputados han anunciado que no votarán a favor de las nuevas medidas: los nuevos impuestos o a favor de la concesión de derechos a los bancos para recuperar viviendas con hipotecas no pagadas.
Al mismo tiempo, el capital financiero internacional no se satisface con empujar al gobierno a imponer austeridad. La presión más reciente está en dos frentes. Quieren que los bancos en Grecia se vean libres para recuperar las viviendas de las familias que caigan en suspensión de pagos de la hipoteca y quieren supuestas “reformas laborales” que faciliten el despido.
El gobierno griego es plenamente consciente del hecho de que la autorización a los bancos para comenzar una ola de embargos podría sacar de nuevo a las calles a millones de griegos como consecuencia de los desahucios que a los que tendrán que enfrentarse muchas familias. Veremos numerosos estallidos diarios de protestas locales en cada barrio de las grandes ciudades. Y la libertad para despedir a los trabajadores agravará aún más la ya difícil situación del empleo.
Samaras dice que si aceptan estas últimas propuestas habrá una revolución en Grecia y el gobierno caerá… ¡y tiene razón! El problema es que la troika insiste en estas demandas porque la clase dirigente alemana quiere enviar un mensaje claro a todos los países del Sur europeo. No puede permitirse hacer demasiadas concesiones a Grecia ya que esto sentaría un precedente para Portugal, España e Italia, quienes le pedirían concesiones similares, algo que el capital alemán no puede permitir.
El capital alemán aprieta al capital griego
Sin embargo, no sólo se trata de cuántos ataques más pueden hacerse a los trabajadores griegos. A la burguesía griega le gustaría disponer de más tiempo, con el fin de tratar de amortiguar el golpe y evitar una nueva ola de movilizaciones de los trabajadores y de la juventud. En esto, las diferencias entre la clase gobernante griega y las clases dominantes europeas, principalmente alemana, son acerca de la profundidad de los recortes y a qué ritmo se efectuarán.
Hay, sin embargo, otras cuestiones que interesan a la burguesía griega, que se enfureció con la troika porque esta última también emprendió un proceso de asumir el control del sistema bancario griego. La troika tiene ahora el control de facto de los bancos griegos. Muchas grandes empresas griegas que tienen deudas con los bancos griegos tienen problemas para cubrir sus préstamos. El nuevo amo de los bancos griegos, la troika, en lugar de renegociar con los empresarios griegos u ofrecerles nuevos préstamos para cubrir los préstamos antiguos, les obliga a aumentar el capital accionarial de sus empresas (en otras palabras, les obliga a buscar nuevas entradas de capital).
El problema es que los capitalistas griegos no pueden competir con los más poderosos inversores extranjeros en la prestación de esta recapitalización. Es por eso que ahora están en peligro de perder el control de sus propias empresas a manos de los grandes fondos de inversión privados extranjeros, que tienen suficiente dinero y pueden hacerse cargo de las grandes empresas griegas y explotar su posición establecida en el mercado. De esta manera, los bancos controlados por la troika serán capaces de recuperar el dinero de los préstamos antiguos, y hacerlos más viables (con menos créditos “morosos”). Esto puede acelerar el “saneamiento” de los bancos griegos más rápidamente y proporcionar nuevos inversores a la troika a los que vender los bancos griegos. El problema es que los préstamos morosos representan ahora un 30% del total y los préstamos con retrasos en los pagos de intereses han llegado al 65%.
Ésta es la base material que explica por qué Samaras, recientemente, adoptó una postura firme en sus negociaciones con la troika. La burguesía griega teme los levantamientos revolucionarios que provocarán las políticas de austeridad constante, así como la pérdida completa del control de su base, el mercado griego.
La troika también está presionando a los bancos griegos para vender todas sus filiales en los Balcanes. La Dirección General de la Comisión Europea para la Competitividad ha presionado a los bancos griegos para no transferir fondos a sus filiales en los países balcánicos vecinos y reduzca sus operaciones allí. Incluso algunos de los funcionarios de la Comisión han pedido una retirada inmediata de los bancos griegos de los Balcanes. La misma Comisión ha pedido también la venta urgente de activos del Banco griego, para poder pagar los fondos recibidos del Estado.
De hecho, antes de la actual crisis económica, los bancos griegos tenían más de 1900 sucursales en los Balcanes, empleando a más de 20.000 trabajadores, con compromisos financieros de 70.000 millones de euros, un 15% de las acciones del total del capital bancario de la región. Sin embargo, debido a la crisis de los bancos griegos, se han visto obligados a retirar gran parte de su capital de la región.
