Abajo el Golpe de Trump, Bolsonaro y Macri contra Venezuela: Fuera el Imperialismo de América Latina

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La agresión imperialista al pueblo venezolano forma parte de una reconfiguración política que viene acelerándose desde 2008, con el inicio de la crisis capitalista mundial, una crisis de carácter orgánica que ya lleva más de una década.

Con un mercado mundial cada vez más limitado la burguesía de los Estados Unidos impulsa una política proteccionista fronteras adentro y una política cada vez más agresiva (y temeraria) hacia afuera intentando fortalecer la apropiación de materias primas y la exportación de manufacturas y tecnología.

En este contexto el imperialismo viene desplegando su fuerza para recuperar el terreno perdido en América Latina a manos de China y Rusia durante el ciclo de los gobiernos post neoliberales que reorientaron parte de sus exportaciones de materias primas, y sus vínculos políticos, diplomáticos y militares, debilitando de manera relativa el dominio del imperialismo norteamericano. En este sentido la CEPAL señala que el comercio entre China y América Latina se multiplico 22 veces entre el 2000 y el 2013.    

Con la llegada Donald Trump se produce un cambio sustancial, el imperialismo arroja su máscara amable, y poco creíble, de “buen vecino” que había ensayado Obama, y muestra ahora su feo rostro volviendo a la política del garrote. “América First” será el santo y seña para que el águila imperial se lance en picada contra las venas abiertas de América Latina. Cuenta para ello con 76 bases militares desplegadas en la región con las que busca consolidar un frente contra Venezuela y recuperar su dominio total sobre los inmensos recursos económicos de la región.    

En el reciente Foro Económico Mundial de Davos, el Secretario de Estado Mike Pompeo declaro sin disimulo que estaban asistiendo a “la muerte del globalismo” transformando al foro capitalista en un sepelio. Lo que el ex mandamás de la CIA quería decir en este entierro (que se parece bastante al sepelio donde Fukuyama quiso enterrar la historia) es que el imperialismo ya no quiere depender de molestos “socios” que lo aten a regulaciones económicas o limiten su agresividad militar.    

Objetivo: Venezuela    

En su avanzada contra Suramérica Venezuela representa el bastión más importante a vencer para la clase dominante Norteamericana. No solo por sus enormes riquezas petroleras y minerales, sino también por lo que Venezuela ha venido representando en los últimos años en términos políticos e ideológicos.    

La Revolución Bolivariana, con sus avances y retrocesos, volvió a poner sobre la mesa de la discusión política regional y global la necesidad de superar el capitalismo, liquidar al Estado burgués y avanzar hacia el Socialismo. Ubicándose así como un faro para los pueblos y los revolucionarios del mundo entero.    

Luego de la caída de la URSS la palabra “socialismo” se convirtió en maldita producto de la ofensiva imperialista, la traición Stanilista y la cobardía reformista y socialdemócrata. Pero nuevamente la historia demostró al imperialismo que no es muy buen sepulturero, la irrupción de las masas venezolanas a partir del Caracazo y el proceso posterior que da vida a la Revolución dejaron a la vista de quien quiera ver que la necesidad vital de los pueblos de avanzar hacia una sociedad verdaderamente humana estaba más vigente que nunca. Así los trabajadores, campesinos y estudiantes Venezolanos se convertían, no solo en la pala que enterró al ALCA, sino en la punta de la lanza contra la dominación capitalista.    

A pesar de que ha corrido mucha agua debajo del puente desde la muerte del compañero Hugo Chávez, y hoy las circunstancias son otras, Venezuela sigue siendo el bastión a derrotar por el imperialismo para volver a sujetar con mano férrea a nuestra región.    

La caída de Venezuela representaría un golpe para todos los pueblos de América Latina, que hoy se encuentran resistiendo y enfrentando el avance de los regímenes oligárquicos nuevamente. Así lo entendemos los compañeros de la Corriente Marxista Internacional (CMI) que a través de la campaña “Manos Fuera de Venezuela” venimos construyendo e impulsando la solidaridad internacional, consciente, política y activa en los 5 continentes.    

