¿Cómo sería un Pakistán Socialista? – Discurso en el 31º congreso de The Struggle

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En Pakistán, hoy en día, millones de personas sienten el dolor del hambre y sufren de enfermedades por las que no reciben tratamiento. Bajo el capitalismo, la medicina, como todo lo demás, se utiliza con fines de explotación, no para tratamiento. En un Pakistán socialista ningún hombre o mujer va a morir de enfermedades prevenibles. Ningún niño se acostará con hambre. Habrá medicinas para todos. Consideremos el estado de la educación. En nuestro país, el 65 por ciento de los niños no va a la escuela. A millones de niños se les niega la educación básica. Tengo un periódico delante de mí. Pero ¿De qué sirve un periódico a una persona que no entiende lo que está escrito en él? El analfabetismo es la oscuridad. Es un crimen contra la nación. Al igual que la medicina, la educación bajo el capitalismo se considera como un negocio. En un Pakistán socialista la educación será gratis para todo el mundo y el analfabetismo será una cosa del pasado.

 

Tan inútil y tan degenerada es la burguesía de Pakistán, que ni siquiera puede proveer electricidad a la gente. Todos los días, millones de familias pobres tienen que sufrir la tortura de interrupciones selectivas de energía y cortes eléctricos. El suministro de electricidad debería ser un derecho básico en una sociedad civilizada.

La crisis de la electricidad es el resultado directo de la privatización que se llevó a cabo bajo un régimen “democrático” en 1994-95. Las compañías eléctricas privadas producen mucha más electricidad de la que utilizan. El potencial para proporcionar electricidad está ahí, pero no se usa. Estas empresas envían beneficios de entre 3.000 y 4.000 millones de dólares americanos cada año a otros países. Pero Pakistán está en la oscuridad.

¿Por qué estas empresas no funcionan con plena capacidad? Porque eso no es lo suficientemente rentable. En una economía planificada socialista tal monstruosidad sería impensable. Un gobierno socialista empezaría por la renacionalización de todo el sector energético, así como de todas las grandes empresas que participan en proyectos hidroeléctricos, la minería del carbón, el gas, el petróleo, y todos los demás combustibles.

En cualquier caso, ¿Quién produce la electricidad? No los propietarios parásitos, sino los trabajadores. Una vez que hayamos eliminado a los parásitos, podríamos resolver este problema en una hora.

El gobierno del PPP está prometiendo siempre poner fin a las interrupciones selectivas de energía. Pero éstas son promesas vacías debido a que Nawaz Sharif, Zardari, Gilani y otros políticos de derechas no están dispuestos a hacer frente a las grandes corporaciones de energía. Por supuesto, ¡Sus casas no carecen de electricidad! Como siempre, son los pobres los que sufren y el precio de la electricidad está subiendo todo el tiempo, de modo que los pobres están subsidiando a los ricos.

¿Por qué esto debería ser así? Pakistán tiene una gran cantidad de recursos que no se están aprovechando. En Baluchistán se calcula que hay depósitos de 1,5 billones de pies cúbicos de gas bajo tierra, así como vastas reservas de carbón ¿Por qué no se utilizan estos recursos para el beneficio de la sociedad? En su lugar, estos valiosos recursos serán saqueados por las grandes empresas extranjeras con la complicidad de sus agentes locales en los gobiernos de Pakistán.

Pakistán no debería ser un país pobre. Tenemos muchos recursos, pero nuestra corrupta clase dominante pakistaní nunca ha sido capaz de utilizar estos recursos para el beneficio de la nación desde su establecimiento ¡Basta con mirar cómo la riqueza de Pakistán se está desperdiciando! El 60 por ciento del presupuesto de la nación va a pagar los intereses de la deuda. Cada año, sumas ingentes de dinero exprimido de los trabajadores y campesinos de Pakistán salen del país y van a parar a los banqueros y capitalistas extranjeros.

La primera medida de un gobierno socialista sería la de desconocer de forma inmediata todas las deudas extranjeras. La verdad es que estas deudas ya han sido pagadas una y otra vez. Ni una sola rupia más debe pagarse a los parásitos. Además, un gobierno socialista introduciría el monopolio estatal del comercio exterior, y un control estricto de todos los movimientos de dinero dentro y fuera del país.

Después de pagar un 60 por ciento de nuestra riqueza nacional a los banqueros y a los capitalistas extranjeros, un 30 por ciento más es generosamente entregado al ejército paquistaní para pagar por los nuevos juguetes de los generales, además de la provisión de grandes casas, autos llamativos e inflados saldos bancarios ¿Y qué queda para el pueblo paquistaní después de que todo este saqueo ha tenido lugar? Un mísero 10 por ciento es todo lo que queda para pagar cosas como la salud, la educación, la vivienda, el transporte y la infraestructura. Sólo un 0,4 por ciento se destina a la sanidad, y un vergonzoso 1,5 por ciento a la educación.

