Publicamos a continuación un artículo escrito originalmente el 9 de mayo donde se hace un repaso preciso sobre toda la cadena de sucesos ocurrido en Ucrania en las dos últimas semanas, añadiendo luz y detalles que son ocultados por los medios de comunicación occidentales.
A dos días del referéndum del 11 de mayo en Donetsk y Lugansk, las autoridades de Kiev, incapaces de aplastar el levantamiento en el Donbass, están intensificando la histeria de guerra, recortando los derechos democráticos e incorporando a paramilitares fascistas al aparato del estado. Mientras tanto, hay signos de creciente actividad de la clase obrera en las zonas bajo control de los rebeldes.
Kiev no es capaz de recuperar el control del Donbass. Se cumple ya una semana de la tercera ola de la “Operación Anti Terrorista” que, puesta en marcha, no ha sido capaz de lograr ninguno de sus objetivos. No ha conseguido volver a capturar ninguno de los grandes centros urbanos bajo el control de la República Popular: Slaviansk, Kramatorsk, Lugansk, Donetsk. Desde el punto de vista de Kiev, la situación ha empeorado, en la medida en que los rebeldes han ido tomando control de los centros administrativos de más ciudades en ambas provincias.
Una vez más, el viernes 02 de mayo, vimos a tropas ucranianas (del Ministerio del Interior, de la Guardia Nacional y el Ejército) rodeadas por civiles desarmados en las afueras de Slaviansk que se negaron a avanzar. Los periodistas fueron testigos de cómo un oficial confesaba a los vecinos que él “había sido enviado a luchar contra los separatistas, pero lo que he encontrado es el pueblo, y no voy a disparar contra el pueblo.” Para añadir a la humillación, dos helicópteros del Ejército fueron derribados por los rebeldes en Slaviansk.
En la vecina Kramatorsk también se vieron escenas similares. Civiles desarmados recibieron a los carros armados que avanzaban con gritos de “fascistas” y “vergüenza” y los obligaron a retirarse. Un portavoz del gobierno explicó claramente el motivo de la incapacidad de Kiev para recuperar el control del Donbass, cuando declaró que el ejército estaba siendo tratado como “fuerza enemiga” y que estaban operando, en la práctica, en “territorio enemigo”.
Esto es una evaluación correcta, a pesar de que contradice la propaganda vomitada por Kiev de que estos pueblos y ciudades están bajo el control de las fuerzas especiales rusas y sus agentes pagados y provocadores. Si se tratara de unos pocos agentes rusos, entonces sería relativamente sencillo para Kiev recuperar el control. La verdad es que el levantamiento en el Donbass no es el resultado de las maquinaciones del Kremlin y no está bajo su control directo (aunque, por supuesto, haya agentes rusos en la zona). El levantamiento tiene profundas raíces sociales, como hemos explicado en artículos anteriores.
Esto se puede comprobar con sólo echar un vistazo al programa de la República Popular del Donetsk. En un panfleto distribuido el 25 de abril en Slaviansk había una lista de reivindicaciones que combinaban cuestiones democráticas (derechos lingüísticos, la elección democrática de los gobernadores, la prohibición de las organizaciones nacionalistas de extrema derecha) con exigencias económicas centradas en torno a la idea del control local sobre los recursos. Este panfleto terminaba con un llamado a la auto-organización de las masas en la lucha por una vida mejor: “¡Deja de esperar! ¡Actuemos! ¡Sólo nosotros podemos mejorar nuestras vidas!”
Los trabajadores se movilizan
En los últimos días hemos visto salir a la superficie con mayor claridad el carácter anti-oligarca del movimiento. En Donetsk, Mariupol, Enakievo, etc, los manifestantes han atacado símbolos destacados del poder económico de los oligarcas: oficinas pertenecientes al oligarca Kolomoisky (nombrado por el nuevo gobierno de Kiev como gobernador de Dnipropetosk); de la Unión Industrial de Donbass, en el que el oligarca local y gobernador de Donetsk nombrado por Kiev, Serhiy Taruta, tiene intereses importantes; y ahora en la ciudad industrial y minera de Enakievo, mineros y trabajadores siderúrgicos ocuparon una importante planta siderúrgica propiedad del oligarca más importante de la región, y ex defensor de Yanukovich, Rinat Akhmetov (ver video).
