Entrevista de la revista argentina Sudestada
"Lo que fracasó en Rusia no fue el socialismo, sino un modelo falso, una caricatura del socialismo", definió alguna vez Alan Woods, escritor y político galés de raíz trotskista, dirigente de la Corriente Marxista Internacional y autor de Lenin y Trotsky, qué defendieron realmente y Bolchevismo: el camino a la revolución, en co-autoría con Ted Grant. Desde Londres, responde a las preguntas de Sudestada
Entrevista de la revista argentina Sudestada
¿Cuál era el papel de Trotsky, una vez triunfante la Revolución y con Lenin deteriorado físicamente?
El papel de Trotsky durante y después de la Revolución de Octubre fue vital. Lenin sentía un enorme respeto hacia él. Por ejemplo, el 14 de noviembre de 1917, dijo: “Hace mucho que Trotsky comprendió que era imposible una unión con los mencheviques y, desde entonces, no ha habido otro mejor bolchevique”. León Trotsky era reconocido universalmente como el segundo de Lenin en la dirección del Partido. En realidad, las masas (y también los enemigos de la revolución) habitualmente hacen referencia al Partido Bolchevique como el partido de Lenin y Trotsky.
¿Qué fenómenos determinaran que Stalin ocupara puestos de relevancia dentro del Partido, después de Octubre?
El aspecto organizativo del trabajo inevitablemente asumió una importancia colosal después de la revolución, cuando los bolcheviques tenían la responsabilidad de dirigir un aparato estatal enorme, alimentar a la población, mantener operativo el sistema de transporte, etc., al tiempo que se desarrollaba una guerra civil. Este trabajo absorbía una parte considerable de los cuadros bolcheviques, que se vieron arrastrados al trabajo del aparato del Estado. Evidentemente, en esta situación existían peligros y Lenin estaba deseoso de que el Partido pudiera mantener un control firme de este trabajo.
Sverdlov, como secretario general del Partido, cumplió esta tarea admirablemente. Era un maravilloso organizador, un hombre honesto, desprovisto totalmente de ambición personal y completamente dedicado a la causa de la revolución y el Partido, aunque no era un teórico. Cuando Sverdlov murió en 1919, Lenin buscó un buen organizador con un carácter fuerte que se encargara de este aspecto del trabajo. Lenin pensó que Stalin podría jugar el mismo papel que Sverdlov. Pero estaba equivocado. Stalin utilizó su posición dentro del Partido y en el aparato del Estado (que cada vez estaban más identificados) para promocionar a sus compinches y concentrar el poder en sus manos. Más tarde Lenin comentó sobre esta situación en lo que se conoce como su Testamento.
¿Por qué entiende que Trotsky decidió no intervenir en la discusión del tema georgiano (aún conociendo la voluntad de Lenin de combatir la posición de Stalin) y por qué tampoco estuvo de acuerdo en proponer cambios en la secretaría general, durante el XII Congreso?
Durante su última enfermedad, Lenin se dio cuenta de las serias desviaciones de la dirección del partido. A pesar de los intentos arduos de Stalin por aislarlo de la realidad, Lenin se enteró del escandaloso comportamiento de Stalin y sus aliados, Dzerzhinsky y Ordzhonikidze, en Georgia. Utilizando métodos burocráticos, pisotearon los sentimientos nacionales de la población y oprimieron a los bolcheviques georgianos, incluso utilizaron la violencia física contra los dirigentes del Partido.
Cuando Lenin se enteró de esta situación, se enfureció y exigió la expulsión de Ordzhonikidze, el secuaz de Stalin, del Partido. Escribió una carta dirigida a Mdivani, el líder del PC Georgiano, prometiendo a los bolcheviques georgianos su total apoyo contra Stalin, Dzerzhinsky y Ordzhonikidze. Desde su lecho de muerte, Lenin estaba preparando una lucha contra Stalin (su secretario dijo: “Vladimir Ilich está preparando una bomba contra Stalin”) y formó un bloque con Trotsky.
Pero poco después de esto, la salud de Lenin se deterioró repentinamente, lo le impidió asistir al congreso. Cuando se quedó incapacitado por la enfermedad, todo cambió. Nadie tenía la misma autoridad que Lenin, y Trotsky era reticente a iniciar una lucha en el congreso que podría haber terminado en una escisión prematura. Además, no había abandonado la esperanza de que Lenin se recuperase y, por esa razón, decidió ganar tiempo.
