Estoy tan conmocionado por las estadísticas y estudios que recientemente se han publicado sobre los ingresos y la riqueza de los estadounidenses corrientes que tengo que decir algo sobre ello. Estoy tan conmocionado por las estadísticas y estudios que recientemente se han publicado sobre los ingresos y la riqueza de los estadounidenses corrientes que tengo que decir algo sobre ello.
No hablo de los salarios de los esclavos asalariados que son los nuevos inmigrantes en EEUU que trabajan “ilegalmente” para limpiar y mantener las casas de los super-ricos en sus “comunidades cerradas” en las zonas más bonitas del país, o de los salarios de pobreza como los que ganan los trabajadores de la gran cadena de supermercados Wal-Mart. Recientemente vi un documental: Wal-Mart, the high cost of low price? En la película no hay un solo aspecto que no muestre a Wal-Mart tal y como es.
No estoy hablando de los sectores más pobres de la comunidad sino de la familia media donde hay uno o dos “buenos” empleos y aparentemente un buen estilo de vida. Estoy hablando de los EEUU medios, la llamada clase media con empleos profesionales de cuello blanco y en el sector servicios.
El salario medio es el salario más común. Pero no es el salario promedio. El salario promedio es el que divide todos los ingresos tanto de los ricos como de los pobres. Pero esa no es la media que gana la mayoría de las personas en EEUU, ese sería el ingreso medio. Según las últimas estadísticas oficiales desde 1998, el período en que la economía estadounidense se ha expandido un 25 por ciento, el salario medio, el que gana el estadounidense medio, ha caído un 3,8 por ciento y, en realidad, desde 1973 se ha estancado.
A principios de mayo, la economía norteamericana estaba en su quinto año de crecimiento económico, los mercados bursátiles habían regresado casi a los niveles vistos en el gran boom tecnológico de 2000 y los márgenes de beneficio habían alcanzado un nivel récord después de cinco trimestres consecutivos de crecimiento de doble dígito.
Pero la “prosperidad” no ha “alcanzado a las filas de la América media, menos aún a la clase obrera industrial, a los pobres y a los desposeídos”. Al mismo tiempo que se han estancado los ingresos para la América media, esto ha ido acompañado de un aumento de la desigualdad. De nuevo, según el reciente estudio, desde 1973 el aumento anual de los ingresos para el 1 por ciento más rico fue del 3,4 por ciento y para el 0,1 por ciento más rico fue del 5,2 por ciento anual. Pero para el otro 90 por ciento de la población, ¡el crecimiento sólo fue del 0,3 por ciento anual desde 1973! ¡Ese es el sueño americano!
Si la economía ha crecido bien ¿dónde está todo el producto del trabajo de los norteamericanos? Antes los ejecutivos jefes de las grandes empresas ganaban 26 veces más que sus empleados medios, ahora ganan ¡300 veces más!
Deberíais ver otro documental llamado Enron, en él se muestra como sus ejecutivos ganaban millones de dólares provocando el colapso de la empresa y como miles de estadounidenses perdieron sus pensiones y quedaron en la ruina.
El sueño americano
La triste ironía es que la mayoría de los norteamericanos creen en el sueño americano, es decir, que si “eres pobre y trabajas duro tendrás la oportunidad de hacerte rico”. Según una reciente encuesta el 80 por ciento de los estadounidenses lo creen, frente al 60 por ciento de los años ochenta.
Pero la oportunidad del norteamericano medio de conseguir el estatus y la riqueza de los ricos a través del trabajo duro, la educación, etc., no es mucho mejor que la oportunidad de que te toque la lotería. Hay otro informe que llega a la conclusión de que los niños de las familias con bajos ingresos en EEUU tienen sólo una oportunidad del 1 por ciento de llegar a entrar en el 5 por ciento que tiene ingresos más altos, mientas que los hijos de los ricos tienen una oportunidad del 22 por ciento. La oportunidad del hijo de una familia con ingresos medios es sólo del 1,8 por ciento, apenas se diferencia de los más pobres.
Por supuesto que esto es peor para los afroamericanos, los niños que nacen en el 25 por ciento de las familias con menos ingresos tienen dos veces más oportunidad de quedarse en ese sector que los niños blancos que nacen en familias con los mismos ingresos.
Pero esto no sólo ocurre en EEUU. Las mismas fuerzas del capitalismo que hacen a los ricos más ricos y a los pobres más pobres se aplican al resto del mundo capitalista. EEUU no es el peor país del mundo respecto a oportunidades de escapar del fondo de la pobreza. ¡El peor país es Gran Bretaña! Sólo Gran Bretaña tiene una tasa inferior de movilidad de ingresos que EEUU.
Lo que es preocupante es el riesgo que tiene una familia estadounidense media de caer en la pobreza. La volatilidad de los ingresos familiares aumentó en los años noventa. El porcentaje de familias que vio caer sus ingresos en más de 20.000 dólares subió del 13 por ciento en 1990 al 17 por ciento actualmente.