Desde finales del mes de abril se ha producido una creciente participación de los diferentes grupos de trabajadores en el movimiento. La huelga de los mineros de la empresa Krasnodonugol fue derrotada con la colaboración de la burocracia sindical. A pesar de eso, la empresa, controlada por el grupo Metinvest de Akhmetov, se vio obligada a prometer un 20% de aumento salarial, una promesa que se ha hecho extensiva a otros trabajadores del mismo conglomerado.
El miércoles 7 de mayo, los mineros de Makeevka, Ugledar ySkochinski marcharon a Donetsk para expresar su apoyo a la República Popular. Algunos de ellos se tomaron el día libre, mientras que otros declaraban una huelga ilegal. Escenas similares se observaron en Lugansk, donde los mineros de Krasnyi Luch viajaron a la capital regional, y declararon que querían unirse a los grupos armados de autodefensa.
En Enakievo, miles de mineros y trabajadores siderúrgicos exigieron que se les permitiera unirse a la milicia Popular del Donbass sin temor a represalias. La chispa de la huelga en Krasnodonugol fue precisamente la amenaza de despido de los trabajadores que participaron en manifestaciones a favor del referéndum. En todos estos casos, las grandes empresas han tratado de mantener a raya la agitación política en las fábricas, amenazando a los trabajadores con el despido si participaban en actos políticos y prohibiendo cualquier tipo de reunión en las fábricas.
Parece que poco a poco, la clase obrera está comenzando a entrar en el escena. Los trabajadores de esta región tienen mucho que perder si Ucrania firma el tratado con la Unión Europea, y las condiciones asociadas al plan de “rescate” del FMI son una amenaza directa para su sustento.
También existe en la región un fuerte sentimiento de poder de la clase obrera. Recuerdan cómo las huelgas de los mineros del Donbass desempeñaron un papel clave en el pasado. Durante el levantamiento de Enakievo un minero declaraba:
“¿Cuánto más podemos aguantar? No somos la basura que el régimen autoproclamado de Kiev dice que somos. Somos gente sencilla y trabajadora. Pero ha llegado la hora de que actuemos, no de quedarnos en casa sentados esperando que alguien nos resuelva la papeleta. Toda nuestra brigada está aquí, llegamos después del final de nuestro turno. Vamos a defender la ciudad. Y si alguien tiene miedo de que le despidan, que se acuerden que nuestra fuerza está en nuestra unidad. ¡Que se atrevan a tocar a un solo minero de base!”
Este mismo sentimiento lo reflejaba un panfleto distribuido en Slaviansk y otras ciudades que vale la pena citar extensamente, ya que es indicativo del estado de ánimo entre una sección de la clase obrera de la región:
“Llamamiento a los estudiantes, mineros y trabajadores:
“Compatriotas, defendemos el derecho a ser un pueblo libre, el derecho a pensar y hablar nuestra lengua materna, el derecho a una vida digna, y no simplemente la supervivencia de día de pago a día de pago.
“¿Recordais cómo nos levantamos en un frente unido cuando la huelga minera de 1989 y 1993, les obligamos a escuchar nuestras voces, pero no llevamos las cosas a su conclusión.
“Nosotros somos los que estaban golpeando los cascos mineros [los mineros en Ucrania golpeaban sus cascos en el pavimento en sus protestas]. Nosotros y nuestros hijos recordamos el pasado. ¿Cuánto tiempo vais a esperar una vida mejor? Tal vez sea el momento de tomar el poder en nuestras manos,en vez de escuchar a políticos vendidos.
