Tras meses de lucha, ¿qué táctica necesita el movimiento?
SI bien es admirable la enorme energía revolucionaria de las masas, es necesario reconocer que las marchas tienen un límite, tanto físico como moral. Es imprescindible complementar a las marchas con una política que logre paralizar totalmente la sociedad, es decir, que se pare el transporte, la banca, la energía eléctrica, la industria, etc., y extender la revolución a otros países de Centroamérica.
Tras meses de lucha, ¿qué táctica necesita el movimiento?
Se cumplen 69 días de lucha, cantidad equivalente a los días que duró la histórica huelga de 1954, de los trabajadores de las compañías bananeras. Sin duda este movimiento ha superado en magnitud y masividad al movimiento de 1954, del que se consiguieron mejoras en las condiciones de trabajo para el pueblo hondureño.
A 69 días de estallado el movimiento, el balance para los trabajadores es positivo, es decir, el golpe nunca ha dejado de ser débil y se está pudriendo en sus propias contradicciones. Ayer se sumaron al paro de labores las empresas estatales como: la ENEE (de Energía Eléctrica), el Servicio Nacional de Acueductos y Alcantarillados (SANAA), la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (HONDUTEL) y otras empresas más del Estado, cuyos empleados están afiliados a las tres centrales obreras que hay en el país. En semanas pasadas los controladores aéreos y los médicos se participaron también con el movimiento paralizando labores.
El movimiento ha adquirido mucho más masividad, nuevos sectores que por semanas se mantuvieron al margen, han ingresado a las marchas, entre tanto, otros sectores se repliegan. Ese ir y venir de los sectores de las masas en el movimiento, es algo que explica en parte la enorme energía de las masas manteniéndose en ascenso de marcha tras marcha durante 69 días sin desgaste aparente. Incluso se han hecho marchas por la mañana (para los que trabajan por la tarde) y por la tarde (para los que trabajan en la mañana).
SI bien es admirable la enorme energía revolucionaria de las masas, es necesario reconocer que las marchas tienen un límite, tanto físico como moral. Es imprescindible complementar a las marchas con una política que logre paralizar totalmente la sociedad, es decir, que se pare el transporte, la banca, la energía eléctrica, la industria, etc., y extender la revolución a otros países de Centroamérica.
Tras la visita de cancilleres de siete países y personajes como Baltazar Garzón e Insulsa el representante de la OEA, aparentemente Romeo Vázquez el general golpista y Carlos Contreras el canciller golpista, han aceptado el Plan Arias. Incluso Contreras declaró que “la expulsión de Zelaya fue un error”. Si no sólo se trata de declaraciones diplomáticas, veríamos en los próximos días un proceso de diferenciación entre los golpistas.
En este punto, es claro que el imperialismo quisiera una salida diplomática y no una salida a la coyuntura como producto de la lucha de las masas luchando en las calles, lo cual necesariamente implicaría un reforzamiento de la moral revolucionaria de las masas y empujaría hacia adelante el proceso de la revolución venezolana. ecuatoriana y boliviana. Lo cierto es que se ha disminuido por ahora el factor diplomático y por tanto la confrontación directa con las masas luchando en las calles seguirá siendo el escenario en donde continuará desarrollándose el proceso de la revolución. Hasta ahora la diplomacia ha fracasado y en todo caso, jugará un papel secundario, pues lo fundamental está en pueblo luchando en las calles.
Zelaya volvió a aceptar el Plan Arias o ilusamente mira al Plan Arias como una maniobra de intentar aprovecharlo para desatorar el conflicto, quizás pensando que podrá de algún modo desatarse las manos ya estando en el "gobierno de salvación nacional". Si se acepta el Plan Arias no será sencillo salir del compromiso tácito con el imperialismo, que lo que busca sobre todas las cosas es frenar el avance de la revolución latinoamericana.
A pesar de la insistencia de EUA en la aplicación del Plan Arias, Micheletti se mantiene en contra de la vuelta de Zelaya. Es esto no obedece a una posición individual de Micheletti sino que responde a contradicciones interimperialistas que se han reflejado claramente desde el inicio de este proceso. Hasta la fecha EUA sigue sin declarar lo que pasó en Honduras fue un "golpe militar" porque eso les obligaría a suspender acuerdos comerciales preferenciales. Lo mejor para el imperialismo sería aplicar el Plan Arias para seguir ganando tiempo y tratar de desactivar, desgastar, descomponer o entorpecer el proceso revolucionario. La reacción clásica de Llorens, el embajador estadounidense en Honduras, de suprimir visas a los golpistas se ha vuelto a manifestar, es esto un reflejo de que no hay homogeneidad en el proceso del golpe e indica la debilidad del imperialismo estadounidense.
