BOLIVIA: La necesidad de un partido revolucionario

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Cinco meses después de la insurrección popular que derrocó a Sánchez de Lozada, el gobierno de Mesa sigue suspendido de un hilo. Con bases sociales muy mermadas, el gobierno de Mesa se mantiene en el poder gracias a la tregua que le dieron las direcciones de las organizaciones obreras y populares de masas.

A principios del mes de enero, Mesa anunció un paquete de medidas de ajuste contra los trabajadores: como el aumento de los impuestos sobre los salarios, eliminar el subsidio al precio del gas de uso doméstico y elevar el precio de los combustibles.

Esto fue respondido con una huelga de 48 horas de los choferes del transporte y con el anuncio de una huelga general de la COB para mediados del mes de febrero. Finalmente, el gobierno de Mesa retiró una parte de estas medidas y anunció el congelamiento de otras.

Ahora, toda la iniciativa del gobierno está orientada a sacar adelante el referéndum sobre la cuestión del gas, que ha sido convocado para el mes de abril.

Mesa pretende que la población decida en el referéndum si está a favor o en contra de la venta del gas al exterior, obviando la cuestión central que es la expropiación y nacionalización del gas, actualmente en manos de compañías extranjeras. Para ello ha invertido una campaña millonaria para condicionar el voto, amenazando con todo tipo de catástrofes si el resultado del referéndum le es desfavorable. El Banco Mundial condicionó un préstamo de 300 millones de dólares a la victoria del gobierno en el referéndum. En la nueva Ley de Hidrocarburos se insinúa un aumento de impuestos a las multinacionales como una manera demagógica de aglutinar el apoyo de la población para el referéndum.

Por otro lado, Mesa ha introducido una reforma constitucional para posibilitar la convocatoria de una Asamblea Constituyente lo que revela el carácter reaccionario de esta consigna, al crear la ilusión en la población de que bastan unos cambios en la Constitución para resolver los problemas que angustian a los trabajadores y campesinos. La convocatoria de esta Asamblea Constituyente se deja en el aire para ser usada convenientemente mientras dure la convulsión social y así jugar con las aspiraciones de las masas.

El papel de la COB y el MAS

El papel de los dirigentes del MAS es lamentable. En lugar de denunciar a Mesa como una marioneta de las multinacionales y la oligarquía que busca ganar tiempo para desgastar a las masas y mantener la política de saqueo y explotación del país, toda la oposición de Evo Morales se circunscribe al ámbito parlamentario. Aunque denunció las maniobras de Mesa sobre el referéndum del gas, no plantea ninguna medida de lucha para combatir al gobierno sobre ésta o cualquier otra medida. Morales es un dirigente reformista con un lenguaje radical pero carece de una alternativa al sistema capitalista.

Además de apoyar lo referente a la Asamblea Constituyente, se sumó vergonzosamente a la campaña demagógica por la cuestión de la salida al mar estimulada por Mesa para desviar la bronca de la población hacia el chauvinismo y el odio nacional antichileno: una cuestión que sólo se puede resolver con la toma del poder por los trabajadores bolivianos y en el marco de una federación socialista con Chile y América Latina.

La política de la dirección de la COB se caracteriza por sus vacilaciones y su carencia de una alternativa revolucionaria, a pesar de sus críticas "por izquierda" al MAS. Anunció una huelga indefinida para mediados del mes de febrero, pero esto finalmente quedó en nada. A la hora de la verdad, los dirigentes de la COB no organizaron ningún preparativo serio para llevarlo a la práctica. Esto fue debido en parte por la marcha atrás del gobierno de Mesa en su paquete de medidas antisociales, pero también porque tienen miedo a un enfrentamiento frontal con el gobierno.

En realidad, la COB está recorrida por luchas internas y es de suponer que la dirección del MAS también juega sus bazas en el interior de la organización para desactivar las tendencias más de izquierda. En ese sentido, no deja de ser llamativo que el dirigenteque se había situado más a la izquierda en todo el proceso, el Secretario General de la COB de El Alto, Roberto de la Cruz, haya sido destituido de este puesto por el Sindicato de Prensa, al que pertenece.

Por su parte, el máximo dirigente de la COB, Jaime Solares, retomó la senda de la negociación con el gobierno presentándole una lista de reclamos y exigiéndole una negociación directa con el presidente Mesa, como si bajo la crisis espantosa del capitalismo boliviano quedara un margen para satisfacer las demandas de los trabajadores.

Perspectivas

Está claro que, debido a la política conciliadora de las direcciones obreras y campesinas, y por el hecho de que el gobierno de Mesa no haya impuesto su anunciado paquete de medidas antisociales, lo que predomina entre las masas es un compás de espera.

Sin embargo, la reanudación del combate revolucionario de las masas bolivianas contra el gobierno burgués de Mesa sólo se ha aplazado. En la medida que las masas perciban más claramente todo el engaño sobre la cuestión del gas, sobre la Asamblea Constituyente, y sobre todo que sus condiciones de vida no mejoraron, habrá un nuevo auge revolucionario, particularmente si el gobierno de Mesa se decidiera a aplicar una nueva política de ajuste.

Es por lo tanto urgente que los cuadros más conscientes y avanzados de la COB y de la base del MAS, reflexionen y asimilen las experiencias del último año. Es necesario organizar corrientes marxistas revolucionarias dentro de estas organizaciones para oponerse a la falsa política de sus dirigentes con la perspectiva de construir un verdadero partido revolucionario de los trabajadores que sea capaz de llevar a la heroica clase obrera boliviana a la toma del poder.