“Tenemos la oportunidad de cambiar nuestra vida a mejor. Todavía no han saqueado todas las empresas, no toda la industria ha sido destruida, y somos un pueblo trabajador, y a nuestro lado hay un vecino – un gran país que nos tiende una mano para ayudar
“Los nuevos esclavistas están precisamente en contra de esto, los que han tratado de asustarnos, porque en la nueva república [es decir, la República Popular de Donetsk], no no hay lugar para ellos” (texto completo [nota del editor: en cursiva, nuestro énfasis]
La idea más importante en estas líneas es que sólo los propios trabajadores, a través de la acción colectiva tienen el poder de hacer que sus vidas sean mejores. El folleto expresa un odio profundamente arraigado hacia los oligarcas y políticos que han arruinado el país. Por supuesto, estas ideas avanzadas se mezclan con una creencia ingenua en que de alguna manera Rusia vendrá a apoyarles. Ahora bien, cualquiera que piense que las masas de trabajadores normales y corrientes entrará en actividad política sin ningún tipo de prejuicios o incluso con ideas reaccionarias en sus cabezas nunca verá un movimiento revolucionario. No olvidemos que la revolución de 1905 (en la que no hay que olvidar que Odessa jugó un papel clave) comenzó el Domingo Sangriento, con una manifestación de trabajadores que llevaban iconos y retratos del Zar, encabezados por un sacerdote que también era un agente de policía.
Que haya confusión y una mezcla de ideas progresistas y reaccionarias no sólo es comprensible, sino también inevitable en ausencia de cualquier organización genuina de izquierda con raíces entre la masa de trabajadores en la región. Sin embargo, las ilusiones en Rusia, aunque ahora sean muy fuertes, también pueden disiparse rápidamente bajo los martillazos de los acontecimientos.
Cuando Putin anunció que recomendaba que se aplazara la celebración de los referendos regionales, la reacción de las masas en Slaviansk (en estado de sitio durante una semana) y Donetsk fue furiosa. Un periodista español en Slaviansk preguntó a la gente en el mercado central de la ciudad (que por cierto acaba de ser renacionalizado) sobre esto y el rechazo al consejo de Putin fue unánime. “Independientemente de lo que diga Putin vamos a votar a favor de nuestra independencia. Nuestra gente no habrá muerto en vano”, dijo uno de ellos. Sasha añadió: “Putin es el presidente de Rusia, nosotros somos la República Popular de Donetsk. No me interesan las declaraciones Putin”.
Por supuesto que en las declaraciones de Putin había un elemento de maniobra diplomática: aconsejó que los referendos se aplazaran, pero también que Kiev debía retirar sus tropas y dar garantías a los habitantes de la región. Esto es algo que Kiev no podía sino rechazar de inmediato, como así lo hizo, dando a Putin la autoridad moral de poder decir: “He tratado de conseguir que “los míos” hicieran concesiones, pero Kiev no quería. Además, esto permite a Putin tratar de introducir una cuña aún más grande entre los EE.UU. y sus aliados europeos, que tienen mucho que perder al imponer sanciones a Rusia.
Sin embargo, la propuesta de Putin también refleja sus verdaderas intenciones. A pesar de toda la propaganda de las autoridades de Kiev, la verdad es que el Kremlin no tiene ningún interés en tomar control del Este de Ucrania. Una cosa es tomar control de Crimea, donde hay una una importante base naval rusa, decenas de miles de soldados rusos y una abrumadora mayoría de la población está a favor de la anexión. Otra cosa muy diferente es hacerse cargo de un territorio grande, con poderosas industrias a las que mantener, una población en la que un sector podría montar una resistencia armada, y al mismo tiempo provocar sanciones económicas reales de los EE.UU., que podrían afectar a la economía rusa.