Se trata de una situación en la que el capital financiero, principalmente alemán, exprime a los banqueros griegos con el fin de fortalecer su posición en el mercado de los Balcanes, la única región donde el capital griego tiene alguna influencia real fuera de su base de operaciones. Así, el ya débil papel internacional de la burguesía griega está en riesgo de desaparecer en su conjunto. Debido a esto, muy pronto la burguesía griega, o por lo menos un sector importante de ella, en un desesperado viraje ¡podría salir pronto en favor de un retorno al dracma! Esto se combinará con la retórica nacionalista, como la propugnada por los Griegos Independientes, un ala de derechas escindida de Nueva Democracia.
Así vemos que la burguesía griega, mientras está en conflicto con los trabajadores griegos – y en esto se alía con los capitalistas de las economías más poderosas – está también en conflicto con dichos capitalistas, en una lucha por el control de los mercados que anteriormente se consideraban griegos.
Conflicto de clase
El conflicto principal, sin embargo, se libra con los trabajadores griegos que han demostrado una y otra vez su voluntad de luchar. Desde que estalló la crisis, ha habido 30 días de huelga general de 24 horas y 48 horas, y cinco grandes movilizaciones contra la austeridad (mayo de 2010, mayo y junio de 2011, octubre de 2011, febrero y noviembre de 2012) y la más reciente fue el movimiento huelguístico en septiembre de 2013.
En septiembre, se produjeron las últimas luchas de una larga serie de huelgas generales, una huelga de 48 horas contra el gobierno y sus planes de despedir a miles de trabajadores del sector público. La huelga coincidió con la visita de los funcionarios de la troika para “revisar el progreso de las reformas prometidas”, es decir, ¡para asegurarse de que el gobierno griego no esté siendo blando con la clase obrera de Grecia! La huelga afectó al transporte, a escuelas y hospitales.
En realidad, la ola de huelgas de septiembre resultó ser débil y de corta duración. La razón de esto hay que buscarla en la dirección de los sindicatos – así como en los líderes de SYRIZA y del KKE (Partido Comunista) – quienes mientras prometían aumentar la presión sobre el gobierno, no ofrecían planes muy concretos para intensificar la lucha y llevarla a su fin lógico; es decir, una lucha sin cuartel para derribar al gobierno y detener la austeridad.
Ha habido muchas huelgas generales y éstas no han movido al gobierno un milímetro. A pesar de la ira expresada por los trabajadores y la juventud, el gobierno sigue aplicando más y más austeridad y no parece ponerle fin. Esto ha debilitado la idea de una huelga general. Ha frenado el entusiasmo de los trabajadores y ha llevado a pensar que tal acción no pueda tener realmente ningún efecto sobre el gobierno. Un comentario típico en septiembre pasado fue el siguiente: “Creo que las huelgas ya no sirven. Creo que los sindicatos están intentando mostrar que hacen algo ¿Has visto que alguna huelga haya tenido éxito?”.
Esto demuestra una lógica clara. Los trabajadores se han movilizado muchas veces sin obtener resultados concretos y, por lo tanto, no ven una salida clara. Esto explica la “tregua”, pero al mismo tiempo están muy radicalizados. Acciones de huelga y radicalización no siempre aparecen juntas. Sería erróneo deducir de las cifras de la huelga de los últimos meses que no hay ninguna radicalización. Puede existir radicalización sin haber ningún movimiento en las calles.
También hay que tener en cuenta la grave crisis económica que debilita a la clase obrera en el frente industrial, especialmente en el sector privado. En general, el choque que provoca una profunda crisis puede paralizar a los trabajadores temporalmente. Una lucha contra un cierre de fábrica tiene poco efecto. Eso también explica por qué algunos conflictos han conducido a las ocupaciones de fábrica, ya que los trabajadores han comprendido que las manifestaciones y huelgas, por si solas, no son suficientes. Los intensos meses de huelga de los trabajadores de la Universidad el pasado otoño también fueron sintomáticos del estado de ánimo subyacente de ira, así como la huelga de los médicos de la EOPYY [Organización Nacional de Servicios de Salud]. Por desgracia, en ninguno de estos casos los trabajadores contaron con dirigentes que propugnaran la generalización de estas luchas, ni siquiera el frente sindical del KKE (PAME).