Estas bárbaras cifras son una condena total de la podrida burguesía paquistaní. Debido a este saqueo, Pakistán no puede permitirse el lujo de gastar dinero en investigación y desarrollo, lo cual es necesario para la modernización de nuestra industria, para renovar nuestra deteriorada infraestructura y para explotar nuestros enormes recursos naturales. Es la misma historia en otras partes del llamado mundo en desarrollo. Nigeria está flotando en un mar de petróleo, pero su gente está pasando hambre. No es la falta de recursos lo que causa estos problemas, sino el bárbaro sistema capitalista.

Tengo ante mí una botella de agua mineral. En la etiqueta está escrita la palabra Nestlé. Esto es típico de la situación de Pakistán hoy en día. Todo está dominado por los gigantescos monopolios extranjeros, especialmente el sector alimenticio. Esto significa que los precios de los productos alimenticios básicos son cada vez más altos. Los capitalistas están creando una escasez artificial con el fin de aumentar los precios. Para ellos la comida es una mercancía como cualquier otra, algo que se utiliza para la especulación y la usura. Como resultado, millones de personas pasan hambre.

Un gobierno socialista en Pakistán pondría fin a esta barbarie nacionalizando las fuerzas productivas y poniéndolas al servicio del pueblo. El socialismo significa la producción para la satisfacción de las necesidades humanas y no para la ganancia privada. Esa es la diferencia esencial entre el capitalismo y el socialismo.

La agricultura es una parte vital de nuestra economía nacional. En el pasado, los estalinistas dijeron un montón de tonterías acerca del dominio del “feudalismo” en Pakistán. Sin embargo, en Pakistán, el feudalismo fue sustituido hace mucho tiempo por las relaciones capitalistas de producción, incluyendo la agricultura. El fracaso del capitalismo pakistaní se refleja en los vestigios de pensamiento feudal y grandes latifundios. El dinero domina por todas partes. En 1974, Z.A. Bhutto intentó reformar la agricultura e incluso propuso la nacionalización de la tierra. Pero esto fue saboteado por los señores feudales, quienes entregaron los títulos de la tierra a los bancos por dinero en efectivo.

Sin lugar a dudas, nosotros nacionalizaremos la tierra y los bancos, y entregaremos la tierra a la gente que la cultiva. Animaremos a los campesinos a participar en granjas colectivas donde dejarán de ser campesinos y se convertirán en trabajadores agrícolas con salarios decentes, viviendas, acceso a escuelas y médicos, y pensiones decentes. Las grandes granjas colectivas permiten el uso de la más moderna tecnología, maquinaria y riego, lo cual aumentará enormemente la productividad agrícola. La aplicación de nuevos métodos como la ingeniería genética nos permitirá hacer crecer nuevos tipos de cultivos. La escasez de alimentos y los altos precios serán una cosa del pasado.

Lenin explicó la ley del desarrollo desigual y combinado, que vemos muy claramente aquí, en Pakistán. Uno puede ver las carreteras más modernas al lado de una cabaña campesina, que apenas ha cambiado en 1000 años. Sólo bajo el socialismo Pakistán experimentará un verdadero desarrollo: una economía planificada significa que la tecnología moderna será liberada de los grilletes de los beneficios y se pondrá al servicio de los seres humanos. Se volverá muy fácil satisfacer las necesidades básicas de todos. En la actualidad no se cubren ni siquiera las necesidades humanas más básicas. Un 60 por ciento de los niños de Pakistán sufren retraso en el crecimiento debido a la desnutrición. Casi el 80 por ciento de nuestra gente vive al borde de la pobreza.

Echemos un vistazo a otro crimen del capitalismo: el transporte. A fin de consolidar su dominio sobre la India, los británicos construyeron los ferrocarriles, que por primera vez unieron el subcontinente. Ese fue, sin duda, un paso progresista, a pesar de que fue dado con el propósito de la explotación. Sin embargo, desde la independencia, la podrida burguesía pakistaní ha destruido los ferrocarriles. Como resultado, tenemos una situación caótica en las carreteras. Hay montones de coches e insuficientes carreteras, y ningún sitio donde aparcar. Nuestros pueblos y ciudades están atestados de tráfico, con terrible contaminación, ruido, accidentes y muertes todos los días.

Un gobierno socialista nacionalizará todo el transporte y sustituirá el caos actual con un sistema nacional de transporte integrado y planificado, incluyendo carreteras, ferrocarriles, transporte aéreo y marítimo. El costo de viajar se ha vuelto prohibitivo. Un sistema de transporte socialista proveerá un servicio barato, eficiente y limpio para todos. Incluso podría ser posible tener transporte público gratuito, por lo menos dentro de las ciudades.