Lo que sería una situación ideal desde el punto de vista de Putin, sería una Ucrania unida en la que él ejerza de facto el poder de veto sobre todas las decisiones importantes. Un país federal sería una forma de lograr tal estatus. Por encima de todo, Rusia no puede permitir una Ucrania gobernada por la banda actual de oligarcas y mafiosos que están dispuestos a ir hasta el final en la adhesión a la UE y también a la OTAN. La banda anterior de ladrones, bajo Yanukovitch, demostró ser más susceptible a la presión de Rusia y su dinero.
La masacre de Odessa
En medio de la última ofensiva de Kiev contra Slaviansk se produjo la masacre de Odessa. Según cifras oficiales, que probablemente subestiman la situación real, murieron un total de 46 personas y cientos resultaron heridas. Las autoridades se han negado a publicar una lista completa de los que fueron asesinados.
La versión oficial de los hechos, y la que los medios occidentales ha repetido en su mayoría, es que una manifestación pacífica de hinchas de fútbol por la unidad nacional de Ucrania fue atacada por grupos armados “pro-rusos”. Los hinchas de fútbol, enfurecidos luego, se trasladaron al campo Kulikovo donde destruyeron un campamento “pro-ruso”. Los “pro-rusos” a continuación se atrincheraron dentro de la Casa Sindical a la que “accidentalmente” prendieron fuego, lo que resultó en decenas de muertos por inhalación de humo, fuego o al saltar por las ventanas.
No sólo esto, sino que prominentes figuras del gobierno originalmente propagaron la mentira de que los que estaban en el interior del edificio eran ciudadanos rusos y del Trandsniéster. Estas declaraciones falsas nunca fueron rectificadas, ni siquiera después de que la policía anunció que todas las víctimas cuyos cuerpos habían sido identificados eran residentes de Odessa.
Esta es la versión oficial del mismo Ministerio del Interior, que afirmó que el líder del neonazi Sector Derecho Muzhichko se había pegado un tiro en el corazón, cuando los primeros informes de la policía afirmaban que había sido detenido vivo.
Con el fin de encubrir lo que realmente sucedió, el gobierno ucraniano ha recurrido a una combinación de mentiras y medias verdades. Para comenzar, la manifestación no era tan inofensiva como la versión oficial nos quiere hacer creer. Había sido convocada por grupos de hooligans que son conocidos por su ideología de extrema derecha, y también por una serie de organizaciones políticas neonazis del Sector Derecho (Sotni 14, la Asamblea Social-Nacionalista) y por las ultra derechistas Auto Defensas Maidan
Lejos de ser una concentración pacífica, gran cantidad de los presentes habían venido con la intención de darles a los “moskals” (pro-rusos) una lección y arrasar el campamento “pro-ruso” en Kulikovo. Una sección de la multitud cantaba “Gloria a Ucrania – Muerte al enemigo – Moskals a cuchillo” desde el principio.
La concentración se había convocado pocos días después de los acontecimientos en Kharkov, el 27 de abril, donde los fascistas y los ultras de fútbol persiguieron y golpearon a la población civil y los activistas anti-Maidan ( Ver video más abajo). Escenas similares se repitieron en Donetsk. Todas estas provocaciones fascistas se llevaron a cabo bajo cobertura de “manifestación de seguidores del fútbol por la unidad de Ucrania”.
En el incidente de Odessa la operación era más avanzada. Los fascistas y los hooligans fueron atacados por un número de personas que llevaban brazaletes rojos, algunos de ellos con armas de fuego e incluso una metralleta. Algunos de los policías presentes también llevaban los mismos brazaletes rojos y los civiles que dispararon a la multitud pro-unidad de Ucrania lo hicieron desde el interior de las líneas policiales sin ser molestados. Esto sugiere que se trataba de una provocación y una trampa. Al disparar contra los nacionalistas ucranianos y matar a algunos de ellos, éstos se enfurecieron y se dirigieron hacia el campo Kulikovo donde los partidarios antigubernamentales habían acampado desde hacía semanas. De esta manera, la policía utilizó a los fascistas para lograr su objetivo de destruir el campamento.