También EUA ha suspendido todo tipo de ayuda “no humanitaria”, es decir, al parecer el imperialismo cerraría la llave económica sobre la que se ha soportado el golpe. La cantidad que realmente EUA ha recortado es de 30 millones. Pero, al mismo tiempo parece que el FMI ha concedido 164 millones de dólares, pero al parecer, están es estatus de congelado. Si ese dinero se transfiere realmente, entonces no hay recorte real sino todo lo contrario. Se habla de que en general supuestamente EUA dejará de enviar 200 millones de dólares. Si esto se concreta, se estaría anunciando que es posible que Micheletti se esté convirtiendo en un estorbo para el imperialismo. Esto se podrá definir en concreto en el próximo periodo, ya que Micheletti no se puede sostener aisladamente y depende de EUA.
EUA va a seguir insistiendo en que se instale el Plan Arias, ya que es la salida más barata al ser una trampa para el movimiento, las noticias hablan de la posibilidad de que EUA congele el envío de remesas a Honduras, también se habla de que EUA podría retirar a su embajador, si esto se da, el tiempo de Micheletti estaría contado. Así, una perspectiva es que EUA podría quitar el respaldo a Micheletti y hacerlo a un lado, a fin de que se implemente el Plan Arias y arribar a las elecciones de las que surgiera un régimen con careta democrática.
Celebrar las elecciones bajo control de los golpistas, mantendría el aislamiento diplomático del régimen y entorpecería el reconocimiento de cualquier gobierno que surgiera de ese escenario, elongando la crisis y exponiéndose a la posibilidad de su extensión a otros países centroamericanos. En la medida que el movimiento no cesa en las calles y al contrario, integra a más sectores, no es lo más probable que el imperialismo apueste por llegar a las elecciones con Micheletti a la cabeza del régimen.
EN CASO DE QUE EL RÉGIMEN GOLPISTA SE MANTENGA CON EL APOYO DEL IMPERIALISMO Y LOGRE AVANZAR HASTA LA REALIZACIÓN DEL PROCESO ELECTORAL, LA TAREA DEL MOVIMIENTO SERÍA EL BOICOT DE LAS ELECCIONES, como lo ha expresado el FNGE en su comunicado del 28 de agosto, donde apunta: “Desconocer la campaña, el proceso y los resultados electorales, si no es restituido el orden constitucional, cuyo fundamento básico es reinstalar en el cargo al legítimo Presidente Constitucional José Manuel Zelaya Rosales”. Esto es de vital importancia. Si Zelaya no es restituido, sería un grave error participar o no boicotear decididamente las elecciones golpistas. Para que el boicot sea efectivo debe ser un BOICOT ACTIVO, es decir, debe ir acompañado de bloqueo de carreteras, piquetes masivos en todos los colegios electorales, para evitar que el puñado de gente que pueda estar a favor del golpe, acceda a las urnas, y con ese puñado traen de legitimar la elección.
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El boicot debería ser organizado por el frente, explicándolo masivamente. El pueblo se puede organizar en comités por barrio, ¡cada barrio un comité del Frente! Los comités pueden reunirse frecuentemente para analizar y discutir los pasos y las acciones.
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Estas reuniones de los comités de barrio pueden intercalarse con las marchas. Puede haber una asamblea de comité un día y al otro una marcha, por ejemplo. Cada comité enviaría a un representante para una coordinación regional de comités.
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Cada comité regional debería enviar a sus representantes o delegados a una Coordinación departamental de comités y cada comité departamental enviaría delegados a una Coordinación Nacional de comités. En cada nivel de comité se exponen los problemas y las ideas del movimiento y se toman decisiones democráticamente. Las discusiones que se lleven en la dirección del Frente, se pueden transmitir a todos los niveles de comités, así, cuando sea necesaria una acción, se puede organizar rápida y correctamente.
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Todos los comités a todos los niveles, deberían asegurar el control democrático de sus representantes a través de los puntos sencillos que se proponen a continuación:
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Cada representante deberá ser elegido en asamblea democrática.
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Revocabilidad en cualquier momento si la asamblea democrática así lo decide.
