El Rojo 2006 Mexicano

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México vive uno de los episodios más importantes en su historia moderna de la lucha de clases. En el último periodo hemos visto a millones de seres humanos rompiendo la rutina y entrando en la escena política tratando de tomar el control de sus vidas en sus manos. El proceso iniciado tras el fraude electoral del 2 de julio significó un cambio total de la situación en nuestro país: la obstinación del régimen para imponer a toda costa a Felipe Calderón en la silla presidencial se transformó en la gotagota que colmó el vaso y sacó a la superficie todo el odio acumulado entre las masas obreras y campesinas a consecuencia de una política implementanda por la burguesía, que se ha traducido en una mayor miseria al lado de una descomunal concentración de ri

El Nuevo Gobierno de Calderón y las Perspectivas para la Revolución

México vive uno de los episodios más importantes en su historia moderna de la lucha de clases. En el último periodo hemos visto a millones de seres humanos rompiendo la rutina y entrando en la escena política tratando de tomar el control de sus vidas en sus manos. El proceso iniciado tras el fraude electoral del 2 de julio significó un cambio total de la situación en nuestro país: la obstinación del régimen para imponer a toda costa a Felipe Calderón en la silla presidencial se transformó en la gota que colmó el vaso y sacó a la superficie todo el odio acumulado entre las masas obreras y campesinas a consecuencia de una política implementanda por la burguesía, que se ha traducido en una mayor miseria al lado de una descomunal concentración de riquezas en un puñado de empresarios y banqueros.

Los acontecimientos desarrollados a partir de la lucha contra el fraude electoral y los desatados tras la lucha del magisterio y la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO) no son un producto aislado ni espontáneo en la lucha de clase. Todo lo contrario, son resultado de las contradicciones exacerbadas a lo largo de dos décadas y media de recortes y ajustes salvajes a los niveles de vida de los trabajadores del campo y la ciudad. Años en los que la burguesía nacional e imperialista estrujó al máximo a las masas trabajadoras por medio de privatizaciones, ataques a los salarios y a los derechos laborales, desempleo masivo, eliminación de subsidios para el campo, recortes al gasto social en educación, salud, vivienda popular, etcétera.

De esa forma la burguesía transformó a México en un verdadero infierno para los millones de desposeídos y en un paraíso para los banqueros, empresarios e inversores. El marxismo nos enseña que la sabia del capitalismo son los beneficios y que en aras de los mismos la burguesía está dispuesta a hacer todo lo que necesita sin importar qué tan lejos tenga que ir. Este principio básico de la economía capitalista adquiere especial relevancia en periodos de crisis en los que la burguesía, como condición para reproducirse como clase social, se ve obligada a clavar con mayor energía su rodilla sobre la clase trabajadora.

¿Cuál ha sido la situación del capitalismo mundial, y por consecuencia del mexicano, tras el fin, a mediados de los años 70, del prolongado boom económico iniciado en 1948, poco después de la culminación de la II Guerra Mundial? Desde que finalizó el boom económico de posguerra el capitalismo mundial sólo ha experimentado limitados períodos de auge económico al lado de crisis cada vez más profundas y extensas. Atrás han quedado los años dorados y el capitalismo mundial ahora es un anciano decrépito que va de crisis en crisis y que únicamente se mantiene en pie ante la falta de un partido revolucionario de masas capaz de llevar al proletariado al poder y eliminar la propiedad privada sobre los principales medios de vida. El capitalismo ya es un sistema obsoleto. Esta realidad es totalmente cierta en las naciones desarrolladas donde, por ejemplo, en Europa Occidental tras haber logrado una situación de casi pleno empleo durante el boom de posguerra, ahora hay más de diez millones de desempleados. Los Estados Unidos, la nación capitalista más poderosa del planeta, tienen a más de ¡25 millones de seres humanos viviendo en la pobreza más atroz!

Y qué decir de los países atrasados como México: todas esas naciones han sido empujadas a una situación de barbarie cancelándose bajo el capitalismo toda posibilidad de una vida digna.