Cuando la multitud reaccionaria llegó a Kulikovo gritando: “¡Gloria a Ucrania, muerte al enemigo”, los que estaban en el campamento, que no tenían nada que ver con el ataque anterior, buscaron refugio en el interior del edificio de los Sindicatos, detrás de ellos. El campamento fue destruido e incendiado, y arrojaron cócteles molotov contra el edificio. ¿Dónde estaba la pacífica “marcha por la unidad de Ucrania” de la versión oficial? !Uno no lanza cócteles molotov contra un edificio gritando “muerte al enemigo”, con el objetivo de tener una charla tranquila con los de adentro!
Uno de los jefes de la auto defensa Maidan aparece en un vídeo disparando a las ventanas del edificio desde las que la gente trataba de escapar del fuego y los humos (Ver video).
Algunos de los que quedaron atrapados en el interior murieron a causa de los gases tóxicos, otros fueron quemados vivos, pero hay claros indicios de que algunos fueron golpeados hasta la muerte y, en un caso, incluso estrangulada por un grupo de matones fascistas que habían logrado acceso al edificio, a través de una entrada lateral.
Finalmente, cuando algunos de los que estaban dentro del edificio lograron salir, les propinaron patadas y puñetazos, y, en un caso al menos, una persona que había sobrevivido al saltar desde una ventana del tercer piso fue golpeado con un palo por un fascista. Según la organización de izquierda Borotba, esta es la forma en la que uno de sus miembros, Andrei Brazhevski, fue asesinado. La policía no ha podido presentar ninguna prueba de que ninguno de los fallecidos estuvieran armados. Los supervivientes fueron llevados luego a camionetas de la policía y detenidos. Ninguno de los responsables de atacar el edificio fue detenido.
Tenemos que decir claramente que lo que sucedió fue una masacre de civiles desarmados asesinados por matones fascistas. Algunos de estos asesinos fascistas pertenecen a organizaciones que forman parte del actual gobierno, otros están siendo reclutados por el gobierno en la recién creada Guardia Nacional con el fin de “combatir el separatismo”.
Dos días más tarde, una furiosa multitud anti-gubernamental de cerca de 1.000 personas marchó al edificio del Ministerio del Interior en Odessa y forzó la liberación de una gran parte de los supervivientes detenidos. Parte de la policía que estaba custodiando el edificio tiró sus escudos y se negó a defenderlo (ver video más abajo).
A esto respondieron los fascistas con una movilización de cerca de 2.000 personas, principalmente del Sector Derecho, que marcharon hacia la estación de policía. El nuevo jefe de policía de Odessa, Katerinchuk, recién nombrado por Kiev, salió y habló a los matones reaccionarios diciendo: “Estamos en contra de aquellos que están promoviendo el separatismo y la división de Ucrania. Creo que en eso estamos unidos” (VER VIDEO MÁS ABAJO). Entre los matones fascistas presentes estaba el jefe de las Autodefensas, que había disparado contra las ventanas de la casa de Sindicatos (ver video más abajo a los 0 minutos y 53 segundos). Por supuesto, él no fue detenido.
Inmediatamente después de la masacre de Odessa, Kiev tomó medidas para recuperar el control total del aparato del Estado en la provincia. Un nuevo gobernador fue rápidamente nombrado, Igor Palitsa, que es un estrecho colaborador del oligarca Komoloisky, gobernador de Dnipropetrovsk, que ha ofrecido una recompensa de 10.000 dólares por cualquier separatista capturado. Es evidente que Kiev no podría confiar en la fuerza de policía que permitió a los manifestantes anti-gubernamentales liberar a los detenidos de la cárcel, y por lo tanto enviaron el batallón especial de Kiev-1 de la Guardia Nacional para hacerse cargo de la policía en la ciudad.