Por lo tanto, hay elementos de cansancio. No significa que la ira se ha disipado o que algunos de los problemas se han resuelto. Por el contrario, las condiciones de los trabajadores están empeorando día a día. Incluso el aire que la gente respira en Atenas se ve afectado. En los últimos meses, los contaminantes del aire en algunas partes de Atenas han alcanzado niveles 15 veces superiores a los recomendados por la UE. Se debe al hecho de que la gente, al no poder permitirse pagar la electricidad, el gas o el petróleo, ha comenzado a quemar leña en estufas en sus casas, incluida madera de desecho de muy mala calidad.
Pero como hemos dicho, la falta de un movimiento no significa que la cólera y el deseo de cambio hayan desaparecido. De hecho, la falta de movilizaciones indica que los trabajadores sienten que se necesita algo más grande. Se han producido algunas luchas muy militantes en el período reciente, pero aisladas, y no han conducido a un movimiento más amplio. Después de tantas movilizaciones masivas y huelgas generales que no han logrado nada, los trabajadores están decepcionados. Así, sin haber logrado avanzar en el frente industrial, los trabajadores están ahora buscando una solución en el frente político, es decir, en las próximas elecciones.
Conservadurismo de los dirigentes obreros
Lo lamentable de todo esto es que los dirigentes obreros han sacado conclusiones totalmente equivocadas de este desarrollo. Usan esta pausa para hacer creer que los trabajadores no están dispuestos a luchar. En lugar de aceptar sus propias responsabilidades en provocar tal situación, dicen que hay falta de militancia. Los líderes de SYRIZA usan esto para sacar adelante un programa aún más moderado, con la excusa de que no hay ningún apoyo real para un programa militante, de lucha, socialista. Ellos son responsables de esta situación, pero culpan a las masas.
SYRIZA está sufriendo una enorme presión de la burguesía griega. Por un lado, ha habido una campaña de propaganda masiva destinada a asustar a las capas más conservadoras de la población que pretendan votar por el partido. Esta propaganda presenta a SYRIZA como un “peligro comunista”, como un partido que quiere hacerse con la propiedad [privada], a la manera clásica de amedrentar que siempre hemos visto en tiempos de crisis aguda del sistema.
En esta agresión ideológica por parte de la prensa burguesa, los marxistas de SYRIZA han sido un blanco especial, dedicándoles grandes espacios en los medios de comunicación. Esto ha llevado a los líderes de Nueva Democracia a pedir a Tsipras que expulse a los marxistas de las filas del partido.
Sin embargo, al mismo tiempo que se presiona a los líderes del partido para que eliminen a los elementos más radicales de sus filas, hay otra campaña destinada a empujar a Tsipras a moderar su postura, a ser más “realista”, y demás. Se está ofreciendo mucho asesoramiento gratuito a Tsipras y otros dirigentes de SYRIZA por comentaristas burgueses, todo ello dirigido a preparar un SYRIZA que no sea una amenaza para el capitalismo una vez llegue al gobierno.
A pesar de ello, la única alternativa que tienen las masas es votar a SYRIZA, con la esperanza de que tener un gobierno que alivie el dolor y frene la austeridad que han tenido que soportar. Eso explica por qué en las últimas encuestas de opinión, SYRIZA se coloca una y otra vez como el primer partido, por delante de Nueva Democracia. Sin embargo, las encuestas también indican que SYRIZA no está tan bien situado como podría estarlo dada la situación actual del país. La razón por la que SYRIZA se coloca en primera posición, no se debe a que recibe un apoyo creciente, sino a que Nueva Democracia decrece en las encuestas. De hecho, no existe un gran entusiasmo por SYRIZA y esto es debido a su cambio hacia posturas más y más socialdemócratas.
Una encuesta de opinión indicaba la siguiente situación [en cuanto a la intención de voto]: SYRIZA recibe el 21% de apoyo, Nueva Democracia un 20%, Amanecer Dorado un 8,2%, KKE un 5,8%, PASOK un 5.6%, Griegos Independiente un 5,6%, DIMAR un 4,2%, ANTARSYA un 1,5%. Otras encuestas indican una situación más estrechamente equilibrada, algunas colocan a SYRIZA por delante, mientras que otras señalan a Nueva Democracia ligeramente por delante de SYRIZA. Una encuesta de Marc daba a SYRIZA el 29,7% y a Nueva Democracia el 27,8% de apoyo, mientras que una encuesta de Metrisis colocaba a Nueva Democracia por delante de SYRIZA, un 21,5% contra un 20,6% de SYRIZA. La encuesta de Marc indicaba que el 30% del electorado se mostraba indeciso sobre su intención de voto.
