Millones de obreros y jóvenes alrededor del mundo han estado observando cuidadosamente los actuales acontecimientos en Grecia. Huelgas generales de 24 y 48 horas, manifestaciones de masas, los asedios al parlamento griego durante las votaciones por la austeridad son vistos con enorme simpatía y el papel del Partido Comunista de Grecia (KKE) en estos hechos es evidente para todo el mundo. (Este artículo fue escrito en italiano en febrero pasado, por lo que las perspectivas electorales, aunque bastante acertadas, no preveían el extraordinario avance de Syriza).
La presencia de bloques masivos de sus militantes en las manifestaciones y acciones como la colocación de una pancarta invitando a los pueblos de Europa a alzarse le han hecho alcanzar una gran admiración entre importantes capas de la izquierda. Sin embargo, aunque está claro que el KKE es uno de los actores principales en la situación prerrevolucionaria que existe en Grecia, ¿podemos verlo como un modelo para nuestras propias luchas? Este artículo trata de analizar, aunque brevemente, la línea política y el programa de los comunistas griegos.
Las raíces históricas del KKE y su relación con el stalinismo
Los orígenes del KKE se remontan al Partido Socialista Obrero de Grecia (SEKE), fundado en 1918. Bajo la influencia de la Revolución de Octubre, el SEKE se unió a la Tercera Internacional tomando el nombre de SEKE-Comunista (SEKE-K) y adoptando un programa marxista revolucionario. Sólo en 1924 adoptaría el nombre KKE.
En el proceso de stalinización del partido en los años 20, emergió una oposición de izquierda en torno a Pantelis Poulipoulos, quien había sido el primer secretario del mismo, pero en 1927, la dirección stalinista, expulsó a esta tendencia. El hecho es que esta oposición de izquierda controlaba el baluarte proletario del partido, la organización en Piraeus. Pantelis Poulipoulos, aparte de haber sido el primer secretario del partido, era el teórico marxista griego más capaz, y partidario de Trotsky.
Luego Metaxas tomó el poder en Grecia a través de un golpe en 1936. Entonces prohibió al Partido Comunista, persiguiendo y asesinando activistas, y estableció una dictadura fascista de acuerdo con el modelo de Mussolini.
En 1941, durante la Segunda Guerra Mundial, el KKE promovió el Frente de Liberación Nacional (EAM). Siguiendo las instrucciones de Stalin y la línea política del frentepopulismo, el EAM no incluyó sólo organizaciones proletarias o de izquierda, sino también radicales burgueses y monárquicos que de repente se habían vuelto demócratas. Tal y como Palmiro Togliatti había impuesto al Partido Comunista de Italia y a sus activistas: un frente de los trabajadores con partidos burgueses como la Democracia Cristiana y los monárquicos, en la misma línea, la dirección del KKE ligó a la organización con una perspectiva democrática de “liberación nacional”, renunciando a tomar el poder, de acuerdo con las directivas de Stalin.
El EAM creó un fuerte ejército llamado ELAS, Ejército Popular de Liberación Nacional, construyendo una fuerza de 20,000 unidades. Al concluir la ocupación nazi de Grecia -Octubre de 1944- el KKE, a través del EAM-ELAS, tenía el poder en toda Grecia. Controlaba la mejor parte del territorio griego, el campo y las ciudades, pero su programa no incluía una reforma agraria ni la socialización de los medios de producción, a pesar de la masiva presencia e influencia de los comunistas en el Frente.
Después de la insurrección de diciembre de 1944, el KKE podía haber tomado el poder, pero los líderes mantuvieron las principales fuerzas de ELAS fuera de Atenas y la insurrección fue derrotada por las fuerzas armadas británicas junto con las fuerzas militares reaccionarias griegas. Bajo la guía de Stalin, la dirección del KKE le devolvió el poder a un gobierno burgués liderado por George Papandreou, que también se aseguró la participación de tres representantes del KKE en ministerios secundarios.