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Además, seguir usando como hasta ahora la valiosa colaboración de Radio Globo, Radio Progreso y Canal 36. Los comités pueden actuar como motores para agitar en los barrios, las regiones, los departamentos en contra de las elecciones golpistas, convencer a los trabajadores hondureños y sus familias de que no vayan a votar si es que no se reinstala a Zelaya. Se pueden imprima folletos, volantes, explicando ideas claras del por qué se deben boicotear las elecciones golpistas. Los comités tendrían vigencia para la organización del pueblo en esta revolución, más allá de la organización ante el problema del boicot.
Es muy probable que Partido Liberal se escinda. Esto le dará una formalización a las divisiones en el seno de la clase dominante. La fracción Zelayista del partido Liberal participa en el FNGE e intentará imponer su programa político que se limita al marco del capitalismo.
El movimiento obrero y campesino se ha unificado poderosamente demostrándolo en la práctica masivamente en las calles. Es decir, tenemos a una burguesía liberal dividida y a una clase obrera unificada con el campesinado pobre. Eso coloca en posición de ventaja al movimiento de los trabajadores. Es posible que ante el proceso electoral, Zelaya apoye al candidato independiente Carlos H. Reyes en las elecciones, —si es que se llevan a cabo—, esto sería un elemento favorable en la ecuación, aunque aún está por verse si realmente lo apoyará o no.
La fuerza del movimiento está en las masas que confían en Zelaya. Hacer un Frente único entre el movimiento obrero y campesino con la escisión liberal, contra la dictadura oligárquica y el imperialismo, es una situación justificable, positiva y defendible durante esta coyuntura. En la práctica esto es lo que ha hecho el FNGE estos 69 días.
El tema fundamental radica en que, una cosa es enfrentar la coyuntura de la lucha contra la dictadura, y otra es el restablecimiento de las relaciones sociales de producción; no hay que confundir las bacterias con la enfermedad. Es decir, de no romper con el capitalismo, la contradicción capital – trabajo prevalecería, es decir, prevalecería la explotación de la fuerza de trabajo y todas las contradicciones del sistema capitalista.
Lo que la revolución necesita no es la fusión orgánica del movimiento obrero y el campesinado pobre con la escindida y burguesía liberal, lo que la revolución proletaria necesita es una implacable política de independencia de clase. La defensa de la democracia burguesa, pasa intrínsecamente por la defensa de la sociedad dividida en clases. Así, la fracción proletaria de la dirección del FNGE, debería evitar a toda costa diluir la independencia de clase del movimiento obrero en la lucha por el restablecimiento de la “constitucionalidad” burguesa. Eso sólo prepararía una trampa mortal que colocaría al movimiento en riesgo de nuevas desgracias y derrotas. Lo que es justificable coyunturalmente, es decir, el Frente único contra la dictadura en alianza con la burguesía liberal, puede convertirse en un riesgo de raíz de la revolución proletaria. No puede haber una “revolución democrática” suspendida en el aire sin las contradicciones del capitalismo.
Mantenerse políticamente independiente y luchar por construir un partido obrero, esa debería ser la tarea histórica de la fracción proletaria del Frente en este periodo. Sin duda la revolución es una ecuación compleja. La llave está en la dirección del movimiento, en una correcta estrategia basada en un análisis correcto, de clase, dialéctico, internacionalista.
Sea lo que fuere, nada volverá a ser igual. La revolución ha irrumpido con una fuerza colosal, trastocando todo el orden burgués. Se abrirán oportunidades para que los trabajadores tomen el poder. El reto principal es seguir construyendo la dirección del movimiento, una dirección que sea capaz de construir un partido obrero que canalice la fuerza de las masas hacia la transformación socialista de la sociedad. El punto es, que una dirección no se improvisa, por tanto, el proceso va a seguir teniendo avances y retrocesos, incluso periodos donde la reacción levante la cabeza.
Pero lo importante es que el movimiento va ganando. Si retiran a Micheletti será como producto de la debilidad del golpe, por tanto de la fuerza de las masas del pueblo hondureño, sería un triunfo muy importante, pero, un triunfo peligroso, ya que cambiarían al gato por el tigre. La trampa del Plan Arias, sólo busca celebrar unas elecciones "legítimas" que le den el triunfo al Partido Nacional, para así poder continuar con el proceso contra revolucionario que intente cortar, inhibir, interrumpir el proceso revolucionario.