La burguesía está destruyendo los ferrocarriles, porque estos requieren recursos que los capitalistas no están dispuestos a proveer. Los ferrocarriles nacionalizados en Pakistán deben estar bajo el control de los trabajadores ¡Que los trabajadores elijan a los directores! Propongo que el Director General de Ferrocarriles de Pakistán sea el compañero Fazl-e-Qadir. ¡Estoy seguro de que hará un trabajo mejor que la actual gerencia! (Risas y aplausos).

Desde la partición, la clase gobernante de Pakistán ha estado diciendo mentiras sobre nuestra historia. Estas mentiras se les enseñan a los niños en las escuelas. Ha construido con asiduidad el culto de Jinnah. Pero la verdadera historia de esta tierra no pertenece a Jinnah, sino a los revolucionarios como Bhaghat Singh [el joven héroe revolucionario de la lucha contra el imperialismo británico que fue ejecutado por los británicos en 1931] (Aplausos).

¿Qué ha logrado la burguesía en más de seis décadas? ¡Mirad a vuestro alrededor! Mirad qué sucio, caótico y descuidado está todo. No hay ni siquiera un alcantarillado adecuado. Hay mal olor por todas partes. Las casas se están desmoronando. La gente se ve obligada a vivir en tugurios malolientes que no son aptos para la vida humana, mientras que los ricos viven en palacios.

La vivienda es una necesidad humana básica y la situación actual es intolerable. Como medida inmediata para resolver el problema de la falta de vivienda, un gobierno socialista en Pakistán confiscará todas las viviendas vacías y desocupadas, palacios, mansiones, etc. y los pondremos a disposición de la gente sin hogar.

Un gobierno socialista en Pakistán va a nacionalizar todas las grandes empresas de construcción, cemento y ladrillos y la industria del acero y plástico. Se pondrá en marcha un programa intensivo de emergencia destinado a la construcción de un millón de nuevas viviendas al año. Esto es perfectamente factible. ¿Qué se necesita para construir casas? Tenemos abundancia de tierra. Tenemos abundancia de ladrillos y cemento sin usar, y mucho más que se puede producir. Y hay millones de trabajadores desempleados que deberían ser movilizados para construir viviendas, escuelas y carreteras.

Hoy en día, el urbanismo no existe en Pakistán. Ciudades como Karachi son una auténtica pesadilla. No son lugares aptos para la existencia humana. En un Pakistán Socialista garantizaremos una vivienda digna para cada familia con abundante espacio para vivir. Los alquileres podrían ser muy bajos o incluso abolidos por completo. En la Unión Soviética, la vivienda era prácticamente gratuita, e incluso incluía el gas, la electricidad y el teléfono gratis. Esto es totalmente posible.

Un Pakistán socialista tendría que defenderse de sus enemigos –tanto de fuerzas contrarrevolucionarias internas como de la intervención extranjera–. Por lo tanto, será necesario un ejército, pero el ejército que nosotros necesitamos no será para nada como el ejército paquistaní de hoy. Este es un instrumento de represión que no está tanto dirigido contra un enemigo exterior, sino contra el pueblo de Pakistán ¡Basta con mirar la forma monstruosa en que se comportan en Baluchistán y Pukhtunhua!

El alto mando del ejército ha sido seleccionado como una casta privilegiada especial. Se ven a sí mismos por encima del resto de la sociedad. Mantienen al ejército separado del pueblo y lo utilizan para sus propios fines. Pero los soldados rasos proceden de la clase obrera y el campesinado. Comparten los mismos problemas. Mientras que los generales de alto rango viven una vida de lujo, los soldados rasos, suboficiales y oficiales subalternos son enviados a los lugares más peligrosos donde son matados todos los días. Por lo tanto, el ejército refleja las contradicciones de clase en la sociedad.

El ejército de un Pakistán socialista será un Ejército Popular. Estamos a favor de la democratización del ejército y de la elección de los oficiales. El ejército debe estar al servicio del pueblo y no ser el amo. En un Pakistán socialista, a todos los trabajadores y los campesinos se les enseñará el uso de armas y recibirán una formación militar básica. Habrá una Milicia Popular en cada fábrica y cada pueblo, dispuesta a luchar hasta la muerte para defender las conquistas de la Revolución ¡Este será un elemento disuasorio mucho más poderoso que las armas nucleares!

Los capitalistas están aumentando constantemente la explotación. Hablan de aumentar la productividad, cuando en realidad lo que quieren decir es la rentabilidad. Las dos cosas no son lo mismo. De hecho, bajo el capitalismo no hay futuro para los estudiantes de gestión de empresas. La auténtica administración científica sólo será posible en una economía socialista planificada, donde la producción se pondrá bajo el control democrático de los trabajadores, junto con los mejores científicos, técnicos e ingenieros.

