Decenas de miles de trabajadores, desocupados y jóvenes salimos hoy a la calle para decir ¡basta! a este gobierno hambreador del pueblo. El nivel de pobreza alcanza ya al 55% de la población y el nivel de indigencia al 26%. La desocupación de millones de trabajadores, los bajos salarios, los subsidios miserables y la carestía de la vida dejan a millones de familias trabajadoras con el mínimo sustento para alimentar a sus familias, agravando la penuria y la miseria que se extiende por toda la sociedaciedad. Decenas de miles de trabajadores, desocupados y jóvenes salimos hoy a la calle para decir ¡basta! a este gobierno hambreador del pueblo. El nivel de pobreza alcanza ya al 55% de la población y el nivel de indigencia al 26%. La desocupación de millones de trabajadores, los bajos salarios, los subsidios miserables y la carestía de la vida dejan a millones de familias trabajadoras con el mínimo sustento para alimentar a sus familias, agravando la penuria y la miseria que se extiende por toda la sociedad.
El sistema capitalista, es decir, el sistema basado en el control de los recursos productivos del país por un puñado de banqueros, multinacionales y grandes capitalistas y estancieros argentinos demostró sobradamente su bancarrota en la Argentina. Ellos son los responsables directos de la situación de miseria, hambre y sufrimientos que soportamos las familias trabajadoras en nuestro país. La crisis se precipitó, no solamente porque robaron los políticos burgueses corruptos, sino porque los grandes capitalistas nacionales y extranjeros sacaron su capital de la Argentina buscando mayores beneficios multimillonarios afuera del país. Mientras que mueren decenas de niños por desnutrición, los grandes hacendados agrícolas argentinos ganan miles de millones de pesos. Mientras que millones de familias trabajadoras tienen enormes dificultades para llegar a fin de mes, las empresas privatizadas y el gobierno Duhalde amenazan con subas de tarifas de un 20-30% en las próximas semanas para aumentar sus beneficios privados. Vemos así, una vez más, cómo la propiedad privada de los grandes capitalistas va contra las necesidades y los intereses de la mayoría de la población.
Pero, ¿es que no existe otra salida? Nosotros afirmamos que sí. Decimos que es mentira que en la Argentina no sea posible vivir y trabajar de otra manera. Argentina produce anualmente comida para alimentar a más de 200 millones de personas. ¿Cómo es posible, entonces, que los niños mueran por desnutrición y haya tanta gente pasando hambre y necesidades en nuestro país? Porque las estancias, los campos, las haciendas, los ingenios, las lecherías y las fábricas que producen todos esos alimentos están en manos, son propiedad, de un puñado de grandes capitalistas, que prefieren exportar la mayor parte de esa comida fuera del país obteniendo con ello miles de millones de dólares de beneficios, en lugar de alimentar al pueblo trabajador con mercaderías baratas y accesibles a todo el mundo.
En los grandes bancos se acumulan miles de millones de dólares que permanecen ociosos rindiendo enormes rentas a los burgueses, en lugar de ser utilizados para levantar el país y para devolver su dinero a los pequeños ahorristas estafados. Grandes empresarios nacionales, como Pérez Cómpanc, prefieren vender sus industrias petroleras a multinacionales extranjeras, como Petrobas, por 1.100 millones de dólares antes que poner la nafta y el combustible a disposición del pueblo que las necesita. Se calcula que los grandes empresarios y banqueros argentinos tienen depositados 150.000 millones de dólares en cuentas en el extranjero, cuando ese dinero, que fue extraído a los obreros argentinos durante años de duro trabajo, tendría que estar acá para construir fábricas, para dar trabajo a los obreros, para construir escuelas, hospitales, rutas y abrir las minas cerradas.
Es necesario decir a la clase obrera la verdad. La única forma de resolver nuestros problemas es con la expropiación de los banqueros y capitalistas argentinos y extranjeros, y después unirse con el resto de los trabajadores y campesinos de América Latina en una federación socialista. Combinando los colosales recursos del continente sería posible no sólo eliminar las causas de la desocupación y la pobreza, también sería posible encaminarse rápidamente en dirección al socialismo y a una vasta revolución cultural y social. La lucha de los trabajadores por el socialismo recibiría así un impulso gigantesco en todo el mundo. En estas circunstancias, el imperialismo internacional se quedaría paralizado e incapaz de intervenir. Al contrario, los imperialistas se enfrentarían a enormes convulsiones en sus respectivos países.
Hay que ganar a la mayoría de la clase obrera argentina para este programa. Teniendo en mente esta perspectiva, las organizaciones piqueteras, los sindicatos clasistas y la izquierda deben unificar sus luchas y reclamos, como insistentemente están demandando miles de activistas obreros, juveniles y asambleístas: por trabajo genuino para los desocupados con un salario decente, contra la suba de tarifas, por la formación de Comités de Fábrica en cada empresa para luchar por mejores salarios, condiciones de trabajo y contra los despidos, explicando la necesidad del poder obrero. Hay que fortalecer también las asambleas populares y organizar a través de ellas la lucha por la dignificación de nuestros barrios. Por último, habría que llamar a la convocatoria de un congreso nacional de comités de fábrica, organizaciones piqueteras y asambleas populares, compuesto por representantes de los mismos, para que dicho congreso tome el control de la sociedad y comience el camino de la transformación social. Sí o sí, esta es la única alternativa que tiene la clase obrera argentina y de toda América Latina para salir de la barbarie capitalista.
¡UNÍTE A LOS SOCIALISTAS REVOLUCIONARIOS DE EL MILITANTE PARA LUCHAR POR UNA ARGENTINA SOCIALISTA Y POR UNA FEDERACIÓN SOCIALISTA DE AMÉRICA LATINA!