Estacionamientos subterráneos y autopistas colapsadas: dos caras de la misma moneda
El aumento del número de camiones sobre la autopista La Plata – Bs As responde a la sencilla razón del aumento de los combustibles y el valor casi constante de los peajes, que hace que los transportistas elijan sin dudarlo el camino más corto y más barato.
La puesta en marcha del puerto de contenedores agravara aun mas esta situación y tornará prácticamente inútil la costrosa y aun sin terminar ruta 6, ya que nadie en su sano juicio adoptará a los costos actuales, y mucho menos a los futuros del combustible, realizar casi tres cientos Km cuando puede resolver el viaje en menos de cien.
Recordemos que la matriz de destino de la mayor parte de las cargas se encuentra en el gran Buenos Aires y es mucho más rápido llegar a él por la autopista que por la ruta 6.
El segundo gran desatino es la construcción de las llamadas cocheras subterráneas a costos millonarios y, lo que es peor aun, dificultando en extremo la futura realización de los metros o subterráneos que la ciudad necesitará en pocos años.
Ambas cosas son parte de la misma y consecuente improvisación en materia de transporte, mezclada de un electoralismo barato y poco inteligente que nos ha llevado a la situación actual y que seguramente empeorará en los próximos años.
Ante este panorama podemos construir cada vez más anchas, costosas e inútiles autopistas que nos permitan llegar rápidamente a ciudades donde no podemos circular en automóvil, tanto la Capital (CABA) como La Plata, o pensar en alternativas un poco más racionales y de menor costo.
Si realizáramos las inversiones correspondientes en nuestra línea ferroviaria entre Constitución y La Plata, me refiero aquí a los pasos bajo nivel (unos 40 en todo el trayecto) y mejorásemos el sistema de señalización de modo de sin hacer ningún tipo de inversión que no pudiéramos pagar (los 40 PAN nos costarían algo así como 8 millones de dólares y una señalización adecuada a la época en que vivimos unos 10 millones más) nos permitiría sacar de la autopista nada más y nada menos que unos 100 micros de gran porte por día y unos 10 o 12 mil automóviles por lo menos, además de la ganancia ambiental que ello implicaría.
Si extendiéramos el servicio ferroviario hasta Berisso y Los Hornos la cifra de automóviles sustituidos podría seguramente duplicarse, no necesitamos aquí decir que la actual ampliación de la autopista excede largamente la cifra mencionada y que no solucionará el problema, si no más bien lo agravará.
Lo mismo ocurrirá con las carísimas cocheras subterráneas que no sólo no resolverán el tema del transporte en el centro de la ciudad si no que más bien lo agravarán, ya que si no existen sistemas públicos de transporte adecuados nadie se bajará de su automóvil y nadie podrá ya circular.
Existen alternativas infinitamente más económicas que las citadas cocheras, como por ejemplo hacer un edificio de cocheras en el ex mercado que podía albergar unos 9.000 vehículos a un costo comparable al de una cochera subterránea para solo 600 vehículos, o generar créditos baratos para que las actuales cocheras de una sola planta se transformen en cocheras multiplanta sin hipotecar el futuro del transporte subterráneo de la ciudad, o lo que sería aun más racional usar las enormes playas ferroviarias de Tolosa, Meridiano V y La Plata Cargas y aun la misma estación de 1 y 44 como inmensas playas de estacionamiento, tal como se estila en Europa al mismo tiempo que se pondría en marcha un sistema de transporte usando la extensa y hoy inhabilitada red de transporte ferroviario de la ciudad.
Fue una terrible improvisación en materia de transporte cuando construimos un estadio único en un lugar donde no se tiene acceso ferroviario y hoy volvemos a duplicar la apuesta con el puerto de contenedores.
Nuestros hijos seguramente pagarán y corregirán nuestros desatinos en esta y otras cuestiones.
COMISIÓN NACIONAL SALVEMOS AL TREN