Subte: ¿Qué cambia la proclamación de un nuevo sindicato?

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Cerca del 70% de los trabajadores del Subte se pronunciaron en un referéndum celebrado entre el 5 y el 12 de febrero a favor de romper con la Unión Tranviaria Automotor (UTA) y formar un sindicato aparte. Este referéndum fue impulsado por los integrantes del anterior Cuerpo de Delegados que perdieron sus posiciones sindicales tras celebrarse unas elecciones fraudulentas amañadas por la burocracia de la UTA en diciembre pasado, donde sólo votó el 8% de los trabajadores.

Cerca del 70% de los trabajadores del Subte se pronunciaron en un referéndum celebrado entre el 5 y el 12 de febrero a favor de romper con la Unión Tranviaria Automotor (UTA) y formar un sindicato aparte.

Este referéndum fue impulsado por los integrantes del anterior Cuerpo de Delegados que perdieron sus posiciones sindicales tras celebrarse unas elecciones fraudulentas amañadas por la burocracia de la UTA en diciembre pasado, donde sólo votó el 8% de los trabajadores.

Los trabajadores del Subte y los dirigentes clasistas que dirigieron el Cuerpo de Delegados durante cerca de 7 años, sufrieron un acoso feroz en todo este tiempo por parte de la empresa METROVÍAS (Grupo Roggio) y por la burocracia sindical de la UTA, que se maneja como un grupo mafioso con agresiones físicas, llamados intimidantes, amenazas de muerte, etc., y saquea los recursos del sindicato y de la Obra Social para que sus integrantes vivan como reyes.

Los obreros del Subte obtuvieron conquistas históricas y sus dirigentes se convirtieron, con justicia, en los referentes clasistas más importantes de los últimos años. Consiguieron la jornada de 6 horas, aumentos de sueldo significativos y la eliminación de casi todas las empresas tercerizadas.

En los últimos años la presión de la burocracia del gremio de la UTA se hizo insoportable. Todas las luchas emprendidas por los obreros del Subte tuvieron su oposición frontal, alineándose sin rubor con la empresa. Se impidió a los delegados del Subterráneo  negociar el convenio colectivo de trabajo, obligando a los trabajadores a aceptar los acuerdos impuestos por arriba por los dirigentes de la UTA y METROVÍAS. Quisieron desaforar al Cuerpo de Delegados y expulsar a sus integrantes del gremio en un congreso fantasma de la UTA, que fue levantado a última hora.

A lo anterior debe añadirse la existencia de una patota permanente de 60 sujetos armados, amparados por METROVÍAS, que recorren las instalaciones del Subte para amenazar y golpear a los delegados y activistas obreros.

Pero nunca pudieron doblegar a los trabajadores del Subte ni a sus dirigentes, por una sola razón: porque cada ataque fue respondido con luchas y huelgas masivas o con amenazas de llevarlas a cabo.

Por eso tuvieron que recurrir al fraude electoral descarado, con la complicidad del gobierno, para imponer un nuevo Cuerpo de Delegados adicto.

Por todo esto, al hacerse imposible que los obreros del Subte ejerzan sus mínimos derechos democráticos y la gran mayoría de ellos expresara su voluntad de formar un gremio nuevo sustentado en los principios de la democracia obrera, apoyamos la iniciativa tomada de formar un gremio aparte de la UTA dentro del Subte.

El peligro del "escisionismo" y de la atomización sindical

Existe un peligro en la situación y es que, tomando como ejemplo al Subte, surja la tentación en los activistas obreros de otras empresas y sectores de escindir los gremios de la CGT y la CTA y formar pequeños sindicatos "rojos".

Eso nos parecería un gravísimo error. Nos oponemos a escindir los sindicatos porque separan a los obreros más concientes y avanzados de la masa de trabajadores. En realidad, la burocracia sindical saldría beneficiada con eso porque se liberaría de la presencia incómoda de los activistas sindicales más avanzados y resueltos, fortaleciendo su posición sobre la mayoría de los trabajadores que permanecerían en las estructuras sindicales tradicionales.

El caso del Subte es excepcional y así debe ser visto. Primero, porque no fue un pequeño núcleo de activistas, sino la gran masa laboral de la empresa quien decidió salirse del sindicato. Segundo, porque no había tradición de luchas comunes de colectiveros y trabajadores del subterráneo, por lo que la salida de los obreros del Subte de la UTA no dañaría esencialmente la unidad y solidaridad de ambos sectores de la clase obrera; al menos, no más que antes de la escisión de la UTA. Por último, la prolongación del conflicto con la burocracia de la UTA, sin un final claro a la vista y con el ingreso del nuevo Cuerpo de Delegados propatronal, tenía el riesgo de desatar un proceso de apatía, disgregación y desmoralización en el seno de la masa de trabajadores y, particularmente, en el núcleo de activistas obreros más comprometido, que podrían mermar decisivamente la capacidad de respuesta y resistencia de los trabajadores ante futuros ataques y despidos, que se habrían cebado contra este núcleo de activistas obreros, haciendo retroceder décadas el nivel de organización clasista que se habían dado los obreros del Subte.