El resultado más probable de las próximas elecciones generales dará la victoria a SYRIZA. Lo que no está claro es si, incluso con el bono de 50 diputados al que tiene derecho el primer partido, tendrá mayoría absoluta en el Parlamento. Si ése no fuese el caso, entonces los líderes de SYRIZA se verían forzados a buscar aliados con los que formar una coalición. Si quisieran seriamente acabar con la austeridad deberían buscar alianza con los líderes del KKE. Esto tendría un impacto enorme en el escenario político griego en su conjunto. Pero, por desgracia, es lo último que desean. De hecho, de todos los partidos que están disponibles, Tsipras ha planteado la idea de una posible alianza con los Griegos Independientes, un partido nacionalista de derecha escindido de Nueva Democracia.
Cada vez más, los dirigentes de SYRIZA abandonan sus posiciones más radicales anteriores. La razón de esto es que no tienen ninguna alternativa real a la economía de mercado, al capitalismo. Aceptan sus leyes y, en consecuencia, intentarán operar dentro de los límites del sistema. Lo que significa, que muy a su pesar, sufrirán una enorme presión una vez en el gobierno y se verán obligados a ceder y a encontrar el dinero para pagar la deuda.
Giorgos Stathakis (SYRIZA) emitió recientemente una declaración según la cual, sólo el 5% de la deuda griega podría considerarse “insoportable”, refiriéndose a las declaraciones previas que hizo Tsipras sobre ¡cancelar la deuda insoportable! Y, como si estuviera anticipando lo que sucederá una vez que estén en el gobierno, el mismo diputado señaló que, “más del 90% de la deuda pública es tradicional, deuda pública de los mercados, en otras palabras, bonos. No hay ningún proceso legal para impugnarla.” Estas palabras dicen mucho sobre lo que un gobierno SYRIZA haría, o mejor dicho, ¡sobre lo que no hará!
Amanecer Dorado bajo presión
Vale la pena comentar aquí lo que ha sucedido con Amanecer Dorado. Ha perdido su dinámica de crecimiento y ahora están en una posición defensiva. Bajo la presión de la burguesía, han hecho declaraciones públicas en las que no se declaran fascistas, en un intento por limpiar su imagen. Sin embargo, a pesar de los ataques del poder judicial y los medios de comunicación, ha mantenido invariable su apoyo electoral.
El éxito electoral de este partido de extrema derecha Nazi es una indicación de la situación desesperada de una capa de la pequeña burguesía, pequeños comerciantes y pequeños negocios. Muchos de éstos se han ido a la quiebra, cayendo en la pobreza; otros apenas mantienen sus cabezas fuera del agua pero con el temor constante de hundirse.
Tras el asesinato del cantante de rap de izquierdas y antifascista, Pavlos Fissas, hubo una enorme reacción contra Amanecer Dorado. Esto cortó los planes de la burguesía griega. En realidad, estaban haciendo los preparativos para la posible inclusión de Amanecer Dorado en una coalición con Nueva Democracia si la actual coalición colapsaba. Es éste, sin embargo, un juego muy peligroso, teniendo en cuenta las tradiciones históricas de Grecia, que podría conducir a una nueva Guerra Civil. La inclusión de elementos abiertamente Nazis en cualquier gobierno sería como mostrar un trapo rojo a un toro para los trabajadores griegos. En lugar de proporcionar estabilidad al gobierno, tal acción podría desestabilizar aún más la sociedad griega.
El problema fue que el éxito electoral de Amanecer Dorado se les subió a la cabeza de sus dirigentes. Pensaron que estaban en el camino de tomar el poder, como lo hicieron Mussolini y Hitler. Pero cualquier intento en ese sentido abriría el camino a la guerra civil en Grecia. Los trabajadores y la juventud no se quedarían de brazos cruzados ante tal escenario. Así, la burguesía tuvo que aplacar a estos neo-nazis, y lo hizo arrestando a sus líderes y dándoles una advertencia.