En 1945, el EAM se suscribió a una “transición pacífica a la democracia”. De hecho, el pacto Stalin-Churchill establecía que Grecia pertenecía al bloque Occidental. Esto significó la renuncia a cualquier desarrollo revolucionario para ese país. La revolución griega fue derrotada y la subsiguiente guerra civil puso fin a la capacidad del KKE de jugar un papel hegemónico dentro de la clase obrera, especialmente como consecuencia de su derrota y la diáspora de sus líderes y activistas en el extranjero.
Durante la Dictadura de los Coroneles, de 1967 a 1974, el KKE sufrió una ruptura entre los partidarios del llamado “eurocomunismo” (cuyo representante principal internacionalmente era el Partido Comunista de Italia de Enrico Berlinguer) y aquellos que juraron fidelidad a Moscú.
Sólo después de la caida de los Coroneles fue legalizado el KKE de nuevo. En los 80 empezaron negociaciones para la formación de una alianza electoral para las elecciones nacionales de 1989 entre las dos alas del antiguo KKE, los stalinistas a favor de Morscú y los “eurocomunistas” del KKE-Interior, y otros grupos menores. Ésta alianza sería conocida como Synaspismos (Coalición), aunque no duró mucho.
De hecho, esta alianza, todavía fuertemente influenciada por ideas stalinistas, en 1990 sostuvo al partido conservador de derechas Nea Dimokratia (Nueva Democracia) en un gobierno de coalición, para evitar que los socialdemócratas del PASOK formaran un gobierno. Fue ésta política ultraizquierdista -que estaba basada en la idea del “socialfascismo” desarrollada por la Comintern en 1928- la que llevó a los comunistas griegos a romper abiertamente con otros partidos obreros denunciándolos como “los hermanos gemelos del fascismo” y los principales enemigos de la clase obrera.
Esta política ultraizquierdista llevó a una brusca caída de sus miembros y a la pérdida de casi la mitad de sus votos, de un 10% a un 6% en las siguientes elecciones. Después del colapso y la ruptura de la URSS, en 1991 la “línea dura” y los “eurocomunistas” se separaron para siempre. Esta última facción se apropió del nombre de Synaspismos para su nuevo partido, mientras que el ala pro-soviética reclamó el nombre KKE, el cual usan todavía hoy.
Las raíces de clase del KKE y los resultados electorales
En los últimos 2-3 años, sin embargo, como consecuencia de una polarización creciente entre las clases en la sociedad griega debido a los ataques de las grandes empresas, el KKE ha empezado a recuperarse de sus pobres resultados electorales pasados, y, en el periodo más reciente, ha experimentado un crecimiento significativo en las encuestas.
En 2004 sacó el 5,89%, en 2007 el 8,15% y, con un pequeña disminución, el 7,54% en 2009, estableciendo un núcleo de medio millón de votos particularmente entre las áreas urbanas más proletarias. Por ejemplo, en 2007 en la segunda circunscripción electoral de Atenas, un barrio con una alta concentración de clase obrera, el KKE obtuvo el 12,5%, su mejor resultado desde 1974, es decir, desde el fin de la dictadura. Así como en Piraeus, el área portuaria de Atenas, donde sacó el 14,5%. Entre los de 25 a 34 años obtuvo más del 11% y tuvo un apoyo significativo entre los trabajadores del sector privado y los desempleados.
El KKE ha desarrollado durante los años toda una serie de frentes organizativos que le facilitan una intervención masiva en los sindicatos como el PAME (la fracción comunista dentro del GSEE, el sindicato general de trabajadores del sector privado), en el movimiento campesino con el PASY, entre los pequeños tenderos y los trabajadores autoempleados con PASEVE, entre las mujeres con el OGE y en el movimiento estudiantil con MAS (Frente Militante de los Estudiantes). La Juventud Comunista (KNE) es la organización juvenil más grande de Grecia. El 15 de mayo de 2010, por ejemplo, la manifestación nacional del partido atrajo a alrededor de 30.000 participantes.
Los métodos del KKE
Conforme a las últimas encuestas de opinión, parece que la combinación de todos los partidos de la “izquierda tradicional”, es decir, aquellos con raíces en el viejo KKE (el KKE, Synaspismos y la Izquierda Democrática), podrían conseguir más del 40% y podría convertirse así en la primera fuerza electoral del país, con un colapso absoluto del PASOK estimado en el 8%.
