¡Preparar la huelga general e imponer un gobierno obrero y de los trabajadores!
La crisis económica, social y política que atraviesa a la argentina, no es más que la crisis del capitalismo argentino sumido en la crisis mundial.
La subordinación al Fondo Monetario y el consiguiente deterioro de las condiciones de vida y trabajo para la mayoría de los y las trabajadoras es parte de la respuesta que da el gobierno del Frente de Todos a la crisis. No encuentra otro camino que aceptar las pautas que no son más que un plan de guerra contra nuestra clase.
Los empresarios imponen salarios de hambre, flexibilización laboral, crisis sanitaria y de vivienda y la pobreza raya el 40% de la población, mientras que el 55% de la economía es informal.
Mientras la crisis política no para, producto entre otras cosas de la corrida del dólar blue que alcanzó los $497 el 25 de abril, impactando en los alimentos de la canasta familiar como podemos ver en las góndolas.
El gobierno acusa al conjunto de la oposición de centro derecha y derecha por generar la corrida del dólar y éstos se ponen de costado diciendo que el gobierno hace todo al revés.
Mientras juegan al pin pon de las responsabilidades, los de bajo somos quienes soportamos las condiciones de hambre. Mientras que la rabia, la ira, el odio de clase a los representantes parlamentarios y a los capitalistas se van acumulando en nuestros músculos y cabezas.
Por su lado la dirección de la CGT no hace olas para no obstaculizar las “medidas” que el gobierno intenta aplicar para contener un posible desborde y deja correr el ajuste.
Los “rebeldes” dirigentes ante tamaña ofensiva elaboraron un documento planteando su preocupación por la situación económica que se agrava paulatinamente. Pero va dejando en claro ante los ojos de los de abajo que de los dichos a los hechos hay un largo camino.
Después tenemos a los más afines de la CTA y de la Corriente Federal de la CGT, que hasta el momento nada hicieron.
Lo que debemos discutir es que, con solo la presión a los delegados de base, a las juntas internas o cuerpos de delegados de la burocracia, no alcanza. Debemos dar un paso más, levantar y organizar las banderas de asamblea por taller y oficina, por empresa y escuela, en cada barrio y tomar la lucha y su organización en nuestras manos.
Tenemos que decir basta a los atropellos de las patronales y decirles a nuestros delegados o jefes sindicales que con las palabras no hacemos nada. La auto organización obrera es el camino para quebrar la traición de la burocracia sindical.
Que las asambleas vayan definiendo un plan de lucha y que las mismas resuelvan la elección de delegados revocables en cualquier momento si no cumplen con lo resuelto.
Debemos dar un paso más, que se prepare la coordinación sectorial, barrial o regional hasta ir imponiendo una organización por abajo a nivel nacional que lleve adelante estas tareas.
Es necesario combinar la lucha por reformas con una lucha contra el reformismo, A la colaboración de clases debemos oponerle la lucha por la independencia política de nuestra clase.
Debemos dar una batalla política señalando las limitaciones de la lucha puramente sindical y explicar la necesidad de la toma del poder político por parte de la clase obrera.
¡Hacia un Partido de Trabajadores y un Gobierno propio!
¡Abajo el capitalismo!