Que trabajando duro podrás llegar a la cima es sólo un mito. Otra encuesta devastadora es la del desempleo a largo plazo que ha subido en EEUU a su nivel más alto en más de veinte años. La duración media del desempleo es de 18 semanas. El “boom” actual es el que tiene la mayor proporción de personas buscando empleo durante cinco semanas o más, y lo más probable es que en el nuevo empleo reciba un salario inferior.
Los que trabajan y tienen en propiedad su casa (aproximadamente un 70 por ciento de los estadounidenses) tienen que dedicar casi el 11 por ciento de sus ingresos después de impuestos a pagar sus hipotecas. La posibilidad de que estas personas no puedan seguir pagando su hipoteca ha aumentado por seis (mucho más que los que tienen más ingresos).
A una familia norteamericana media con dos salarios le cuesta 32 semanas pagar los impuestos, el cuidado sanitario, vivienda, educación y transporte. En 1979 eran sólo 28 semanas. Después de pagar todas estas cuestiones de la vida básica, la familia media tiene menos dinero para comida, ropa, utilidades, ahorro para la jubilación, ocio, etc., de lo que tenía en 1980. En ese sentido real, el norteamericano medio está peor que hace veinticinco años.
La América media está trabajando más duro para poder vivir. Y han pedido más dinero prestado, la deuda familiar ahora es el 120 por ciento de los ingresos familiares disponibles.
En esta sociedad “rica”, el 45 por ciento de todos los norteamericanos tienen un plan de pensiones. Y de los que lo tienen, sólo el 20 por ciento tiene garantizada la pensión. Ocurre lo mismo con el seguro de salud, una cuestión muy importante en un país donde no existe seguridad social. El porcentaje de población sin cobertura médica ha subido al 16 por ciento, mientras que la cobertura médica garantizada por el empresario ha caído un 60 por ciento. Ahora en EEUU, 45 millones de personas no tienen ningún tipo de cobertura sanitaria.
Pero los norteamericanos no son los únicos que sufren este tipo de desigualdad e injusticia, el Revenue Inland de Gran Bretaña, que mide la desigualdad de ingresos, en su último análisis decía que el nivel de desigualdad medido por lo que se llama coeficiente Gini (la cantidad de ingresos que va al 10 por ciento más rico con relación al resto), está en niveles casi históricos a pesar de nueve años de gobierno laborista.
Además, no es sólo la desigualdad de ingresos lo que está golpeando a Gran Bretaña. La desigualdad en la riqueza (lo que posee la población) es incluso mayor. Según el Revenue Inland, el 5 por ciento más rico de la población poseía el 40 por ciento de toda la riqueza personal en 2003. Eso es más alto que hace treinta años y no ha cambiado desde que los laboristas llegaron al poder en 1997. Lo más impactante de todo es que el 50 por ciento de la población que menos gana sólo tiene el 7 por ciento de la riqueza nacional.
Los ricos más ricos y los pobres más pobres con Blair
Además, la Inglaterra media posee sus casas. Si quitas el valor de la casa en la que vives, entonces la riqueza que posee el 5 por ciento más rico es el 58 por ciento de la riqueza financiera. Cuando los laboristas llegaron al poder era el 49 por ciento. Con el laborismo los ricos lo son más. El 50 por ciento con menos ingresos sólo tiene el 1 por ciento de la riqueza financiera, ¡cuando llegaron los laboristas era el 6 por ciento! ¡Los pobres también lo son más!
Según mi estudio del ciclo de beneficios de EEUU, desde 1982, la rentabilidad del capitalismo norteamericano ha subido significativamente. Eso en parte se ha conseguido exprimiendo los salarios y el empleo de los trabajadores norteamericanos, al mismo tiempo se los ha hecho trabajar más duro. La tasa de plusvalía apropiada de la fuerza laboral ha aumentado mientras que la inversión en nuevo equipamiento se ha mantenido en el mínimo. La tasa de beneficios subió.
Durante los últimos 25 años la familia norteamericana media no ha vivido mejor que a principios de los años ochenta. Mientras tanto los ricos se han convertido en super-ricos. Aquellos aficionados al fútbol verán el Mundial en sus pantallas de televisión, con partidos jugados por millonarios y comentados por millonarios o entrevistados por millonarios.
Estas celebridades pueden ser visibles y ricos, pero son pigmeos comparados con los ricos ocultos que no aparecen en las pantallas de televisión o en las de cine. Los super-ricos están en los consejos de administración de las grandes multinacionales y vuelan en sus aviones privados, yates y limusinas.
Estos estudios demuestran que las oportunidades de unirse a ellos es básicamente cero para todos nosotros. Así que si no puedes unirse a ellos entonces debemos echarlos a ellos y al sistema que los sustenta.