Durante décadas, entre 1935 y 1982, la economía nacional creció en un ritmo anual del 6%. Pero todo eso ha quedado en el pasado. Si antes era insuficiente, ahora las cosas son peor: a lo largo del sexenio de Salinas la economía creció tan sólo 3.90% y bajo Zedillo lo hizo en un 3.52%. Pero con Fox las cosas empeoraron al lograr el PIB un desarrollo de apenas el 2.2% a lo largo de los últimos seis años.

Para las masas trabajadoras todo ello ha significado una tragedia. Para tratar de compensar las pérdidas, la burguesía le ha hecho pagar a la clase trabajadora los efectos de la crisis. Un medio ha sido la política de choque salarial creada por Miguel de la Madrid y heredada por todos sus sucesores en la presidencia, incluido Fox. Debido a esta política, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos integrada por representantes del gobierno, de los charros sindicales y la patronal, fija como techo a la inflación proyectada como parámetro máximo para incrementar los salarios. Los ingresos de los trabajadores han sufrido un gran deterioro arrojándose como resultado el que los salarios reales de hoy en día tengan una capacidad de compra equivalente a la que se tenía en 1980. ¡Nuestro salario ha sufrido un retroceso de 26 años!

Pero por otro lado, a consecuencia de lo mismo, a lo largo de esos mismos años, dos terceras partes del fondo de salarios fueron transferidos al fondo de beneficios de los patrones. Medido en términos del PIB, mientras en 1970 la masa salarial poseía un monto equivalente al 40% del Producto Interno Bruto, ahora, en 2006, esa proporción sólo llega al 30%. Calderón y la burguesía no aplicarán un política distinta en el terreno salarial, por el contrario pretenderán profundizarla y, si lo permitimos, no nos deberá extrañar que a lo largo del nuevo gobierno esa cantidad con proporción al PIB continúe cayendo.

Para la burguesía la clave para lograr más beneficios ha sido reducir los costos de producción, y el ataque a los salarios ha sido un medio muy importante para lograrlo, pero no el único. También otra vía ha sido la precarización masiva del empleo, hoy son millones los trabajadores que laboran sin ninguna clase de prestación laboral. En el mismo tenor se encuentran los contratos colectivos de trabajo, los cuales han sido mutilados o de plano, muchos otros, destruidos. Tan sólo bajo el gobierno de Zedillo ese fue el destino del 70% de los contratos colectivos de todo el país.

Bajo la condición de atacar los niveles de vida y de trabajo, la burguesía ha podido sortear la tendencia hacia la baja de la economía. Incluso, la combinación de la reducción de los costos de producción con la apertura comercial gracias al Tratado de Libre Comercio (TLC) le dio a los "peces gordos" de la burguesía un tanque de oxigeno por medio de las exportaciones, transformándose estas en el sector más dinámico de la economía. Por ejemplo, durante el gobierno de Zedillo nuestro país se mantuvo algunos años entre las principales naciones exportadoras. Fue un periodo de verdadera bonanza para los "peces gordos" de la burguesía a cambio de enormes sacrificios para la clase trabajadora. Hoy en día mientras 543 grandes consorcios monopolizan el 80% de las exportaciones no petroleras, otras 20 mil pequeñas empresas sólo participan con el 4.69% de este tipo de exportaciones.

Con Fox se aplicó la misma receta, pero además empeoraron las cosas producto de un mayor estancamiento económico. Por ejemplo los dos primeros años de la primera administración panista la economía creció 0.2 y 0.8% respectivamente. Ya comentamos más arriba que el desarrollo del PIB logrado durante el foxismo fue inferior al logrado durante los dos últimos gobiernos priístas, Salinas y Zedillo respectivamente. Un producto de esta situación es el hecho de que el desempleo se incrementó significativamente al crecer en un 150% durante los seis últimos años.

Bajo este contexto las masas han sido empujadas por millones a la pobreza. A pesar de que las cifras oficiales reconocen sólo a unos 45 millones de personas en esta condición (cantidad que por sí misma ya es escandalosa) otros analistas hablan de 60 e incluso 70 millones de pobres en México.