Al evaluar los motivos de Trotsky, es necesario comprender el contexto objetivo en el que se estaba desarrollando la lucha dentro del Partido. Existía un peligro serio de que una escisión abierta en la dirección del Partido pudiese llevar a una división en líneas de clase, que hubiera debilitado la dictadura del proletariado y llevado a la contrarrevolución capitalista. El grupo dirigente (la “troika”) estaba acusando a Trotsky de todo tipo de cosas y él no quiso aparecer jugando el papel de escindir el partido. Esa fue la principal razón por la que decidió no comenzar una batalla abierta en el XII Congreso.
En Mi vida, Trotsky confirma que Lenin lo había seleccionado como el cuadro indicado para sucederlo en el buró político. ¿Por qué cree que Lenin nunca hizo pública esa decisión?
El XII Congreso tuvo lugar en las primeras semanas de 1923, en un momento en que la camarilla dirigente aún no tenía confianza en su posición y por tanto actuaba con cuidado. Stalin aún jugaba lo que parecía ser un papel subordinado. Prácticamente era un desconocido fuera de la estrecha capa de cuadros del Partido. En ese momento, Zinoviev era el que jugaba el papel principal.
El propio Lenin todavía procedía con cautela en aquella época. No hizo pública esta carta porque esperaba resolver los problemas dentro del Partido. En aquel momento, ni Lenin, ni Trotsky, ni ninguno de los otros participantes eran conscientes de toda la gravedad de la situación o de dónde podría terminar. Lenin estaba preocupado por el peligro de la contrarrevolución capitalista (un temor compartido por Trotsky). Sobre esta cuestión Lenin escribió: “Nuestro Partido se apoya en dos clases, y por eso es posible su inestabilidad y sería inevitable su caída si estas dos clases no pudieran llegar a un acuerdo. Sería inútil adoptar unas u otras medidas con vistas a esta eventualidad y, en general, hacer consideraciones acerca de la estabilidad de nuestro Comité Central. Ninguna medida sería capaz, en este caso, de evitar la escisión. Pero yo confío que esto se refiere a un futuro demasiado lejano y es un acontecimiento demasiado improbable para hablar de ello”.
Lenin temía que una escisión abierta entre Trotsky y Stalin pudiera provocar una escisión en el Partido en líneas de clase. Por eso no hizo públicas sus ideas sobre la dirección y también por eso en su Testamento se expresa con un lenguaje muy cauteloso. No olvidemos que tenía la intención de asistir en persona al XII Congreso, donde creía que podría expresarse en términos más enfáticos.
En su Testamento, Lenin dice que Trotsky “no se distingue únicamente por su gran capacidad. Personalmente, quizá sea el hombre más capaz del actual CC […]”. Con relación a Stalin escribía: “El camarada Stalin, llegado a Secretario General, ha concentrado en sus manos un poder inmenso, y no estoy seguro que siempre sepa utilizarlo con la suficiente prudencia”. Aquí Lenin se expresaba con cuidado, pero más tarde añadió una nota en la que acusa a Stalin de ser rudo y desleal, defendiendo su destitución como secretario general.
El problema es que es demasiado fácil examinar estos acontecimientos con la sabiduría que da el tiempo transcurrido. Debemos recordar que el ascenso de Stalin y la burocracia no se producen de la noche a la mañana. Fue un proceso gradual que reflejaba la situación real en el país, una vez que la revolución se había quedado aislada en condiciones de atraso feroz. Al principio no encontró su expresión en diferencias políticas abiertas. Más bien se expresó en determinados ambientes de la sociedad. Fue realmente una reacción pequeño burguesa contra las tradiciones de Octubre.
El burócrata en general quiere una vida pacífica, quedarse solo para continuar su trabajo de “ordenar” la sociedad desde su oficina. Ve la participación de los trabajadores como un fastidio. Para el burócrata soviético la tormenta y la tensión del período de 1917-19 era algo ajeno, una especie de locura colectiva o desorden social. Por lo tanto, después de años de revolución y guerra civil, la burocracia anhelaba la paz y el orden. Esa fue la base psicológica de la “teoría” del socialismo en un solo país. Expresaba la psicología de la burocracia que encontró su punto de referencia en la fracción de Stalin. Pero esta aún era música del futuro.