La Izquierda Democrática captará a muchos de los votantes que abandonan el PASOK, principalmente gracias al hecho de que se ha mantenido fuera de las coaliciones gubernamentales… hasta ahora. Synaspismos también logrará cierto consenso, a pesar de su lenguaje menos radical comparado al del KKE, porque no está imbuido con los métodos sectarios de los líderes del KKE. Y el KKE indudablemente recibirá apoyo también gracias a la situación objetiva general, a su postura de oposición y en parte por las ideas radicales que expresa. De todas formas, los métodos sectarios que lo caracterízan no le permitirán alcanzar su potencial completo.
De hecho, el Partido Comunista Griego todavía sufre de la influencia de sus viejos lazos con el stalinismo combinados con el sectarismo, cuyos único efecto es el de dividir a la clase obrera griega y desmoralizar a sus cuadros juveniles y sindicales.
Por un lado, el partido tiene un regimen interno muy rígido, aficionado a expulsar a los críticos, como resultado de la degeneración stalinista de los años 20. Un descarado ejemplo fue el de algunos líderes sindicales, muy populares en el sindicato de profesores, del cual fueron expulsados simplemente por expresar dudas sobre las tácticas del partido. Ésto ahoga todo debate serio, abierto y franco entre los miembros y a largo plazo está destinado a frustrar a una capa de activistas. Sin embargo, al mismo tiempo puede preparar explosiones dentro del partido.
Por otro lado, el sectarismo que impregna el partido sólo sirve para aislarlo junto a sus varios frentes de todos los movimientos de masas en el país, desde aquellos relacionados con el asesinato del estudiante Alexis hasta las huelgas generales recientes. El PAME, por ejemplo, tiene la costumbre de convocar manifestaciones y huelgas separadas del resto del GSEE, aunque sea una fracción del mismo. El propio KKE adoptó una linea sectaria durante las protestas de los estudiantes en diciembre de 2008, después del asesinato de Alexis, separando a su propia ala juvenil del resto de la masa de estudiantes, involucrados en una lucha encarnizada contra el gobierno, que no era más que la anticipación de lo que estamos viendo ahora en Grecia.
El KKE se ve a sí mismo como el partido de la vanguardia proletaria. Sin embargo, actúa sistemáticamente de una manera que separa a la vanguardia de la masa del proletariado griego, evitando virtualmente que millones de jóvenes y trabajadores lleguen a conocer las ideas de los comunistas, y, aun peor, evitando que sus activistas luchen hombro con hombro con otros trabajadores y jóvenes.
Detrás de la idea de salvaguardar la presunta pureza ideológica del partido en realidad está el miedo a que la base pueda conectar con las necesidades genuinas de la clase, y particularmente con la idea de la unidad entre todas las fuerzas a la izquierda del PASOK.
Lenin, en su libro ¨La Enfermedad Infantil del Izquierdismo en el Comunismo¨, argumenta con fuerza contra la idea de una separación artificial entre la vanguardia proletaria y la masa de trabajadores, tildándolo como un crimen con devastadoras consecuencias para el resultado de la lucha y para la influencia de los comunistas en las masas. No es sólo una cuestión de división física de los trabajadores en manifestaciones separadas, significa abandonar en la práctica la lucha por la hegemonía dentro de la clase obrera en su conjunto y dentro de sus organizaciones de masas. Una fracción comunista fuerte en los sindicatos, en esta etapa, estaría en posición de atraer a los mejores cuadros de la clase obrera y alejarlos de la influencia de los reformistas, ganándolos a la causa revolucionaria a través del trabajo consistente codo con codo con estos trabajadores y activistas, en lugar de aislar a sus propios miembros del resto.