Pero no todos han perdido, algunos, muy pocos, han salido ganando bastante. Por mencionar un ejemplo, tan sólo el 0.15% de la población total del país posee activos en la Bolsa de Valores Mexicana equivalentes al 30% del PIB. ¡Aproximadamente unos 160 mil burgueses, un poco más de lo que pueden albergar las gradas del Estadio Azteca, concentra una fortuna equivalente a casi una tercera parte de la riqueza que se genera en México! Al lado de una enorme miseria, se desarrolla un profundo proceso de concentración de riquezas.

Durante años la burguesía pudo avanzar en esa política sin muchos obstáculos de frente, no obstante gradualmente las cosas fueron cambiando, y la forma en que se han desarrollado las cosas en la lucha de clases en México nuevamente le dan la razón a Trotsky quien insistió en lo que él llamó el "proceso molecular de la revolución". Es decir, de acuerdo al gran dirigente bolchevique que junto con Lenin dirigió al proletariado ruso al poder en 1917, los trabajadores aparentemente resisten pasivamente los ataques. Pero, como se dijo, esta es sólo una cuestión aparente porque por debajo de la superficie se están acumulando fuertes tensiones y odio hacia el sistema hasta que, tarde o temprano terminan por manifestarse.

Y eso es lo que ha pasado en México, donde después de privatización tras privatización y de ataques de toda índole, los trabajadores saltaron a la escena dándose como resultado un gradual pero firme proceso de recuperación del movimiento obrero, expresándose en manifestaciones de descontento cada vez mas desarrolladas, especialmente por su carácter militante y de unidad en la lucha, evidenciando la disposición de los trabajadores para evitar que se les siga aplicando la misma política.

En el caso de Zedillo vimos como fueron derrotados por los trabajadores en las calles cada uno de sus intentos por privatizar a la industria eléctrica.

De hecho la incapacidad de la burguesía para seguir gobernado como lo había venido haciendo por décadas a través del PRI, fue lo que provocó que la clase dominante le retirara el apoyo a este partido y se lo otorgara al PAN para que ocupara la presidencia de la república. El PRI ya estaba agotado como instrumento de dominación y su estancia en el poder, dado que era el principal emblema de las políticas de choque lanzadas por el llamado neoliberalismo, ya era por sí mismo un factor de enorme tensión social al encarnar el odio de millones de trabajadores de la ciudad y el campo.

Con Fox, el cual llegó al poder gracias al decido apoyo de los empresarios, pero también como obra del vacío generado por la política titubeante del PRD y de Cuahutémoc Cárdenas, la burguesía pretendía sacarle presión a la olla de la tensión social y aprovechar la "luna de miel" de un sector de las masas producto de las expectativas ante el primer gobierno no priísta y sacar las tareas pendientes dejadas por el PRI, principalmente la privatización del sector energético, la eliminación de las conquistas restantes en la Ley Federal del Trabajo, hacer la "reforma fiscal" imponiéndole IVA a medicamentos y a alimentos, así como destruir el régimen de pensiones y jubilaciones de los trabajadores mexicano.

Pero el gusto duró poco tiempo transformando la miel en hiel y la borrachera de la burguesía se transformó en una fuerte resaca. De un año para otro, del 2000 al 2001, la economía cayó del 7 al 0.2% y el encanto terminó. Ante el descontento acumulado a lo largo del periodo anterior, esta recaída abrupta de la economía se transformó en un acicate y lanzó con más decisión a los trabajadores a la lucha.

Así vimos como cada intento de Fox por avanzar en las funestas "reformas estructurales" fue respondido con movilizaciones. De hecho Fox concluye su mandato sin poder aplicar los ataques más añorados por la burguesía y el imperialismo, los trabajadores se encargaron de impedírselo. Una excepción fue el ataque al régimen de jubilaciones y pensiones de los trabajadores del IMSS, caso en el que Fox logró su cometido. Sin embargo es necesario destacar que la explicación a este resultado no la podemos encontrar en la debilidad del movimiento de los trabajadores del IMSS para defender sus derechos, sino en la debilidad de su dirección que no quiso ir mas lejos pasando al terreno de la huelga. Cabe mencionar que esa lucha, totalmente militante por los trabajadores del IMSS, logró atraer un apoyo masivo por parte de los trabajadores de otros sindicatos. Los trabajadores del IMSS no lucharon solos, eso también les daba una enorme ventaja sobre Fox, no obstante la dirección sindical de este instituto desperdició la oportunidad para que se terminara imponiendo la voluntad de la clase trabajadora.

