Un millón y medio de trabajadores y estudiantes desbordaron las calles de la Ciudad de Buenos Aires, y cientos de miles más hicieron suyas las calles en las principales ciudades del país.
Esta movilización multitudinaria es un claro ejemplo del potencial revolucionario de nuestras fuerzas. Organizaciones políticas, obreras, estudiantiles, sociales, culturales, universitarias, barriales, sindicales marcharon este 24 de marzo a 40 años del golpe cívico-militar en repudio a la presencia de Barack Obama y a las políticas de ajuste del gobierno de Mauricio Macri que forman parte de la ofensiva capitalista de los últimos meses.
Desde el mediodía hasta entrada la tarde-noche, las columnas iban ingresando por Avenida de Mayo, que desde la zona de Congreso ya estaba colapsada. En Avenida de Mayo y Perú estaba nuestra mesa donde ofrecíamos nuestros periódicos, revistas, libros de teoría política y folletos. En Rosario nuestros materiales también podían verse entra la multitud, invitando a sumarte a nuestra corriente.
Este 24 de marzo fue sin duda el más masivo de los últimos años y tomó un carácter antiimperialista que se expresaba en el repudio al nuevo ALCA que intenta imponer el gobierno de CAMBIEMOS y el rechazo a la claudicación vergonzosa ante los fondos buitres.
A su vez, la situación de malestar y fermento que se venía acumulando fue creando la necesidad de las masas de dar una respuesta política en la calle y esta fue la oportunidad que se estaba esperando ante la crisis de las organizaciones kirchneristas que no han sido capaces de presentar una oposición seria y la imposibilidad de la izquierda sectaria de dar una respuesta y mostrar una salida revolucionaria y hacia el Socialismo. El reformismo y el ultraizquierdismo, una vez más, juegan un papel pernicioso para el campo popular.
Desde la Corriente Socialista Militante llamamos a discutir la necesidad imperiosa de analizar la realidad política de nuestro país al calor de la situación política mundial. La crisis capitalista mundial va camino a recrudecer y a dar un salto violento que impactará de lleno en la economía de la Argentina como lo viene haciendo desde 2008 en adelante.
La crisis de sobreproducción mundial, producto de la camisa de fuerza que representan los Estados nacionales y la propiedad privada en el Capitalismo, es una crisis de larga duración que sólo será resuelta a través de la destrucción masiva de medios de producción y mercancías. Esto implica aumento de la miseria, hambre, guerras, desigualdad, barbarie, pero no sólo en la periferia sino en los propios países centrales como ya estamos viendo en EEUU, Gran Bretaña, España, etc.
En esta perspectiva la ofensiva capitalista en Argentina no obedece meramente a una cuestión ideológica del gobierno de turno. Sino que es una necesidad concreta por parte de los empresarios, banqueros y terratenientes.
Debemos ser claros, no hay salida posible dentro del capitalismo. El reformismo no sólo se ha mostrado impotente para sostener las conquistas y mejoras en nuestras condiciones de vida sino que se ha convertido en el garante para aplicar las contrarreformas necesarias.
Para el reformista la crisis mundial es sólo un desbarajuste económico que tarde o temprano retomara su equilibrio. Es este esquema mecánico el que domina su mente.
El reformista cree que el capitalismo puede ser reparado, regulado, corregido, humanizado. Es incapaz de visualizar al capitalismo como un sistema socio-económico que tiene un desarrollo histórico y por ende esta no es una crisis más, sino que es una crisis histórica del capitalismo que hoy se ha convertido en un freno y una traba al desarrollo de la humanidad y amenaza con llevarse todo a su paso.
El sistema se ha vuelto ya incapaz de garantizar las condiciones de vida mínimas a la mayoría de la población. Por lo tanto, la única salida posible para que la situación se resuelva favorablemente para los de abajo es el derrocamiento político de la burguesía, la Revolución.
Para esto, es necesario organizarnos planteando la expropiación de la burguesía y la oligarquía nacionalizando los medios de producción para organizar la economía de acuerdo a un plan democrático, que permita la liquidación del Estado Burgués. Estas son las tareas hoy en Argentina y en el mundo entero.
Necesitamos construir un partido revolucionario que supere la crisis de dirección y se ligue dialécticamente a las masas planteando la salida Socialista.
Este 24 de marzo en Argentina los trabajadores y la juventud mostramos nuestros músculos, grandes choques nos esperaran. Debemos prepararnos y educarnos políticamente para actuar y vencer.
Se trata de sacar las conclusiones necesarias y debatir qué programa necesitamos para frenar la avanzada capitalista. Se trata de avanzar en unidad para luchar por:
Ningún despido ni suspensiones
Pase a planta permanente de todos los contratados y tercerizados
No al trabajo informal y en negro
Nacionalización bajo gestión obrera de toda empresa que cierre o despida masivamente
Ningún techo a las paritarias. Indexación automática mensual de los salarios de acuerdo a la inflación; salario mínimo igual a la canasta familiar ($ 16 mil)
Anulación del “impuesto a las ganancias” para los trabajadores bajo convenio
82% móvil para los jubilados
Abajo el tarifazo. Congelamiento de tarifas y alquileres
No a la criminalización de la protesta
No al pago de la deuda externa
Estado de alerta y asamblea en todos los lugares de trabajo
Continuidad y resolución definitiva en una mega causa de los juicios de lesa humanidad contra los represores civiles y militares.