De darse la caída de Micheletti, lo mejor sería que Zelaya apoyara la candidatura de Carlos H Reyes. Sin embargo, EN EL MOVIMIENTO PERVIVEN POSICIONES ENCONTRADAS, RESPECTO A LAS ELECCIONES DEL 29 DE NOVIEMBRE, NO HAY UNA POSICIÓN UNIFICADA SOBRE SI ¿BOICOTEAR O PARTICIPAR? LA POSICIÓN FORMAL DEL FNGE ES HACIA EL BOICOT, PERO HAY SECTORES DEL MOVIMIENTO, SOBRE TODO LOS ELEMENTOS AJENOS A LA CLASE OBRERA, ES DECIR, LA BURGUESÍA LIBERAL CERCANA A ZELAYA, QUE ESTÁN POR LA PARTICIPACIÓN EN LAS ELECCIONES DE LOS GOLPISTAS CON EL “ARGUMENTO” DE QUE NO ES POSIBLE EL BOICOT. Información de La Jornada de finales de agosto: “Líderes del PL cercanos a Zelaya se han registrado como candidatos a diputados y alcaldes bajo las siglas del izquierdista partido Unificación Democrática (UD), cuyo candidato presidencial, César Ham, es más cercano que Reyes a Zelaya. “Tenemos que participar. De lo contrario nos va a pasar lo que a la derecha retrógrada venezolana, que no fue a elecciones después de haber ganado un referéndum y dejó solo a Hugo Chávez en la Asamblea Nacional”, decía Ham en los días de intensas negociaciones con los liberales que se integrarían a sus listas. “Para Carlos Eduardo Reina, dirigente liberal cercano a Zelaya, el boicot no es siquiera una opción: “Ni el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, armado en las montañas, pudo boicotear elecciones. Eso es muy difícil.”
HAY NOTICIAS DE QUE EL FNGE HA OFRECIDO LA CANDIDATURA PRESIDENCIAL A LUIS ALFONSO SANTOS, ÚNICO OBISPO CATÓLICO QUE SE OPUSO AL GOLPE. Es decir, la potencial caída de Micheletti colocará al movimiento ante decisiones vitales, que determinarán el desarrollo ulterior de los acontecimientos.
Si se instala Zelaya y no es necesario boicotear las elecciones golpistas, el siguiente paso importante sería evitar que llegue un gobierno del Partido Nacional, que sería un nuevo títere del imperialismo.
Aunque las masas reinstalen a Zelaya, los golpistas harán todo por organizar las elecciones para intentar que gane el Partido Nacional, es decir, prepararán el fraude electoral. Por tanto, el movimiento se tendría que volcar a preparar la elección combatiendo el fraude, evitar el fraude, vencer al fraude. La mejor perspectiva es que Zelaya apoyara la candidatura de Carlos H. Reyes y en las asambleas del Frente se debería defender decididamente esta candidatura. Por tanto el punto de ataque, tras la reinstalación de Zelaya bajo la trampa del Plan Arias y con un candidato elegido en asamblea democrática, la táctica estaría centrada en la lucha contra el fraude electoral.
Si EUA mantiene el respaldo a Micheletti, lo cual en todo caso no puede ser indefinido, se profundizaría la represión aún más y se seguiría apostando al desgaste del movimiento. De hecho la Operación Tundra sigue asesinando selectivamente a los activistas más visibles. Hasta ahora esta no es la perspectiva más probable y no se ve una salida a través de la represión masiva mortal como en los años 80, cuando mataron a miles de militantes del Partido Comunista Hondureño.
En estos momentos el movimiento no sólo puede vencer a los golpistas, puede insertarse a un mayor nivel en el proceso de revolución continental apoyándose y a la vez empujando a las revoluciones en Venezuela, Ecuador y Bolivia. ¡Hay que aprovechar al máximo el flujo del movimiento y derribar a la dictadura, porque el movimiento no se puede mantener siempre a la ofensiva! Con una estrategia correcta y los mecanismos políticos y organizativos para llevarla adelante, sería relativamente sencillo pasar de página del golpe del 28 de junio. La Corriente Marxista Internacional ha propuesto una estrategia que puede llevar al movimiento a la victoria y puede verse en este link Volante: Honduras ¿Cuál es la estrategia que puede llevar al movimiento a la victoria?
Lo más importante es que hace falta fortalecer orgánicamente una dirección, un partido, que de cause a la enorme energía de la clase trabajadora, que tiene todo el derecho de vencer.