El Paro debe ser convocado con la estrategia de echar al gobierno. Esto porque, justamente, García expresa la pobreza, el desempleo, la corrupción, la inmoralidad, la incapacidad, la sumisión a la “directiva de retorno” de la UE, la entrega de nuestra patria al imperialismo y los capitalistas, y por lo tanto la humillación de nuestro pueblo.
Las masas están organizándose en la Coordinadora Política Social (CPS), Comités por el Paro, Frentes, etc. para paralizar el país el 9 de Julio contra la política neoliberal del gobierno aprista. Aunque en Lima hay limitaciones con el sector transporte (conservadores), en el resto del Perú (salvo algunas excepciones como Puno o Tacna), será contundente. Hay reuniones por doquier. No obstante, dentro de las bases existe incertidumbre con respecto a ¿Y después del Paro qué? Para los compañeros reformistas el Paro debe servir para exigirle a García que cumpla sus promesas. Para los marxistas el Paro debe servir para derrocar a García.
Los que defienden la idea de que el Paro “ciudadano” debe ser organizado con la estrategia de negociar con el gobierno argumentan que no existe la correlación de fuerzas necesaria para echar a García. Dicen, que la negociación con el régimen ayudara para la acumulación de fuerzas y luego pensar en la caída del APRA. Por eso manifiestan que el Paro debe servir para exigirle a García que cumpla con sus promesas de campaña.
Nosotros, los marxistas, preguntamos a estos compañeros ¿Si es cierto que la correlación de fuerzas no esta del lado del pueblo, entonces como se explica el Moqueguazo? Inmediatamente se quedan perplejos. No saben qué responder. Pero sacan un as bajo la manga. “Ah, pero es que ellos tienen el poder en sus manos. Están en el gobierno, tienen todo el sistema bajo su control (incluido los medios de prensa). Y además el pueblo de Moquegua no luchó por el poder político sino por una cuestión democrática”.
Hay algo de cierto en lo que dicen. El Moqueguazo comenzó por una cuestión democrática (mejor distribución del canon minero), pero estos compañeros se olvidan que, por su propia dinámica, este movimiento desembocó, en la acción, en un levantamiento social que terminó arrodillando a 60 policías y a Alberto Jordán, Jefe de la Unidad Policial del Sur. Y si el Estado burgués estaba arrodillado, ¿Quién gobernaba en Moquegua?, ¿el APRA, la derecha? Ninguno. Durante estos 10 días de levantamiento, fue el pueblo el que se autogobernaba a través del Frente de Defensa y sus Comités de Autodefensa (integrado por reservistas), etc.
Es por esta razón que la derecha pedía mano dura. Exigía meter bala a los revoltosos. No podía creer que decenas de miles de pobres “harapientos” habían despertado de su letargo y estaban decidiendo la vida política de la región. Y tenían razón para estar asustados porque en la práctica (la realidad concreta), el pueblo tenía el poder. Pero no era conciente de esto y además no existía la dirección que desarrollara esta conciencia política en las masas. En otras palabras, el Moqueguazo demostró que la correlación de fuerzas es a favor de los trabajadores.
Por otro lado, la excusa reformista de convocar al Paro para exigirle a García que cumpla con sus promesas no tiene nada que ver con una política clasista sino idealista. Esto lo afirmamos porque el carácter del gobierno es pro burgués e imperialista. Esta entregado hasta el tuétano a las transnacionales. En dos años de gobierno a demostrado a través de los DL 1015, ingreso de las tropas yanquis, privatización de los puertos, etc. construir el tercer piso del neoliberalismo en el país. Entonces, pedirle a García que cumpla con sus promesas es como pedirle peras al olmo.
Por estas razones, para los verdaderos socialistas revolucionarios, el Paro debe ser convocado con la estrategia de echar al gobierno. Esto porque justamente García expresa la pobreza, el desempleo, la corrupción, la inmoralidad, la incapacidad, la sumisión a la “directiva de retorno” de la UE, la entrega de nuestra patria al imperialismo y los capitalistas chilenos, y por lo tanto la humillación de nuestro pueblo.
La experiencia demuestra que los diálogos y abrazos con el régimen han sido vistos por la derecha como una muestra de debilidad y a fortalecido a la misma para salir a la ofensiva. Estos son los resultados políticos de las combativas Jornadas del 11-J y el 8-N.
Así las cosas, la caída del gobierno por la fuerza organizada del pueblo le da al movimiento de los trabajadores una perspectiva de poder revolucionario. De esta manera, el Moqueguazo se convertirá en un Peruanazo. Fortalecerá a nuestro pueblo orgánica, moral, políticamente e ideológicamente.
Y con esto no estamos inventando la pólvora. Solo estamos llevando a la práctica las lecciones de Lenin, el líder de la victoriosa revolución rusa de 1917 (y en ese entonces no existía el campo socialista).
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