En el contexto del uso de tales métodos por parte de los líderes del partido, el resultado más probable es que rechazarán cualquier alianza electoral sobre la base de la lucha contra el capitalismo. En un artículo escrito el 11 de febrero de 2011 por el departamento internacional del comité central del KKE, leemos lo siguiente:
“El rechazo del callejón sin salida de la llamada ‘unidad de la izquierda’ implica para el KKE la preservación de una política de alianzas que casa con los intereses de la clase obrera, de los estratos trabajadores y las necesidades de la lucha de clases. Nosotros centramos nuestra atención en la alianza sociopolítica, basada en la acción común, intereses comunes, línea de lucha común de la clase trabajadora, los trabajadores urbanos autónomos y los campesinos. Una alianza que entraría en conflicto con los monopolios y el imperialismo y lucharía también por otro camino de desarrollo para nuestro país, es decir, poder popular y economía popular en la que los medios de producción serían socializados, con planificación central de la economía y control de los trabajadores.”
Esto básicamente significa que la única unidad posible que ellos conciben es bajo la bandera del KKE. Es una táctica sectaria que sólo significa el atrincheramiento tras una fraseología revolucionaria sin tener en cuenta la fuerza real de los comunistas en la sociedad, los genuinos sentimientos de las masas y las perspectivas de una posible solución revolucionaria en Grecia.
Seamos claros en esto. Hemos denunciado repetidamente la línea reformista de izquierda de Synaspismos con su utopía de reformar la Unión Europea y el Banco Central Europeo. La cuestión, sin embargo, es que las inconsistencias y el utopismo de estas demandas tienen que serle demostradas en la práctica a la clase trabajadora y no simplemente ser señaladas y etiquetadas como reformistas, esperando que las masas entiendan de la noche a la mañana las demandas de los revolucionarios sobre la base de la mera argumentación política, o por el simple hecho de etiquetar a los demás partidos todos los días como oportunistas en la prensa del partido. Si las masas se hubieran dado cuenta de las diferencias entre los comunistas del KKE y el Synaspismos no estarían apoyando al último y se moverían hacia el KKE.
Sin embargo, es el KKE mismo el que declara, unas lineas más abajo en el mismo artículo citado arriba, que la unidad tiene que ser conseguida… bajo su bandera:
“En lugar de una alianza con partidos oportunistas y socialdemócratas en nombre de la ‘unidad de la izquierda’, que ha hecho mucho daño al movimiento comunista, la principal tarea para el PC hoy es la liberación de la clase obrera y las fuerzas populares de la influencia de los partidos burgueses, tanto socialdemócratas como liberales. Sobre esta base, serían creadas las precondiciones para la formación de una alianza social en Grecia, a través de la movilización en torno a una acción común del Frente Militante de Todos los Trabajadores (PAME), el Movimiento Campesino (PASY), el del Movimiento de los Trabajadores Autónomos y Pequeños Comerciantes contra los Monopolios (PASEVE), la Federación de Mujeres Griegas (OGE) y el Frente Militante de los Estudiantes (MAS). Esta acción común sentaría el paso para la formación de una completa alianza sociopolítica de fuerzas antiimperialistas y antimonopolistas. Sólo este trabajo puede crear conexiones entre la clase obrera y las masas populares.”
Asi que como vemos, dicen sí a la unidad… ¡pero sólo a través de sus propios frentes organizados! Y el 5 de febrero, el partido anunciaba en su peródico que : “El pueblo tiene que fortalecerse y aliarse con el KKE – ¡ésta es la perspectiva que puede traer esperanza!” ¡Cómo y por qué hay que hacerlo, esto no lo dicen!.
El programa del KKE
¿Qué programa presenta la dirección del KKE ante los trabajadores? El partido comunista presenta como sus demandas centrales la salida de la Unión Europea, el rechazo a los pagos de la deuda y el poder popular.
Antes que nada habría que indicar que la consigna de “poder popular” es menos clara que el concepto de “poder obrero “, pues no explica en absoluto qué papel tiene que jugar la clase obrera griega en el proceso de tomar el poder y transformar la sociedad. Esto no es criticismo académico, al contrario, sentimos la necesidad de clarificar el papel de los trabajadores en este proceso. En nuestra opinión, tienen que jugar un papel hegemónico y de dirección sobre los estudiantes, la pequeña burguesía urbana y los campesinos. Sólo la clase obrera puede liderar este proceso, no por razones románticas, sino por el papel que juega en la producción capitalista y su capacidad para unirse en torno a un programa revolucionario. ¿Cómo podemos conseguir esto? Los líderes del KKE no lo explican.