Sin embargo, el objetivo de esta presión no es destruir a Amanecer Dorado, sino forzarlo a limpiar un poco sus acciones y presentarlo como un partido conservador de derecha más apetecible. Se trata de depurar a este partido de sus elementos nazis más furibundos. Sin embargo, a pesar de todos los ataques que han recibido en los medios de comunicación, su voto ha permanecido relativamente fuerte. Lo que esto revela es que hay una capa de la pequeña burguesía que ha perdido toda confianza en los partidos burgueses tradicionales. Una cosa es votar por Nueva Democracia, o incluso el PASOK, en tiempos de crecimiento económico, cuando todo parece ir bien, y las capas medias también se benefician. Otra cosa, completamente diferente, es cuando estas mismas capas ven caer sus niveles de vida, sufriendo algunos un colapso profundo de sus ingresos.
El estado en el que se encuentran estas capas es algo que no entienden los dirigentes reformistas del movimiento obrero. Consideran que estas capas se encuentran en un estado de permanente “moderación”. Los ven como los conservadores que nunca girarán a una postura radical. Y sobre esta base desarrollan toda una posición política sobre la necesidad de moderación por parte de cualquier posible gobierno de izquierdas. Así se nos dice que toda demanda radical, como la nacionalización de los bancos y de las corporaciones, alejan a estas capas. Se ignora que estas capas no son los dueños de los grandes bancos y corporaciones, ¡sino que están explotadas por ellos! En tiempos normales esto parece no ser el caso, ya que los préstamos pueden ayudar a las pequeñas empresas a crecer, y en un mercado en crecimiento, generalmente, también hay espacio para los peces pequeños. Pero en la situación actual, los préstamos se han convertido en deudas impagables y, con un mercado decreciente, son precisamente los peces pequeños los que son devorados por los peces gordos.
Algunos de estos peces pequeños han recurrido a Amanecer Dorado como una forma de atacar a aquellos partidos que están apoyando la austeridad, como Nueva Democracia, PASOK y DIMAR. En lugar de buscar soluciones “moderadas”, estas capas están buscando acciones muy concretas. Algunos de éstos podrían ser ganados por SYRIZA, pero no si los líderes del partido insisten en “moderar” el programa. Cuando Tsipras se dirige a los grandes empresarios y los tranquiliza asegurando que Grecia se quedará en el euro, y que un gobierno encabezado por SYRIZA garantizará sus intereses, significa que el partido no tiene nada que ofrecer a estas capas. Si SYRIZA se atreviera a defender con audacia la nacionalización de los bancos y las grandes corporaciones y contra la Unión Europea, el partido podría ganarse a estas capas. Como suele suceder con los reformistas en tiempos de crisis aguda, la realidad les supera y se mueven en la dirección equivocada.
Tsipras intenta calmar los nervios de los capitalistas
En las etapas iniciales de la radicalización de la clase obrera griega y de la juventud, vimos el ascenso de SYRIZA y la correspondiente caída del PASOK. Este proceso comenzó con la juventud, donde el cambio hacia Synaspismos [ahora SYRIZA] fue evidente entre los jóvenes de 18 y 25 años de edad. Fue el discurso acerca de rechazar los memorandos lo que atrajo a los trabajadores y la juventud hacia la izquierda.
Ahora Tsipras siente la necesidad de convertirse en un “político más serio”, en un “líder más estadista”. Ha ido moderando su postura y girando a la derecha. En diciembre, Tsipras continuó sus intentos de apaciguar a los “empresarios”. Se dirigió a la Cámara de Comercio Heleno-Americana. Así es cómo el diario griego, To Vima, informó sobre su discurso:
“El líder de la oposición está haciendo esfuerzos conscientes para acercarse al mundo de los negocios (…)
“Puesto que SYRIZA quedó en segundo lugar en la doble elección del año pasado, el Sr. Tsipras ha hecho esfuerzos conscientes para acercarse al mundo de los negocios organizando una serie de viajes a los Estados Unidos y reuniones con diversos sectores institucionales. El discurso de hoy es esencialmente una continuación de su reciente aparición en una conferencia en Austin, Texas, en noviembre, donde declaró categóricamente que Grecia no saldrá de la zona del euro.
“Los esfuerzos del Sr. Tsipras por acercarse al mundo de los negocios no han pasado desapercibidos, con círculos de negocios asociados a la Cámara Heleno-Americana expresando su aprobación y considerándolo un partido de confianza, lo que no puede decirse de otros funcionarios europeos.