El hartazgo contra el régimen, además del frente sindical, encontró un cauce por medio del frente electoral. Las aspiraciones de las masas por transformar su realidad les presentó a las elecciones como un frente más para luchar contra la burguesía, poniendo sus miradas y expectativas en el PRD y en Andrés Manuel López Obrador (AMLO) como una alternativa. De este modo, dado el empuje de las masas, gradualmente AMLO fue transformado en el contendiente más serio de los partidos de la burguesía, el PRI y el PAN, y con posibilidades excepcionales para arrebatarles la presidencia tras las elecciones de julio.

Para la burguesía, el imperialismo y sus agentes, los principales de ellos Fox y Salinas, la fuerte posibilidad de que llegara la izquierda a la presidencia de la República representaba un verdadero peligro el cual había que neutralizar a toda costa. Los burgueses y el imperialismo sabían que si AMLO llegara al poder las fuertes demandas de las masas y sus enormes presiones lo podrían empujar a aplicar una política que chocara con sus intereses. La burguesía se miró frente al espejo de la oligarquía venezolana. En Venezuela, enormemente presionado desde abajo, Hugo Chávez se ha visto obligado a aplicar una serie de reformas que ni él mismo se había imaginado y que van en contrasentido de los mandatos del Fondo Monetario Internacional.

En "Clase, Partido y Dirección" Trotsky explica que la política de un dirigente estará perfilada de acuerdo a la clase social que lo logre presionar más, el proletariado o la burguesía. Tomando en cuenta esta ley histórica expuesta por el revolucionario ruso, el impulso en la lucha demostrado por las masas proletarias y campesinas mexicanas en los últimos años planteaban, como una posibilidad especialmente fuerte, el que las presiones desde abajo se transformaran un en un verdadero factor para emular más hacia la izquierda a un potencial gobierno del PRD y AMLO. Esta es una cuestión que no estaban dispuestos a tolerar la burguesía ni el imperialismo y por ello se dieron a la tarea de abortar a toda costa la posibilidad de un triunfo electoral del PRD y de AMLO.

El primer intento fue el "desafuero", o sea el empleo de argucias legales para deshabilitarlo como Jefe de Gobierno del DF y someterlo a un proceso judicial cancelándole con ello sus derechos democráticos e impedirle que se pudiera postular como candidato a la presidencia de la República. No obstante el intento del régimen para avanzar en esa dirección fue respondido por gigantescos actos de masas de trabajadores del campo y la ciudad en todo el país, obligando a Fox a dar marcha atrás. La lucha contra el desafuero se transformó en una tremenda derrota para Fox y la burguesía y en un mayor fortalecimiento para las posibilidades electorales de AMLO, pero particularmente en un desarrollo cuantitativo y cualitativo superior para el movimiento de los trabajadores al moverse con una energía excepcional que trascendió la lucha económica, concentrándose en la lucha política. Ello implicó un verdadero e importante salto en la conciencia de la clase trabajadora y el campesinado.

Por otra parte, los mineros también tuvieron oportunidad de demostrar su cansancio hacia los ataques. La tragedia de la mina Pasta de Conchos de febrero pasado, en la cual murieron tras un derrumbe varias decenas de trabajadores, y el inmediato intento del régimen para dar en "charrazo" desconociendo al dirigente sindical Napoleón Gómez para imponer a Elías Moreno, favorito de los grupos "México" y "Villacero" principales consorcios de la industria minera y acerera, respectivamente, desataron uno de los conflictos laborales más trascendentes a lo largo del gobierno de Fox.