Una organización independiente permitiría reagrupar al activismo y dotar de una estructura organizativa a la mayoría de los obreros del Subterráneo, comenzando por elegir su propia representación paralela al margen de los delegados sindicales burocráticos, para organizar la resistencia y la lucha y para tener la posibilidad cierta de recuperar el Cuerpo de Delegados, sobre la base del fallo judicial de la Corte Suprema que habilitaría esa posibilidad por fuera de la UTA.

¿Un resultado inevitable?

No obstante, aunque apoyamos la formación del sindicato por las consideraciones expresadas anteriormente, en modo alguno puede concluirse que este resultado sea el más deseable desde el punto de vista de los intereses de la clase obrera. Estos intereses exigen la confluencia en una misma organización sindical de todos los trabajadores del transporte (inclusive de los ferroviarios) porque eso incrementaría la fuerza de los trabajadores de este sector en la lucha por sus reivindicaciones, reforzaría su identidad de clase como trabajadores asalariados y el lanzamiento de medidas de solidaridad entre todos los integrantes del gremio.

Desde hace varios años habíamos venido planteando la necesidad de que los dirigentes obreros del Subte impulsaran una corriente sindical opositora dentro de la UTA que tratara de agrupar a todos los activistas clasistas opuestos a su conducción, incluidos los colectiveros. Eso habría tenido un impacto indudable en el interior de la UTA y habría galvanizado a una capa de trabajadores de colectivos que habrían visto una referencia honesta donde mirar, y habría permitido a los trabajadores del Subte, aunque fuera parcialmente, salir de su aislamiento dentro de la UTA y permanecer en su interior en una posición más fuerte. Lamentablemente, nunca se intentó esta táctica.

Lanzar una campaña de solidaridad

En cualquier caso, la formación de un sindicato nuevo no resuelve el problema de la burocracia sindical de la UTA. Esta va a seguir presente en el Subte, aun cuando sólo tenga un número mínimo de afiliados. Hay que estar prevenidos contra las provocaciones y ataques de la burocracia, la empresa y el gobierno contra el nuevo sindicato y sus dirigentes. Tratarán por cualquier medio de erradicar el activismo clasista de la empresa, por lo que sigue siendo necesario oponer una política inteligente y audaz para enfrentar a estos enemigos.

Es necesario que los obreros del Subte batallen por fortalecer sus puntos de apoyo dentro del movimiento obrero, tanto en los gremios de la CGT como de la CTA. También consideramos necesario que se vuelquen a los barrios obreros de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, donde viven el 90% de los usuarios del Subte, para organizar, con el apoyo de las organizaciones populares y de izquierda, diferentes actividades: charlas, proyecciones, volanteadas, carteladas, etc. para defender el transporte público digno y seguro y forjar verdaderos lazos de solidaridad con las familias trabajadoras para mejor enfrentar la campaña venenosa de los medios de comunicación burgueses contra los obreros del Subte y su nuevo sindicato.

La CTA

Teniendo en cuenta que la burocracia cegetista jamás aceptaría la legalidad del sindicato ni su integración en la CGT, nos parece correcta la decisión de integrar el nuevo gremio dentro de la CTA.

Las críticas de los grupos sectarios contra esta decisión, y su defensa de que el sindicato del Subte permanezca aislado de las organizaciones sindicales de masas, están fuera de lugar y demuestran su alejamiento del marxismo. La CTA es una organización de masas y pertenece a la clase, no es la propiedad de un grupo de burócratas, como tampoco debe serlo la CGT. Defendemos organizaciones sindicales lo más amplias y masivas posibles que integren a la mayor cantidad posible de trabajadores de las actividades laborales más variadas. Esa es la mejor manera de asegurar la unidad de la clase obrera, de reforzar la conciencia y la solidaridad de clase de los trabajadores, y de mantener los vínculos entre los sectores más avanzados y los más retrasados políticamente de la clase.

Tareas y desafíos

Los obreros del Subte se disponen a dar un importantísimo paso como es organizar su propio gremio, pero sería un error hacer un fetiche del mismo. El mayor peligro reside en quedar encerrados dentro del propio Subte.

Decenas de miles de trabajadores de todo el país, comenzando por muchos de los afiliados de base del UTA, los miran como un punto de referencia. Sería una buena iniciativa que los compañeros publicaran una Carta Abierta al conjunto del movimiento obrero donde explicaran las razones que los llevaron a dar este paso y alentaran al conjunto de la clase a organizarse para reclamar estructuras democráticas en los gremios y a unirse en una corriente sindical nacional clasista y democrática que se proponga trabajar dentro de la CGT y la CTA, que supere la malograda experiencia del Movimiento Intersindical Clasista (MIC).