“En su discurso, el líder de SYRIZA preguntó si deseaban beneficios con altos impuestos o no beneficios, y sostuvo que su partido estaba a favor de apoyar a las empresas griegas y alentar las inversiones en innovación, respetando la legislación laboral, impositiva y medioambiental…” (Martes, 3 de diciembre de 2013)
Obsérvese cómo los empresarios lo consideran un “partido de confianza”. Tsipras también dijo que “ayudaremos a los inversores reales” y que “los sectores públicos, sociales y privados de la economía convivirán, funcionando de manera claramente diferenciada y complementaria”. Básicamente, les decía a los capitalistas extranjeros y griegos que deberían invertir en Grecia bajo un gobierno de SYRIZA y que dicho gobierno garantizaría sus beneficios.
Si bien estas dulces palabras pueden tranquilizar a algunos de los capitalistas, han tenido el efecto opuesto en los trabajadores y jóvenes radicalizados que están sufriendo las consecuencias de las medidas de austeridad incesantes introducidas en los últimos años.
Radicalización de la juventud
El giro de Tsipras hacia la derecha ha tenido el efecto de frenar la trayectoria del partido. Creció tanto en términos de votos como en términos de militantes. Ahora, una capa de los nuevos activistas ya ha abandonado el partido. En las sedes locales del partido hay muy pocos jóvenes, el promedio de edad de la militancia se sitúa alrededor de los 50-55 añ0s. Y ya no existe el entusiasmo dentro de la sociedad hacia el partido del que disfrutó en las primeras etapas de su radicalización. En el frente electoral, como se ha dicho, SYRIZA se coloca delante de Nueva Democracia, no debido a un crecimiento significativo, sino porque la base electoral de Nueva Democracia poco a poco está disminuyendo a medida que Samaras continúa imponiendo la austeridad.
Ahora, una capa de la juventud ha ido más allá de Tsipras. Ya no confían en él como lo hicieron anteriormente. Han comenzado a sospechar que seguirá el mismo camino que otros muchos reformistas anteriores a él. Una capa de la juventud está sacando conclusiones abiertamente revolucionarias, y debido a la falta de cualquier alternativa creíble, en esta etapa, la juventud más radicalizada está recurriendo a los anarquistas. No se vuelven hacia SYRIZA o el KKE, sino que buscan lo que ellos perciben como “revolucionario”.
Esta es la naturaleza dialéctica de la situación: las masas votarán en las próximas elecciones a SYRIZA y, seguramente, empujarán a Tsipras para que tome las riendas del gobierno. Pero dentro de esta corriente principal hay otra contracorriente de jóvenes radicalizados mirando más allá del partido.
Y un giro a la izquierda dentro de los sindicatos
Mientras tanto, dentro de la clase obrera también hay un proceso de radicalización, que – como ya hemos explicado – no necesariamente se expresa en huelgas y manifestaciones. Después de todo, ha habido muchas actividades de este tipo sin ningún resultado concreto. Los trabajadores han llegado a la conclusión de que es necesario un cambio de gobierno. Eso explica los votos que recibirá SYRIZA. Pero también han llegado a la conclusión de que es necesario un cambio de dirigentes sindicales si se quieren acciones efectivas en el futuro.
En los últimos tiempos, no ha habido grandes huelgas, pero dentro de los sindicatos estamos viendo un giro muy profundo hacia la izquierda. Esto puede verse claramente con el cambiante equilibrio de fuerzas dentro de ADEDY, la Confederación de sindicatos del sector público. PASKE, la antigua facción del PASOK dentro de los sindicatos, ha perdido la mitad de sus votos dentro de esta importante organización sindical, mientras que SYRIZA ha ganado un 40%. Nueva Democracia también tiene su sección sindical, conocida como DAKE, que ha perdido el 20%. Más a la izquierda, algunos de los grupos de extrema izquierda han ganado puestos, por primera vez, en el Consejo Nacional de ADEDY, mientras que PAME, la sección del KKE, ha aumentado en un 5%.
Esto ha creado una situación sin precedentes en ADEDY, en la cual, PASKE ha perdido su amplia mayoría tradicional y, por primera vez, la “izquierda tradicional” (KKE y SYRIZA) junto con algunos pequeños grupos de izquierda, obtienen juntos una mayoría. Es un giro dramático y muy importante. En el pasado, los trabajadores públicos se consideraban una capa privilegiada y conservadora. Pero después de los ataques constantes de todos los logros del pasado, tras las pérdidas de empleo y las reducciones de los salarios, esta capa se ha ido radicalizando y ha empezado a cambiar de dirigentes, buscando a otros que son vistos como más militantes. Esto indica que se preparan para batallas más grandes y más eficaces en el futuro.