El ataque pretendía desorganizar y desarticular a un sindicato que tan sólo a lo largo de los primeros cinco años del gobierno de Fox ya había desarrollado 184 huelgas y paros, provocando pérdidas a los patrones por 25 millones de dólares. Para Fox y para la burguesía esta era ya una cuestión intolerable, por eso había que frenar a toda costa al sindicato minero. Sin embargo la medida tomada les resultó contraproducente y lo que lograron a cambio fueron paros nacionales del sector y huelgas en extremo militantes en minas como Sombrerete, La Caridad, la histórica Cananea y Sicartsa. Esta última extendiéndose por casi cuatro meses y logrando un victoria importante sobre el poderoso Grupo Villacero, a pesar de que en abril las fuerzas represivas quisieron recuperar violentamente la siderúrgica. Los trabajadores resistieron el ataque y lograron derrotar la ofensiva de la Policía Federal Preventiva. La confrontación dejó dos obreros muertos, pero este resultado y la derrota de la policía militarizada se trasformaron en más rabia y entusiasmo para seguir adelante, traduciéndose finalmente todo ello en una nueva derrota para Fox y la burguesía.

En ese camino de ascenso de la lucha de los trabajadores también está el caso de Oaxaca en donde lo que empezó como una lucha del magisterio por demandas económicas, derivó en una abierta insurrección revolucionara. Marx explicó que en ocasiones la revolución necesita el látigo de la cotrarrevolución, y eso es lo que pasó tras el fallido intento del 14 de junio por parte del Gobernador Ulises Ruiz para intentar aplastar por medio de la violencia al movimiento magisterial. Este acontecimiento desató la ira de los pobres oaxaqueños quienes se lanzaron abrumadoramente en apoyo del magisterio dándose una situación de doble poder construyendo ese soviet llamado la APPO.

Desesperada por detener el avance de los trabajadores, esta vez expresado por medio de la lucha electoral, la burguesía aplicó un monumental fraude electoral contra el pueblo y contra AMLO. Lejos de obtener una respuesta tibia, con el fraude lo que Fox provocó fue el movimiento de masas más importante en la historia del país, similar, o incluso superior, al movimiento de masas que derivó en la expropiación petrolera. Con el fraude electoral, la burguesía logró su cometido imponiendo a Calderón en la silla presidencial, pero al mismo tiempo, en contra de su voluntad, también logró empujar a México a la orbita del proceso revolucionario que se vive en América Latina desde hace unos años. La burguesía ya está pagando el costo de su osadía al enardecer más a las masas. Por ejemplo, a pesar de que su aspiración es aplastar de la forma más salvaje a la APPO y darle una lección demoledora con ello a los trabajadores de todo el país, no lo ha podido hacer.

Es cierto que la entrada de la PFP a la ciudad de Oaxaca el 29 de octubre ha significado el repliegue de la APPO, pero los resultados aun están lejos de ser considerados como una derrota para el movimiento de Oaxaca. Por el contrario la represión provocó una actividad más intensa en casi todos los estados del país apoyando a la APPO por medio de diferentes acciones, tanto en sus respectivas localidades como enviando destacamentos de trabajadores directamente a Oaxaca a dar apoyo al movimiento. Días después de la entrada de la PFP a Oaxaca vimos una movilización en esa misma ciudad de un millón de personas.

Cuando la PFP entró a la ciudad de Oaxaca, no fue por todo contra la APPO como lo hizo en Atenco por temor a ser derrotada; de hecho cuando intentó tomar la Universidad, actual cuartel general de la APPO, los militares disfrazados de policías fueron derrotados. Esta última es una cuestión verdaderamente grave para el régimen, las escenas de los compañeros de la APPO enfrentando heroicamente a la PFP y la imágenes de policías federales heridos, arrastrándose en el suelo y llorando, además del grueso de los efectivos de la PFP saliendo huyendo desmoralizados, son un duro revés para la burguesía y un enorme estimulo que llena de confianza al movimiento obrero de todo México. La defensa de la Ciudad Universitaria de Oaxaca y la derrota militar de abril sufrida por la PFP a cargo de los obreros de Sicartsa tendrán una trascendencia con consecuencias políticas especialmente relevantes. El temor de que la represión sangrienta que aplaste totalmente a la APPO empuje a los trabajadores mexicanos a un nivel de lucha superior a lo que hemos visto por el momento, es lo que está frenando al régimen.