Golpismo, agresión, asedio

Golpistas T M B

El eje Trump-Bolsonaro-Macri ha incrementado los niveles de violencia contra el pueblo Venezolano desde el 10 de enero en una nueva intentona golpista que busca quebrar a los trabajadores por hambre y amenaza con hundir a América Latina en el caos de la guerra imperialista.    

Es claro que este eje no debe entenderse en condiciones de horizontalidad, en realidad Trump ordena y sus cachorros, Macri y Bolsonaro, mueven la cola y obedecen. No están para más que ocupar ese triste papel.    

El nuevo intento golpista tiene una característica que lo diferencia de las anteriores maniobras injerencistas del imperialismo durante el siglo XX. Lo hacen a cara descubierta, a plena luz del día, anunciando el golpe en vivo y en directo por televisión, ya no importan las formas…la arrogancia imperialista en su máxima expresión.    

Con una serie de argumentos que no soportan cualquier análisis que contenga un mínimo de seriedad buscan imponer a un ignoto Juan Gerardo Guaidó Márquez como Presidente encargado de Venezuela, autoproclamado y juramentado en una plaza cualquiera de Caracas, este títere de poca monta intenta ser quien le dé una legitimación legal al ingreso de militares norteamericanos o aliados al país caribeño.     En un juego grotesco Guaidó, rápidamente fue reconocido por una serie de países europeos a la vez que usaban a Bolsonaro, Macri y Duque como ariete en la región. Aunque claro está la principal aliada de los Halcones de la Casa Blanca es la propia clase capitalista Venezolana que concentra, junto con el capital extranjero, el 98,5% de las empresas constituidas en el país.    

Otra pata fundamental de este asedio criminal lo juegan los medios masivos de comunicación que han profundizado la guerra psicológica apelando al terrorismo mediático. Las mentiras y la manipulación en torno a Venezuela ha alcanzado limites grotescos y perversos, las fake news y los falsos positivos mediáticos están a la orden del día. Un caso notorio fue el de El País, el periódico digital en español más leído del mundo, que publico una foto de una manifestación de taxistas y pensionados en Madrid indicando que se trataba de una movilización de apoyo a Guaidó. En nuestro país, Clarín, La Nación e Infobae dedican mares de tinta o gigas de texto a mentir sistemáticamente.    

Pero uno de los factores de más peso y el más violento sobre el pueblo Venezolano está constituido por las sanciones económicas y los embargos que asfixian a una economía ya de por si severamente golpeada por la propia crisis del capitalismo Venezolano, como expresión local de la crisis económica mundial. Este tipo de sanciones están diseñadas para empujar a los trabajadores y el pueblo pobre a la hambruna generalizada con el objetivo de quebrar definitivamente al núcleo duro que sostiene a la Revolución en las calles y las urnas e incidir en las Fuerzas Armadas (FANB) para que vuelvan sus armas contra el Presidente legítimo Nicolás Maduro.    

Como contraparte también pudimos ver cientos de movilizaciones en todo el mundo en apoyo a la Revolución. Desde la CMI hemos venido impulsando y organizado varias de ellas ya que entendemos que la solidaridad internacional es vital para ayudar a quebrar la intentona golpista.    

Tambores de guerra: ¿Cómo combatir al imperialismo?    

Una de las aristas más brutales y peligrosas de esta avanzada es la posibilidad de una agresión militar contra Venezuela, ya sea de manera directa o indirecta o creando un escenario de guerra civil como ya el propio imperialismo ha montado en Siria o Libia.     Las provocaciones en este sentido son constantes, como por ejemplo el intento de crear el caos en las fronteras bajo el pretexto del ingreso de “ayuda humanitaria”. Rápidamente esto nos trae a la memoria a los sucesos de Nicaragua en 1986 cuando Estados Unidos ingreso toneladas de armamento para la oposición de los “contras” camufladas como ayuda humanitaria. En aquel entonces quien llevo adelante esta operación fue Elliot Abrams, hoy en 2019 el propio Abrams fue designado enviado especial de EE.UU. a Venezuela.    

Si aún la administración Trump no se ha atrevido a atacar militarmente es porque no ha logrado quebrar a las FANB cuya lealtad está principalmente vinculada a su control de las empresas estatales, sumado a que la correlación de fuerzas en las calles no es del todo favorable. El Chavismo ha demostrado con sus últimas manifestaciones que conserva aún una importante capacidad de movilización. Por el contrario las movilizaciones opositoras se han desinflado o en el mejor de los casos se han estancado.    