Un Pakistán socialista no requerirá un Estado burocrático hinchado como el que actualmente devora una gran parte de la riqueza producida por la clase obrera. La gestión de la sociedad se hará de forma mucho más barata y eficiente por los propios trabajadores, organizados en comités elegidos democráticamente, como los soviets en Rusia en 1917. La palabra soviet es una palabra rusa que significa “consejo”, pero nosotros tenemos una palabra perfectamente adecuada en nuestro propio idioma: Panchayat, la cual significa lo mismo.

Los Panchayats lo decidirán todo. Tendrán mucho más poder que la Asamblea Nacional. La gente común tendrá confianza en ellos –algo que ahora no ocurre con ninguna institución del Estado–. Y la gente ya no vivirá con el temor del Estado y la policía como pasa ahora. No vamos a necesitar jueces ni altos tribunales. En lugar de jueces habrá Tribunales Populares en cada calle, pueblo y fábrica. Eso será mucho más eficaz en la lucha contra la delincuencia que la actual configuración donde la gente no confía en la policía o las autoridades.

La revolución socialista significa el despertar del pueblo. La revolución pondrá de pie a la gente, elevándola al nivel de verdaderos seres humanos y le dará la perspectiva de una nueva vida. En un Pakistán socialista las masas sentirán por primera vez que la sociedad realmente les pertenece a ellos. Ellos sienten que nadie les puede oprimir.

Bajo el capitalismo la gente no es libre en absoluto. Es esclava del Capital. Esta es una sociedad inhumana en la que a la gente se le anima a ser codiciosa y competir unos contra otros en una lucha animal por la existencia. Este espíritu insano de competencia se inculca incluso en la mente de los niños pequeños en las escuelas. Es una filosofía inhumana e inmoral. El socialismo fomentará una perspectiva diferente, basada en la solidaridad humana, en donde las personas aprendan a respetarse unas a otras y se ayuden mutuamente. Las relaciones entre hombres y mujeres se transformarán sobre la base de total igualdad.

Con el fin de asegurar el futuro de la raza humana, los dos principales obstáculos en el camino del progreso deben ser abolidos. Estos obstáculos son la propiedad privada de los medios de producción y el Estado nacional. Las actuales fronteras de Pakistán son totalmente artificiales.

El socialista norteamericano John Reed escribió un libro maravilloso sobre la revolución rusa llamado Diez días que estremecieron al mundo. De la misma manera, un Pakistán Socialista de inmediato hará temblar a toda Asia hasta sus cimientos. Va a ser un polo de atracción irresistible para las masas en la India, Bangladesh, Sri Lanka, Afganistán, Nepal, Irán y otros países.

Una revolución socialista en Pakistán muy rápidamente se extenderá a la India y Bangladesh. En lugar de las viejas fronteras artificiales, los trabajadores y campesinos del subcontinente crearán una federación socialista con plena autonomía para todas las diferentes nacionalidades. El establecimiento de una Federación Socialista del Subcontinente pondrá fin a la pesadilla de guerras fratricidas, opresión nacional y comunalismo. Constituirá un paso de gigante hacia una Federación Socialista Mundial.

Vamos a defender el derecho a la autodeterminación. Si el pueblo de Baluchistán desea establecer su propio Estado nosotros no nos opondremos a ello. Sin embargo, es nuestra ferviente creencia que los intereses de todos los pueblos pueden ser defendidos mejor mediante la unión en una federación voluntaria, libre e igualitaria. Mediante la combinación de los vastos recursos de todo el Subcontinente en un plan socialista democrático, podremos realizar el potencial ilimitado de esta tierra.

En una economía planificada, una tasa de crecimiento del diez por ciento anual sería un objetivo muy modesto. Esto significará una duplicación de la economía en el espacio de un par de planes quinquenales. Esto será más que suficiente para lograr la erradicación total de la pobreza, la falta de vivienda y el analfabetismo. Pero la satisfacción de las necesidades humanas básicas es sólo el punto de partida de la construcción de una sociedad socialista. Nuestro objetivo es crear una sociedad basada en la superabundancia que permitirá a hombres y mujeres desarrollar su pleno potencial como seres humanos.

Con la creación de una economía de superabundancia, la lucha animal por la vida desaparecerá, y con ella la base material de la lucha de clases. Transformará todos los aspectos de la vida social, creando las condiciones para una auténtica revolución cultural. El arte, la ciencia, la literatura y la música van a florecer como nunca anteriormente. Cuando la gente esté libre de la necesidad, el propio Estado empezará a perder su aspecto coercitivo y poco a poco se disolverá en la sociedad. Una nueva etapa del desarrollo humano amanecerá. En la frase de Federico Engels, será el salto de la humanidad desde el reino de la necesidad al reino de la libertad.