Limpieza del aparato estatal
Tenemos que tener en cuenta que la Guardia Nacional ha sido recientemente reconstituida como una forma de incorporar a los matones paramilitares fascistas del Sector Derecho, Svoboda y otros en el aparato estatal. Esto tiene varios objetivos: por un lado, mantiene a los perros rabiosos fascistas ocupados y les impide volverse contra el gobierno (como amenazaron con hacer tras el asesinato policial de su dirigente Muzhichko); por otro lado, proporciona a Kiev tropas de choque fiables que no van a fraternizar con la población o pasarse a los rebeldes. En realidad, están preparando masacres contra la población civil.
Una muestra de lo que está por venir se vio en Mariupol, el 8 de mayo. Tropas de la Guardia Nacional, que habían expulsado a los rebeldes del edificio del consejo municipal, procedieron a abrir fuego contra los civiles desarmados que fueron a desafiarlos. Esta vez fueron disparos de advertencia, la próxima vez habrá una masacre.
De hecho, las nuevas autoridades de Kiev, después de haber llegado al poder con la ayuda crucial de los matones fascistas y apoyándose en atizar el fervor patriótico de una sola sección del la población, en realidad no pueden confiar en la lealtad del aparato estatal. En una ciudad tras otra, en las provincias de Donetsk y Lugansk, la policía y las fuerzas del ministerio del Interior, o bien se unieron a los rebeldes o no opusieron ninguna resistencia. En Slaviansk y Kramatorsk tropas del ejército han confraternizado con los civiles.
El régimen tiene que reconstruir el aparato del Estado. Ya se han creado diez batallones de la Guardia Nacional y algunos de ellos participan activamente en la “Operación Anti Terrorista” en el Este. La campaña de reclutamiento, publicada en la web del Ministerio del Interior, insiste en el patriotismo como requisito principal para ser aceptado. Los nazis del Sector Derecho han declarado que suspenden su campaña presidencial y trasladaron su sede nacional a Dnipropetrovsk “para estar más cerca de la acción”. El 29 de abril, los miembros de la organización del Sector Derecho “S14” marcharon en Maidan, con símbolos nazis y antorchas para señalar su “salida hacia el frente oriental” (ver video más abajo). Cuando las Auto Defensas Maidan – cuyo líder es Andreyi Parubyi, actualmente secretario del Consejo Nacional de Defensa y Seguridad – les pidieron que se quitaran los pasamontañas, se desató una pelea en la que ambos grupos de hooligans derechistas usaron bates y pistolas. La razón por la que se negaron a quitarse los pasamontañas fue precisamente porque iban hacia el Este y no querían que se les pudiera reconocer.
Se ha creado también una nueva unidad de élite de la policía: los “hombres negros” – que llevan a cabo operaciones “antiterroristas” asesinado a civiles anti gubernamentales en puestos de control, etc. Muchos de ellos son nazis del Sector Derecho. Esta es la unidad de policía que capturó al Ministro de Defensa de la República de Donetsk el 7 de mayo, y lo paseó desnudo frente a las cámaras de televisión. El parlamentario de extrema derecha y candidato presidencial Oleg Lyashko, con uniforme militar negro, estuvo directamente involucrado en la operación e interrogó al prisionero (ver video).
El día anterior, el mismo parlamentario había presentado una moción en el Parlamento para expulsar a la facción del Partido Comunista de una sesión a puerta cerrada sobre la operación antiterrorista. La moción fue aprobada por la mayoría de la Cámara. El aumento de la retórica patriotera y chovinista que el Gobierno de Kiev ha adoptado, conduce inevitablemente al cercenamiento severo de las libertades democráticas de cualquier persona que esté en desacuerdo con el gobierno, ya que son inmediatamente catalogados como el enemigo. En realidad, el Partido Comunista – como hemos comentado en otros artículos tiene poco de comunista – de hecho no es “separatista”, y lo ha declarado públicamente. Pero esto no importa, ellos son el enemigo y deben ser prohibidos y expulsados de la sesión.