A propósito, el propio Stalin no comprendió ni previó nada. Como un burócrata típico (Trotsky le describió como la “mediocridad extraordinaria del partido”), procedía de manera empírica, sin otro plan predeterminado que promocionarse y eliminar a sus rivales. Trotsky dijo en cierta ocasión que, con toda probabilidad, si Stalin hubiera conocido en aquel momento donde terminaría, no habría continuado adelante.
¿Cuál fue la posición de Trotsky al momento de darse a conocer el testamento de Lenin en una reunión del buró? ¿Estuvo de acuerdo o en desacuerdo en difundir el documento en el Congreso venidero?
Lenin escribió su Testamento un año antes de su muerte, el 4 de enero de 1923. Murió el 21 de enero de 1924, pero en realidad su vida política se cortó en marzo de 1923. Sólo dos personas sabían de la existencia de este documento: la estenógrafa a quién dictaba y la esposa de Lenin, N. Krupskaya. En la medida que había esperanzas de que Lenin se recuperase, Krupskaya mantuvo el documento bajo llave. Pero después de la muerte de Lenin, en víspera del XIII Congreso, entregó el testamento al secretariado del Comité Central, para que se informara al Partido en el Congreso de acuerdo con los deseos de Lenin.
La primera lectura oficial del testamento en el Kremlin fue en el Consejo de Veteranos del XIII Congreso del Partido, el 22 de mayo de 1924, leído por Kámenev. En aquel momento el aparato del Partido estaba semi-oficialmente en manos de la troika. Naturalmente, se opusieron a la lectura del testamento en el Congreso. Pero Krupskaya insistió. La cuestión se pasó a una reunión de Veteranos del Congreso, es decir, a los dirigentes de las delegaciones provinciales. Fue aquí cuando Trotsky y otros miembros de la Oposición del Comité Central supieron por primera vez el testamento.
En esta reunión Kámenev comenzó a leer el texto en voz alta. No se permitió a nadie tomar notas. Como resultado de las maniobras de la troika, se introdujo una resolución mediante la cual el documento se debería leer en cada delegación por separado en una sesión ejecutiva; una vez más nadie podía tomar notas y no debía hacerse referencia al testamento en el pleno del Congreso. Krupskaya planteó que se trataba de una violación directa de los deseos de Lenin. Pero los miembros del Consejo de Veteranos fueron implacables y por una mayoría aplastante aprobaron la resolución de la troika.
Durante muchos años apenas nadie en Rusia supo de la existencia del Testamento. Fue publicado sólo en el informe estenográfico del Comité Central disponible sólo para funcionarios del Partido, y también pronto desapareció. La militancia del partido nunca supo de él. Más tarde los estalinistas negaron su existencia. Max Eastman, que apoyaba a la Oposición de Izquierdas, publicó el Testamento de Lenin por primera vez en los años veinte. Sólo se hizo público en 1956 después del famoso discurso de Kruschev denunciando los crímenes de Stalin.
Trotsky en su biografía de Stalin dice que ese documento fue el “último consejo de Lenin sobre cómo organizar la dirección del partido”. Lenin veía en los métodos de Stalin los inicios de la “burocratización no sólo en las instituciones soviéticas sino también en el Partido”. Para luchar contra este peligro dictó una carta confidencial donde exponía sus apreciaciones de los dirigentes del Comité Central y, diez días después, añadió una posdata en la que proponía la destitución de Stalin de su puesto como secretario general del Partido.
Como hemos dicho, este temor a que una escisión en el partido llevara a una contrarrevolución capitalista fue la razón por la que Trotsky decidió adoptar una actitud cautelosa. Las diferencias políticas, que surgirían abruptamente en los siguientes años, aún no aparecían con claridad, sólo estaban presentes en una forma embrionaria. Por tanto, existía el peligro de que un enfrentamiento entre Trotsky y la camarilla dirigente no fuera comprendido por las masas o que fuese visto como un conflicto personal. De hecho, las diferencias en el partido reflejaban los intereses de diferentes clases y grupos en la sociedad y no se podían entender al margen de estas tendencias sociales arraigadas.