A pesar de que en los últimos años se ha venido gestando un proceso de desmoralización, producto de la incapacidad del Gobierno para resolver el factor de la guerra económica y la crisis capitalista, la agresión imperialista jugo como un látigo que azuzo a la base revolucionaria que volvió a las calles como hacia bastante tiempo no se veía. El pueblo Venezolano está de pie y resiste.    

Mientras tanto, el Gobierno Venezolano ha impulsado la recolección de firmas para enviar a Trump una carta, rechazando la intervención militar. Esto no solo es una estrategia distraccionista que desarma a la vanguardia, sino que es una estrategia incapaz de detener el golpe de Estado.    

Como han señalado nuestros camaradas de Lucha de Clases (sección venezolana de la CMI) la única manera efectiva de combatir al imperialismo es tomando medidas de expropiación contra la oligarquía, que es su agente dentro del país. No se pueden separar las tareas de la lucha contra el imperialismo de las tareas de la lucha contra la oligarquía (los capitalistas, banqueros y terratenientes). Así fue como la Revolución Cubana consiguió derrotar el imperialismo allá por abril de 1961.    

Cualquier otro camino que siga la dirigencia en el Gobierno solo llevara a la derrota definitiva de la revolución, no se puede derrotar al imperialismo solo con retórica. El principal problema de la Revolución Bolivariana es que la misma quedo inconclusa, manifestándose como una revolución política, pero que no se trocó en revolución social producto de la ausencia de un partido revolucionario con la perspectiva y la capacidad de conducir al poder a la clase trabajadora.    

Rechazar la deuda externa, expropiar la cadena de distribución de alimentos, entregar la tierra a los campesinos y armarlos para defenderla, planificar democráticamente la economía bajo el control de trabajadores y campesinos, hacer un llamado internacionalista a los trabajadores del mundo para que defiendan la Revolución Bolivariana en sus respectivas latitudes, y luchen de manera decidida contra sus propias burguesías en la perspectiva de su expropiación, es el único camino para derrotar la guerra económica y al imperialismo. Es vital que la militancia revolucionaria comprenda esto.    

A su vez es imperioso analizar y debatir el rol que la burocracia ha venido jugando como dirección de la Revolución, ya que sin las conclusiones correctas no será posible salvar el proceso revolucionario y así el imperialismo se alzara con la victoria. Como señalamos más arriba esto sería una catástrofe para los trabajadores en Venezuela, en Argentina y en toda América Latina. Así de importante es la tarea.    

La burocracia está ligada por mil y un negocios al Estado capitalista, de ahí su incapacidad para completar la revolución. Solo el pueblo salvara al pueblo.    

Por otro lado la historia nos ha demostrado una y mil veces de manera irrefutable que todas aquellas luchas sociales, revolucionarias o antiimperialistas que no se platean en términos de disputar el poder a la burguesía por parte de la clase trabajadora inevitablemente terminan siendo desviadas, distorsionadas, contenidas, maniatadas y finalmente derrotadas. Esta es una lección muy valiosa que debemos tener en cuenta.     Para romper con esta situación, la vanguardia revolucionaria debe fijarse un doble objetivo, por un lado movilizar todas sus fuerzas para derrotar el golpe y por otro el de construir una alternativa genuina y revolucionaria, que surja de lo mejor de las bases Chavistas, y que basada en un programa Socialista empuje hacia adelante la Revolución.    

Desde Argentina los compañeros de la CMI, con nuestras fuerzas, estamos comprometidos en la misma tarea. La construcción de una dirección revolucionaria que derrote al capitalismo y ponga en pie una Argentina Socialista, como antesala de una Federación Socialista de América Latina, esa tarea es a nuestro entender el mejor aporte que podemos hacer para el triunfo de la Revolución Bolivariana.    

¡Abajo el golpe imperialista!
¡Manos Fuera de Venezuela!
¡Expropiar a la oligarquía y a los capitalistas!
¡Por el triunfo de la Revolución Venezolana!
¡Por la Federación Socialista de América Latina!
¡Por la Federación Socialista Mundial