En noviembre de 2011, comentando sobre la propuesta de referendum convocada por el gobierno, el KKE realizó una declaración oficial en la cual decía que había que oponerse al referéndum sobre la base de una lucha con los siguientes objetivos:
“El final de los sacrificios por la crisis y por el bien de los beneficios de la plutocracia. La dimisión del gobierno y los partidos que sacrifican al pueblo para salvar al capitalismo y a la Unión Europea. Respeto por los derechos de los trabajadores y el pueblo. La clase trabajadora y el pueblo deben poseer la riqueza que ellos producen, con el poder popular, la retirada de la Unión Europea y la cancelación de la deuda.”
Lo que no se explica, sin embargo, es si la salida de la UE implicaría solamente un mero retorno al dracma. Si este fuera el caso, traería de vuelta automáticamente las políticas de devaluación del dracma para permitir un incremento de la liquidez, la cual no sólo implicaría políticas inflacionarias erosionando inmediatamente los salarios de los obreros y su capacidad de compra, seguramente también provocaría una ola proteccionista de la UE contra los productos griegos, un escenario peor que el visto en Italia en los 90, cuando la única posibilidad para el Estado italiano en un contexto de crisis fue precisamente la devaluación de la lira con la consecuencia de una inflación galopante.
Los líderes del KKE, además, no explican sobre qué programa concreto están llamando a las masas a luchar. Repetir las verdades del comunismo y el poder popular no ayuda a movilizar a millones de personas, sino sólo a la vanguardia la cual, no obstante, no recibe las herramientas adecuadas con las que conectar con las vastas masas de los explotados.
El KKE de hecho no desarrolla un programa transicional que pueda situar a la clase obrera griega en las condiciones de entender la inmensa contradicción entre sus necesidades y los intereses de los bancos y las grandes empresas y, al mismo tiempo, indique el camino para el derrocamiento del sistema capitalista. La propaganda del partido está centrada en un “programa máximo” que está desconectado de las condiciones reales de vida del pueblo griego y que llama en cualquier oportunidad al poder popular. La cuestión es, sin embargo : ¿cómo se supone que vamos a obtener este poder, cómo lo podemos mantener y que hacemos después de haberlo conquistado? El poder popular ha de verse donde él mismo se expresa, no en las fantasías abstractas de la dirección. Por ejemplo, la asamblea popular de la plaza Syntagma fue etiquetada por el KKE como pequeñoburguesa y no perfectamente alineada con las ideas del partido. El KKE les prohibió a sus miembros participar en la asamblea, descartando de esta manera la posibilidad de que la gente de Atenas pudiera oir el punto de vista de los comunsitas.
La posición política de la dirección actual del KKE está compuesta de dos elementos: 1) Una fraseología revolucionaria que habla abiertamente de socialismo y poder popular y 2) esto se combina con una total incapacidad para luchar de forma sistemática para alcanzar estas metas. Es decir, es una típica posición “centrista”.
El centrismo, en el vocabulario marxista, es una tendencia política que está caracterizada por la vacilación entre el reformismo y la revolución, dependiendo de las diferentes presiones de clase en cualquier momento dado, la cual puede moverse de derecha a izquierda, y que es incapaz de mantener una perspectiva revolucionaria clara y coherente.
La historia del movimiento obrero ha visto en varias ocasiones la formación de dichas tendencias en situaciones revolucionarias o prerrevolucionarias. Un ejemplo es Italia en el “Biennio Rosso” [Bienio Rojo] de 1918-20, cuando el Partido Socialista estaba dominado por la tendencia “maximalista” de Serrati y Lazzari, quienes hablaban abiertamente de socialismo, revolución, de derribar el capitalismo y lograr el poder obrero, pero al mismo tiempo eran orgánicamente incapaces de llevar esas demandas hasta sus últimas consecuencias. Así, en la práctica, ellos abdicaron de su papel de dirección tanto en el movimiento de ocupaciones de fábricas en septiembre de 1920 como en el intento de los trabajadores de tomar el poder en Italia, antes del golpe fascista de Mussolini.