En muchas ciudades en el Oeste de Ucrania, las oficinas del Partido Comunista han sido incendiadas o clausuradas por militantes neonazis. El 8 de mayo, en Volyn, el Sector Derecho y las autoridades locales decidieron clausurar la sede del Partido Comunista y prohibir la exhibición de “símbolos provocativos” – tales como la bandera roja y la cinta de San Jorge – el día de la victoria que marca la capitulación de la Alemania nazi a la Unión Soviética.
Ese mismo día, las oficinas de la organización de izquierda Borotba en Jarkov fueron allanadas por agentes de policía armados sin identificación, que ni siquiera se molestaron en mostrar una orden de registro. El piso del jefe de redacción del sitio web de izquierdas Liva.com.ua, Andryi Manchuk, también fue allanado en el mismo día.
Terror blanco
Este es el tipo de régimen que está siendo apoyado por Washington. Cualquier idea de que los elementos más extremos e indeseables en su interior iban a ser reducidos o desarmados ahora se ha transformado en su contrario: los elementos más extremos están siendo incorporados directamente al aparato estatal. Toda la cháchara acerca de “los logros democráticos del Maidan” y acerca de que el cambio de régimen iba a traer la democracia a Ucrania se ha evaporado como una gota de agua sobre una estufa caliente. Lo que tenemos en Ucrania son todos los elementos de terror blanco dirigido principalmente contra la clase obrera.
Según los medios de comunicación occidentales, se suponía que el nuevo gobierno en Kiev era un gobierno de transición, que iba a ejecutar las medidas preparatorias más dolorosas para un “rescate” del FMI y la UE y luego de dar paso a un gobierno más legítimo que saldría de las elecciones presidenciales del 25 de mayo. En cambio, por sus actos de provocación, el gobierno de Kiev está arrastrando a Ucrania hacia el abismo de la guerra civil. A pesar de todo, el fervor chovinista reaccionario sólo es muy superficial.
La situación va de mal en peor. La principal responsabilidad recae directamente en el imperialismo estadounidense, que deliberadamente se propuso desestabilizar Ucrania y alejarla de la influencia rusa. El resultado ha sido un desastre absoluto para todo el pueblo de Ucrania. La inestabilidad política, social y militar ha convertido lo que ya era un desastre económico en una catástrofe. Las consecuencias para todos los ucranianos, hablen en ruso o ucraniano, serán severas.
El FMI prevé un colapso del 5% del PIB en 2014, a añadir a lo que ya era un declive económico espantoso. Tarde o temprano el gobierno se enfrentará a un doble problema:
1) La imposibilidad de ganar la guerra – que es un duro golpe a un gobierno sustentado en la histeria chovinista,
2) El impacto de la caída de la economía sobre la población del Centro y Oeste del país, que es la base de apoyo del gobierno.
También en el Este, el nacionalismo ruso tarde o temprano será socavado por el hecho de que Putin no está realmente interesado en la absorción del Donbas. En primer lugar, no quiere pagar la factura de la reestructuración de las instalaciones industriales obsoletas y subsidiar a una población empobrecida. Más importante aún, no quiere tener que hacer frente a una población en estado de fermento ni a una clase obrera cada vez más confiada en sus propias fuerzas. Sin embargo, la situación es explosiva e impredecible.
Ni Kiev ni Moscú tienen un control total sobre los acontecimientos y Washington tiene mucho menos control que ninguno de ellos. Entre los dos han conjurado fuerzas que no pueden controlar. A pesar de la reticencia evidente de Putin, una masacre de civiles en Slaviansk o Mariupol podría obligarlo a invadir Ucrania.
La posición de los marxistas revolucionarios en esta situación tiene que ser clara:
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Contra la intervención imperialista – ni Washington, ni Berlín, ni Moscú van a resolver los problemas de los trabajadores de Ucrania.
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Abajo el gobierno asesino de Kiev que está librando una guerra contra su propio pueblo.
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Por la autoorganización y el autogobierno de los trabajadores de Ucrania, unidos por encima de las barreras lingüísticas y nacionales.