Impacto en el Partido Comunista (KKE)
En todo esto, ¿qué está sucediendo dentro del Partido Comunista (KKE)? A pesar de todo, mantienen un enfoque sectario hacia el resto de la izquierda griega. Cabe recordar que había un deseo muy fuerte de unidad de la izquierda entre los trabajadores griegos y la juventud hasta las elecciones de 2012. Pero la dirección del KKE se negó, como lo ha hecho durante décadas, a aplicar la táctica del frente único, formulada por Lenin en obras como La enfermedad infantil del comunismo.
Esto explica lo que sucedió en las elecciones parlamentarias de mayo y junio de 2012. En mayo, el partido obtuvo un muy modesto incremento de alrededor del 1%, alcanzando el 8,5% de los votos, pero apenas un mes más tarde, en las segundas elecciones, perdió un 4%, cayendo hasta el 4,5% de la votación general, el resultado más bajo de su historia.
Si el KKE hubiera declarado su voluntad de formar un gobierno con SYRIZA esto habría fortalecido enormemente a ambas partes. En cambio, los dirigentes del KKE atacaron a SYRIZA, acusándolo de ser un partido reformista, no mejor que el PASOK. Lo que los líderes del KKE ignoran es que tal afirmación tiene que ser probada en la práctica, a través de la experiencia de los propios trabajadores. Es cierto que los dirigentes de SYRIZA no tienen un programa que cuestiona el capitalismo. Se están moviendo en una dirección por la que terminarán en el gobierno bajo una enorme presión de los capitalistas para que cedan y continúen con las medidas de austeridad exigidas por la troika.
Los líderes del KKE parecen contemplar dos posibilidades solamente: o entrar en un gobierno de coalición que llevará a cabo medidas de austeridad, y debilitará aún más al partido, o mantener un enfoque sectario retrógrado y hablar sobre un futuro socialista que entrará en vigor una vez que el partido se haya vuelto en lo suficientemente fuerte como para gobernar por su cuenta.
Sin embargo, entre estas dos posiciones hay un enfoque marxista más equilibrado. Los líderes del KKE podrían haberse ofrecido a unirse a SYRIZA, planteando al mismo tiempo sus condiciones, con demandas como la necesidad de cancelar los memorandos, cancelar la deuda, detener las privatizaciones, aliviar a los trabajadores y a los pobres del peso de la crisis, nacionalizar los bancos y, así sucesivamente. El partido podría haberse declarado a favor de la unidad con SYRIZA en estas condiciones. Entonces habría sido responsabilidad de los dirigentes de SYRIZA aceptar o rechazar tal unidad.
En su lugar, lo que tenemos es una situación en la que los líderes moderados de SYRIZA se han salvado de quedar expuestos a no tener ningún programa para resolver la crisis. Los líderes de SYRIZA culpan al KKE de la falta de unidad, y en este momento, esto juega a su favor, ya que se muestran como “no-sectarios”.
La ironía de todo esto es que en el pasado, en 1989-90, el KKE (cuando todavía era un partido unido, incluyendo a aquellos que más tarde se escindieron para formar Synaspismos y, más tarde, SYRIZA) formó gobierno con Nueva Democracia. Por supuesto, pagaron caro esa política, y esto ha marcado su política desde entonces. Del oportunismo extremo han oscilado hacia una postura de ultra izquierda.
¿Cómo se explica este peculiar desarrollo del Partido Comunista griego? El partido tiene una base obrera significativa y tiene la capacidad de movilizar – siempre separado del resto del movimiento obrero por desgracia. No obstante, tiene una base, pero los líderes aplican una política que pretende construir una especie de fortaleza alrededor del partido, dentro de la cual sus filas están aisladas del resto de la sociedad. Los dirigentes temen que cualquier ablandamiento por su parte del intenso antagonismo con otros partidos de la izquierda, en particular con SYRIZA, podría disminuir su control sobre el partido en su conjunto y también podría exponer el hecho de que no sabrían qué hacer en esa situación.
A pesar de ello, con el creciente descontento en la sociedad, con todos los movimientos de masas del período actual, se ha vuelto cada vez más difícil aislar a las filas del partido del movimiento de masas. Esta situación ha llevado a un cuestionamiento en el KKE de las tácticas del partido. Ya que el partido está muy controlado desde arriba, no se sabe mucho de sus asuntos internos, pero está claro que ha ido creciendo el descontento. El continuo sectarismo del partido, especialmente dentro de los sindicatos, se ha cuestionado a menudo.