El frente único: ¡por la unidad de la izquierda sobre la base de un programa revolucionario!
La actual situación en Grecia es cuanto menos dramática. La clase dominante está perdiendo cada vez más apoyo entre la población y la polarización social se está agudizando aun más, con un fuerte desplazamiento a la izquierda. A la izquierda del Pasok, de acuerdo con la encuestas, el KKE y Synaspismos conseguirían el 12% cada uno, mientras que la Izquierda Democrática conseguiría ganar más del 18%, tomando más ventaja que los otros del colapso del Pasok. Si hubiera un frente entre estos partidos podría convertirse en la primera fuerza electoral del país.
Desgraciadamente, los tres partidos se esconden tras sus propias excusas. Synaspismos hizo un llamamiento en favor de la unidad de la izquierda, al que sin embargo no dió seguimiento. El KKE se disfraza tras la pureza ideológica, temiendo el efecto que tal frente podría tener sobre las masas. Este frente no sólo se aplicaría a nivel electoral, sino también en acciones sociales e industriales. Daría rienda suelta a energías que exceden la mera suma de los partidos individuales que lo compondrían y galvanizaría a las masas, fortaleciendo su confianza en la posibilidad de cambiar sus condiciones actuales.
El propio Lenin, de hecho, señaló en “La Enfermedad Infantil” que una crisis revolucionaria también podría estallar a partir de una crisis parlamentaria, incluyendo el caso de un gobierno basado en partidos obreros compuesto por comunistas y socialistas. Es necesario hacer todo el esfuerzo posible para lograr la unidad de acción en torno a demandas concretas dirigidas a defender el interés general de la clase obrera griega y la juventud.
Sin embargo, para conseguir esto no es suficiente denunciar simplemente la traición de los reformistas o llamar a los trabajadores de Synaspismos a dejar su organización y unirse al KKE: necesitamos un programa de demandas parciales y transicionales y un plan de movilización, y es en este terreno en el que tenemos que retar a los dirigentes reformistas. Sobre la base de demandas como una huelga general para echar al gobierno, para incrementar los salarios, cancelar la deuda, para nacionalizar los sectores clave de la economía, sería posible alcanzar un acuerdo entre los diferentes partidos de izquierda. Ha habido muchas huelgas de uno o dos días en Grecia. Han servido al objetivo de dar a la clase trabajadora una oportunidad de revelar su fuerza, cerrar filas y estirar sus músculos para el choque decisivo con la clase dominante. No obstante, tales huelgas ya no son suficientes. Llamar a nuevas huelgas podría incluso llevar al resultado contrario si los problemas prácticos enfrentados por la clase trabajadora no son resueltos. Así, la consigna de otra nueva huelga general de 24 o 48 horas podría acabar por perder todo significado.
Una huelga general indefinida hasta la caída del gobierno plantearía inmediatamente la cuestión del poder, llevando el frente puramente económico y sindical al político y plantearía la cuestión abiertamente: ¿quién gobierna esta sociedad?. La fracción del KKE (PAME) dentro del GSEE y de ADEDY, las confederaciones sindicales griegas del sector público y privado, deberían desafiar sistemáticamente a los reformistas con la llamada a semejante huelga.
El poder popular al que se refiere el KKE podría levantarse sobre asambleas populares en cada ciudad a través de la elección de un Comité Nacional de toda Grecia compuesto por diputados electos, que rindan cuentas y sean revocables en todo momento. Tal Comité Nacional tendría la tarea de dirigir y coordinar las huelgas y manifestaciones a través de toda Grecia. Esto representaría un grito de guerra poderoso para los trabajadores de otros países europeos, empezando con los trabajadores portugueses, españoles e italianos, que podrían tomar el mismo camino. La solución a los problemas de la revolución griega no se pueden encontrar dentro de las fronteras nacionales del país, como el KKE parece creer, sino sólo luchando por los Estado Unidos Socialistas de Europa.
19 de abril de 2012