¿Con qué palabras definiría el papel que han jugado en la historia Zinoviev y Kámenev?
Zinoviev y Kámenev fueron dirigentes importantes del Partido Bolchevique al que se habían unido antes de 1914. Sin embargo, cometieron algunos errores serios. En 1917 vacilaron en la cuestión de la toma del poder por parte de los trabajadores. En febrero, después de que los trabajadores hubieran derrocado a Kerensky, Kámenev y Stalin adoptaron una posición conciliadora con relación a los dirigentes reformistas y al gobierno provisional burgués.
Lenin se vio obligado a iniciar una lucha fraccional feroz contra ellos en el congreso de abril, cuando, basándose en el apoyo de la base proletaria, rearmó al partido y le dio una orientación correcta con la consigna: ¡Todo el poder a los soviets!
Más tarde, en el momento de la insurrección de Octubre, Zinoviev y Kámenev una vez más vacilaron y adoptaron una postura contraria al levantamiento. Incluso publicaron en la prensa burguesa los planes para la insurrección, por lo que Lenin les describió como rompehuelgas e, incluso, pidió su expulsión del partido. No obstante, inmediatamente después de la insurrección ellos ofrecieron sus servicios a la revolución y se les dio puestos de dirección en el Partido.
Incluso antes de la muerte de Lenin, formaron un bloque secreto con Stalin conocido como la troika (triunvirato) dirigido contra Trotsky. Entonces fue cuando inventaron el mito del “trotskismo” para meter una cuña entre Lenin y Trotsky ante los ojos del Partido. Zinoviev estaba motivado por la ambición personal, ya que consideraba que él debía ser el sucesor de Lenin. Jugó un papel destacado en la campaña contra Trotsky pero, entre las bambalinas, Stalin era el que estaba consolidando su control sobre el poder.
En 1926, cuando Stalin por primera vez proclamó en público la idea del socialismo en un solo país, Zinoviev y Kámenev rompieron con él, alarmados por la dirección que estaba tomando. Posteriormente formaron un bloque con Trotsky, la Oposición Unificada, que dirigió la lucha contra Stalin y la burocracia, defendiendo el regreso a Lenin, a la democracia soviética, a la industrialización y los planes quinquenales, lucharon contra la desviación derechista pro-kulak de Stalin y Bujárin, y por la defensa del internacionalismo proletario.
Después de que la Oposición fuera expulsada en 1927, Zinoviev y Kámenev capitularon ante Stalin. Esto no les salvó. Más tarde fueron expulsados del Partido y encarcelados. Capitularon de nuevo, pero fueron llevados a juicio (la primera de las célebres purgas de Stalin) y ejecutados con acusaciones falsas. Esto marcó el principio de lo que Trotsky describió como una guerra civil unilateral lanzada por Stalin contra el Partido Bolchevique.
A pesar de todos sus errores y defectos, Kámenev y Zinoviev fueron revolucionarios honestos, dedicados a la causa del socialismo y de la clase obrera. Para consolidar su poder, Stalin tuvo que eliminar el partido de Lenin y especialmente a sus cuadros dirigentes. Por eso tuvo que asesinar a Kámenev y Zinoviev, junto con otros innumerables viejos bolcheviques y dedicados comunistas. Este hecho demuestra que el estalinismo y el leninismo son mutuamente excluyentes. Están separados por un río de sangre.
Usted señala que el papel del individuo en la historia no debe ser desestimado, aunque no es preponderante aquello ligado a la personalidad de los protagonistas. En ese sentido, ¿Trotsky y la Oposición de Izquierda tenían alguna otra alternativa para evitar la consolidación de la burocracia en el Estado que aquella que defendieron?
El materialismo histórico nos enseña a mirar más allá de los jugadores individuales en la escena histórica y buscar causas más profundas. Esto no descarta en absoluto el papel de los individuos en la historia. En momentos determinados el papel de un solo hombre o mujer puede ser decisivo. Podemos decir con certeza que sin la presencia de Lenin y Trotsky (particularmente del primero) en 1917, la Revolución de Octubre nunca se habría producido.