Esta crisis ya está teniendo un costo para la burguesía pues en medio de acusaciones mutuas y descalificaciones, la sacrosanta alianza entre el PAN y el PRI ha entrado en un punto de quiebre. Carlos Abascal, secretario de Gobernación, le pide su renuncia a Ulises Ruiz al mismo tiempo que éste último le pide lo mismo al primero. Si esta sacrosanta alianza revienta, antes o después de la instalación de la nueva administración, Calderón estará condenado a una situación de mayor debilidad de la que ya tiene. El costo será enorme. No obstante lo fundamental será el desarrollo de la lucha de los trabajadores.

La fortaleza y desarrollo del movimiento oaxaqueño, paralelo a la lucha contra el fraude que tuvo como corazón a la Ciudad de México pero que fue de alcance nacional, crearon la crisis revolucionaria más importante en décadas de la historia en México. La lucha de los pobres de México contra Ulises Ruiz y contra la imposición de Felipe Calderón, que no son otra cosa más que la expresión de la lucha de los explotados contra los explotadores, ha sido una estupenda escuela de adiestramiento y lecciones revolucionarias para los trabajadores de todo México. Ya pronto veremos como esa escuela de lucha revolucionaria se traduce en un nivel superior de confrontación de nuestra clase contra los "barones del dinero" y sus lacayos, en especial contra Felipe Calderón.

Felipe Calderón hereda un volcán en erupción que aún no demuestra toda su energía, la cuestión es saber si Calderón podrá o no calmar las aguas de la lucha de clases y regresarlas a su cauce normal. Si valoramos las perspectivas económicas, esta tarea se presenta como verdaderamente difícil. Los anuncios del 15 y 16 de noviembre ya son un anticipo de lo que está por venir, no referimos a los incrementos de los precios de la leche Liconsa (subsidiada por el Estado), del pan y de la gasolina. En este último caso, sus efectos serán de ondas expansivas, incrementando los precios de los productos de primera necesidad. Todos estos incrementos de precios representan un nuevo ataque a los ya de por sí deteriorados niveles de vida de las familias trabajadoras.

Por otro lado la determinación de tener a Agustín Carstens, ex subdirector del FMI y brazo derecho del secretario de Hacienda foxista, Francisco Gil Díaz, como hombre fuerte de Calderón para las finazas del Estado, ya habla por sí mismo del camino a seguir en este rubro. Carstens y Gil Díaz elaboraron la Ley de Egresos del Estado para 2007 para ser aprobada por la Cámara de Diputados, entre otras cosas esta ley se fija como objetivo mantener un déficit fiscal del cero por ciento. Para lograrlo no hay otro camino más que el de continuar con las enormes restricciones al gasto social, aquel que tiene que ver con las necesidades mas apremiantes de los millones de pobres del país.

Para cerrar la pinza y lograr el déficit cero se necesita que los ingresos tributarios del Estado crezcan, no obstante la tendencia de estos es hacia la baja pasando del 10.6% equivalente al PIB en 2000 al 9.5% en 2006. Por su parte el Impuesto Sobre la Renta (ISR) pasó de constituir el 30% de los ingresos tributarios del Estado en 2005 a 29% en 2006, y se pronostica que ese porcentaje caerá un punto más (hasta el 28%) en 2007. Este es un problema que puede poner en riesgo las metas de las finazas públicas, ante ello, bajo la lógica de la burguesía, no hay otro remedio más que de nuevo buscar ingresos tributarios cautivos. La única vía para lograrlo es imponerle el IVA a medicamentos y alimentos. Esta es una de las tareas para las cuales Cartens fue seleccionado como el hombre fuerte de Calderón en lo relacionado a las finanzas del Estado. Además ese contexto pone en la palestra a la Ley de ISSSTE la cual se tratará de contrarreformar para desahogar las finanzas públicas a costillas de los trabajadores que rigen bajo dicha ley.

Pero las cosas no paran ahí, las exportaciones petroleras, y después de estas las remesas, son las principales fuentes de divisas para México. Pero los precios internacionales del petróleo, que en el verano pasado lograron su máximo histórico en lo que va de la presente década al llegar a los 70 dólares por barril aproximadamente, están perdiendo terreno y ha estas alturas ya han perdido 20 dólares. Los analistas destacan que la tendencia hacia la baja se mantendrá el próximo año, traduciéndose para México en pérdidas.