Precisamente, para cortar esta creciente crítica dentro de las filas, los líderes del partido han hecho un giro significativo a la izquierda en una serie de cuestiones. La dirección ha abandonado la teoría de las dos etapas según la cual, la próxima revolución en Grecia sería democrático-burguesa (la primera etapa) y sólo más adelante socialista (la segunda etapa). Ahora hablan de la necesidad del socialismo. Han llegado a denunciar las ideas del líder histórico del KKE, Florakis (Secretario General del partido entre 1972–1989), abandonando el Frente populismo, es decir, las alianzas con los partidos “democráticos burgueses”. La revista teórica del partido ha publicado artículos contra él y su patrimonio, pero al hacerlo ¡han vuelto al izquierdismo ultra estéril del “tercer período” de finales de los años veinte! Incluso han publicado artículos críticos con el programa del EAM ELAS [Ejército Popular de Liberación Griego – Frente de Liberación Nacional al final de la Segunda Guerra Mundial] y han llegado a pronunciarse en contra de la política frentepopulista aprobada en el VII Congreso de la Internacional Comunista bajo Stalin.
Esta situación está llevando a una escalada de los conflictos internos dentro del partido. Se están imponiendo cada vez más medidas disciplinarias contra la oposición interna, que es tildada de “Jrushchevista”, es decir, cualquier persona que se opone al sectarismo del “Tercer período” y está a favor de las alianzas. Una figura muy conocida en el partido, defensor de tales posiciones, es Nikos Bogiopoulos, quien trabajó para el periódico del KKE, Rizospastis, desde 1992, pero recientemente fue cesado de su responsabilidad. Bogiopoulos es una figura muy popular en la izquierda, más allá del KKE. También es muy popular dentro de SYRIZA.
Los “Bogiopoulistas”, en efecto, representan una oposición derechista reformista a la ultra izquierda del partido, y acusan a los líderes del partido de ser conspiradores trotskistas. Han llegado a citar los artículos que han aparecido en la revista marxista, Epanastasi [el diario de la CMI en Grecia], para justificar su posición. Los compañeros de Epanastasi han comentado positivamente el abandono del KKE de la teoría de las dos etapas, al mismo tiempo que critican el sectarismo del partido. Sin embargo, el ala de derecha del partido identifica el reciente giro como “Trotskista”. Ésta es una situación sumamente interesante, ya que plantea a las filas del KKE “qué es el Trotskismo”.
El abandono de la vieja teoría de las dos etapas y del frentepopulismo plantea claramente la pregunta de por qué durante un período histórico tan largo el partido defendió estas ideas. Pero el partido tiene que ir más lejos. Abandonar la colaboración de clases, las ideas del Frente Popular, es un paso adelante pero también requiere un retorno a la táctica del Frente único elaborado por Lenin. Si los líderes del KKE adoptaran las ideas originales de Lenin, el partido podría desempeñar un papel importante, especialmente en la medida en que SYRIZA se vea envuelta cada vez más en aplicar políticas económicas burguesas. De lo contrario, sus dirigentes podrían condenar al partido al sectarismo estéril destinado a ocultar sus propias deficiencias en la situación actual. Las ideas originales del marxismo, como las propugnadas por la Tendencia Comunista de SYRIZA y su revista Epanastasi, pueden responder a las muchas preguntas que se plantearán dentro de las filas del KKE.
El próximo período
La situación actual de estancamiento va a cambiar drásticamente en el próximo período. El actual gobierno se tambalea, otro le sucederá. Todos los sondeos de opinión indican que el escenario más probable será una victoria de SYRIZA en las próximas elecciones. Los dirigentes de SYRIZA tratarán de formar un gobierno de coalición de algún tipo. Será una experiencia importante para los trabajadores griegos y la juventud. Inicialmente pondrán sus esperanzas en el gobierno, pero muy pronto aprenderán que Tsipras y los demás líderes de SYRIZA no tienen soluciones muy concretas a la crisis del capitalismo griego.
Esto preparará el terreno para nuevas olas de protestas y luchas masivas. Los trabajadores y la juventud no tendrán otra alternativa que la lucha. En este proceso, grandes sectores de la sociedad sacarán conclusiones revolucionarias. Este proceso ya se ha anticipado entre la capa más avanzada. Esto continuará y se profundizará por la experiencia adicional.