Sin embargo, los individuos sólo pueden jugar este papel cuando todas las demás condiciones están presentes. La concatenación de circunstancias en 1917 permitió a Lenin y Trotsky jugar un papel decisivo. Los mismos hombres estaban presentes durante más de dos décadas anteriores y no pudieron jugar el mismo papel. De la misma manera, cuando la revolución decayó, a pesar de su colosal capacidad personal, Lenin y Trotsky no pudieron evitar la degeneración burocrática de la revolución. Estaba motivada por fuerzas objetivas contra las cuales incluso los dirigentes más grandes resultaron impotentes.
El accidente con frecuencia juega un papel en la historia. Si no hubiera sido por su enfermedad, Lenin hubiera asistido al Congreso y probablemente Stalin habría sido destituido. Sin embargo, es imposible comprender los grandes procesos históricos en términos de individuos, los “grandes hombres”, etc. El marxismo busca analizar la historia en términos del desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones de clases que de ellas emanan. Incluso si Lenin hubiera conseguido una mayoría en el congreso, eso habría significado sólo un retraso temporal en el ascenso de la burocracia, que estaba arraigada en las condiciones objetivas. En 1926 en una reunión de la Oposición Unificada, Krupskaya, la viuda de Lenin, dijo: “Si Vladimir Ilich hoy estuviera vivo, estaría en una de las prisiones de Stalin”.
¿Qué hubiese generado en la URSS un triunfo revolucionario en Alemania?
La causa principal de la degeneración burocrática del Estado soviético fue el aislamiento de la revolución en condiciones de extremo atraso. Hace mucho Marx escribió en La ideología alemana que, donde la pobreza es generalizada, “toda la vieja mierda vuelve a resurgir”. Con estas palabras quería decir los males de la desigualdad, la corrupción, la burocracia y los privilegios.
Lenin y Trotsky sabían muy bien que las condiciones materiales para el socialismo estaban ausentes en Rusia. Antes de 1924 nadie cuestionaba esta proposición elemental. Los bolcheviques se basaron en la perspectiva de la extensión de la revolución a los países capitalistas desarrollados de Europa, en especial Alemania. Si la revolución alemana hubiera triunfado –lo cual podía haber ocurrido en 1923–, toda la situación en Rusia hubiera sido diferente.
Sobre la base de una federación socialista, uniendo el colosal potencial productivo de Alemania con las inmensas reservas de materias primas y mano de obra de Rusia, las condiciones materiales de las masas se habrían transformado. En estas condiciones, el ascenso de la burocracia se habría detenido y la fracción de Stalin no habría podido tomar el poder. La moral de la clase obrera soviética hubiera subido y su fe en la revolución mundial se hubiera restaurado.
Debemos recordar que en el período de 1923-1929, el proceso de degeneración burocrática en modo alguno se había consolidado. Este hecho se reflejó en una serie de zig-zags que caracterizaron la política de Stalin y su fracción tanto en la política interior como exterior durante todo ese período. En 1923-1928, Stalin adoptó una política derechista, caracterizada por una adaptación a los kulaks (campesinos ricos) y a los nepistas (especuladores) en Rusia y una adaptación a los reformistas y la burguesía colonial en la política exterior. Esto puso a la revolución ante un grave peligro. Internacionalmente fortaleció a los kulaks y a otros elementos burgueses a costa de los trabajadores. Externamente, llevó a la Internacional Comunista a una derrota tras otra.
No fue que Stalin conscientemente organizara la derrota de la Revolución Alemana de 1923, o de la Revolución China en 1923-1927. Todo lo contrario, deseaba el éxito de estas revoluciones, pero las políticas oportunistas de derechas que había impuesto a la Internacional Comunista en nombre del socialismo en un solo país garantizaron la derrota en cada uno de los casos.
Dialécticamente, la causa se convierte en efecto y viceversa. El aislamiento de la Revolución Rusa fue la causa principal del ascenso de la burocracia y de la fracción de Stalin. La política falsa de estos últimos provocó la derrota de las revoluciones alemana y china (y otras derrotas en Estonia, Bulgaria, Gran Bretaña, etc.). Estas derrotas confirmaron el aislamiento de la revolución y provocaron una profunda desmoralización de los trabajadores soviéticos, que perdieron toda esperanza de que los trabajadores europeos vinieran en su ayuda.