Pero además, las dificultades económicas están provocando una sangría al país: ya en 2004 vimos cómo salieron de México hacia bancos extranjeros 4 mil 588 millones de dólares propiedad de mexicanos. Y este año salieron inversiones del país en junio por 147 mil 679 millones de pesos y en octubre por 112 mil 859 millones de pesos, todas ellas en bonos de deuda interna pública en manos de extranjeros. Además la Inversión Extranjera Directa (IED) cayó del 4.5% en 2001 al 1.9 en 2005, en proporción al PIB. La Secretaria de Economía calcula que los resultados en este rubro para 2006 serán similares a los del año anterior.

La sangría económica es enorme, además hay que considerar la transferencia de capital por el servicio de la deuda externa y el envío de ganancias de las trasnacionales a sus países de origen. El problema para Calderón será el de que el boquete financiero tiene que ser cubierto de alguna manera, bajo ese contexto no dudamos que nuevamente veamos intentos por privatizar a la "joya de la corona", PEMEX, y la industria eléctrica.

Además China ha desplazado como competidor a las exportaciones mexicanas en el mercado de los Estados Unidos, pero el panorama pinta peor si consideramos que la perspectiva para la principal potencia económica es mala para 2007. A estas alturas todos los analistas burgueses reconocen que el 2007 será un año de menor ritmo económico para el imperialismo yanqui, por ejemplo el FMI espera que esa economía crezca 2.9% en 2007 contra el 3.5 esperado para 2006. Pero otras agencias, Merrill Lynch por ejemplo, pronostican para el 2007 un crecimiento del 1.9%. Sea como resulte, un menor ritmo de la economía en los EEUU irremediablemente arrastra tras de sí a la economía mexicana provocando serios problemas para la burguesía nacional al verse afectado su sector más dinámico, el exportador.

Bajo este panorama el ataque a la Ley Federal del Trabajo se trasforma en una tarea urgente para la burguesía la cual se encargará de presionar a Calderón para actuar en ese sentido. El ataque a las leyes laborales pretende abatir aún más los costos de producción sacrificando a la clase trabajadora. A menos derechos laborales, mercancías con precios más competitivos en el mercado mundial.

Mirando la trayectoria del movimiento de los trabajadores, la profunda crisis del régimen, el proceso revolucionario que se ha abierto en nuestro país, las lecciones que han sacado de todos estos acontecimiento los trabajadores, el odio que genera Calderón más el costo de llegar a la presidencia por medio de un fraude, todo ello al lado del panorama económico y la política que se verá obligado a lanzar el nuevo gobierno, es difícil suponer un contexto que haga que la tormenta de la lucha de clases amaine. El caldo de cultivo para que suceda todo lo contrario es particularmente fuerte. Calderón se instalará en el gobierno, pero no se sentará sobre la silla presidencial sino ¡sobre un barril de pólvora! Los trabajadores reaccionaremos con una energía superior a la del pasado ante los ataques de la burguesía y sus lacayos y no debemos descartar que al calor de la nueva fase en la que entrará la lucha de clases broten nuevos órganos de poder como el de Oaxaca en distintos estados de la República que logren articular una coordinación nacional llevando la lucha de los trabajadores a niveles insospechados.

Pero debemos prepararnos para luchas más encarnizadas pues la burguesía no tiene otro camino mas que el de ir por todas en defensa de sus privilegios. Es necesario pasar a la ofensiva lanzando una táctica de unidad en la acción entre todos los sindicatos, el PRD, la APPO, el EZLN y el resto de organizaciones de lucha de los pobres, haciendo un frente común para derrotar a Calderón y a la burguesía basándonos en las movilizaciones de masas y en la huelga general. Todo esto atando nuestras demandas inmediatas con la lucha por el socialismo, es decir con una lucha que al mismo tiempo signifique arrebatarles a los banqueros y empresarios el monopolio sobre los principales medios de vida para ponerlos bajo el control democrático del proletariado, el campesinado pobre y los soldados revolucionarios.