Esto llevó a la consolidación de la burocracia y el estalinismo, que sólo era la expresión política de los intereses materiales de la burocracia. Esto, a su vez, llevó a nuevas derrotas de la revolución internacional (Alemania, España…), que prepararon el terreno para la Segunda Guerra Mundial que puso a la URSS en un peligro extremo.
¿En qué aspectos señalaría los aciertos y errores de la Oposición de Izquierda cuando aún integraba el Partido?
En toda lucha uno puede señalar este u otro error. Pero sería incorrecto atribuir la derrota de la Oposición de Izquierda a los errores de juicio subjetivo. De hecho, Trotsky demostró tener razón en todas las cuestiones básicas: sobre las revoluciones alemana y china, sobre el peligro kulak, sobre la industrialización, los planes quinquenales, etc. Por otro lado, Stalin cometió errores colosales en cada una de estas cuestiones y, no obstante, derrotó a Trotsky y a la Oposición de Izquierda. ¿Cómo se puede explicar esto?
En 1923 Trotsky lanzó la Plataforma de la Oposición, basada en la defensa de los principios leninistas de la democracia obrera y el internacionalismo proletario. Comenzó una lucha contra las tendencias burocráticas dentro del Estado y el Partido. Esto fue el principio de la Oposición de Izquierda en la URSS e internacionalmente. La lucha entre la Oposición de Izquierda y la fracción de Stalin en el fondo era una lucha de clases, que reflejaba los intereses contradictorios entre la clase obrera y la ascendente burocracia.
Trotsky intentó basarse en la clase obrera, pero esta última estaba agotada de tantos años de guerra, revolución y guerra civil. Largas horas de trabajo en frías fábricas, salarios de hambre y privaciones tuvieron su efecto. Los trabajadores soviéticos cayeron en un estado de apatía. Ya no participaban en los soviets, que inexorablemente se habían burocratizado. Con cada paso atrás de la revolución mundial, los trabajadores se desilusionaban y se desorientaban más, y con ello la nueva casta burocrática soviética cada vez tenía más confianza e insolencia.
La razón por la que Stalin triunfó no fue debido a los errores de la Oposición, como imaginan los superficiales historiadores burgueses, sino debido al contexto más amplio de las relaciones de clases en la sociedad soviética. Citaré sólo un ejemplo que subraya este punto. En 1927, después de la derrota de la Revolución China, algunos estudiantes que apoyaban a la Oposición se dirigieron a Trotsky diciendo que, como todo el mundo podía ver que Trotsky tenía razón, ellos ahora podrían conseguir la mayoría en el Partido. Trotsky no estuvo de acuerdo. Les dijo que para los trabajadores soviéticos, las consecuencias objetivas de la derrota de la Revolución China eran mucho más importantes que tener razón o no en perspectivas.
De hecho, Trotsky sabía que la Oposición no podía triunfar. La situación objetiva desfavorable les condenaba a la derrota. Así, pues, ¿por qué continuó con la lucha? ¿Por qué no capituló ante Stalin, como Zinoviev, Kámenev y Radek hicieron? La repuesta es que él intentaba establecer las ideas, el programa y la tradición para las futuras generaciones de comunistas en la URSS e internacionalmente. Fue el único que lo hizo, a pesar de una persecución espantosa que le costó la vida a la mayoría de sus compañeros, amigos y familiares.
En medio de las más terribles traiciones, derrotas, desmoralización y deserciones, Trotsky levantó una bandera limpia, defendió las genuinas tradiciones del leninismo, de Octubre y del Partido Bolchevique. Trotsky, por tanto, triunfó en su objetivo. ¡Eso no fue una conquista pequeña! ¿Quién recuerda ahora los escritos de Zinoviev y Kámenev? Pero los escritos de León Trotsky constituyen una herencia inestimable que mantiene toda su importancia, relevancia y vitalidad, especialmente tras el colapso de la URSS, que fue la consecuencia inevitable de los crímenes de Stalin. Representan la auténtica bandera del bolchevismo y de la Revolución de Octubre: la única esperanza para el futuro de la humanidad.